Un estrés acumulado durante varios años aumenta las probabilidades de morir a causa de un infarto
Imagen: internet.
Redacción. -Hacer ejercicio, mejorar la alimentación, hidratarse, cuidar de una mascota y socializar más, reducen de manera importante el estrés, señaló la doctora del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Leslie Aurora Rivera Villalobos, quien recomendó a la población implementar cinco medidas básicas en el día a día para reducir los niveles de estrés.
La primera es identificar el elemento o la situación que causa efectos nocivos tanto física, como mentalmente: “hay que aceptar que estamos estresados por un matrimonio, un divorcio, la pérdida de un empleo, de un ser querido o porque no estamos cómodos con lo que hacemos porque es muy demandante o estamos bajo demasiada presión, y hacer algo al respecto”, ya sea afrontándolo de una mejor manera, buscando ayuda o cambiando el escenario por completo”, indicó.
La segunda es incorporar el hábito del ejercicio todos los días de manera constante, al menos durante 30 minutos sin parar, a un ritmo adecuado para cada persona.
Otra medida benéfica para quienes padecen estrés crónico es cuidar de una mascota y ampliar el círculo social: “hacerse cargo de algún animal nos permite sentirnos acompañados. Un alto porcentaje de personas con el problema de salud ya mencionado viven solas y tienden a refugiarse en algún vicio”. Socializar en casa con un animal doméstico y, fuera de ella, con personas que compartan intereses, beneficia el estado anímico.
La cuarta medida es llevar una dieta sana para mejorar el estado general de salud y reducir somatizaciones del estrés (migraña, colitis, gastritis). Si la persona tiene sobrepeso u obesidad, disminuir las grasas, los azúcares y los productos altamente industrializados, y aumentar la ingesta de agua simple en lugar de aguas frescas, jugos o refrescos.
Finalmente, Rivera Villalobos recomendó buscar apoyo médico para tratar síntomas asociados al estrés, como la depresión y la ansiedad, con fármacos y/o ser derivados a terapia psicológica o psiquiátrica, en caso de que las medidas anteriores no sean suficientes. Un tratamiento dura entre seis meses y un año, lapso en que los pacientes tienden a recuperar su equilibrio físico y emocional.
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