La obra de cambio de tuberías de drenaje y empedrado ahogado lleva aproximadamente 2 semanas en proceso, al cruce de Francisco Villa con Zaragoza.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- En Ajijic, se decidió poner empedrado ahogado en cemento en la calle Francisco Villa, al oeste del poblado. Pese a haber causado polémica la noticia, la mayoría de los vecinos de “La villa” afirman que para ellos es una solución a sus problemas.
El delegado de Ajijic, Juan Ramón Flores, declaró que antes de realizar cualquier cambio, se hizo una junta vecinal con los habitantes de la zona para saber sus opiniones y con base en ello, tomar decisiones: “En su mayoría estuvieron de acuerdo; solo dos o tres tuvieron opiniones diferentes”. Además, se aprovechará para arreglar el drenaje de la calle.
Estas palabras del delegado se pudieron confirmar con testimonios de quienes habitan en esa calle, que mostraron la aceptación por la modificación debido a diversos factores, entre los más destacados fueron el empedrado suelto, el tiempo de lluvias y como se desencaja piedras que quedan afectando la vialidad y constante paso de vehículos.
“Está bien porque se están adaptando a estos nuevos tiempos. Por esta calle pasan muchos camiones y muchos carros, entonces el empedrado ya no aguanta y en tiempo de lluvias es peor porque las piedras se levantan y, a parte, se hace un lodazal. Para mí fue una buena elección y estaría mejor si ponen topes, porque siempre hay niños en la calle y así se evitan accidentes”, dijo un vecino entrevistado.
Otras dos habitantes comentaron que está bien, pero que tienen sus dudas al respecto. Uno de los elementos señalados en contra fue el clima: “con el cemento, se calienta más la calle, pero está bien, porque aquí hay muchos adultos mayores que no pueden andar sobre empedrado o mamás que sacan a sus bebés en carriolas y el bebé va brinque y brinque. Es beneficioso, pero tiene sus contras”.
Mientras tanto, algunos habitantes entrevistados de otras calles -e incluso otros barrios-, se oponen al proyecto, alegando que esto altera la imagen tradicional de Ajijic, además de que cambiará el microclima que se creó debido a esto.
“No es posible que quieran hacer un intento de calles más modernas, en un pueblo que precisamente ha destacado por su bonita imagen rural. Lo que falta es que inviertan más en el mantenimiento de los empedrados, no que los ahoguen, además no creo que estén de acuerdo, más bien están obligados a aceptar”, fue uno de los testimonios.
Algunos entrevistados de “La villa”, contestaron a las personas que se oponen, asegurando que, aunque saben que habría personas que no estarían de acuerdo, no viven en esa calle y no saben las necesidades que los habitantes de ahí requieren.
Esta misma técnica se aplicó en la calle a un costado, Flores Magón, también conocida como la ladrillera, en donde algunos habitantes se dijeron muy contentos con esta modificación: “Se camina muy agusto, no es cierto eso de que hace más calor, o al menos eso no pasó en esta calle. A lo mejor un problema podría ser en tiempos de lluvia, porque se encharca el agua, pero como es pendiente, baja rápido”, dijo la entrevistada.
Don Eusebio Zamora, de 79 años, y albañil destacado de Ajijic.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- El tres de mayo se celebra el día de la Santa Cruz y con ello conmemoramos a los albañiles, quienes se han encargado de construir poblaciones desde sus cimientos. Unos de los más destacados en la población de Ajijic, por su trabajo y su tiempo en el oficio, es Eusebio “Chebo” Zamora Álvarez, quien compartió parte de sus vivencias en tantos años como albañil en México y Estados Unidos.
El nacido en 1943 comentó con alegría “Aquí está mi ombligo” refiriéndose a que es originario de Ajijic. De adolescente nace su curiosidad por la albañilería, a los 15 años le preguntó a un albañil si era difícil el oficio “Él me contestó que se ocupaban como 2 o 3 meses, pero se refería a saber cucharear”, comentó.
A sus 23 años se casa con Marcela Antolín, también originaria de Ajijic y con quien tuvo siete hijos; Gerardo, Alma Angelica, Alfonso, Hilda Adelina, Lidia, Carlos y Beatriz. Fue por darle sustento a su familia que decidió entrar a trabajar en la obra.
“Aprendí muchas cosas y me la pasé muy bien, cuando uno de mis hermanos me propuso ir a Estados Unidos a trabajar y como me daba curiosidad saber cómo trabajaban por allá, me decidí a ir un por un tiempo a aprender sus técnicas”, comentó don Eusebio.
Llegó a Santa Ana, California y se fue a Watsonville, donde busco trabajó en la pizca de manzana, pero no era la temporada, por lo que se fue al estado de Oregón para trabajar en la pizca de fresa, donde fue complicado por los oficiales de migración: “En veces estábamos trabajando y llegaban, entonces todos los ilegales teníamos que correr a una loma que estaba ahí cerca, lo bueno que nunca me cacharon”, agregó.
Por la poca paga le perdió el gusto al trabajo, así que decidió regresar a Watsonville, a ver si encontraba trabajo en los cultivos de manzanas. Contó que se tuvo que regresar solo y le fue difícil ya que él no hablaba el inglés, pero consiguió llegar y trabajar un corto tiempo en la manzana, hasta que su hermano se lo llevó a trabajar en la construcción en San Francisco, donde aprendió a hacer terminados y a trabajar con block.
A su regresó entre sus 28 y 32, trabajó con la familia Medeles, primero con Mariano y después con sus hijos Rosendo y José, con quien comentó se llevaba muy bien y aprendió aún más sobre albañilería.
Compartió una de las anécdotas que más recuerda: “Una vez trabajando en un tejado, se nos dejó venir el agua, entonces estábamos trabajando muy rápido y Mariano, que también era albañil, nos ayudó para acabar más rápido y al día siguiente, nos dimos cuenta de que las tejas estaban chuecas y volteadas. Nos dio mucha gracia, y las acomodamos”.
Después de algunos años, trabajó con el contratista Gustavo Márquez, con quien hizo varias residencias entre Ajijic, la Canacinta, Raquet Club, La Floresta y San Antonio Tlayacapan, donde en algunas ya era el encargado, también llamado Maistro.
Entre sus 30 y 40 años sufrió un desgarre en el menisco de la pierna izquierda, el cual no trató inmediatamente, por lo que empeoró con el tiempo, hasta que fue intervenido, sin embargo, no mejoró, ya que el doctor no le advirtió que debía dejar de trabajar con mucho peso. Más adelante, 10 años después, sufriría la misma lesión en la pierna derecha.
A sus 50 años, volvió a Estados Unidos para seguir trabajando como albañil y encontró trabajó con un italiano, al que describió que no era fijado y que quería trabajos rápidos, por lo que solían estar hechos a la cuachalotada.
Al volver, trabajó un corto tiempo de nuevo con Gustavo Márquez; sin embargo, sus lesiones ya no le permitían trabajar sin tener molestias y a sus 71 años, se retiró de la obra paulatinamente.
Como siempre fue un hombre muy activo, nunca dejó de salir: “Aunque tenía problemas en las piernas, agarraba mi bici y me iba al cerro a cortar nopales; ya ahorita solo hago los mandados, y mi esposa y yo tenemos la ayuda de 70 y más, así que podemos mantenernos bien”.
Finalmente, a sus 79 años, y con 48 años de experiencia en la albañilería, le recomienda a quienes desempeñan este oficio, que no dejen nunca de aprender nuevas técnicas y que no le aflojen, ya que sus futuros trabajos dependen de sus recomendaciones.
Cruz en Jocotepec.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- A pesar de la pandemia por coronavirus, el sector de la construcción en Jocotepec no dejará pasar la tradicional celebración del Día del Albañil y el Día de la Santa Cruz, celebrado el tres de mayo.
Son cientos de obras las que que ya cuentan con la instalación de una cruz en lo alto de la misma, para pedir por la integridad de los trabajadores. Esta tradición que se remonta desde el siglo IV, basa su costumbre en las tradiciones de los antepasados, quienes de acuerdo a leyendas y relatos, fueron los evangelizadores católicos los que colocaban cruces cuando construían iglesias y conventos.
Para Jorge Barragán, quien es originario de la delegación de El Chante y ha dedicado más de 20 años de su vida a la construcción, esta tradición ya forma parte de sus costumbres y estilo de vida, pues compartió en entrevista que desde que era pequeño fue inculcado con la veneración a esta festividad.
“Cuando era niño, mi papá siempre nos decía que debíamos de poner la cruz en la casa, aunque tuviera años en obra gris, porque si no algo pasaría y tendríamos accidentes. Que nos caeríamos de la azotea o que podríamos quedar enterrados en cemento. Yo creo que comencé a celebrarlo más por miedo que por tradición pero cuando pasó el tiempo ya se volvió una costumbre”
Las caminatas al cerro para pasar la noche rezando y acampando en la base de la cruz, es otra de las costumbres que fueron adoptadas por los pobladores para celebrar este día. Quienes por gratitud y tradición visitan con sus familias las diferentes cruces de madera, metal o cemento que se encuentran en los distintos cerros de las comunidades ribereñas.
“Es algo que ya no hacemos, pero recuerdo como antes nos íbamos desde la tarde de un día antes a caminar para alcanzar lugar y poder dormir y rezar hasta que amaneciera. Entonces ahí compartíamos con los demás que visitaban la cruz”. Compartió el albañil.
Foto: Archivo.
Redacción.- Agentes de la Fiscalía Regional cumplimentaron una orden de aprehensión en contra de un hombre por el delito de desaparición cometida por particulares, en el municipio de Chapala. Se trata de Ivan Valetín “N” localizado y asegurado sobre la calle González Gallo en el cruce de López Cotilla y Degollado, en la zona del parque de La Cristiania, municipio de Chapala.
Este individuo ya se encuentra a disposición del Juez Especializado en Control Enjuiciamiento y Ejecución Penal del sistema Penal acusatorio Adversarial del V Distrito Judicial, quien deberá responder por el delito que se le señala.
Cabe señalar que la persona mencionada en este comunicado se le presume inocente en tanto no se declare su responsabilidad mediante una sentencia emitida por el órgano jurisdiccional.
Fachada de la Parroquia de San Antonio de Padua, con sus luminarias LED.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- La kermés para financiar los trabajos de mantenimiento de la Parroquia de San Antonio de Padua, en San Antonio Tlayacapan, logró reunir 20 mil pesos, según dio a conocer el párroco Juan Pablo Navarro, quien agradeció a pobladores y personal de la delegación por involucrarse en el acontecimiento.
El dinero recaudado en la vendimia -realizada en la plaza principal, el pasado 28 de marzo, Domingo de Ramos-, se utilizó para pagar anteriores trabajos realizados, aunque también se aprovechó para seguir con las obras necesarias. “Abonamos un poco más a los trabajadores, además se invirtió en las luminarias tanto del atrio como del interior, y el equipo de sonido”, comentó el párroco.
Además, aseveró que no tiene certeza de cuál es el porcentaje que han completado las obras, ya que, “cuando estamos haciendo un trabajo, salen más trabajos”, siendo uno de los últimos, el reemplazo y reparación del cableado y socket de los focos.
Declaró querer integrar a la parroquia energías limpias y sustentables -tales son los paneles solares-, además de cambiar los focos de halógeno por luces tipo LED, las cuales ahorran y disminuyen el consumo energético.
Los trabajos que el padre considera deben seguir son arreglo del suelo del atrio, terminar algunos salones que están dentro, terminar la casa pastoral –que está en obra negra-, y la posibilidad de que al recinto haya un flujo de ventilación, de preferencia natural.
Aprovechó para agradecer a los colaboradores y a quienes han ayudado en los eventos y rifas para recaudar fondos, tanto pobladores como trabajadores de la parroquia, así como de la delegación de San Antonio.
Finalmente, comentó que “la parroquia es de todos. Los sacerdotes cambiamos, pero el trabajo que cada uno de nosotros hicimos se queda para quienes viven aquí. Agradecemos su cooperación y su interés”.
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