Integración obligada
El Lago de Chapala. Foto: Héctor Ruiz.
Por: Daniel Jiménez Carranza
Sin duda, actualmente estamos afrontando las consecuencias de una crisis generada en principio por la pandemia, y enlazada con el conflicto bélico en Europa, que ha provocado incertidumbre y desestabilización en las economías a nivel global, marcadas por el incremento del desempleo, incremento en el precio de los combustibles, escasez de alimentos, y que puede complicarse si es que este fenómeno no llega a una solución pacífica ausente de aquéllas respaldadas por la proliferación armamentista de sus actores.
Un conflicto bélico de mayor magnitud, definitivamente provocará una conflagración a nivel mundial, pues mayor número de países se involucrarán, los armamentos empleados serán de mayor calibre, a tal grado que desembocarán en una confrontación nuclear, en donde no habrá vencedores ni vencidos, pero sí muerte, desolación y destrucción del hábitat, cuya regeneración llevará años.
La aportación de capital y armas para Ucrania, no ayudarán a resolver el conflicto, sino todo lo contrario, es preciso encontrar una alternativa válida a través de una comisión de paz integrada por países representativos y la ONU, para resolver este enfrentamiento .
La política no intervencionista de nuestro país, se ha mantenido firme y sólida ante tales circunstancias, apoyada en el respeto de los países al mantenimiento de su integridad territorial, lo cual es notablemente condenable, en el caso de la agresión armada como la que se ha fraguado en Ucrania.
Los efectos económicos y sociales de esta confrontación militar y la pandemia, han puesto de manifiesto la necesidad de fortalecer los lazos regionales de integración entre países que por su condición geográfica, se alineen en un bloque común que internamente se fortalezca y sea autosuficiente, y que sin duda, la propuesta del presidente López Obrador, de integrar no sólo a los países Latinoamericanos, sino a todo el continente, incluyendo EE.UU. y Canadá, sería un logro trascendental que beneficiaría y complementaría a todas las economías de países que en la actualidad se encuentran a la zaga de cualquier posibilidad de remontar su condición social y económica como consecuencia de su incapacidad de explotar y comercializar adecuadamente sus recursos. Esta integración regional, deberá ser acompañada de la creación de un fondo de infraestructura con aportación de todos los países integrantes, que permita disponer de recursos a países carentes de los mismos, para construir carreteras, puertos, y todas aquellas instalaciones y equipos que requieran.
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