Cuando de vegetarianismo se habla…
Ili
Cuando hablamos de llevar una vida vegetariana, no sólo se reduce a aspectos en la nutrición; para muchos puede ser un completo y funcional estilo de vida. Ya que viene acompañada en muchas ocasiones con el rechazo del uso de artículos procedentes de origen animal y adoptando también una actitud ecologista.
Existen muchas razones por las cuales alguien decide seguir este estilo vida, bien pueden ser motivos religiosos, moda, salud, amor a los animales, disciplina deportiva…
En general la dieta vegetariana es a base de todo, menos carne roja, blanca y mariscos. Pero dentro de la misma existen divisiones como Ovo-lacto-vegetarianismo: donde no se consumen carnes de ningún tipo pero si huevo, leche y productos derivados de la misma.
Lacto-vegetarianismo: donde no se consume ningún animal pero si productos lácteos. Y Veganismo: donde estrictamente no se consume absolutamente nada de origen animal ni sus derivados y la dieta es únicamente a base de granos, vegetales, frutas, cereales, tubérculos y raíces.
La transición no es fácil y requiere monitoreo continúo, ya que la supresión de proteínas animales, si no es sustituida debidamente con proteínas vegetales, puede desencadenar consecuencias en la salud, como desnutrición, osteopenia, anemia ferropenia, osteoporosis, niveles de hemoglobina bajos; en los niños se puede alterar el desarrollo normal y crecimiento a nivel de la glándula hipófisis y tiroidea; obesidad por el aumento de consumo de carbohidratos sobre todo azucares y harinas blancas; entre otros.
Y si hablamos de los beneficios de llevar una dieta vegetariana serian: menos costo a la hora de dividir el gasto para la comida, disminución de los niveles de colesterol, prevención de enfermedades cardiacas, estabilidad en los niveles de ácido úrico, peso estable, sistema digestivo contento a la hora de la digestión y evacuación, mayor consumo de fibra, bajo consumo de calorías y grasas. Permitiría que alguien más se coma esa vaca, pollo o marisco que usted no piensa probar.
Yo lo he sido ya dos veces, la primera durante siete años; más confieso que tenía muy poco conocimiento acerca de cómo balancear apropiadamente la dieta y desarrollé una anemia por falta de hierro, tenía un color de piel más o menos entre amarillo pálido casi verde y tuve que someterme al consumo de tabletas de hierro, hígado, betabel, carne de res, multivitamínicos y por poco transfusión sanguínea y de plaquetas; aparte de sentir un cansancio infernal, poca energía, un genio de la fregada y una constante sensación de falta de aire.
Ahora que se más del tema, he decidido intentar el ovo-lacto-vegetarianismo, pero sólo por reducir el gasto de comidas por cocinar entre semana. Porque eso sí, los tacos, no los perdono, no se diga el aguachile o un buen corte de res. Dije que lo intentaría, más no que esté completamente convencida.
Usted decide, piénselo; realmente está dispuesto a dejar de comer ese rico pozole y tostadas de pata.
Foto: tomada de la red.
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