El tesoro de Alceseca
Cronista Mtro. Gabriel Chávez Rameño.
Durante muchos años el sitio conocido como el Alceseca que se encuentra ubicado como a siete kilómetros de San Juan Cosalá rumbo hacia Chapala y a dos kilómetros del centro de Ajijic rumbo a Jocotepec, se había rumorado de un tesoro escondido, algunos aseguraban que se encontraba en las inmediaciones del cerro, otros confirmaban asustarse con una ánima de un anciano cerca de la Laguna, por ese rumbo, algunos otros habían visto al mismo anciano cerca del Camino Real, la calle que comunica a la colonia de la Canacinta y Ajijic.
Lo cierto es que antes de la fundación de Ajijic por los españoles, en este sitio se creó una pequeña aldea o comunidad; algunos historiadores creen que aquí fue el sitio al que los nativos indios llamaban Tomatlán y tenían un pequeño centro ceremonial que con la llegada de los frailes y en evangelización destruyeron, obligando a los nativos a practicar la fe católica-cristiana.
Con el paso de los años se movieron de este lugar al actual Ajijic entre los años de 1650-1710. Sin embargo un grupo de españoles se quedó a radicar en este lugar y construyeron algunas casas y un pequeño hogar para algunos frailes que se dedicaban al cultivo de hortalizas y tenían su huerto de frutas y cítricos.
Durante algunos años la acumulación de bienes y monedas de oro empezaron a causar desosiego entre los habitantes del lugar y se rumoraba de la existencia del tesoro, cosa que los frailes negaban; con la expulsión de algunos frailes en el estado los habitantes de este lugar no quedaron exentos y también los obligaron a abandonar la zona y sin bienes, no obstante ocultaron el ahorro de todo el tiempo en unos cajones de metal y objetos de barro.
Se cuenta que los escondieron en diferentes partes del huerto que tenían cántaros con monedas de oro y cajones con monedas y reliquias religiosos como cáliz y candelabros de oro y plata.
Se habla de la existencia de una persona mayor de edad de nombre Toribio Ramos quien era ayudante de los frailes y fue él quien se quedó con el cuidado de los bienes de estos religiosos hasta que pudieran volver, sin embargo el tiempo cobró su estancia y la persona murió.
Así es que muchas personas lo han visto deambular a este anciano por los lugares del Alceseca, algunos lo ven por el Camino Real; otros donde hoy se encuentra un vivero por la carretera, algunos lo ven en las cercanías a la laguna y en algunas casas que se encuentran en la zona lo han visto caminar.
Don Nacho L. platica que cuando estaban construyendo la carretera por los años cuarenta, él junto con sus compañeros les tocó andar en esa zona trabajando quebrando piedra y emparejando lo que la maquina iba escarbando, cuando un operario de la maquina al hacer más espacio para depositar la grava tumbo una barda de adobe vieja que estaba , y cuál fue la sorpresa que encontraron un baúl de metal oxidado lleno de puro oro, “mira muchacho, estaba ahí Pedro Fragoso que era de México, el traía el camión de volteo y se puso de acuerdo con “El Sapo” , así le decían al que traía la máquina, nunca supe cómo se llamaba pero él era de Guanajuato, bueno eso nos dijo, y echaron el baúl con todo y tierra y se pelaron ya no supimos de ellos, dicen que encontraron el camión en Durango por allá… Supimos que tenía monedas de oro porque las vimos muy opacas de viejas pera si eran de oro, estaba grande el baúl, muy grande, era mucho dinero y dicen que hay más… Creo que todavía hay unos muros de adobe ahí en ese lugar, ya no nos dejaron trabajar ahí y nos cambiaron para El Chante, comentó don Nacho L.
Los tesoros del Alceseca puede que sigan ahí o quizás alguien más los ha encontrado. Buena historia para iniciar este año y seguirlos esperando semana a semana con Crónicas en Laguna.
Un agradecimiento a los lectores de éste espacio de crónica, que sé que son muchos y que semana a semana la siguen.
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