Manuel Santacruz Macías, 14 de agosto de 1953- 24 de diciembre de 2022, junto a su caballo, Rosillo. Foto: Cortesía.
Sofía Medeles.- “Soy único, nunca van a encontrar a nadie como yo”, solía decir entre risas Manuel Santacruz Macías, alias “Chiripa”, un charro de Ajijic, que dejó huella entre sus amistades, la charrería y la música de su querido pueblo.
Nacido en Ajijic el 14 de agosto de 1953, hijo de Jesús Santacruz y Angelina Macías, fue el tercero de siete hermanos. Desde pequeño, lo describen como un joven muy alegre y noble, que siempre vio por sus padres y sus hermanos, además, de que siempre valoró mucho la amistad.
Según cuenta su familia, desde muy temprana edad se le vio la pasión por la charrería, cargando siempre con sus sogas para hacer floreo. No fue hasta sus 16 años que empezó a montar caballos y toros. Aunque en su tiempo, él no tuvo caballos, buscó ser cercano a ellos, trabajando con extranjeros que tuvieran, y hacía labores cuidándolos.
Chiripa, como era conocido, durante un desfile, portando el estandarte de la Asociación de Charros de Ajijic. Foto: Cortesía.
Los charros de aquellos entonces lo invitaron a una asociación, llamada “La Alborada”. Cuando esta asociación terminó, él junto a otros charros de Ajijic, se reunieron para construir con sus propias manos lo que hoy se conoce como Lienzo Charro de Ajijic. Tiempo después, se fundó la Asociación de Charros de Ajijic, de la que él formó parte. “Era buen jinete, era un charro completo, hacía todas las suertes, paso de la muerte, montas, y de todo”.
No solo era la charrería su pasión, sino que también disfrutaba de la música, tanto tocar instrumentos, como cantar. Conoció con su esposa Juana Mariscal Romero, en el año 1975 mientras él era vocalista de un grupo llamado “Tropilocos”. Un año después, en 1976, se casaron.
De este matrimonio, nacieron 5 hijos: Osvaldo, José Manuel, María Estela, Filiberto y David. Sus hijos coinciden en que fue un papá muy cariñoso, que los educó en base a los valores que les inculcó, que fueron respeto, apoyo y unidad, además, les inculcó la charrería, y los apoyó en la música, consiguiéndole a sus hijos el equipo de sonido para que pudiesen formar y prosperar con sus agrupaciones.
Desde 1981, empezó a ir a los Estados Unidos de América, para proveer a su familia, aunque siempre volvía para las fiestas del pueblo, Navidad, Año Nuevo, y solía irse después del carnaval. Aunque estaba en otro país, sus hijos y hermanos recuerdan que siempre mantuvo una cercanía con ellos, principalmente, vía telefónica, y a pesar que no llamaba muy a menudo porque en aquellos tiempos eran escasos los teléfonos en Ajijic, siempre estuvo al pendiente de su familia.
“Nuestros mejores recuerdos eran en Navidad. Todos en casa esperábamos con ansias esas fechas, porque era donde él venía y pasaba tiempo con nosotros. Siempre lo disfrutamos mucho”, compartieron sus hijos.
Fue aproximadamente entre el 2017 y el 2018 cuando volvió a Ajijic para quedarse. Ese mismo año volvió a ser participante activo de la Asociación de Charros, y compró a su caballo Rosillo, quienes sus hijos aseguran que fue el caballo al que más cariño le tuvo, y consideró como un amigo más.
“Rosillo lo compró ya grande. Había sido campeón de muchas carreras, y ya estaba retirado. Estuvo enfermo, y muchas personas le decían ‘déjalo ya, no se va a aliviar’, pero él le siguió insistiendo y logró que se curara. Se dio tiempo de estar con él y disfrutar juntos, era como su amigo”, añadieron.
Él perteneció a la última mesa directiva de la Asociación de Charros, donde fue nombrado vicepresidente este 2022. “Como vicepresidente, estaba muy contento. Andaba buscando por todos lados, queriendo organizar torneos y eventos”.
Juan Ramón Flores, el actual presidente, comentó que Chiripa, al decirle que sí quería formar parte de su planilla, le agradeció por tomarlo en cuenta, ya que a él le encantaba lo que denominó como “el deporte mexicano por excelencia”, además fue contagiado por el entusiasmo de su proyecto, el cual era, seguir fomentando la charrería. “Fue un gran jinete”, comentó.
Por su parte, Erika Navarro, la entrenadora de la escaramuza pedagógica Potranquitas, recordó el gran cariño que le tuvo, ya que fue su padrino de sombrero cuando se integró a la escaramuza. “Siempre nos brindó su apoyo en este deporte, en años anteriores, y en salidas recientes con las potranquitas, como patrocinador, y como padrino de sombreros de una de las niñas. Siempre portó su vestimenta charra con mucho orgullo y con mucha honra”.
Muchas de las anécdotas que recuerdan que contó, tienen que ver con amistad, por ejemplo, una ocasión en la que cruzó nadando hacia los Estados Unidos, y uno de sus compañeros lo arrastró la corriente. El regresó a auxiliarlo, y se perdió el único recuerdo que llevaba consigo de su familia, que era un videocasete del bautizo de uno de sus hijos. Su moraleja fue “siempre hay que ver por un amigo”.
Sobre su fallecimiento, registrado el 24 de diciembre del 2022, sus familiares señalaron que fue un accidente. Él se encontraba en un recibimiento (fiesta de bienvenida que realizan los charros) en El Molino, Jocotepec, el pasado lunes 19 de diciembre. Él se quedó más tiempo que los amigos con los que iba, y después de que ellos regresaron a Ajijic, ya no supieron nada de él, hasta que días después lo encontraron en una presa de la localidad de El Molino, donde se realizó el Recibimiento.
“Siempre estará en nuestros corazones, y nunca lo olvidaremos. Él decía, no va a haber más nadie como yo, y sus acciones siempre nos lo confirmaron. Agradecemos las lecciones de vida que nos enseñó, y los valores que nos dio, los cuales siempre tendremos en cuenta. Nunca hay que dejar solo a un amigo, y siempre hay que cuidarnos entre todos”, comentaron sus hijos y su familia.
Ángela Morfín Ascencio a sus 17 años. Foto: Alma Serrano.
Alma Serrano.- La cosalense Ángela Morfín Ascencio de apenas 17 años de edad, superó su timidez, dejó de tocar el violín, ya que ella lo que realmente quería es cantar.
“Sinceramente yo cantaba bien, tenía mucha pena, pero mis maestros y compañeros vieron el potencial que tenía y supe que eso era lo que yo quería y dejé el violín, o sea sí me gustaba, pero yo nací para cantar”, compartió Ángela Morfín.
A sus 11 años, Morfín Ascencio, por invitación de una de sus primas decidió entrar a la Orquesta Filarmónica Infantil de la Ribera de Chapala (OFIRC), creada por el maestro y músico, Daniel Medeles. Fue ahí donde aprendió a tocar violín, al principio como una forma de introducción a la música, aunque en el fondo lo que a ella le interesaba era cantar, aunque consideró que su personalidad era un obstáculo, pues era tímida y reservada.
Fueron alrededor de 3 años los que dedicó a tocar música de violín, sin contarle a sus compañeros de la Orquesta que lo que ella deseaba era cantar. Fue bajo la creación de un subgrupo en la OFIRC llamado “Ensamble Coxala”, que la joven comenzó a cantar después de que uno de sus maestros la escuchara. Fue entonces que abandonó definitivamente el violín.
Su timidez cesó al enfrentarse al público tras diversas presentaciones y conciertos, tanto de la OFIRC, como de la Sonora Pachanguera, grupo cosalense en el que comenzó a trabajar como cantante.
Actualmente Ángela estudia el último semestre de la preparatoria, pero tiene un sin fin de metas, como continuar en una escuela de música en San Juan Cosalá, entrar a la universidad para estudiar música, estar en un coro reconocido para tomar experiencia, cantar en las iglesias, formar un grupo versátil y su más grande sueño: ser reconocida internacionalmente y llegar a la fama.
Pese a que Morfín es fanática de la música K-Pop, sabe que otros géneros musicales como el regional mexicano o tradicional, es la música que la acercará a cumplir su sueño.
Para finalizar, Angela afirmó que aunque sus papás y otras personas tienen prejuicios acerca de lo que significa dedicarse a la música, en su opinión, “debes hacer lo que quieras con lo que tengas, en lugar de arrepentirse por lo que hubiera pasado. Siento que yo debo cantar”.
Amador Torres Romero (1954-2022) junto a su esposa María del Pilar Parra Martínez. Foto: Cortesía.
Sofía Medeles- Amador Torres Romero, mejor conocido en Ajijic como don Amador, fue un hombre que hizo amistades por todo el municipio e incursionó en la política, siempre con la intención de buscar ayudar al prójimo.
Nacido el primero de octubre de 1954, en una familia de pescadores originaria de Ajijic, don Amador, desde pequeño aprendió el oficio de la pesca, además que tenía pasatiempos como jugar futbol y hacer amistades a donde quiera que fuera.
Se casó a sus 20 años, con María del Pilar Parra Martínez, con quien tuvo 4 hijos: María del Pilar, Paul Amador, Leonor y Viridiana. Según lo que cuenta su esposa, debido a sus oficios (él siendo pescador, y ella servicio de limpieza en casas), Don Amador pasaba los días con sus hijos, cumpliendo con sus necesidades, y las responsabilidades de su hogar.
Don Amador junto a sus nietos. Foto: Cortesía.
“Yo llegaba en la tarde, y él ya tenía la casa lista, e incluso ya con la comida hecha. Esto era porque ser pescador es trabajar muy temprano, o muy tarde, y en mi trabajo, yo salía ya tarde, llegaba y ya estaba todo listo. Fue muy buen esposo y muy buen padre”, agregó Doña Pili.
“Él hacía las cosas como él sabía hacerlas. Recuerdo que cuando era niña, me hacía un chongo hasta arriba, pero lo hacía, me traía siempre peinada”, comentó su hija Leonor.
Según cuentan sus familiares, Amador tenía la inquietud de siempre ayudar al pueblo y a sus habitantes, ya fuera con servicios, o con su amistad. “Era bueno de más” señaló su hijo Paul. Inició su labor, siendo el hombre encargado de encender las lámparas de la calle con un carrizo, también, se daba a la tarea de limpiar la carretera, el pie del lago, etc.
Aproximadamente en 1994, fue recaudador del comercio ambulante de Ajijic, aumentando así su número de conocidos. “Siempre nos decían, ay, don Amador es muy bueno como recaudador, si no vendemos, nos hace el favor de ayudarnos sin cobrarnos”, añadió su esposa.
Fue delegado de Ajijic en el 2000, y después, presidente del Partido Revolucionario Institucional (PRI). No fue hasta después de volver de los Estados Unidos, donde estuvo varios años trabajando, que regresó para ser Regidor de Ajijic.
“Cuando estuvo en puestos políticos, siempre apoyó a la gente que le pedía su ayuda. Alguna vez, una de sus compañeras del ayuntamiento, nos dijo que hacía muy bien su trabajo, ya que siempre tenía fila de personas esperando fuera de su oficina, y a todos los atendía”, aseveró su esposa Pilar.
Su hijo Paul, comentó “Todo lo que ha querido, lo ha tenido”, haciendo referencia de cómo a lo largo de su vida, logró sus metas, y siempre disfrutó cada cosa que hizo. También recordó cómo su papá, era conocido por sus conversaciones largas, ya que, no solo se detenía a saludar a la gente que conocía, si no, a tener una buena charla con ellos.
En el ámbito familiar, lo describen como un hombre muy cariñoso, y que disfrutaba mucho de la compañía de los niños, alegrándose de compartir el tiempo con sus hijos, y con sus nietos “A todos los cargó él, hasta que pudo. Le gustaba andar con su montón de nietos por todos lados”, comentó una de sus hijas.
Tanto sus hijos, como sus nietos, y su esposa Doña Pilar, comentaron que para ellos fue el mejor padre, abuelo y esposo que pudieron tener, además de que siempre les inculcó valores como respeto, lealtad, responsabilidad, empatía y valentía, y, sobre todo, amistad. Siempre recuerdan la frase que él más decía, que era “solo estamos aquí de pasada”.
Toda su familia, agradece a sus amistades, y a quienes los apoyaron durante el novenario. “Es la cosecha de lo que Amador cultivó toda su vida, las amistades que tanto cariño le tuvieron, y a las que siempre les estaremos agradecidos”, sentenció Doña Pilar.
Alejandro Von Düben en un café durante la entrevista con Semanario Laguna. Foto: J. Stengel.
Jazmín Stengel.- Concientizar a la juventud con sus escritos y novelas es el objetivo que tiene el chapalense Jorge Alejandro von Düben Padilla.
El escritor con varias obras en su haber se dedica principalmente a la poesía, sin embargo, las situaciones sociales de fuerte impacto le llevaron a añadir un sentido de conciencia a sus textos. Como hizo en el concurso “Universo de Letras 2022” de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el cual ganó con la novela juvenil: “Clara como un Fantasma”, que habla del impacto que tuvo una joven que fue testigo de una desaparición forzada.
Dicha novela se escribió en cuatro semanas, pero hay otras que requieren una investigación más extensa por parte de von Düben. Es por eso que ya planea una historia del problema renal que sufren poblaciones de la Ribera de Chapala, y la contaminación del lago. Otro escrito que proyecta es acerca de la migración, aunque también espera trabajar temas como el abuso sexual infantil.
Alejandro von Düben de 34 años de edad, ha trabajado con diferentes organizaciones altruistas. Así es como en una ocasión viajó a Oaxaca para instruir a niños de bajos recursos en el área de literatura.
“Empezó a interesarme no sólo escribir sobre eso, sino también transmitir y hacer un diálogo con las personas que lo viven”, apuntó.
Hasta el momento, Alejandro von Düben publicó los títulos Dar a Luz, Poemas de la Noche Insomnia, 20 Poemas para Construir una Casa y Palabras Como de Otro Mundo, en su mayoría dirigidas a un público infantil y juvenil. El último de ellos, Clara como un Fantasma, se presentará a finales de noviembre en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Algunos de los premios que ha recibido en poesía son: Los Juegos Florales de Zapotlán; el Nacional de Poesía Francisco González, en León Guanajuato; Alas de Lagartija; y los concursos de Poesía Infantil, tanto nacional como internacional. En cuentos ha ganado el premio José Alfredo Vázquez del 2015 y este año ganó “Clara como un Fantasma” en el concurso Universo de Letras.
Alejandro von Düben, aunque tiene apellido sueco, es de padres mexicanos y habita de manera temporal en Ciudad Guzmán donde labora. Visita con regularidad a su familia quienes desde hace años viven en Ajijic.
Carmen Elizabeth García Villalobos, artista y gestora cultural. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Carmen Elizabeth García Villalobos, conocida como Kany García, es una joven artista originaria de San Juan Cosalá. Su vida ha girado en torno al trabajo comunitario, la gestión cultural y su creación personal.
La cosalense de 32 años, cuenta con 10 años de trayectoria, se inició en el dibujo bajo la dirección del pintor Eduardo Xilonzochitl, quien posteriormente la sumergió en un amplio abanico de técnicas para la creación, como la pintura, el grabado, la escultura y la acuarela.
Kany Garcia Villalobos pintando en caballete. Foto: Cortesía.
San Juan Cosalá y Los Colores de su Gente, fue la primera exposición pictórica en la que participó, junto a otros creadores de la Ribera de Chapala. A la par se empezó a involucrar en diversos proyectos con sentido social en su comunidad, especialmente los relacionados con las infancias.
Muestra de ello es la creación del colectivo, Colores que Dan Vida, creado en 2019, de la mano del artista plástico Isidro “El Chivo” Xilonzochitl, cuyo objetivo en su primera etapa fue pintar 300 postes de la localidad, con obras de niños, niñas y adolescentes, provenientes en su mayoría, de entornos violentos o de escasos recursos.
Actualmente Kany García forma parte de la Mesa Participativa, conformada por la Estación Cardinal Ribera, programa de la Secretaría de Cultura de Jalisco, cuyo objetivo es descentralizar la vida cultural del estado.
«Trabajamos un proyecto durante tres meses y apenas nos autorizaron, estoy ahí. Tenemos murales en puerta para San Juan Cosalá, apoyaremos a todos los barrios», concluyó.
Raúl Contreras, cantante jocotepense de 34 años de edad. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- El cantante jocotepense, Raúl Contreras, hizo un recuento de su transformación vocal y como artista a lo largo de sus más de 15 años de trayectoria: desde que comenzó en la ópera, hasta la actualidad en la amenización de eventos como solista.
Su interés por la música comenzó a los 10 años a través de la batería y el canto, solamente como pasatiempo debido a la influencia familiar de parte de su madre. En su adolescencia se integró a un grupo versátil y para sus 18 años ya estaba convencido de estudiar la Licenciatura en Música.
Fue en ese momento donde incursionó brevemente en la ópera de la mano de dos maestros que lo asesoraban.
«Estuve poco tiempo (cantando ópera), pero mis maestros me ayudaron en cuestión de canto, técnicas y el monitoreo de mi voz», compartió.
Al pasar los años, Raúl Contreras quiso dedicarse a cantar en las fiestas, para generar una fuente de ingreso, pero la gente pedía canciones de banda y cumbias, y a pesar de no ser sus géneros favoritos, quedó enamorado de sus ritmos y ya no los soltó. Fueron canciones de la banda Cuisillos las que más le solicitaban, ya que relacionaban su voz con la de Rogelio Torres, el ex vocalista de esa agrupación.
«Me envolví en lo de las fiestas, en lo de la banda y en las cumbias, pero en la banda surgió algo chistoso: a mí no me gustaba la banda, pero cuando empiezo a cantar banda aún no era fan de Cuisillos, sin embargo, la gente decía que imitaba a Rogelio Torres, pero nunca fue mi intención. En una noche que estuve ensayando, llegó mi hermano a mi casa y me dijo que cantara una canción de Cuisillos y me dijo que había mucho parecido».
Tras esta experiencia ahora persigue el sueño de conformar su propia agrupación musical para tocar cumbias, banda y baladas. «Mi tirada es poder hacer una banda, hacer algo más profesional y grande, una banda como Pequeños, Cuisillos o algo por el estilo», comentó.
Actualmente Raúl Contreras se dedica de lleno a la música como solista, en todo tipo de eventos y cantando en restaurantes de la Ribera de Chapala. Entre sus proyectos a futuro se encuentran la grabación de un disco, presentarse en un programa de televisión y agregar música en vivo a sus shows.
«Gran parte de la clave del éxito está en el entrenamiento vocal, en ser constante, tener pasión hacia la música, ensayar, tener disciplina, practicar, ser creativo, prepararse constantemente y cuidar mucho el instrumento: la voz», concluyó.
Entrega de un reconocimiento por la trayectoria deportiva de Gerardo “Nardo” López Castellanos a su familia. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- Autoridades municipales homenajearon a Gerardo López Castellanos “Nardo”, entregaron a sus familiares un reconocimiento por su trayectoria en el deporte, además de que anunciaron la realización de una estatua en su honor.
La reunión fue el pasado 30 de julio en la plaza principal de Ajijic, donde varios de sus colegas deportistas, así como autoridades municipales, le brindaron unas palabras tanto al fallecido Nardo, como a su esposa e hijos, además de que compartieron anécdotas del deportista.
El artista Efrén González anunció que iniciaría trabajos para la realización de una estatua en su honor. El encargado del Consejo Municipal del Deporte (COMUDE) en Ajijic, Alejandro González González, compartió a este medio que sería una estatua que lo representara a él, de cuerpo completo, hecha de bronce.
Durante la ceremonia, Efrén pidió el apoyo de los ajijitecos para recolectar el bronce que necesitará para la manufactura de la escultura, por lo que invitó a la población a donar objetos de este material, acudiendo a la Delegación de Ajijic o a su estudio, en la calle Marcos Castellanos #7.
Además, se le entregó a la familia un reconocimiento donde se destaca la trayectoria deportiva de Gerardo, junto a varias fotografías de momentos emblemáticos de su historia en el atletismo.
Este evento fue realizado en conjunto entre el COMUDE y el Gobierno de Chapala, aunque éste no es el primero que se realiza en su honor, ya que en vida se le hicieron algunos tributos a su trayectoria.
Gerardo López Castellanos, nacido el 3 de octubre de 1957, fue un corredor destacado de Ajijic, quien falleció el primero de marzo del 2021. No solo inició a correr desde muy joven, participando y alcanzando el podio en varias carreras nacionales e internacionales, sino que entre sus logros está el haber sido el seleccionado estatal para acudir a los Juegos Panamericanos en Puerto Rico en 1979.
Aunque debido a varias circunstancias no pudo participar en los Juegos Panamericanos, siguió corriendo en varias competencias nacionales. Una de ellas fue en 1992, donde con el fin de promocionar las carreras en Chapala, se le dio una vuelta al lago y en cuya carrera, la empresa de artículos deportivos Nike, patrocinó a Nardo, junto a Javier Raygoza Munguía, Ricardo González González y Gilberto Holguín Rey.
Alejandro Rayo Chávez, mejor conocido como ‘El Mariles’ por los chapalenses. Foto: Cortesía.
Jazmín Stengel.- Además de ser conocido por su solidaridad hacia la gente, Alejandro Rayo Chávez, mejor conocido como “El Mariles” en su natal Chapala, también tuvo la fuerza de reconstruirse, dejar atrás el alcoholismo para recuperar a su familia y llenarlos de amor.
Mariles nació el 10 de julio de 1954, en una familia de ocho hermanos y falleció de un infarto, el 17 de julio del 2022, a la edad de 68 años, un día después del entierro de una de sus sobrinas; compartió su único hijo, Carlos Rayo, en una entrevista telefónica con Laguna.
A pesar de que Carlos conoce poco de la trayectoria deportiva de su padre, sabe que fue corredor de bicicletas en su juventud y se dedicó a la reparación de las mismas durante toda su vida, oficio que le fue heredado de su padre José Rayo “El Rey”, cabeza de la familia Rayo, conocida por dedicarse desde los años cuarenta a todo lo relacionado con el negocio de las bicicletas.
Alejandro Rayo conoció a Adriana Desales Salcedo a la edad de 20 años, cuando ella apenas tenía 15 y contrajeron nupcias cinco años después, en 1977. Tres primaveras después nació Carlos Rayo Desales, su único hijo varón. Tiempo después, la pareja también procreó una niña, la cual falleció a los pocos meses de nacida.
La bondadosa amistad que su padre compartía con la gente que lo rodeaba, le fue presentada a Carlos hasta después de su muerte. «Conocí amigos de antaño que él tenía», expresó, lo que le ayudó a comprender el movimiento de solidaridad que su padre generaba en el municipio.
«Teniendo poco, siempre daba mucho», afirmó el joven, quien estudió la Licenciatura en Artes Escénicas, en la Universidad de Guadalajara (UdeG).
A muchos chapalenses, Rayo los capacitó en el oficio de mesero, ya fuera cuando trabajó en el Restaurante de Don Juan, en la zona de Acapulquito, en la cabecera municipal; o años después, cuando creó su propio equipo de meseros para atender fiestas privadas en el municipio.
La parte más dura que Carlos recuerda de la vida de su padre fue el alcoholismo y los vicios que lo alejaron de su familia. Sin embargo, en un punto de quiebre, Alejandro Rayo optó por entrar a un centro de rehabilitación y enfocarse en recuperar a su esposa e hijo.
“Mi padre es el ejemplo vivo de que una persona se puede recuperar de los vicios cuando quiere hacerlo”, resaltó Carlos con orgullo durante la entrevista.
Mariles ya no volvió a las competencias, pero como buen hijo de ‘El Rey’, hizo uso de su bicicleta hasta los últimos días de vida. Su taller lo había cerrado durante la pandemia, pero se le veía ayudando en los otros talleres de la familia Rayo.
Actualmente, Ángel Serrano tiene 77 años de edad y más de 900 días sin pescar en el Lago de Chapala. Foto: Alma Serrano.
Alma Serrano.-La pesca es una actividad que rebota la calma, la sensibilidad, la espera, la creatividad, sin dejar de ser tan demandante para poder vivir y disfrutar de ella al máximo con tu familia y mejor aún, gozar de tu propio trabajo, un trabajo donde no necesitas vacaciones porque siempre estuviste feliz.
Pescar te hizo un experto en el lago y en tantas cosas, tanto que has tenido alrededor de ocho canoas, mojarreras, charaleras, anzuelos, atarrayas, redes.
A los 12 años, Ángel Serrano ya surcaba las aguas del lago buscando el sustento de su familia. Foto: Alma Serrano.
Sabías cuando subirte a la canoa y llegar a casa con 100 kilos de tilapias, a tus 25 años, sin olvidar que eres un excelente nadador. Pescar ha ido despertando tus sentidos uno a uno para ir activando la alerta de si un pez está cerca, mirarlo, no perderlo de vista, y jalar el anzuelo con esperanza y la riqueza en las manos, has sido un excelente espectador, y te has llenado de paisajes que no pretendías, detectar un movimiento en el agua, en el viento y arrojar la atarraya con mucha fuerza, tu atención fija en el objetivo, no hay pensamientos importantes, todo está en la acción, en lo astuto que te vuelvas con el tiempo.
Los peces irónicamente terminaron amándote, Ángel, desde hace 50 años en San Juan Cosalá has sido su fiel compañero, pasaron juntos tan solo unos minutos aparentemente, y los peces que de lejos te vieron saben que no estás ahí para cuidarlos pero se les hizo tanta costumbre verte que empezaron a quererte, a echarte de menos, cuando no asistes, y deben de estar muy preocupados ahora, que tiene más de 900 días que no te ven en el lago, también aquellos a los que algún día les diste un buen susto, tal vez algún día ya no recuerdes en lo que consistió tu vida por más de 60 años, no recuerdes quien eras y eres ahora.
Debe de estar de luto el lago, Ángel, no debiste salir de ahí, tus manos empiezan a sentirse suaves, vacías e insensibles, necesitas volver al lago, tomar la atarraya, mirar tu objetivo y crear un recuerdo nuevo, tal vez esa sea la única manera de recordarte a ti mismo sin usar la memoria, pues bien dice el dicho “lo que bien se aprende, nunca se olvida”.
Ángel, tus manos son un recuerdo de lo que amas, puede que estés olvidando rostros, sentimientos y actividades, incluso la esencia de lo que eres, pero la gente no te olvida, cuando vemos un paisaje, una ola, un pez, tu cuerpo está en casa, pero tu corazón todavía sigue en el lago, pescando.
Ángel Serrano Medina, es mi abuelo, un cosalense de 77 años de edad que comenzó a pescar al cumplir su primera década, pero que desafortunadamente ya no lo recuerda. Su memoria se ha ido fragmentando poco a poco desde hace tres años cuando adquirió la enfermedad que degenera la capacidad de revivir los recuerdos: Alzheimer.
Es un hombre fuerte y desbordante, apasionado con lo mejor que sabe hacer y dedicado a lo que le ha entregado la mayor parte de su vida: pescar. ¿Recuerdas cuando fuiste uno de los pioneros de la pesca en San Juan Cosalá y sacaste una tilapia de más de un metro?, le pregunto; ojalá lo recuerdes, me respondo.
Chavo Luna frente a su casa, «El futuro de la música es incierto, de estar muerta durante la pandemia ahora el movimiento renace».
Jazmín Stengel. – Salvador de Luna Castellanos (1948) mejor conocido como Chavo Luna inició su carrera a la edad de ocho años, el día que decidió seguir a los músicos que veía pasar vestidos de traje con instrumento en mano, por la avenida principal de su pueblo, Chapala.
La persecución de aquel día llevó al niño hasta la Academia de la parroquia de San Francisco de Asís donde ensayaba la mítica banda de la comunidad, “Niños Héroes”, fundada por el cura Raúl Navarro. “Ahí comencé a estudiar”, dijo ya con un tono melancólico.
Chavo entró en una armonía que lo acompañaría toda su vida. Al ser mayormente autodidacta busco aprender de amigos y compañeros que estudiaron en el Conservatorio, como Humberto Rivera quien lo acompañó durante dos años, ayudándole a complementar su formación musical.
La calidad de su música y las pocas oportunidades de ejercer su oficio en Chapala durante su juventud, lo llevaron en los años 70 a dar el brinco directo a las agrupaciones tapatías. La Orquesta Juvenil de Guadalajara fue la primera en abrirle las puertas. Después de eso Chavo formó parte de las orquestas dirigidas por Nano González y Enrique Reyes, famosos músicos jaliscienses.
Luna nos platicó uno de los mejores momentos que vivió sobre el escenario. “El primer día que toca uno, un solito, sabroso y que se escuchen los aplausos, la mirada de la gente hacia ti”, expresó con una disimulada sonrisa y los ojos iluminados de nostalgia como si reviviera ese momento desde la cálida sala de su casa.
Después de ese día su carrera despegó, era un integrante de la Orquesta de Arturo Xavier González Santana cuando esta se dividió en 1981, «los mejores formaron su agrupación a parte y los no tanto nos quedamos», recordó Chavo.
Sin dejar transcurrir mucho tiempo, la Orquesta Sinfónica del Estado de Jalisco lo llamó a su conjunto de músicos élite en la ciudad, donde permaneció tres años, “al principio lo dudé, pero me quería calar con los grandes y me di cuenta que tenía la calidad”, dijo algo sonrojado.
«Un día mi hermana me dijo que sus tres hijos querían aprender música, les propuse invitar a siete más de sus amigos para formar una banda», así es cómo a partir de 1983, Luna reúne a los jóvenes en la plaza principal del municipio cada domingo para formar la nueva banda de Chapala, tras quince años de ausencia.
El ahora maestro de 73 años de edad tomó en esos días una de las decisiones cruciales en su vida ya que “los músicos sacrificamos el tiempo y esfuerzo, yo dediqué el mío a desarrollar la música entre los jóvenes del pueblo”, afirmó Chavo sin arrepentirse de dejar las grandes ligas y continuar su legado con clases de música para clarinete, saxofón, trompeta, trombón y todos los instrumentos de viento que domina.
El esfuerzo en 28 años nunca ha sido en vano y, aunque la paga sea un simple plato de pozole con un par de tostadas, los alumnos siempre han hecho valer su trabajo. Son 18 los estudiantes que han llegado hasta «mero arriba», siete de ellos en la actualidad son profesionales y tocan junto a celebridades como Alejandro «El Potrillo» Fernández, La Banda San Miguel, Banda Caramelo o La Pequeño Musical.
Chavo Luna tal vez no llegó a la fama mundial como otros músicos que perseguían la imagen publicitaria, pero la persistencia y dedicación que ha demostrado a lo largo de sus 52 años de trayectoria, el entregarse a las enseñanzas sin fines de lucro, sí lo llevaron a ser reconocido por su pueblo con un homenaje al aire libre en la plaza principal de la cabecera municipal el 21 de noviembre.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala