Rendición de cuentas
En días pasados, distintos mandatarios presentaron como cada año el informe de gobierno. Entregado a regidores en forma de documento y a los habitantes del pueblo a manera de exposición, dicho informe tiene la finalidad de contener información detallada acerca de cada una de las actividades realizadas por la administración pública para alcanzar los objetivos de los distintos programas empleados en cada ámbito y las propuestas realizadas desde el tiempo de campaña electoral, además de exteriorizar la situación general de la administración.
Para muchos gobiernos, como los de la Ribera, se trató de su primer informe y después de unas elecciones tan emblemáticas y peleadas, en las que se accedió a una mayor participación e inclusión del pueblo, era el momento de presentar los frutos del esfuerzo empleado y responder positivamente a quienes hicieron posible su llegada a la presidencia.
Bajo estas o similares circunstancias, en la mayoría de los gobierno, quienes organizan este evento político, incluso el mismo presidente y sus allegados, se las ingenian para encontrarformas de presentación que impacten y hagan lucir hasta el más mínimo detalle, buscando superar a las administraciones que los antecedieron. Sin embargo, los excesos nunca han sido buenos, y en la búsqueda por convencer y deslumbrar suelen enfocarse en aquello que a la mayoría le es indiferente y terminan por designar recursos a la renta de un gran escenario y su decorado, equipo de sonido y pantallas dinámicas, la edición de videos y fotografías, e incluso la contratación de edecanes y sus uniformes.
La presentación del informe de gobierno no debe ser más que una humilde rendición de cuentas para la sociedad, especialmente si se trata de una administración endeudaba y robada desde hace varios años. Sea cualquiera la procedencia de los fondos utilizados para esta fecha (ya sea de procedencia local o estatal), es dinero del pueblo que debe ser utilizada en beneficio suyo y cuyo uso debe ser aprobado por una gran mayoría. El excesoterminará por convertir a dicho eventoen un derroche de fondos innecesarioque no cumple con el calificativo de humilde (que casi no se cuenta, pero cuenta mucho).
Otro error muy común en aquellos mandatarios que por primera exponen los logros de la administración que encabezan es no agradecer a quien ha puesto su trabajo y esfuerzo en lograr cada una de las actividades y objetivos propuestos a lo largo del año. Se puede convertir en una ocasión de promoción personal, en la que una sola persona lleva el crédito y el reconocimiento, con el simple hecho de dejar a un lado a los directores y demás trabajadores que son activos en la administración pública y que han sido quienes presentan y elaboran todo tipo de proyectos a los que el presidente sólo debe dar su aprobación.
Un verdadero líder sabe reconocer y premiar el trabajoexitosamente realizado porel grupo que abandera, y un verdadero presidente sabe separar las situaciones familiares y personales de aquellas que son públicas y de trabajo.
Siendo el pueblo el protagonista dentro de un gobierno democrático, la administración debe reconocer y entender la finalidad del informe de gobierno que, repitiendo nuevamente, es una humilde rendición de cuentas a los habitantes, no una oportunidad de promoción personal.
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