Crónica sobre los festejos del 60 aniversario de su primera visita al municipio ribereño
Domingo Márquez (Chapala, Jal.).- Desde temprana hora cientos de feligreses esperaban con ansias la llegada de La Reina del Lago. La pequeña, pero muy apreciada imagen arribó a la cabecera municipal resguardada por aire y por tierra; dos avionetas surcaban la parte del cielo que le toca a Chapala y guardias a todo momento la cuidaban. No hacía falta. Más de uno de los ahí presentes no dejarían que nada le sucediese.
La Virgen de Zapopan tocó suelo ribereño a las 11:18 de la mañana del domingo 12 de julio, venía de su basílica. Todo estaba dispuesto para celebrar el sesenta aniversario de su primera visita a Chapala.
Más de una veintena de arcos decorados con flores y con apellidos de familias del municipio fueron dispuestos a lo largo de la avenida principal, aserrín pintado guiaba el camino por donde pasaría. Un vestido nuevo con valor de 80 mil pesos le fue regalado.
Además, para conmemorar tan importante fecha, la parroquia de San Francisco de Asís mandó hacer un réplica de la imagen en fibra de vidrio, con una altura de cinco metros y tres metros de ancho, la escultura fue realizada por el tapatío Mario Andrade y desde el domingo decora el malecón de la cabecera municipal.
Los danzantes que lucían elaborados atuendos y grandes penachos con plumas de todos los colores inimaginables, no paraban su baile, los acólitos llenaban de olor a incienso todo el ambiente, la música y el tronido de los “cuetes”, además del murmurar de la gente, daban por enterado que La Virgen ya estaba en Chapala.
Flores de distintos colores, las esculturas de dos palomas blancas y un pez adornaban el carruaje de La Generala, el cual iba jalado por una cuatrimoto.
Las danzas, los aplausos, el retumbar de los tambores, el sonido de los motores de los clubs de motociclistas, música de todo tipo y la fe de los feligreses acompañaron a la imagen durante su recorrido por la avenida principal, la Francisco I. Madero.
A su paso, cientos de personas de todas las edades, gritaban el tradicional Viva La Reina del Lago, los que traían confeti se quedaron con ganas de aventárselo; se escuchaba por las bocinas que se evitara tirar confeti a la imagen, como se acostumbraba.
Al llegar al final de la avenida, se encontraba un enorme escenario del cual pendían unas letras que dejaban leer este mensaje: “Bienvenida Madre, Cuida Nuestro Lago y Bendícelo”. Ahí oficiaría la misa el cardenal Francisco Robles Ortega, quien venía saludando a los fieles desde un auto clásico detrás de la sagrada imagen.
De pronto, el refrescante rocío de un chorro de agua que salía de una manguera a presión sostenida por bomberos de Chapala, indicaba que ahí terminaba el recorrido, pero también simbolizaba el pedimento del pueblo Chapalense para que La Laguna, sí, como es conocida entre los locales, se llenará.
La Virgen de Zapopan ya había hecho el milagro de llenar la Laguna, y ahora se recuerda ese milagro, le explicaba una señora a su hijo, mientras se preparaba todo para iniciar la ceremonia eucarística en la Fuente de los Pescadores en el malecón de Chapala.
Las fotografías no paraban, reporteros y vendedores, se veían por todos lados. Por fin, se escuchan las primeras notas del coro Redes y Cantos de Chapala, las cuales dieron inició a la misa que duró poco más de una hora.
En su mensaje el Cardenal pidió “no atropellar los bienes de la naturaleza”, además de resaltar las dificultades a las que se enfrentan los católicos al tratar de predicar el evangelio.
“El mensaje cristiano es obvio y conocido, pero no es vivido por la mayoría de cristianos. Ante las críticas nos quedamos callados”, les decía Robles Ortega a los alrededor de cuatro mil personas que se encontraban escuchando el mensaje Eucarístico.
Las ofrendas se hicieron presentes, desde frutas hasta dulces típicos, pan y otras cosas se colocaron al pie del altar. Todo indicaba que ya estaba a punto de terminar la misa.
Al finalizar la ceremonia el cardenal bendijo la escultura de la Virgen de Zapopan, que se levanta imponente sobre el malecón, el cual tiene el diseño del vestido de cauda que le regaló el pueblo Chapalense.
Las danzas comenzaron a sonar sus tambores que no pararon hasta varias horas después. El espectáculo de penachos, plumas, cascabeles recordaban a los míticos pueblos indígenas, los cuales desde hace cientos de años ya habían aceptado la evangelización.
A La Generala se le dio un paseo por el malecón hasta llegar al faro, para después llevarla al altar de la parroquia de San Francisco de Asís, donde la esperaba una multitud y una alfombra de rosas blancas. Ahí pasaría la noche del domingo.
La Virgen con su vestido nuevo no salió del templo de San Francisco de Asís desde ese domingo, hasta que partió de regreso a su basílica a las 16:20 horas del 13 de julio.
En surepresentación, una imagen de las Peregrinas, visitó por la mañana la Isla de los Alacranes, ubicada en el Lago de Chapala, que este fin de semana subió nueve centímetros.
Fotos: Domingo Márquez.
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