El Sayaco es el niño que se lleva dentro’- hermanos Romero Pérez
El muro frontal de la vivienda de los hermanos Romero Pérez está ilustrado por sayacos ataviados con sus máscaras, imágenes realizadas por Aarón, uno de los hermanos.
María del Refugio Reynozo Medina
La primera máscara de sayaco que hizo José de Jesús Romero Pérez, fue de un ermitaño hace 15 años; aún la conserva, es de un rostro afilado y está hecha de copal, madera que él mismo trae del cerro. Las oquedades de los ojos y la boca que está ligeramente entreabierta están carcomidas. De un café oscuro, el rostro inmóvil lleva cejas, barba y bigote color paja, de una fibra obtenida de los costales donde viene el café.
Hacer una máscara puede llevarle a José de Jesús unas dos semanas y media, trabajando en las tardes luego de su jornada habitual. Aunque no las realiza con la finalidad de comercializar; las máscaras que son únicas y llevan estampada su firma, pueden venderse hasta en tres mil pesos. Algunas de ellas son coloridas, son las que caracterizan a una mujer, con pestañas de relieve o pintadas y los párpados salpicados de diamantina. Luego de tallarlas con un formón, utiliza pintura vinílica para delinear las cejas, los ojos y los labios que son de un rojo profundo y en los pómulos unas chapitas encendidas.
Abel y José de Jesús Romero Pérez crecieron viendo a los sayacos y persiguiéndolos en muchas celebraciones.
Las de los sayacos que caracterizan a los hombres son de madera natural, a veces clara o morena con largas barbas, pobladas cejas y bigote hechos de crin de caballo.
Las máscaras creadas por este hombre se van trazando en el instante; las imágenes fluyen, mientras cincela cada rasgo. Detrás de cada trozo de madera que selecciona, hay un rostro que va a surgir inesperadamente. Romero Pérez conoce perfectamente el tipo de madera necesario para diseñar cada rostro. Además del copal, utiliza la tecomaca que es una madera blanda y ligera.
Ha vendido ocho máscaras, los compradores no se las llevan precisamente para utilizarlas en los desfiles sino también como objetos de colección por ser piezas únicas, inspiradas en los sayacos.
Abel, José de Jesús, Gaspar, José, Aarón y Modesto, son los hermanos Romero Pérez que cada año se transforman en sayacos para inaugurar el carnaval principalmente. Aunque hay otras celebraciones a lo largo del año en las que están presentes.
Con madera de copal o tecomaca, las máscaras que realiza Jesús Romero son piezas únicas.
Afuera de su domicilio hay una pintura mural inconclusa trazada por Aarón. La imagen muestra una sayaca bailando envuelta en un vestido amarillo con bordes de listones de colores y botines color café, acompañada de dos sayacos; uno al igual que ella en una postura dancística con un saco café, pantalón de mezclilla y botines. El otro tiene una vestimenta negra con tarugos blancos como botonadura. Todos tienen caras largas, aunque su aparición en los desfiles arranca sonrisas y carcajadas.
El sayaco es un personaje muy antiguo en la vida del pueblo de Ajijic, dice Abel. Antes les llamaban sayacal. Ahora son las sayacas y los sayacos. Es ese personaje burlón que aparece en el carnaval principalmente. Avientan confeti, a veces harina, o con delicadeza la embarran en los cachetes. Una de las principales danzas de los sayacos es el baile del “papaqui” entonado por la música de viento. A veces los invitan a algunas bodas o fiestas de XV años para realizar sus bailes.
Abel recuerda que desde niño observó a los sayacos en las fiestas cotidianas, él y sus hermanos cuando chicos, los seguían y los burlaban entre risas de felicidad y carreras por las calles empedradas.
Aunque el desfile de carnaval está abierto a toda la población y aparece una diversidad de personajes caracterizados; el atuendo tradicional son las máscaras de madera principalmente, o papel maché; así como los sacos, camisas con tarugos, botines, sombreros y llamativos vestidos estampados para quienes se caracterizan de mujer.
Ser sayaco es un orgullo porque es un personaje muy antiguo, y porque aparece para hacer reír a las personas, es burlón y simpático. Los sayacos son principalmente hombres y hay quienes ya están asignados para caracterizarse de mujer, pues para una mujer de verdad es un poco complicado porque en el ambiente de la trifulca puede haber arrempujones y apretones. Así que detrás de cada máscara de recios hombres o pintorescas mujeres chapeteadas están los hermanos Romero Pérez, que aparecen en los desfiles y procesiones para que no muera la legendaria figura de los sayacos y porque dice Abel: “detrás de las máscaras de madera está el niño que llevamos dentro”.
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