Por Santiago Baeza.
Alguna vez escuché a alguien, no recuerdo a quién, decir que Raúl Padilla no era tan malo como lo describen sus críticos, ni tan bueno como sus aduladores lo pintan. En otra ocasión, alguien más, sí recuerdo quién pero no lo diré porque estuvo en su círculo cercano, me dijo que el ex rector era para la Universidad de Guadalajara (UdeG), lo que Pedro Páramo era para Comala: un cacique frágil, de arena, pero apuntalado y reforzado por todos a su alrededor.
Recuerdo cuando apareció en la escena pública. Era el año de 1989, gobernaba en Jalisco Guillermo Cosío Vidaurri, el último de los gobernadores del viejo PRI, aquel que tuvo que marcharse a la mitad de su periodo debido a las explosiones del entonces sector reforma de Guadalajara. Un joven Padilla aspiraba a obtener el favor del gobernador para poder convertirse en rector general de la universidad pública de Jalisco. Yo contaba con quince años de edad y ya leía el periódico. Tengo en la memoria una caricatura de Manuel Falcón, en la que lo dibujó jugando el juego de la sillas junto con otros aspirantes a rector, mientras Cosío aplaudía en el fondo, al ritmo de la música.
Llegó para desplazar a quienes entonces controlaban la universidad. Pertenecían al grupo que se había creado en torno a Carlos Ramírez Ladewig, considerado el ideólogo de la Federación de Estudiantes de Guadalajara (FEG) y que resultó asesinado en un crimen perpetrado en el año de 1975 y que nunca se aclaró. Años más tarde, Álvaro, hermano de Ramírez Ladewig, escribiría “Historia de una traición”, libro que describe con rencor y frustración, ese momento preciso en que nuevos liderazgos, pertenecientes a otra generación, se hicieron del control de la UdeG, con Padilla López a la cabeza.
Su periodo como rector fue de tan solo seis años, pero en realidad nunca dejó el control y el poder desde ese momento y hasta que decidió quitarse la vida. Más de treinta años duró su dominio sobre la estructura y las decisiones más importantes de esa institución académica. A lo largo de ese tiempo promovió reformas tan importantes, como la que descentralizó los planteles, a través de los centros universitarios, que por primera vez lograron cubrir todas las regiones del estado. Si bien no fue creador del festival de cine ni de la Feria Internacional del Libro, pues ambas actividades surgieron antes de la llegada de Padilla, sí fue sin duda quien llevó estos eventos a escala internacional.
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