Juanpi Medeles a los 26 años de edad. Foto: Alma Serrano.
Juan Pablo Medeles Córdova, alias Juanpi Medeles, es un compositor-arreglista y violinista, de 26 años de edad, originario de Ajijic, con talento y amor hacia la música, influido principalmente por su familia, quien lleva una línea musical extensa.
“Mi papá me enseñó lo bohemio y mi tío Manuel lo académico, la lectura y escritura. Ya en la universidad fui puliendo. Los arreglos ya los hacía, pero he mejorado con maestros particulares”.
El joven quien considera contar con más de 20 años de experiencia, cuenta a Laguna que su inicio en el ambiente artístico fue a los 5 años, cantando y jugando con el piano, sin embargo, fue de esa forma como su acercamiento a la música era cuestión de elección, pues la tenía en casa y también en la sangre.
A los nueve años decidió entrar a clases de piano, fuera de cualquier exigencia familiar, y se quedó. Tuvo como primer maestro a Emmanuel Medeles, su primo, quien era miembro del CREM, junto al director Víctor Manuel Medeles, donde aprendió a tocar, dio sus primeros conciertos y empezó a generar dinero a los 12 años, y de ahí se sumergió en aprender y prepararse.
“Me iba con Daniel y Alejandro, mis hermanos, nos íbamos a La Floresta y tocábamos casa por casa en épocas de navidad. A algunos les gustaba, nos daban cinco pesos o dulces, tocábamos en templos y nos daban dinero al final del año”, agregó el joven artista.
Medeles estudió música en la Universidad de Guadalajara y a los 18 años, trabajó en la Orquesta de Cámara de la Universidad de Guadalajara ‘Higinio Ruvalcaba’, para la cual hizo un gran esfuerzo, junto con su maestro de música, para poder ganar la audición.
Dentro de su amplia experiencia y trayectoria en la música y violín, ha compuesto para diferentes artistas y para diferentes instrumentos. Toca también órgano y piano, pero al que le ha apostado de lleno es al violín. Trabaja en el mariachi Axixic con su hermano también músico, Daniel Medeles, desde hace 5 años; además, ganó la audición para la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan y aún sigue preparándose, y explorando, lo que él considera, “su propia voz”.
Pese a que tiene talento como cantante, menciona: “me gusta hacer que las cosas sucedan, pero no me gusta ser la estrella a menos de que la estrella sea el violín”, eso le ha ayudado a ir encontrando su rol dentro del mariachi: “mis líneas son mexicano y sacra”, pero menciona a Laguna, “no fue nada fácil”, pues tuvo que desmantelar algunas creencias como músico y como persona, que le impedían involucrarse en ciertos géneros musicales y además, renunció a vivir cómodamente y tener dinero en los bolsillos por algún tiempo, para poder aprender y ser un músico profesional.
Asegura que vivir como él quiere no ha sido otra cosa, que el fruto de su disciplina, entrega y pasión. Con su intención de un constante cambio y búsqueda sobre todo de su “Ikigai”, concepto japonés que se usa para referirse al equilibrio entre: “pasión para lo que eres bueno, lo que el mundo necesita y lo que te da dinero, y creo haberlo encontrado”, finalizó.
Chavo Luna frente a su casa, «El futuro de la música es incierto, de estar muerta durante la pandemia ahora el movimiento renace».
Jazmín Stengel. – Salvador de Luna Castellanos (1948) mejor conocido como Chavo Luna inició su carrera a la edad de ocho años, el día que decidió seguir a los músicos que veía pasar vestidos de traje con instrumento en mano, por la avenida principal de su pueblo, Chapala.
La persecución de aquel día llevó al niño hasta la Academia de la parroquia de San Francisco de Asís donde ensayaba la mítica banda de la comunidad, “Niños Héroes”, fundada por el cura Raúl Navarro. “Ahí comencé a estudiar”, dijo ya con un tono melancólico.
Chavo entró en una armonía que lo acompañaría toda su vida. Al ser mayormente autodidacta busco aprender de amigos y compañeros que estudiaron en el Conservatorio, como Humberto Rivera quien lo acompañó durante dos años, ayudándole a complementar su formación musical.
La calidad de su música y las pocas oportunidades de ejercer su oficio en Chapala durante su juventud, lo llevaron en los años 70 a dar el brinco directo a las agrupaciones tapatías. La Orquesta Juvenil de Guadalajara fue la primera en abrirle las puertas. Después de eso Chavo formó parte de las orquestas dirigidas por Nano González y Enrique Reyes, famosos músicos jaliscienses.
Luna nos platicó uno de los mejores momentos que vivió sobre el escenario. “El primer día que toca uno, un solito, sabroso y que se escuchen los aplausos, la mirada de la gente hacia ti”, expresó con una disimulada sonrisa y los ojos iluminados de nostalgia como si reviviera ese momento desde la cálida sala de su casa.
Después de ese día su carrera despegó, era un integrante de la Orquesta de Arturo Xavier González Santana cuando esta se dividió en 1981, «los mejores formaron su agrupación a parte y los no tanto nos quedamos», recordó Chavo.
Sin dejar transcurrir mucho tiempo, la Orquesta Sinfónica del Estado de Jalisco lo llamó a su conjunto de músicos élite en la ciudad, donde permaneció tres años, “al principio lo dudé, pero me quería calar con los grandes y me di cuenta que tenía la calidad”, dijo algo sonrojado.
«Un día mi hermana me dijo que sus tres hijos querían aprender música, les propuse invitar a siete más de sus amigos para formar una banda», así es cómo a partir de 1983, Luna reúne a los jóvenes en la plaza principal del municipio cada domingo para formar la nueva banda de Chapala, tras quince años de ausencia.
El ahora maestro de 73 años de edad tomó en esos días una de las decisiones cruciales en su vida ya que “los músicos sacrificamos el tiempo y esfuerzo, yo dediqué el mío a desarrollar la música entre los jóvenes del pueblo”, afirmó Chavo sin arrepentirse de dejar las grandes ligas y continuar su legado con clases de música para clarinete, saxofón, trompeta, trombón y todos los instrumentos de viento que domina.
El esfuerzo en 28 años nunca ha sido en vano y, aunque la paga sea un simple plato de pozole con un par de tostadas, los alumnos siempre han hecho valer su trabajo. Son 18 los estudiantes que han llegado hasta «mero arriba», siete de ellos en la actualidad son profesionales y tocan junto a celebridades como Alejandro «El Potrillo» Fernández, La Banda San Miguel, Banda Caramelo o La Pequeño Musical.
Chavo Luna tal vez no llegó a la fama mundial como otros músicos que perseguían la imagen publicitaria, pero la persistencia y dedicación que ha demostrado a lo largo de sus 52 años de trayectoria, el entregarse a las enseñanzas sin fines de lucro, sí lo llevaron a ser reconocido por su pueblo con un homenaje al aire libre en la plaza principal de la cabecera municipal el 21 de noviembre.
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