La torre de la discordia
Ejercicio de mesa de información realizado por los vecinos de San Cristóbal. Foto: Cortesía.
Por María del Refugio Reynozo Medina .
La calle Morelos en San Cristóbal Zapotitlán, conduce en uno de sus extremos a la orilla del Lago de Chapala, allí a unos metros de uno de los registros de aguas residuales, por cuyos bordes muchas veces brotan aguas pestilentes, se levanta una construcción que dicen los vecinos, serán departamentos.
En sus inicios este proyecto programado para albergar 44 viviendas, anunció un costo de dos millones 600 mil pesos cada una. Ahora se ofertan a un precio de un millón 850 mil pesos.
Fue a mediados de agosto de 2022 cuando iniciaron las excavaciones, los habitantes de la calle Morelos comenzaron a ver pasar los camiones pesados con escombro y material. En algunas ocasiones, de madrugada se escuchaba el paso de los camiones, mientras que a decir de los vecinos, comenzaron a surgir los problemas de hundimientos y daños en las tomas de agua.
Othón Morán Flores, abogado y vecino, junto con José Luis Morán Díaz, maestro de la Escuela Secundaria, comenzaron a organizar juntas en el barrio para cuestionarse sobre la construcción, pues no había certeza de lo que estaba ocurriendo, lo único seguro para los mayores de la comunidad, es que el proyecto estaba plantado en zona federal. A las reuniones Invitaron a personal del Ayuntamiento de Jocotepec y acudió un representante legal del gobierno en turno y personal del área de Participación Social.
Reunión de vecinos inconformes con la torre habitacional. Foto: Cortesía.
El 2 de noviembre de 2022, don Daniel Gorgonio, ex delgado y ciudadano de San Cristóbal y el profesor José Luis Morán, instalaron una mesa de consulta afuera del panteón, para compartir información a la comunidad y pedir apoyo para detener la obra, que según los vecinos, no sólo representa invasión federal, sino la advertencia de un daño ecológico.
Durante las juntas que se realizaron, se escucharon diversas voces: “llegará un momento en el que el agua reclame su cauce y ni todos los millones nos van a servir para salvarnos”. Otros vecinos agregaban: “bueno, los millones se los llevarán otros”, decían entre risas.
Los antiguos pescadores navegaron en sus canoas allí, justo donde se levanta la torre gris que irrumpe el azul del cielo. Muchos de los presentes en las juntas rememoraron su infancia jugando en la orilla del entonces lago transparente, desde donde se veían las piedras pulidas por el agua.
Lo que ahora se anuncia como una amenidad, era gratis y transparente entonces.
Don Daniel, presente siempre en las juntas, recuerda que a las reuniones alguna vez acudió alguien de Desarrollo Urbano y dijeron desconocer la situación legal de las licencias, así como sobre el colector que se construye en la calle Labastida.
La mañana del 14 de marzo de 2022, José Luis, junto con su primo Othón, se encontraron reunidos con unas ocho personas. Ahí pasó una patrulla del Ayuntamiento de Jocotepec y se quedó estacionada por un poco más de una hora, a un par de cuadras de distancia.
Los asistentes a la junta caminaron sobre la calle Morelos, hacia Ramón Corona, eran alrededor de las 14:30 horas, vieron que llegó una grúa en seguida y sin más, comenzaron a subir la camioneta del maestro José Luis, que se encontraba como todos los días, estacionada en su calle.
José Luis junto con sus acompañantes, se dirigieron al personal de Movilidad.
“¿Por qué se la llevan?”, les preguntó.
“Recibimos un reporte de que bloqueaba la vialidad”, respondieron.
Los demás argumentos fueron que tenía características de abandono y que estaba estacionada en un lugar prohibido. Los representantes de la oficina de Movilidad del Ayuntamiento prosiguieron con su encomienda por parte del síndico municipal, según informaron.
En seguida, las personas que en ese momento se encontraban y sumaban unas 10, se organizaron para dar alcance en vehículos a la grúa que se estaba llevando la camioneta.
En la breve persecución, por la calle Zaragoza, a la altura de las canchas de fútbol, el vehículo de Movilidad les cerró el paso y tras maniobras del vehículo de los ciudadanos, aprovecharon para salir de la fila y avanzar. Sin embargo, el vehículo oficial volvió a cerrar el paso, provocando el choque con el auto donde iban Luis y Othón.
Bajaron del auto y comenzaron a grabar un video que en minutos se convirtió en el más visto de las redes sociales locales y llegó hasta medios de comunicación estatales y por consiguiente a asociaciones civiles y organizaciones defensoras de los derechos humanos y ambientalistas.
En el video, Othón realiza una llamada por su celular, mientras un oficial le dice “¿ya terminaste con tu llamada?». Instantes después, sin que aún termine de realizar la llamada, es sometido y tomado del cuello, y terminan en el piso.
“Más claro no puede ser”, dice una cibernauta. “Así deberían de ser con los verdaderos delincuentes, no con personas que no hacen nada”, dice otro.
La opinión pública se dejó ver en los comentarios vertidos en las diversas publicaciones.
Para el Abogado Othón fue ahí el inicio de su peor pesadilla: “me golpeaban las manos con las esposas, me apretaron el cuello. Hubo un momento cuando me apretaron del cuello, que sentía que no podía respirar. Me subieron a la patrulla. Yo tenía un sentimiento de impotencia”.
Comenzó su trayecto con un destino que desconocía, atado de pies y manos iba boca arriba mirando al cielo, con sus nubes apacibles que contrastaban con el ritmo de su corazón, el sol de las cuatro de la tarde le pegaba en la cara, luego de unos quince minutos de trayecto, de pronto sintió el camino sinuoso como de una brecha y la camioneta se detuvo, los oficiales se colocaron pasamontañas, se asomaban a la caja hablando unas cosas por el radio. A Othón se le congeló el cuerpo, pensó lo peor y cerró los ojos.
De pronto una llamada a un celular de los oficiales cambió el destino y retomaron su camino rumbo a la comandancia, acusado de una falta administrativa.
“Te voy a partir tu madre”, escuchó una voz, y lo levantaron de los cabellos. Luego de tomarle unos datos, lo condujeron a los servicios médicos, le indicaron una inyección de diclofenaco y le colocaron un collarín. Tenía golpes en el pecho y escoriaciones en las muñecas. No recibió un parte médico.
Los familiares y amistades de Othón acudieron a la comisaría a preguntar por la situación. Les dijeron que estaban en junta de cabildo, para determinar si salía esa misma tarde.
De inmediato los videos repetidamente difundidos por canales locales y estatales, así como por páginas oficiales de asociaciones como Amigos del Lago, dejaron ver la opinión pública que se pronunció en defensa del abogado Othón.
Se volvió el símbolo de la defensa un cartel virtual firmado por diversas asociaciones, entre ellas el Instituto Mexicano de Desarrollo Comunitario (IMDEC), que exigía la liberación inmediata del defensor ambiental Otto Morán, integrante de la Red de Pueblos Unidos de la Ribera de Chapala.
De acuerdo al Código de Ética y buen gobierno del Ayuntamiento, les informaron a los familiares que debían de pagar un monto de 13 mil pesos por daños ocasionados, o permanecer detenido 36 horas.
Ahí se quedó recluido a la espera de las 36 horas, durmió sobre una banca de concreto, conversó de cosas sin importancia con su compañero de prisión, un hombre detenido por golpear a su esposa. Lloró de impotencia más de una noche pensando en el destino que pudo haber tenido.
Al salir, lo recibió su madre y sus hermanos, en medio de júbilo teñido de desilusión.
En el pueblo se organizó una manifestación hacia la cabecera municipal, el día 13 de abril de 2023, a la que asistieron unos 30 vecinos y medios de comunicación como el Canal 4 y el 44.
Muchos no fueron por miedo, dijo un hombre mayor, con el sentimiento de la conciencia social cumplida.
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