En algún momento de la velada, el propio Pedro Rey subió al escenario y cantó.
Patrick O’Heffernan.- La Gala del Mariachi realizada en el Lake Chapala Society (LCS), producida el sábado pasado para recaudar fondos para la Escuela de Mariachi Pedro Rey, fue un éxito, recaudando más de 90 mil pesos y rompiendo récord de asistencia.
Más de 250 personas disfrutaron de la música, una de las mayores audiencias que LCS haya visto en un Concierto en el Parque, según el presidente del consejo de LCS, Steve Balfour.
Una obra donada por el creador Efrén González se subastó en el evento por 28 mil pesos.
La Gala, que fue la presentación final del festival de mariachi Al Son de Lago en Ajijic, atrajo a los mejores talentos del mundo del mariachi, así como a estudiantes de la Escuela Pedro Rey, que entretuvieron a una audiencia cautivada por su alto nivel de talento musical y profesionalismo.
Para muchos, el plato fuerte de la Gala fue el Mariachi Femenil Corona, uno de los grupos de mariachis femeninos más importantes de México, que entretuvo a un público desbordadoLake C con canciones modernas y clásicas y una constante sucesión de chistes e historias.
El Mariachi Femenil Corona, que tuvo sus inicios como grupo el 2 de julio de 2015, se presentó en La Voz México, el Festival Internacional del Mariachi en Guadalajara, y ha lanzado cuatro sencillos en los primeros cuatro meses de 2023.
Les siguió el Mariachi Corona, que volcó su alma en su música con virtuosismo y pasión, poniendo al público de pie y aplaudiendo. En algún momento de la velada, el propio Pedro Rey subió al escenario y cantó, demostrando que su voz seguía tan potente como siempre.
Alumnos de la Escuela de Mariachi Pedro Rey. Foto: Patrick O’Heffernan.
La Escuela de Mariachi Pedro Rey, dedicada a enseñar y preservar el arte y la música del mariachi, abrió sus puertas en junio de 2022 con 35 alumnos, que ofrecen clases a chicos y chicas de siete a 17 años.
Daniel Medeles es el director y fundador de la escuela ubicada en la calle Constitución 147, en la Casa de Adobe. La escuela ahora enseña a docenas de niñas y niños cada semana, realiza conciertos y participa en festivales de mariachi, galas y conversatorios en toda la Ribera de Chapala.
Balfour se mostró encantado con la asistencia y señaló que entre el público había muchas familias y aficionados mexicanos. También señaló que los grupos tocaron gratis, donando sus honorarios a la Escuela, lo que hizo posible que toda la venta de entradas fuera directamente a la Escuela de Mariachi Pedro Rey.
Eugenio Llamas Valdez baterista, Christian Cuevas Ibarra guitarrista, Alejandro Ochoa guitarrista y Luis Ibarra Castellanos vocalista de la banda lagunera de death metal Lake of Death. Foto: Arturo Ortega.
Jazmín Stengel- Los integrantes de la banda de death metal Lake of Death se sentaron para una entrevista exclusiva con Semanario Laguna en su sala de ensayo en el taller de carpintería de Luis Ibarra Castellanos, vocalista de la banda. Recientemente publicaron su segundo álbum, The One Who Transcends el cúal ya se encuentra disponible en las plataformas de streaming.
El grupo fue fundado por el baterista Eugenio Llamas Valdez en 2015 bajo el nombre de Valle de la Muerte, pero se tomó un receso de dos años hasta conformar la actual alineación de músicos: Christian Cuevas Ibarra en la guitarra, Alejandro Ochoa también guitarrista, Luis Ibarra Castellanos en la voz y el ex bajista Ulises H. Vázquez. Resurgieron como Lake of Death y lanzaron su primer álbum Turbid Waters en 2021. Lanzaron su segundo álbum, The One Who Transcends la semana pasada con cuatro canciones: «The One Who Transcends», «Seven», «Kaliyuga» y su primera canción en español, «Desolación».
Portada de The One Who Transcend, segundo álbum de Lake of Death. Foto: Cortesía de Lake of Death.
La letra está escrita por Luis Ibarra Castellanos, alias Rudra (el dios védico de las tormentas), y los arreglos musicales corren a cargo de Alejandro Ochoa, – «Alex»- el último miembro en incorporarse a la formación actual. Mientras que Chris Cuevas y Eugenio Llamas Valdez se encargan de terminar las canciones, siendo este último el creador de las ideas iniciales.
Durante la entrevista, todos los miembros de la banda hablaron del «punto de vista existencialista de su música, su base filosófica». Los grupos de metal suelen ahondar en la filosofía en sus letras.
«En el camino hacia la trascendencia del ser, lo importante ya no es la mente o el cuerpo, sino analizar quiénes somos realmente», dijo Ibarra Castellanos. «Esta es la clave para despertar de una conciencia que no tiene límites. Nos damos cuenta de que sólo estamos de paso en esta vida», añadió, y señaló que «de lo que se trata es de crear porque es más difícil no hacerlo».
Los miembros de la banda hablaron de los retos y diferencias a los que se enfrentaron en su proceso creativo. Hacer la grabación acabó siendo toda una aventura por las diferencias artísticas, pero siempre trataron sus diferencias cara a cara. Esto se entreteje en la textura de The One Who Transcends, que se basa en riffs de guitarra de ritmo rápido que apoyan una «voz de diablo» (voces muy profundas y agresivas a menudo extraídas de la formación operística), un cambio respecto a muchas canciones de metal que se pierden en una batería descontrolada. Esto permite a los oyentes de Lake of Death ser conscientes de todo el entorno sonoro y de la fuerza de las letras.
Cada miembro grabó en solitario para este álbum y luego mezcló las pistas, un cambio con respecto a su álbum anterior, que grabaron juntos. Dijeron a Laguna que se sentían nerviosos e inseguros utilizando este método, pero el guitarrista Chris Cuevas dijo que cada músico ganó confianza con el apoyo y la presencia de sus colegas en el estudio mientras grababan las pistas.
Todos los miembros tienen trabajos externos y responsabilidades familiares, por lo que tuvieron que compaginar los ensayos con los horarios laborales y familiares. Cuentan a Laguna que crear canciones originales fue especialmente difícil, porque a veces pasaban semanas entre ensayo y ensayo. Sin embargo, el mayor reto fue mantenerse unidos y conciliar y destilar diferentes visiones artísticas en un único proyecto musical.
La banda contó a Laguna que su impulso flaqueó cuando el bajista Ulises H. Vázquez dejó la banda el 15 de diciembre de 2022, días después de terminar la producción de El que Trasciende. La banda anunció su renuncia en su sitio web oficial junto con una convocatoria para un nuevo bajista experto en el género death metal. Actualmente están realizando audiciones para que bajistas se unan al grupo.
Aunque al bajista Ulises H. Vázquez se le atribuye gran parte del proceso creativo de la banda hasta ahora, el grupo espera que el nuevo miembro encaje con su esencia que busca crear un nuevo movimiento socio-musical en el que las filosofías existenciales impregnen las letras…
Una vez que el nuevo integrante se encuentre activo, la banda espera presentar el nuevo disco en los escenarios y salir a la carretera, y ascender al siguiente nivel de la escena metalera en México.
Las audiciones terminarán a principios de marzo y al cierre de esta edición sólo se habían realizado dos audiciones. Los interesados en audicionar deben llamar a los teléfonos 33 2917 2669, 33 2201 2811 o contactar las cuentas oficiales en redes sociales.
El álbum se puede encontrar en Youtube, Spotify y iTunes, así como en la mayoría de las principales plataformas.
Por Patrick O’Heffernan
Este domingo se celebran los Grammys. Si le interesa la música del momento, no se los pierda, es una forma estupenda de conocer a los artistas que escuchan sus hijos (o nietos). Por mi parte, estaré atento para ver si Beyoncé bate el récord de estatuillas, que actualmente ostenta el director de orquesta húngaro, Georg Solti.
Pero más cerca de casa, también pensaré en los artistas principiantes que nos entretienen en restaurantes y clubes y recaudan fondos en la Ribera de Chapala. Están en apuros. Dos historias que escuché de músicos la semana pasada nos dicen por qué.
La primera es de un músico de jazz de talla mundial, solista y líder de banda. Toca regularmente en la Ribera, donde vive desde hace años con su mujer y su hija. Se acercó a uno de los locales más grandes de Chapala para dar un concierto con su banda, sabiendo que sus legiones de seguidores llenarían el local. Claro, le dijo el dueño, “pero no le vamos a pagar”.
El trato que le ofrecieron fue pagarle a él y a su banda con lo recaudado de las entradas, algo razonable y nada raro. Un buen músico con seguidores puede arreglárselas con la pura entrada si el local está lleno. Pero el propietario le dijo que la sala descontaría los gastos adicionales -como personal y alquileres- que tuvieran que asumir debido a la gran afluencia de público. ¡WTF! ¿Te traigo negocio y me cobras por ello? Cuando los gastos previstos se dedujeron de los ingresos previstos, ya no merecía la pena. Él perdió una actuación y nosotros un concierto.
La segunda historia es la de otro grupo popular que también da conciertos regularmente. Empezaron con un grupo pequeño y, a medida que el público acudía en masa a sus conciertos, se fueron ampliando y añadiendo más músicos. Les pagaban, pero el pago se dividía en varias partes: el mismo pago, pero menos para cada músico, aunque el grupo ampliado atraía a más público.
¿Recibían más dinero por tener más músicos y más público? No, de hecho perdieron algunas ventajas.
Para ser justos, estas historias no son exclusivas de la Ribera de Chapala. En mi programa de radio las he escuchado de grupos de Hollywood, Los Ángeles, Nashville y Nueva York. Los locales deben ganarse la vida y muchos de ellos cerraron durante la pandemia. Y hoy deben tener cuidado: puede que una banda no traiga a la gente prometida. Pero la pandemia ya ha pasado, no hay excusa para extender las tarifas de la pandemia a los artistas conocidos.
Aquí ocurre algo más. Los músicos expatriados que vienen o viven en la Ribera, tocan gratis. Viven de las propinas (o de los fondos de jubilación o de los ahorros), mientras se ganan al público. Pero mientras lo hacen, están sub cotizando a bandas que llevan años aquí. ¿Por qué deberían los propietarios de un restaurante frente al Lago de Chapala pagar a una banda un dinero decente cuando pueden conseguir una gratis? ¿Y por qué deberían pagar un salario digno a los artistas cuando pueden decir «sabes, podemos conseguir a fulano de tal gratis»?
Como he dicho, este no es un problema exclusivo de la zona. Pero hay cosas que podemos hacer. En primer lugar, DAR UN BUEN PAGO es la diferencia para el dinero del alquiler y el de la gasolina para algunas bandas muy buenas.
En segundo lugar, aléjate de los restaurantes y locales que ofrecen músicos sin nombre, normalmente solteros o una pareja joven que acaba de llegar a la ciudad con una guitarra. Es muy probable que no les paguen. Dile al dueño que quieres ir cuando tengan bandas reconocidas y que les paguen bien. Sé que suena mezquino, sobre todo viniendo de un tipo que utiliza sus artículos musicales para promocionar bandas emergentes, pero no pagas tus cuotas musicales rebajando el precio de tus compañeros artistas. Las pagas tocando en la plaza hasta que eres tan bueno y conocido que te invitan a tocar. Si no, que se lo pregunten a la Santa Cecilia, ganadora de un Grammy, que durante años estuvo tocando fuera de los escenarios en los que ahora toca.
La Ribera tiene muchas bandas muy talentosas, de las cuales muchas son México-americanas. Ellos no sólo nos entretienen, se suman a la verdadera magia de Ajijic. No podemos darnos el lujo de verlos marchitarse.
Héctor Basurto Garita radica en Reus,Tarragona, España. Foto: Cortesía.
Por: María del Refugio Reynozo Medina
El mayor recuerdo de felicidad cuando niño está en San Cristóbal Zapotitlán. Este músico, asentado en Reus, provincia de Tarragona en España, desde hace más de 17 años, tiene sus orígenes en el poblado del Municipio de Jocotepec.
Su madre, Luz María Garita y sus abuelos, Aurora Rito y José Garita, originarios de ese lugar le regalaron los más entrañables recuerdos de su infancia.
Su abuelo era músico y lo recuerda especialmente en el escenario del kiosco durante los días de fiestas patronales y en las serenatas que le llevaba a su abuela Aurora.
Durante las vacaciones de verano que coincidían con las fiestas en honor al patrono San Cristóbal, Héctor Basurto Garita presenciaba las mañanitas con la banda de música, en compañía de su abuelo. Durante la Semana Santa, las salidas eran a la laguna; recuerda Las arenitas, una orilla de fina arena y playa cristalina. Por debajo de las piedras salían los cangrejos de rojo renegrido, brillantes. Aún recuerda el sabor de un caldo de carpa preparado por su abuela. A Aurora Rito la recuerda en el fogón; con amor.
-Aprende a cocinar hijo, por si te toca alguien que no sepa- le decía, mientras vigilaba las cazuelas.
Héctor no solo recibió de las manos de su abuela los alimentos para vivir. La comida de la abuela le alimentó hasta el alma.
Por eso ahora ama las navidades, porque se remite a aquellas noches de posadas en las calles empedradas del pueblo, en las que, en medio de cantos y juegos, sus abuelos entregaban juguetes a los niños del barrio y bolsitas con dulces, luego de cantar los villancicos.
De niño, Héctor estuvo en Amigos del Ejército, una asociación de disciplina militar, sólo un par de años, porque lo suyo era la música.
El músico, con su mariachi ‘Viva Jalisco’ expone orgulloso sus raíces mexicanas. Foto: Cortesía.
Tenía 13 años cuando ingresó al Instituto Cultural Cabañas para estudiar violín, armonía y guitarra. Estuvo en la Filarmónica Juvenil de Guadalajara. A sus 15 años formaba parte del mariachi de su tío Eusebio Garita en la Plaza de los Mariachis. Le pagaban lo que se podía, pero representó entonces una gran oportunidad de aprendizaje; no solo aprendió de música, sino hasta cómo defenderse en medio de un contexto adverso.
A veces los clientes ya entrados en copas, no querían pagar o en ocasiones, algunos bandidos asaltaban a los clientes y a ellos mismos y comenzaban los catorrazos. A la par seguía estudiando en la filarmónica. En alguna ocasión que abandonó la filarmónica el director, Francisco Mercado, fue a buscarlo para que volviera y participara en próximas presentaciones y encuentros internacionales. Así siguió siendo mariachero de noche y estudiando la secundaria por las mañanas.
Luego estudió un curso de pedagogía infantil en instrumentos de cuerda con arco. Estuvo también en el mariachi Jalisco de Eusebio Garita.
Tras sus vivencias en la plaza de los mariachis, se fue a Zapopan, a la calle de los mariachis, ahí se encontró con un ambiente más romántico, se escuchaban piezas más antiguas como chotis y polkas.
Llegó a tocar en el Bariachi bar, con el Nuevo Sol Tapatío, como mariachi estelar.
Ahí tuvo la oportunidad de acompañar a Valente pastor, a El Cuervo y a las Jilguerillas.
Cuando Héctor estuvo preparado, emprendió el viaje a España; el parque PortAventura fue su primer destino, con el Mariachi Los Mexicanos de José Garita.
En su estancia en España, en algún momento hubo la necesidad de buscar otros medios; un día vio un anuncio donde solicitaban empleado en una pescadería en Tarragona; las ganas de trabajar eran el requisito principal, primero fue dependiente, luego encargado, para convertirse al final en dueño.
Finalmente, la música lo llevó a otros escenarios como Singapur y Malasia.
En Singapur tocaron para el primer ministro. Actualmente incursiona en el canto y la actuación En PortAventura, participa en La muerte viva, un festival en honor a las costumbres mexicanas.
Reus y Cataluña están muy hermanados con México, como lo está él con sus recuerdos, el 16 de septiembre en San Juan de las abadesas, Cataluña se celebra la fiesta del día de México.
Cada 12 de diciembre a las 12, se celebra también para los mexicanos una misa a la Vrgen de Guadalupe en la catedral de Tarragona, a la que Héctor con su mariachi Viva Jalisco, no falta.
Su esposa y sus hijas, españolas de nacimiento, son además mexicanas de corazón. El día de muertos colocan un altar en su casa, en el que se mezclan ambas culturas. En La Castañada, fiesta tradicional de Cataluña, se celebra a todos los santos, ahí rodeados de la familia, amigos y seres queridos comparten panellets, vino y castañas.
La comida reúne, y los recuerdos de su abuela en la cocina están siempre presentes en sus añoranzas.
La música le ha dado la oportunidad de recorrer el mundo; de tocar para reyes y ministros. En Kiev, Ucrania tocó para la boda del primer ministro; en Finlandia con el Ballet Folklórico Nacional de México.
Para este músico, la felicidad de su infancia no radicaba en los dulces o sencillos juguetes que podían regalarle en el pueblo, ni en los tamales o el champurrado, cuyo sabor recuerda como si fuera hoy, sino en las vivencias con la familia, con los niños que eran sus iguales y en las fraternas palabras de sus abuelos.
Escuela de Música “Creciendo Juntos” participando con un par de estampas durante el evento de Día de Muertos en 2022, en El Hospitalito. Foto: Josué Mondragón.
Alma Serrano.- No se dan por vencidos. Cuatro ex alumnos de la Orquesta Filarmónica Infantil de la Ribera de Chapala (OFIRC), con sede en San Juan Cosalá, retomaron el proyecto luego de que se fuera en declive por la pandemia.
Se trata de Ángela Morfin, Adrián Guzmán, Jacibe García y Diego Zamora, todos egresados de la primera generación de la OFIRC, quienes transformaron la iniciativa en la Escuela de Música “Creciendo Juntos”, que tendrá como casa el Centro Cultural “El Hospitalito”.
Daniel Arturo Médeles Córdova fue el director de la OFIRC. Foto: Cortesía.
Pese a que la orquesta tuvo un impacto importante con conciertos en toda la Ribera de Chapala, viajes a otros países e infinidad de alumnos y apoyos, durante la pandemia de COVID-19 algunos de los patrocinadores dejaron de aportar, por lo que mantener maestros con un sueldo y las compras de más instrumentos, se volvió insostenible; además de disminuir un 70 por ciento la matrícula de alumnos.
“De la pandemia no nos pudimos recuperar, antes de la pandemia teníamos de 85 a 100 niños. Después de la pandemia la cantidad de maestros que podíamos conservar era mínima, teníamos 25 a 30 niños, ya no se pudo, por más que se luchó. Maestros ribereños, algunos extranjeros, donaron tiempo y ya no vinieron, recibían un pequeño sueldo. Después de la pandemia ya no había con qué”, compartió Daniel Arturo Medeles Córdova, quien estuvo al frente de la OFIRC.
Medeles mencionó que en 2021, después de preparar a sus alumnos para ser responsables del proyecto que él junto con la señora Socorro Wonchee habían sembrado, Ángela, Adrián, Jasibe y Diego quedaron de responsables y maestros de la Escuela de Música “Creciendo Juntos”.
“De inicio nos mentalizaron para encargarnos de la escuela y aunque estamos muy felices, no esperábamos que independizarnos fuera tan pronto. Hubo un día en que el profe nos dejó la escuela, y comenzamos a impartir clases”, dijo Ángela Morfin.
Cala, en el escenario con la plaza de Jocotepec llena y con las personas entregadas con cada canción. Foto: Jazmín Stengel.
Armando Esquivel.- Una noche músical llena de diversos ritmos, que fueron desde el rock en español, ska, pop y hasta música regional mexicana, así como un público totalmente entregado, fue parte de lo que se vivió con el “Ecléctico Fest”, realizado en la plaza de Jocotepec, el lunes nueve de enero.
El micrófono fue compartido al público para que también pudieran cantar. Foto: Armando Esquivel.
Desde el acceso a la zona centro, las chamarras negras y los estoperoles se veían en los jóvenes -y no tan jóvenes- que ingresaban a la plaza entre los puestos de las fiestas con venta de comida y diversos productos. La plancha de la plaza estaba llena, antes de comenzar con el rock, una banda regional, “Cachorro Rújale”, tocaba en el escenario, con un homenaje a la fallecida cantante Jenni Rivera.
Los fuegos artificiales de las fiestas patronales coincidieron con el arranque de los ritmos del Ecléctico Fest, comenzando con la presencia de un invitado especial, César “El Vampiro” López, ex integrante de Maná, Azul Violeta y Jaguares, que con su gran habilidad en la guitarra tocó canciones junto a Danyela Rubens y Omar Celis, así como con Agustín Villa “Cala”, vocalista de la banda Rostros Ocultos, que al igual que “El Vampiro”, fue recibido con gritos de apoyo.
César “El Vampiro” López, ex integrante de Maná, fue de los más aplaudidos. Foto: Armando Esquivel.
La plaza se encontraba llena de gente cantando las clásicas melodías del llamado “Rock en tu idioma”, entre esas personas estaba en primera fila una mujer de alrededor de 50 años que no dejaba de cantar. Un par de banderas de México ondeaban entre los asistentes, el más animado fue un robusto hombre con cabello y barba larga, que con su vaso de cerveza no paró de corear cada canción y hasta se dio el lujo de que le acercaran el micrófono para cantar parte de una canción.
Público de todas las edades acudió al Ecléctico Fest, realizado como parte de las fiestas de enero en Jocotepec. Foto: Armando Esquivel.
“Dr. Babe», joven hija de “Cala”, realizó su presentación debut con dos canciones, una de ellas de la internacional Dua Lipa, agradeciendo al público jocotepense su amabilidad y entrega. Las mañanitas sonaron alrededor de las 12, pues “Cala” cumplió años.
“Dr. Babe» realizó su debut en escenario durante el Ecléctico Fest. Foto: Armando Esquivel.
Éxitos de los 90s en México, como “Arriba abajo” y “No rompas más” sonaron por parte de Eduardo Gameros, de la agrupación “Caballo Dorado”, dándole una rebanada de country a la noche, pero fue la canción “Payaso de Rodeo” la que puso a bailar de manera coreográfica a los asistentes.
China Smile, Benjie Evans, Gallero y Rex Flowers, también fueron parte del “Ecléctico Fest” en su edición 2023. Para cerrar la noche, el hip hop tuvo presencia en la plaza de Jocotepec.
Al final los jocotepenses se llevaron una noche llena de música diferente a la que está acostumbrada la población, llevándose el recuerdo de la euforia al momento de gritar la parte inicial de la canción “Me vale” de la banda Maná, “Echale Vampiro”.
Juan Pablo Rodríguez Dolores a los 32 años de edad tocando el bajo eléctrico. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Apasionado de la música y especialmente de su instrumento, fue como se definió Juan Pablo Rodríguez, un joven bajista de 32 años de edad y originario de San Antonio Tlayacapan, Chapala.
La inspiración musical llegó de la familia, pues desde su infancia su padre tocaba la guitarra en bares y restaurantes de la Ribera de Chapala, además de que sus hermanos también tocaban algún instrumento.
Su iniciación musical fue en dos coros, uno en la primaria en la que estudiaba y otro en la iglesia. Con el tiempo su padre, Valente Rodríguez y sus hermanos mayores; Diego y Alberto Rodríguez, lo incitaron a aprender a tocar un instrumento. Pese a que su papá era un guitarrista experimentado, no fue la guitarra lo que precisamente le conquistara, si no el bajo.
Fue su tío Juan Alberto Corona Vega, quien en ese momento formaba parte del Coro Redes y Cantos de Chapala de la Secretaría de Cultura de Jalisco, quien le enseñó lo básico de este instrumento. Posteriormente tomó clases con Alejandro Navarro, mejor conocido como «Lobo», quien era vocalista y músico de la banda local Charales-K.
“La música aparte de arte, es una forma de expresarse, satisfacción de generar emociones en el público y en uno mismo cuando se le pone corazón”, comentó en entrevista.
Ya en abril del 2011, junto a su compañero Emmanuel Paz García, formaron el grupo versátil llamado Guarache SAT que tuvo su debut en junio del mismo año en un bar del pueblo y se renombró casi una década después, en 2019 como La GS Band.
Asimismo, Juan Pablo Rodríguez, junto a su padre y sus hermanos formaron el trío Herencia Rodríguez, el cual duró solamente un año trabajando.
Actualmente Rodríguez Dolores y La GS Band llevan 11 años activos en la industria musical de la Ribera de Chapala, entre sus metas están tocar en eventos de “alta gama” y “pasarla bien todo el tiempo que dure la banda”, debido a que Juan Pablo considera tocar el bajo como un pasatiempo.
María Fernanda Parra López, vocalista y segunda guitarra, Álvaro Martínez Medeles, guitarrista; Kevin Daniel Bañuelos Real, bajista y David Iseal González Angulo baterista tras la premiación de la Batalla de Bandas en el C3 STAGE de Guadalajara. Foto: Cortesía.
Jazmín Stengel.- La banda de música funk de la Ribera de Chapala, Mary’s Island, ganó la Batalla de Bandas en la sala de conciertos C3 STAGE de Guadalajara. La participación les abrió las puertas para presentar su primer disco el 4 de febrero y abrirán el concierto de la banda de pop mexicana Lola Club, el 16 de diciembre.
La agrupación que lleva apenas 10 meses tocando juntos recibió la invitación a la batalla que se llevó a cabo el nueve de noviembre, por medio de redes sociales. Al ser la originalidad de las canciones el único requisito los cuatro integrantes decidieron participar.
«Al principio nos sentíamos nerviosos», compartieron los integrantes. Los 25 grupos que participaron en el concurso presentaron canciones del género rock; Mary’s Island fue la única agrupación que ofreció dos sencillos de música funk, Bloom y Starry Sky, lo que sorprendió al jurado, dijeron los entrevistados durante un ensayo de la agrupación.
Mary’s Island durante su presentación en la Batalla de Bandas del C3 STAGE el 8 de noviembre. Foto: Cortesía.
Aunque los integrantes de la banda, María Fernanda Parra López, vocalista y segunda guitarra; Álvaro Martínez Medeles, guitarrista; Kevin Daniel Bañuelos Real, bajista y David Iseal González Angulo en la batería, confían en la calidad que ha logrado, no todos vieron venir el premio, que más que los seis mil pesos en efectivo, simboliza el esfuerzo realizado hasta el momento según los músicos.
La verdadera intención que la agrupación tenía al inscribirse en dicho concurso, era conseguir los vínculos necesarios para dar el brinco de tocar en bares de la ribera chapalense, donde se han vuelto populares, a los grandes escenarios, y fue justo lo que lograron.
Mary’s Island, además de haber ganado el primer lugar en la Batalla de Bandas, logró la invitación para abrir el concierto de Lola Club el próximo 16 de diciembre, en el escenario C3 Rooftop, donde los jóvenes esperan presentar de manera oficial su primer álbum músical “23”.
El álbum de música original cuenta con seis canciones en total, que fueron grabadas de manera completamente autónoma por la agrupación de música juvenil. Hasta el momento solo se conocen dos sencillos del mismo estilo, Starry Sky y Bloom, este último llegó a las 15 mil reproducciones en internet dentro de las primeras semanas de lanzamiento y 30 mil reproducciones en tres meses.
Los integrantes, quienes además de ser músicos aún están por concluir sus respectivas carreras universitarias, esperan realizar una presentación previa de su trabajo de una manera más íntima con familiares y amigos, la cual al cierre de esta edición aún no tiene fecha segura.
Enrique Rodríguez Zamora a los 50 años En una presentación.
Alma Serrano. – La familia Rodríguez es una familia con talento. Se trata del señor Enrique Rodríguez Zamora de 50 años de edad, alias “El Kiki” y sus dos hijos, Juan Jesús y Jonathan Enrique Rodríguez Villalobos.Todos dedicados al noble arte de la música.
Jonathan Enrique Rodriguez Villalobos en un concierto.
Fue la influencia de la señora Josefina Zamora Ramos, madre de “El kiki”, quien se dedicó durante varios años al canto, y así les dejó su más grande legado a sus hijos y nietos.
Enrique Rodríguez lleva a la fecha 32 años de experiencia en la guitarra y teclado, participa en al menos tres grupos musicales, ha grabado dos discos, y actualmente conforma un grupo de educación musical en donde enseña a 24 niños en San Juan Cosalá.
Sus dos hijos, Juan y Jonathan hacen música a nivel profesional, por su cuenta y han aprendido de manera independiente, pese a tener a un papá músico.
“Mis hijos son músicos pero ellos han aprendido por su cuenta, yo jamás les inculqué lo que a mí me gustaba, es mejor que ellos elijan, sin embargo, el gusto es que lo traen desde niños, por una familia músical»
Juan Jesús Rodriguez Villalobos, en una presentación.
El mayor de sus hijos, Jonathan Rodríguez, de 28 años de edad, músico de profesión, guitarrista, solista y compositor de regional mexicano, platicó que vio desde niño a su padre con sus proyectos, y hacer lo que le gustaba, el cual se convirtió en su mayor influencia.
Juan Jesús Rodríguez es el menor de los hijos, tiene 24 años de edad, guitarrista, bajista y baterista. Comenzó con formalidad en la música, a la edad de 16 años, posteriormente, estudió música en Hermes Music Gdl y actualmente tiene un grupo musical.
Las ventajas que los Rodríguez perciben al dedicarse a la música son vivir relajados, ganar amigos, se expresan, tienen satisfacción por los resultados y por hacer lo que les gusta. Las desventajas son: desveladas, cansancio físico, no estar con tu familia los fines de semana, perder momentos importantes.
“Vale la pena luchar por tus sueños, caminan lento pero llegan” , añadieron los entrevistados.
Pablito Macrabrito en su presentación dentro del Ecléctico Fest, en el festival Que viva la muerte. Foto: Ecléctico Fest.
Redacción.- Los jóvenes y no tan jóvenes rockeros, disfrutaron de una noche llena de música con la presencia de iconos del rock en español y también del talento local, durante la noche del domingo 30 de octubre, en el Ecléctico Fest, realizado en el marco del festival “Que viva la muerte”.
Fueron varios los asistentes al concierto realizado en el marco del Día de Muertos. Foto: Ecléctico Fest.
Campa Valdéz, acordeonista e integrante de la banda regiomontana, “El Gran Silencio”, fue parte del concierto, y puso a bailar a todos al ritmo de la fusión rock y vallenato. También estuvo presente “Pablito Makabrito”, el enmascarado vocalista de la banda tapatía “Machingon”, así como Cala de Villa, vocalista de “Rostros Ocultos”, quien hizo cantar a los asistentes con temas como “Tiempo de cambiar” y “El final”.
Aunque hubo menor presencia que el concierto realizado en las fiestas de enero y se contó con un escenario más modesto, la plaza de Jocotepec se vio llena de las personas que pasaron un buen rato disfrutando de música alternativa.
Otros de los presentes fueron Danyela Rubens, Chris Mufasao, “Zigo Crew Mx”, “Mariachi Real Axixic” y el reencuentro de “Asuntos Varios”. El concierto fue realizado por el Gobierno de Jocotepec, a través de la Dirección de Cultura e integrantes de Ecléctico Fest.
Campa Valdéz, de “El Gran Silencio”, fue de los más esperados. Foto: Ecléctico Fest.
Cala de Villa de “Rostros Ocultos” fue de los que más puso a cantar a los asistentes del concierto. Foto: Ecléctico Fest.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala