Con voz ronca y potente, vestido típico mexicano, rebozo, trenzas, tacones y un notable y extravagante maquillaje, sale a cantar Rubén, mejor conocido como Lola la Tequilera. Por 23 años ha hecho lo que tanto ama: cantar.
Lola la tequilera posando para una foto. Fotografía: Cortesía.
Emmanuel Pérez y Miguel Cerna (Jocotepec, Jal). –Con voz ronca y potente, vestido típico mexicano, rebozo, trenzas, tacones y un notable y extravagante maquillaje, sale a cantar Rubén, mejor conocido como Lola la Tequilera. Por 23 años ha hecho lo que tanto ama: cantar.
Su nombre de pila es Rubén —del que ya nadie se acuerda—, tiene 35 años de edad, y es originario de Toluca, Estado de México. Llegó a Jocotepec hace veinte años, junto con su madre y sus cuatro hermanos para comenzar una nueva vida; este municipio fue el que vio crecer a “Lola” la cantante.
Su gusto por el canto lo heredó de su abuela, una auténtica mujer indígena del pueblo Otomí, que, según Lola, era soprano. Rubén comenzó a cantar a los siete años de edad, mientras ayudaba a su abuela con los quehaceres de la casa. “La conexión que había entre yo y mi abuela, era el canto” (sic), mencionó. Eso definió su amor por la música mexicana, los rebozos, los vestidos y las trenzas; su principal inspiración fueron Lucha Villa, Lucha Reyes, y por supuesto Lola Beltrán, quien le dio su nombre.
Desde que era un niño, Rubén nunca se visualizó con un traje de charro; siempre se vio cantando como mujer, “con trenzas, listones, estoperoles y rebozos; en mi caso siempre fue notorio que pintaba para niña”, dice. A su corta edad, él no entendía por qué los demás no podían aceptar el hecho de que quería ser niña. Él quería ser Lola. “Antes la sociedad era muy machista, no podían ver a hombres con ademanes ni gustos femeninos”, recordó.
Su infancia fue difícil. El único apoyo que tenía era el de su abuela. Ella siempre estuvo a su lado, tanto en su sexualidad, como en su sueño de cantar. De ahí en más, le hacían ver su inclinación sexual como algo malo. “Hubo golpes de mi abuelo, de mi papá y de mi tío. Pensaban que me podían enderezar a chingadazos, pero pues ni modo, te toca llevar lo que ya ha escrito el libro del destino”, expresó con la frente en alto.
Rubén “salió del closet” a los 15 años. Como la mayoría de quienes deciden afrontar esa situación, sufrió acoso escolar. Su peor etapa fue la secundaria. Al terminarla, llegó a Jocotepec. Lola sintió la diferencia, sintió una aceptación más grande, pues asegura que la homosexualidad no era tan mal vista como en su antiguo hogar. A pesar de todo, su decisión tuvo un precio: la soledad.
En Toluca, Lola se tenía que esconder de sus padres y sus hermanos para salir a cantar; sin embargo, al año de haber llegado a Jocotepec, se inscribió en el concurso de aficionados, allí debutó con su canto. Por primera vez frente a su madre y sus hermanos, Rubén salió vestido de mujer. “Yo creo que mi madre casi se desmaya, pero fue el primer paso para definir frente a todos lo que en realidad era”.
En Jocotepec iniciaron una nueva vida. Su madre se volvió a casar, y Lola sentía la aceptación de su familia: “Ya en Jocotepec, contaba con el apoyo al cien por ciento de mi madre y mis hermanos, y se me hizo más fácil enfrentarme a esto, porque me sentía con el cobijo de mi familia”. Aunque este proceso no fue fácil, porque antes su familia tuvo que vivir un duelo; la muerte de Rubén.
Lola y su Nahuales, su actual grupo musical posando para una foto. Foto: Cortesía
Actualmente, Lola tiene 9 años dedicándose lleno a la música. Canta rancheras porque le permite expresar sus sentimientos. Sin importar su trayectoria, aseguró que aún siente el miedo y el nerviosismo de la primera vez. Después de 22 años cantando, se ha ganado un nombre y el respeto de la gente, ella es Lola.
Fuera del municipio de Jocotepec se han presentado en casi toda la ribera del Lago de Chapala y en la Zona Metropolitana de Guadalajara. Fuera del estado, sólo en Toluca.
Su mayor satisfacción es llenar un escenario de poquito a poquito, que su voz los llame. Aunque ha sentido ganas de “rajarse”, seguirá luchando por su sueño o por lo menos “morir en el intento”, pues aseguró que “En este mundo nos mandaron a ser felices como individuos, no como grupos”. Indudablemente, a cualquier lugar que lleve su música, siempre la acompañaran: su valentía, un vestido, su voz potente y el nombre de Lola.
Los comentarios están cerrados.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala