Terapias complementarias: Acupuntura
Leticia Trejo es profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo.
La acupuntura viene del latín acus que significa aguja y de punctura, que significa pinchazo. Se usa, generalmente, para el alivio del dolor. Junto con la moxibustión es una de las prácticas más antiguas de la medicina tradicional china.
Aunque los investigadores debaten sobre sus orígenes hay fuertes evidencias de que el Emperador Amarillo Huangdi Neijing tenía en sus manos el primer texto documentado de la acupuntura como un sistema organizado de diagnóstico y tratamiento que data del año 100 antes a.C., pero en otros descubrimientos se dice que es hasta 2 mil 500 años a.C. Por otro lado, se encontraron agujas de oro y plata en la tumba de Liu Sheng con una antigüedad similar al texto descrito y esta es la evidencia arqueológica más temprana de esta disciplina.
Como todas las medicinas tradicionales y ancestrales la efectividad de la acupuntura es puesta constantemente en tela de juicio por parte de la medicina occidental y a pesar de esto se sigue practicando y ganando adeptos.
Lo que sí han especificado los estudios modernos es que cuando es realizada por un profesional debidamente capacitado y se ejerce correctamente tiene un mayor índice de beneficios y también se considera que, junto con los tratamientos alópatas es un buen complemento para la atención de diversos malestares como el dolor lumbar crónico.
Las primeras explicaciones de su metodología se basan en conceptos de que cuando hay una enfermedad es debido a un desequilibrio de la energía vital del cuerpo Qí y que a su vez se divide en yin y yang, que fluye desde los órganos internos a través de “carreteras” que conectan puntos energéticos que se afectan entre sí y que se les denomina meridianos. La terapia se basa en encontrar qué patrón de meridianos está en desequilibrio. El uso del Qí como marco explicativo ha ido disminuyendo en China y atribuyen el alivio del dolor a la liberación de endorfinas cuando las agujas penetran en el cuerpo
La ciencia occidental ha aceptado que la acupuntura tiene efectos directos en el sistema nervioso simpático (estrés cotidiano y extraordinario, actividad de supervivencia) y el sistema nervioso parasimpático (relajación, liberación, descanso) que se dice es el equivalente al Yin y el Yang y los equilibra. Se ha encontrado que también puede tener efectos antiinflamatorios que ayudan a que el organismo descanse de la inflamación fortaleciendo al sistema inmune. También han comprobado que la estimulación de las agujas resulta en una desactivación de las áreas límbicas del cerebro y de la red neuronal por defecto (las áreas límbicas tienen un papel fundamental en las respuestas fisiológicas a ciertos estímulos a los cuales nos vemos expuestos y que nos provocan emociones primarias como miedo, ira o alegría, y la red neuronal por defecto que es la que activa la dispersión o reposo mental) permitiendo que podamos regular mejor nuestras emociones y sostener la atención plena por más tiempo.
La recomendación es observar atentamente cómo reacciona nuestro cuerpo a las terapias complementarias sin dejar los tratamientos establecidos por nuestro médico especialista certificado. Si tú no le tienes miedo a las agujas, querido lector, quizás valdría la pena que probaras alguna sesión de acupuntura.
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