Familia disfrutando de la vista a la cabecera municipal desde la cúspide del cerro de Jocotepec. Foto: Héctor Ruiz.
Héctor Ruiz Mejía.- Una tradición en decadencia. Disminuyen los fieles que asisten a la tradicional peregrinación hacia la cruz del cerro de la cabecera municipal de Jocotepec, del 3 de mayo.
Tan solo 500 personas aproximadamente se aventuraron este año para recorrer el sendero de difícil ascenso que se extiende por más de 1.7 kilómetros hasta la cruz del cerro de Jocotepec y de un tiempo estimado de una hora y 40 minutos.
Comenzando el difícil trayecto de regreso, con otros 1.7 kilómetros más de tierra suelta y piedras. Foto: Héctor Ruiz.
Ya que, a decir de autoridades de la Unidad de Protección Civil y Bomberos Jocotepec, quienes estuvieron brindando asistencia en todo momento en un módulo instalado sobre la Asta Bandera del libramiento, hubo poca participación.
“Ha habido muy poca participación, pues hasta ahorita, hemos contabilizado aproximadamente unas 500 personas, siendo que en años pasados, nos tocaba ver grupos de hasta 100 personas seguiditas”, comentó uno de los elementos.
Pues a decir de la entrevistada, al corte de las 5:00 de la tarde, poco menos de 500 personas habían sido contabilizadas, así como la inactividad por parte del equipo de bomberos y paramédicos, quienes no habían realizado ninguna asistencia médica.
No obstante, durante el trayecto de subida, Gustavo, fiel creyente y peregrino desde “toda su vida” de esta ruta en el día de la Santa Cruz, rezó en todo momento el Rosario, pidiéndole a Cristo ayuda en sus necesidades y agradecer lo que ya tiene.
“Todos los años he venido aquí, a orar y pedir a Dios, como ve siempre subo con mi Rosario y mi libro de oraciones porque se me olvidan y pues, a recordar, la importancia de esta tradición para nuestro pueblo”, comentó.
Don Eusebio Zamora, de 79 años, y albañil destacado de Ajijic.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- El tres de mayo se celebra el día de la Santa Cruz y con ello conmemoramos a los albañiles, quienes se han encargado de construir poblaciones desde sus cimientos. Unos de los más destacados en la población de Ajijic, por su trabajo y su tiempo en el oficio, es Eusebio “Chebo” Zamora Álvarez, quien compartió parte de sus vivencias en tantos años como albañil en México y Estados Unidos.
El nacido en 1943 comentó con alegría “Aquí está mi ombligo” refiriéndose a que es originario de Ajijic. De adolescente nace su curiosidad por la albañilería, a los 15 años le preguntó a un albañil si era difícil el oficio “Él me contestó que se ocupaban como 2 o 3 meses, pero se refería a saber cucharear”, comentó.
A sus 23 años se casa con Marcela Antolín, también originaria de Ajijic y con quien tuvo siete hijos; Gerardo, Alma Angelica, Alfonso, Hilda Adelina, Lidia, Carlos y Beatriz. Fue por darle sustento a su familia que decidió entrar a trabajar en la obra.
Cuadrilla de trabajo que estuvo en manos de Mariano Medeles, contratista con quien don Eusebio llegó a trabajar.
“Aprendí muchas cosas y me la pasé muy bien, cuando uno de mis hermanos me propuso ir a Estados Unidos a trabajar y como me daba curiosidad saber cómo trabajaban por allá, me decidí a ir un por un tiempo a aprender sus técnicas”, comentó don Eusebio.
Llegó a Santa Ana, California y se fue a Watsonville, donde busco trabajó en la pizca de manzana, pero no era la temporada, por lo que se fue al estado de Oregón para trabajar en la pizca de fresa, donde fue complicado por los oficiales de migración: “En veces estábamos trabajando y llegaban, entonces todos los ilegales teníamos que correr a una loma que estaba ahí cerca, lo bueno que nunca me cacharon”, agregó.
Por la poca paga le perdió el gusto al trabajo, así que decidió regresar a Watsonville, a ver si encontraba trabajo en los cultivos de manzanas. Contó que se tuvo que regresar solo y le fue difícil ya que él no hablaba el inglés, pero consiguió llegar y trabajar un corto tiempo en la manzana, hasta que su hermano se lo llevó a trabajar en la construcción en San Francisco, donde aprendió a hacer terminados y a trabajar con block.
A su regresó entre sus 28 y 32, trabajó con la familia Medeles, primero con Mariano y después con sus hijos Rosendo y José, con quien comentó se llevaba muy bien y aprendió aún más sobre albañilería.
Compartió una de las anécdotas que más recuerda: “Una vez trabajando en un tejado, se nos dejó venir el agua, entonces estábamos trabajando muy rápido y Mariano, que también era albañil, nos ayudó para acabar más rápido y al día siguiente, nos dimos cuenta de que las tejas estaban chuecas y volteadas. Nos dio mucha gracia, y las acomodamos”.
Después de algunos años, trabajó con el contratista Gustavo Márquez, con quien hizo varias residencias entre Ajijic, la Canacinta, Raquet Club, La Floresta y San Antonio Tlayacapan, donde en algunas ya era el encargado, también llamado Maistro.
Entre sus 30 y 40 años sufrió un desgarre en el menisco de la pierna izquierda, el cual no trató inmediatamente, por lo que empeoró con el tiempo, hasta que fue intervenido, sin embargo, no mejoró, ya que el doctor no le advirtió que debía dejar de trabajar con mucho peso. Más adelante, 10 años después, sufriría la misma lesión en la pierna derecha.
A sus 50 años, volvió a Estados Unidos para seguir trabajando como albañil y encontró trabajó con un italiano, al que describió que no era fijado y que quería trabajos rápidos, por lo que solían estar hechos a la cuachalotada.
Al volver, trabajó un corto tiempo de nuevo con Gustavo Márquez; sin embargo, sus lesiones ya no le permitían trabajar sin tener molestias y a sus 71 años, se retiró de la obra paulatinamente.
Como siempre fue un hombre muy activo, nunca dejó de salir: “Aunque tenía problemas en las piernas, agarraba mi bici y me iba al cerro a cortar nopales; ya ahorita solo hago los mandados, y mi esposa y yo tenemos la ayuda de 70 y más, así que podemos mantenernos bien”.
Finalmente, a sus 79 años, y con 48 años de experiencia en la albañilería, le recomienda a quienes desempeñan este oficio, que no dejen nunca de aprender nuevas técnicas y que no le aflojen, ya que sus futuros trabajos dependen de sus recomendaciones.
Cruz en Jocotepec.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- A pesar de la pandemia por coronavirus, el sector de la construcción en Jocotepec no dejará pasar la tradicional celebración del Día del Albañil y el Día de la Santa Cruz, celebrado el tres de mayo.
Son cientos de obras las que que ya cuentan con la instalación de una cruz en lo alto de la misma, para pedir por la integridad de los trabajadores. Esta tradición que se remonta desde el siglo IV, basa su costumbre en las tradiciones de los antepasados, quienes de acuerdo a leyendas y relatos, fueron los evangelizadores católicos los que colocaban cruces cuando construían iglesias y conventos.
Cruz en el cerro.
Para Jorge Barragán, quien es originario de la delegación de El Chante y ha dedicado más de 20 años de su vida a la construcción, esta tradición ya forma parte de sus costumbres y estilo de vida, pues compartió en entrevista que desde que era pequeño fue inculcado con la veneración a esta festividad.
“Cuando era niño, mi papá siempre nos decía que debíamos de poner la cruz en la casa, aunque tuviera años en obra gris, porque si no algo pasaría y tendríamos accidentes. Que nos caeríamos de la azotea o que podríamos quedar enterrados en cemento. Yo creo que comencé a celebrarlo más por miedo que por tradición pero cuando pasó el tiempo ya se volvió una costumbre”
La celebración es muy popular en el país.
Las caminatas al cerro para pasar la noche rezando y acampando en la base de la cruz, es otra de las costumbres que fueron adoptadas por los pobladores para celebrar este día. Quienes por gratitud y tradición visitan con sus familias las diferentes cruces de madera, metal o cemento que se encuentran en los distintos cerros de las comunidades ribereñas.
“Es algo que ya no hacemos, pero recuerdo como antes nos íbamos desde la tarde de un día antes a caminar para alcanzar lugar y poder dormir y rezar hasta que amaneciera. Entonces ahí compartíamos con los demás que visitaban la cruz”. Compartió el albañil.
Los altares del Día de la Cruz en Ajijic se llenan de despensas y otros artículos.
Sofía Medeles/Domingo M. Flores.- Tradicionalmente, por estas fechas, Ajijic se llena de altares decorados con artículos para el hogar -despensas-, toritos de pirotecnia y hasta música de mariachis y tríos que enmarcan el homenaje que las familias hacen a la Santa Cruz en su Día: tres de mayo. Sin embargo, en esta ocasión -dada la pandemia-, la tradición no se celebrará, al menos no de manera pública, lo que ha dejado acongojados a los vecinos de la calle Francisco Villa y el Barrio de Las seis esquinas, donde la muestras de los altares son más vistosas y numerosas.
Pero lejos de suprimir por completo la celebración del Día de la Santa Cruz, algunos vecinos del barrio y la calle, arreglaran sus cruces; no pondrán toda la ofrenda, pero posiblemente sí sacarán la cruz, mientras que las cruces de cemento que hay en varias esquinas del pueblo, también se planea que sean adornadas.
“Esto nomás es un mal rato, ya el próximo año nos ponemos al corriente y hasta nos vamos a reír de lo que estamos pasando ahorita. Yo por mi parte ya estoy haciendo mi ahorrado para pagar la cruz que descolgué”, sentenció una vecina de la pintoresca población.
Este año, se prevé no sacar ofrenda, aunque algunos participantes piensan adornar su cruz afuera de sus casas. En la foto , la calle Francisco Villa, donde se colocan cada tres de mayo vistoso altares.
Por otra parte, una habitante de la calle “La Villa” cuenta que ella y sus vecinos se sienten desanimados por no tener la oportunidad, como en otros años, de compartir esta tradición con sus familiares y amigos, porque además de vivirlo desde la fe, lo conmemoran de manera alegre y divertida.
“Nosotros la neta andamos bien cabizbajos, porque teníamos fe en que a estas fechas ya estaríamos un poquito mejor, aunque sea para salir, pero pues no. De perdis todo esto que empezó hace más de un mes, entonces las ofrendas no se compraron y no se desperdiciaron”, reflexiona la entrevistada.
Para un vecino de la calle La Villa, algunos lejos de estar tristes por la “cancelación” del Día de la Santa Cruz, se sienten aliviados, ya que este año no tienen que reponer el monto de la cruz que descolgaron. “Pero mis vecinas andan bien alivianadas; no van a pagar lo que ya se echaron, pero pues de todos modos ya les tocará”, sentenció.
Ante el cierre de las unidades deportivas, decenas de ciudadanos optaron por el cerro para realizar actividad física.
Miguel Cerna.- La tradicional visita a la “cruz grande” que realizan los jocotepenses para conmemorar el Día de la Cruz -el tres de mayo- no se permitirá este año, debido a las medidas sanitarias emitidas para evitar el contagio de coronavirus en la población.
La Unidad de Protección Civil y Bomberos contempla la implementación de un operativo, mismo que consistirá en la instalación de un filtro sanitario en la cruz intermedia del cerro ubicado en la cabecera municipal, según informó su titular Sergio Herrera Robledo.
El funcionario reiteró que actualmente está prohibido realizar cualquier actividad física y recreativa fuera de casa, medida que incluye a las unidades deportivas, plazas, malecones y senderos del cerro, pero debido al gran tamaño de este último, la gente sigue acudiendo.
“La recomendación es que no se realicen actividades al aire libre; aparte de lo de la contingencia, pueden generar un incendio. Ya hemos atendido a personas lesionadas, fracturadas arriba con cero visibilidad en la oscuridad, entonces son complicaciones a la hora del rescate, además de que hay muchas zonas que son muy resbaladizas”, abundó.
Tradicionalmente, desde temprano cientos de ciudadanos de todas las edades visitan los diferentes senderos para conmemorar el Día de Cruz y, por la tarde, en la cruz más alta se concentra la gente para escuchar música de banda, ingerir bebidas alcohólicas y otros alimentos.
Tras el cierre de los espacios públicos y algunos gimnasios, la actividad deportiva se concentró en el cerro, que por la gran cantidad de entradas los paseantes han logrado burlar la prohibición.
A nivel estatal, el pasado 19 de abril, el Gobernador Enrique Alfaro Ramírez emitió la prohibición de cualquier tipo de actividad al aire libre, incluyendo caminatas, paseos en bicicleta y salidas a correr; únicamente se podrá sacar a pasear las mascotas por una sola persona y con un máximo de 20 minutos, acatando las medidas de seguridad establecidas, como el uso del cubrebocas.
Por tal reglamentación, Sergio Herrera pidió a los jocotepenses hacer un esfuerzo por tratar de quedarse el mayor tiempo en aislamiento y realizar sus actividades físicas en casa; aunque hasta el cierre de esta nota, los pobladores han hecho caso omiso a las indicaciones, pues aún se reúnen en algunos espacios públicos -como la unidad deportiva en la calle Verano y el libramiento del municipio- para ejercitarse.
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