A CONSIDERAR
Lago de Chapala. Foto: Hector Ruiz
Por: Daniel Jimenez Carranza
Uno de los factores definitivos que juega un papel relevante en todas las sociedades es la regulación de su crecimiento, el cual en nuestro país no ha sido considerado con la suficiente seriedad como tal, existe una figura administrativa dentro de la organización de los Ayuntamientos, como es la oficina, departamento o dirección de desarrollo urbano la cual en la mayoría de los casos, únicamente se dedica a “regular el tipo de construcciones”, que en muchos casos no cumplen completamente con los lineamientos contenidos dentro del Plan de Desarrollo Urbano de la localidad, y cuyos criterios al momento de autorización de construcciones, son bastante elásticos, dependiendo de múltiples factores como son los económicos, políticos y de amiguismo. En otros casos, los lineamientos no son lo suficientemente claros y precisos, que propician en el mejor de los casos, un desorden de las construcciones en la localidad y en otros, lamentables accidentes por las características del suelo y construcciones inapropiadas.
Todo ello, sin embargo, es sólo un aspecto de tantos otros que deben ser considerados en el control del desarrollo urbano, como son los recursos de la localidad tanto humanos como materiales, las instalaciones, equipo e infraestructura, la distancia hacia los centros de consumo y de producción, características de la población, etc., todos estos factores permitirán realizar un plan integral realista que aporte bienestar a la comunidad, que regule el crecimiento de la población y que permita la conservación del ecosistema entre otros importantes aspectos.
La unidad de desarrollo urbano, debe estar integrada por diferentes especialistas cuyas aportaciones incidan y regulen el propósito enunciado, protegiendo el interés común y propiciando un desarrollo claramente concebido y coherente para ese propósito.
La falta de un plan integral, trae como consecuencia, múltiples disfunciones sociales, ecológicas, arquitectónicas, asi podemos observar construcciones monumentales a la orilla del lago, totalmente inapropiadas, desarrollo de actividades ganaderas en zonas residenciales, como es el caso del terreno localizado en la calle Río Chamela, en Rancho del Oro, supuestamente propiedad del Gobierno del Estado que contribuye a crear un aspecto reprobable de espacios improvisados con plásticos superpuestos, que generan basura al interior y exterior del terreno, desconociendo que una institución de tal calibre comercie con el alquiler de una propiedad oficial para este propósito, aunque de acuerdo con el Plan Parcial, ello es una zona mixta que permite esta actividad, que aún justificada, desconocemos quien lucra y se beneficia de ellas.
Tratándose de un activo del Estado, el Ayuntamiento tendría que gestionar la donación del terreno para un mejor propósito que beneficie al municipio, como la construcción de un campo deportivo, parque de usos múltiples, particularmente importante para un país con una población juvenil considerable y gran déficit de instalaciones para este grupo.
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