¿Control local de la zona federal del Lago de Chapala?
Orillas del Lago de Chapala. Foto: Cortesía.
¿Así que Jocotepec quiere el control de la zona federal del Lago de Chapala en sus límites municipales? Dadas las «invasiones» desenfrenadas del lago, por parte de propietarios privados e incluso agencias locales, parece una buena idea. Un gobierno más cercano a la gente tomaría el control local sobre el activo más importante de la Ribera de Chapala. La desidia de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sería sustituida por la acción local.
Los propietarios y desarrolladores privados ya no podrían construir desde una barda hasta un hotel en terrenos públicos sin permiso. Ya no circularían camiones ilegales por las calles de los barrios, en la oscuridad de la noche de camino a tirar escombros y rellenos en la playa, como cimientos para edificios no permitidos. Las personas que han vivido legalmente durante décadas cerca del lago ya no se despertarían una mañana con el ruido de construcciones ilegales en terrenos públicos frente a sus casas.
Y los habitantes ya no tendrían que depender de su propia iniciativa para hacer cumplir las leyes que la Conagua ignora. O no.
Cuando la Comisión Costera de California fue creada por el pueblo del estado a través de una iniciativa electoral, uno de sus retos era cómo tratar con los gobiernos locales, con la industria inmobiliaria y los ricos propietarios de locales frente a la playa. Para algunos funcionarios el «control local» significaba un control por parte de los constructores, promotores locales y los políticos locales que acumulaban riquezas en sus bolsillos.
Lo que siguió, fueron décadas de guerra política y legal, y no pocos funcionarios locales que fueron a la cárcel, perdieron las elecciones o dimitieron cuando salieron a la luz sus estrechas relaciones con los promotores inmobiliarios, para conceder permisos en primera línea de playa a cambio de «contribuciones de campaña» y otras cosas.
Había un nuevo sheriff (alguacil) en la ciudad y tenía la última palabra sobre el desarrollo, junto con el personal y el poder legal para respaldarlo. Y proporcionó información y apoyo a grupos ecologistas estatales y locales para destituir o acusar a funcionarios locales, que seguían sin captar el mensaje de que la costa era de todos.
Con el tiempo, la guerra dio paso a un trasfondo de maniobras de bajo nivel, con ocasionales atropellos a la ley en los tribunales y la Asamblea Legislativa, por parte de los promotores, además de algún escándalo aquí y allá, pero en su mayor parte, la costa quedó protegida y el control local permaneció en manos de la población local.
Pero no hay un nuevo sheriff en la Ribera de Chapala. No hay una Comisión de la Costa de los Lagos formada por activistas medioambientales, científicos y representantes locales con la influencia legal y los recursos necesarios para hacer cumplir la ley.
El único mecanismo de aplicación para garantizar que «control local» significa un «control de la población local» es, en última instancia, las urnas. Podríamos intercambiar la negligencia de la Conagua, por permisos de los gobiernos locales que resulten en el desarrollo de aún más costa lacustre, sin ningún recurso legal. Todo se reduce a quién está en el cargo.
Afortunadamente, tanto Jocotepec como Chapala parecen tener un liderazgo que se da cuenta de lo que está en juego con el lago y quiere ser capaz de proteger su orilla cuando la Conagua no lo hace. El control local en Jocotepec y Chapala, bajo los gobiernos actuales, sería un largo camino hacia la protección de la orilla del lago de la gente, para la gente e impedir que los desarrolladores inmobiliarios y los propietarios jueguen con las reglas. Pero, en última instancia, todo se reduce a quién es elegido.
Thomas Jefferson dijo una vez que en democracia «el gobierno que eliges es el gobierno que mereces». Así que sigamos adelante con el control local de la orilla del lago, y esperemos que los gobiernos que salgan elegidos sean los que el lago se merece.
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