El íntimo placer de saber que te amas
Por Leticia Trejo,
Aunque el título de este artículo invite a pensar que escribiré sobre el gozo del placer sexual lamento informarles que no es así. El placer de saber que te amas tiene que ver con esos pequeños destellos de felicidad cuando te descubres tomando decisiones buenas para tu salud. Quizás son solo breves segundos, pero llenos de orgullo. Imagínate, estás en un restaurante y el mesero te pregunta, ¿qué vas a tomar?; por tu mente pasan rápidamente pensamientos de sabores que explotan en tu boca como el sabor del azúcar de un refresco de cola, o la textura cremosa y burbujeante de una rica cerveza artesanal, pero por algún motivo de tu boca sale un: Quiero un vaso con agua sin hielo por favor. El cielo resplandece, el día brilla más y no supiste por qué, pero cuando te traen el vaso con agua disfrutas cada uno de los sorbos como si fuera la primera vez que tomas este preciado líquido.
Uno de los síntomas de que estás apreciándote más a ti mismo es precisamente este tipo de decisiones. Te descubres preparándote una ensalada para comer, compras una caja de chocolates y te dura más de tres meses, incluso olvidas que ahí en tu despensa existe el chocolate, el pan se endurece en la alacena y las tortillas se hacen duras en el refrigerador. La ansiedad por comértelo todo ha disminuido, se ha hecho pequeña, y tu autoestima se ha hecho más grande. Esto no es un hecho que pase de la noche a la mañana, en realidad estos pequeños cambios se fueron gestando a través de un estado de consciencia más profundo, que se va creando con pequeñas acciones cotidianas. Por ejemplo: antes lavarte los dientes, era un hecho mecánico e inconsciente en donde no te percatabas que este lavado duraba sólo 30 segundos, al hacerlo consciente te quedas frente al espejo de tu baño sintiendo por donde pasa el cepillo, te quedas más segundos en cada área de tu boca, repites el cepillado, abres más la boca, ahora también te cepillas la lengua hasta sentir que la limpieza ha llegado a todos los espacios de tu boca y la sensación de placer por sentir limpios tus dientes representa pequeños destellos de felicidad. Sí, felicidad.
Cuidar nuestra salud puede ser más sencillo de lo que parece, y más satisfactorio de lo que queremos reconocer, no tiene que ver sólo con gastar algunos miles de pesos en estudios médicos sofisticados, resonancias magnéticas y eminencias científicas que nos dan el visto bueno y dan fe de nuestro bienestar. El íntimo placer de saber que te amas tiene más que ver con lo que haces cotidianamente por ti. Sonreírte a ti mismo frente al espejo, bailar solo en tu habitación, limpiar tus zapatos, lavar tu ropa, reorganizar tu closet, ir al mercado a comprar por ti mismo lo que después te vas a cocinar, comprar una almohada cómoda, cambiar tus sábanas, etcétera, etcétera. La felicidad está escondida en cada una de estas acciones que haces de ti para ti.
“La gente mira con la expectativa de que con el tiempo serán felices, pero no se puede encontrar la verdadera felicidad mirando hacia el futuro”, esto lo dijo Eckart Tolle lo cual refuerza la idea de que es la presencia, TU presencia en cada detalle de las acciones que realizas lo que te hará notar el cuidado, el amor y la gentileza con la que te tratas a ti mismo. Entonces dejarás de culpar al otro, el rencor se arrellanará en el rincón a donde debería permanecer y la salud, el bienestar y la felicidad encontrarán un hogar permanente en tu vida.
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