Por Patrick O’Heffernan
Este domingo se celebran los Grammys. Si le interesa la música del momento, no se los pierda, es una forma estupenda de conocer a los artistas que escuchan sus hijos (o nietos). Por mi parte, estaré atento para ver si Beyoncé bate el récord de estatuillas, que actualmente ostenta el director de orquesta húngaro, Georg Solti.
Pero más cerca de casa, también pensaré en los artistas principiantes que nos entretienen en restaurantes y clubes y recaudan fondos en la Ribera de Chapala. Están en apuros. Dos historias que escuché de músicos la semana pasada nos dicen por qué.
La primera es de un músico de jazz de talla mundial, solista y líder de banda. Toca regularmente en la Ribera, donde vive desde hace años con su mujer y su hija. Se acercó a uno de los locales más grandes de Chapala para dar un concierto con su banda, sabiendo que sus legiones de seguidores llenarían el local. Claro, le dijo el dueño, “pero no le vamos a pagar”.
El trato que le ofrecieron fue pagarle a él y a su banda con lo recaudado de las entradas, algo razonable y nada raro. Un buen músico con seguidores puede arreglárselas con la pura entrada si el local está lleno. Pero el propietario le dijo que la sala descontaría los gastos adicionales -como personal y alquileres- que tuvieran que asumir debido a la gran afluencia de público. ¡WTF! ¿Te traigo negocio y me cobras por ello? Cuando los gastos previstos se dedujeron de los ingresos previstos, ya no merecía la pena. Él perdió una actuación y nosotros un concierto.
La segunda historia es la de otro grupo popular que también da conciertos regularmente. Empezaron con un grupo pequeño y, a medida que el público acudía en masa a sus conciertos, se fueron ampliando y añadiendo más músicos. Les pagaban, pero el pago se dividía en varias partes: el mismo pago, pero menos para cada músico, aunque el grupo ampliado atraía a más público.
¿Recibían más dinero por tener más músicos y más público? No, de hecho perdieron algunas ventajas.
Para ser justos, estas historias no son exclusivas de la Ribera de Chapala. En mi programa de radio las he escuchado de grupos de Hollywood, Los Ángeles, Nashville y Nueva York. Los locales deben ganarse la vida y muchos de ellos cerraron durante la pandemia. Y hoy deben tener cuidado: puede que una banda no traiga a la gente prometida. Pero la pandemia ya ha pasado, no hay excusa para extender las tarifas de la pandemia a los artistas conocidos.
Aquí ocurre algo más. Los músicos expatriados que vienen o viven en la Ribera, tocan gratis. Viven de las propinas (o de los fondos de jubilación o de los ahorros), mientras se ganan al público. Pero mientras lo hacen, están sub cotizando a bandas que llevan años aquí. ¿Por qué deberían los propietarios de un restaurante frente al Lago de Chapala pagar a una banda un dinero decente cuando pueden conseguir una gratis? ¿Y por qué deberían pagar un salario digno a los artistas cuando pueden decir «sabes, podemos conseguir a fulano de tal gratis»?
Como he dicho, este no es un problema exclusivo de la zona. Pero hay cosas que podemos hacer. En primer lugar, DAR UN BUEN PAGO es la diferencia para el dinero del alquiler y el de la gasolina para algunas bandas muy buenas.
En segundo lugar, aléjate de los restaurantes y locales que ofrecen músicos sin nombre, normalmente solteros o una pareja joven que acaba de llegar a la ciudad con una guitarra. Es muy probable que no les paguen. Dile al dueño que quieres ir cuando tengan bandas reconocidas y que les paguen bien. Sé que suena mezquino, sobre todo viniendo de un tipo que utiliza sus artículos musicales para promocionar bandas emergentes, pero no pagas tus cuotas musicales rebajando el precio de tus compañeros artistas. Las pagas tocando en la plaza hasta que eres tan bueno y conocido que te invitan a tocar. Si no, que se lo pregunten a la Santa Cecilia, ganadora de un Grammy, que durante años estuvo tocando fuera de los escenarios en los que ahora toca.
La Ribera tiene muchas bandas muy talentosas, de las cuales muchas son México-americanas. Ellos no sólo nos entretienen, se suman a la verdadera magia de Ajijic. No podemos darnos el lujo de verlos marchitarse.
Los repartidores de aplicaciones como UberEats, Didi Food y Rappi trabajan en la precariedad laboral y sin derechos. Foto: Getty Images.
Redacción.- Los repartidores de comida que laboran a través de plataformas como UberEats, Didi Food y Rappi viven en la precariedad y la explotación laboral, lo que dista de las promesas de estas empresas para atraer socios, reveló el estudio Reparto justo, del Instituto de Estudios sobre Desigualdad (Indesig).
El coordinador de la investigación, Máximo Ernesto Jaramillo Molina, explicó que, de entrada, las empresas utilizan la palabra “socio” para rehuir de las responsabilidades que deberían tener bajo la figura de patrón.
Aunque las plataformas promueven la idea de “ser tu propio jefe y trabajar bajo tus horarios”, Indesig encontró que imponen un mínimo de horas de trabajo que si no es cumplido puede haber sanciones. Por lo tanto, añadió, no hay total libertad.
Tras encuestar a 432 repartidores de 23 de los estados de México, incluyendo Jalisco, la organización encontró que aunque estas App venden la idea de que son una oportunidad para obtener ingresos extra, la realidad es que para alcanzar utilidades, los trabajadores tienen que trabajar entre medio tiempo y horas extra, a un tiempo completo.
Del total, 43.13 por ciento labora en las aplicaciones por medio tiempo; 34.12 por ciento, por tiempo completo y 22.75 por ciento, con exceso de horas. Todos lo hacen para obtener utilidades, que en promedio son de seis mil 346 pesos al mes, es decir que un repartidor debe trabajar poco más de 48 horas a la semana para obtener un salario de dos mil, 85 pesos.
Indesig también halló que 61.7 por ciento labora entre seis y siete días a la semana y que 53.2 por ciento trabaja en más de una plataforma. La más popular es Uber Eats, en la que está registrado 62.9 por ciento de los participantes de la encuesta; le siguen Rappi, DidiFood y otras.
“La mayoría de las personas no están satisfechas con el trabajo de ser repartidores. Todas lo hacen por necesidad, por precariedad. Si pudieran no lo harían, o tal vez no todos, pero (sí) un gran porcentaje que encontramos. Y además de eso es bien importante que las personas repartidoras están a favor de que haya prestaciones laborales”, precisó Jaramillo Molina.
Según el ejercicio, 61 por ciento de los encuestados tuvo al menos un siniestro vial mientras tenía un pedido activo, pero sólo 9.3 por ciento de ellos recibió apoyo por parte de la plataforma. El resto tuvo que buscar atención por sus propios medios.
El 48 por ciento de los accidentados requirió de atención médica y 14 por ciento, hospitalización. Además, 15 por ciento no pudo trabajar en más de un mes y en la mayoría de las ocasiones no recibió apoyo económico ni acompañamiento de las plataformas.
La situación se agrava si se añade que los incidentes que ocurren al momento de no tener pedidos activos no son cubiertos por los seguros médicos que deben proveer las plataformas.
“Las personas repartidoras en el momento en que no tienen un pedido activo, una orden activa, no les cubre ese seguro. Entonces si alguien los atropella durante ese momento, pues su problema”, advirtió Jaramillo Molina.
Ante los hallazgos, Indesig llamó a los repartidores a unirse para buscar la empatía social y luchar para que se les garanticen los derechos laborales mínimos.
Se retomará el sentido de la Copa Jalisco y se reforzará el llevar a las y los jugadores a conocer distintos puntos del estado, anunció Enrique Alfaro durante la presentación del torneo. Foto: Gobierno de Jalisco.
Redacción.- Bajo la frase conmemorativa “200 años Libres y Soberanos”, la Copa Jalisco arrancará el próximo 25 de marzo.
El acontecimiento deportivo retomará la identidad de la política pública que ha permeado en generar convivencia y sentido de pertenencia a las y los participantes, indicó el Gobernador del Estado, Enrique Alfaro Ramírez, quien añadió que esta edición buscará extender su duración.
El director general del Code Jalisco, Fernando Ortega Ramos, informó, que este año la justa deportiva reunirá a cerca de 120 equipos en la rama varonil, y a alrededor 80 en la femenil, destacando a Puerto Vallarta y a Tequila que se coronaron en la edición 2022, entre las damas y los varones, respectivamente.
Por su parte, el gobernador explicó que los dos principales cambios que mejorarán el torneo serán la conformación de equipos con las y los ciudadanos nacidos en los municipios que representan o con el que generen algún vínculo específico; así como el retomar que las y los jugadores conozcan su estado en distintos municipios, de norte a sur y de costa a la sierra, como lo fue previo al momento más álgido de la pandemia y que tuvo que suspender y cambiar esta dinámica. El gobernador, a su vez, anunció más recursos y pasar de 15 a 22 millones de pesos de inversión en 2023.
El mandatario estatal agregó que se apoyarán de grandes exponentes del fútbol mexicano involucrados en el torneo, para desdoblar el potencial que tiene la copa, como la capacitación y formación de nuevas generaciones y la detección de talentos. “Lo hemos hecho bien, pero lo vamos a hacer mejor”, reiteró Alfaro Ramírez, al dar la bienvenida a directivos, alcaldes y alcaldesas, además de patrocinadores al Estadio Jalisco.
El maestro Benjamín Galindo apadrina este año la Copa Jalisco, “200 años libres y soberanos”, tras su vasta experiencia y triunfos en el fútbol nacional.
La Copa Jalisco de fútbol se ha consolidado a lo largo de su existencia como el evento más importante en México para categorías amateurs, logrando entradas masivas para las finales de un torneo de este calibre, como la que se vivió el año pasado con 45 mil 583 asistentes en la gran final celebrada en el Estadio Jalisco, instaurando una marca nunca antes lograda en nuestro país.
“Hoy, en su cuarta edición, la Copa Jalisco se puede consolidar como el torneo más importante de fútbol amateur en el país.
Quiero destacar y agradecer al diputado Fernando Martínez, quien presentó una iniciativa que fue aprobada por el Legislativo de Jalisco, que permitirá que este torneo forme parte de la Ley de Cultura Física y Deporte, dejando un legado para las y los jaliscienses: sin duda, una política pública que va más allá de un simple torneo de fútbol”, puntualizó Fernando Ortega.
La gran final del torneo se llevará a cabo el domingo 27 de agosto.
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