José Raúl Terriquez Villanueva director de El Hoyo. Foto: Cortesía.
Domingo M. Flores / Jazmín Stengel.- El cortometraje El Hoyo, del chapalense José Raúl Terríquez Villanueva se volvió a proyectar, pero ahora en la Cineteca del Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), el 26 de octubre, en el marco del festival de cine Ciclo de Horror en México 2022.
El cortometraje producido por completo en el municipio de Chapala se estrenó hace siete años, en el 2015 en los festivales MIAX de Guadalajara a nivel regional, en Feratum a nivel nacional y en el Festival de Cannes en Francia a nivel internacional.
La producción de El Hoyo se realizó sin patrocinadores, todo de manera independiente; con una cámara básica y un monstruo de látex, explicó el director José Raúl Terriquez Villanueva, quien con su compañero Alonso Valdéz realizaron el filme de 19 minutos, que cuenta como un niño sin hogar se fanatiza con la sangre, al grado de lastimar animales para verla.
Para los jóvenes cineastas el corto fue la prueba de su aprendizaje tras graduarse de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en la licenciatura de Medios Audiovisuales en 2014.
A pesar de lo logrado con su primer cortometraje, por “cuestiones de la vida”, el grupo abandonó las producciones, Alonso Valdéz volvió a su lugar de origen en el estado de Sinaloa, y Terriquez Villanueva actualmente trabaja en la empresa familiar Oh Shirt, en Chapala.
A sus 31 años, el director planea retomar el arte audiovisual con sus antigüos colegas, la meta es grabar una serie de cortometrajes, no obstante tienen que afrontar el trabajo a distancia y el presupuesto para la producción.
“Hacer cine de terror requiere cosas muy específicas”, para lograr los contrastes y efectos deseados, lo que hace más costosa una producción de calidad.
“La experiencia me ha enseñado que hay que formarte… el cine es arte y para entender ese lenguaje hay que estudiarlo”, finalizó Terríquez Villanueva.
Vianney Ornelas, siendo coronada como Miss Maniquí Jalisco 2022. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Vianney Ornelas Enriquez es una chica transexual originaria de Jocotepec; a sus 26 años, ha ganado diversos certámenes de belleza, siendo actualmente la Miss Maniquí Jalisco 2022.
En entrevista para Laguna, la joven platicó sobre su trayectoria, logros y su larga batalla por su identidad de género: una historia marcada por la valentía y el coraje para alcanzar sus sueños.
Más allá de su orientación sexual, desde la infancia, Vianney manifestó su gusto por las muñecas, ya que ellas representaban cómo en verdad se sentía y cómo quería vivir su vida.
“Me daban carritos y trompos porque era normal (para los niños), pero yo quería princesas. Como no tengo hermanas, jugaba con mis vecinas a las Barbies, les hacía vestidos a mis monas con papel y servilletas, y yo creaba mis certámenes de belleza”.
La negación de sus padres hacia la forma en que quería vivir su vida, la fue inclinando a ser creativa para conseguir lo que quería. A los 17 años inició a experimentar con diferentes prendas de vestir y accesorios con la intención de ir conociendo lo que solo había estado en sus deseos.
“Mis papás se dieron cuenta, pero no me aceptaban todavía. Comencé a vestirme de mujer, ponerme peluca, me ponía colchas y esas cosas con mi hermano, el cual también era gay, y ahí comenzó el problema con mi familia. ‘Una cosa es que seas gay y otra muy distinta es vestirte de mujer’, me decía mi mamá”.
Fue en uno de esos arranques de libertad y valentía cuando se inscribió a su primer certamen de belleza: el Miss Gay Jocotepec, y al resultar ganadora, todo cambió en su vida y desde ahí, comenzó a abrir un camino que antes no había.
“Gané el certamen, llegue vestida, con flores; me sentí bien haciendo esto y dije ‘pues ni modo’, pero aunque me regañaron en casa, también había personas afuera que me apoyaron y me sentí realizada, me sentí yo”.
Pese a las circunstancias familiares, su vida dio un giro de 180 grados, comprando prendas femeninas, maquillaje, pelucas y por la discordia familiar, tuvo una segunda vida, en casa se vestía como “hombre” pero afuera se vestía para ser una “mujer”, lo que no duró mucho tiempo en llegar a oídos de sus padres.
“Mi mamá me dijo que si de todas formas me iba vestir, pues que saliera de casa vestida como yo quisiera. Todos cambiamos en ese proceso y fue duro para todos”, recordó Vianney.
El sueño de los certámenes era completamente inseparable de su orientación sexual y la vida que quería.
“Tiré mi ropa de niño, empecé casi diario a vestir de mujer, me dejé crecer el pelo, estudié maquillaje, me preparé para ser una mujer y también para las pasarelas”.
Sus experiencias en las competencias están nutridas de triunfos y fracasos, y la ha canalizado en trabajar desde hace algunos años, junto a otras personas, en la aceptación de la comunidad en el municipio de Jocotepec y la realización de sus propios certámenes, desde hace cinco ediciones.
“Empezamos certámenes de belleza abriendo puertas, cinco ediciones de certámenes en Jocotepec. Gané en talento y cabaret, y ahí empecé a dar show travesti y así nos fuimos colocando entre la gente heterosexual, fue siendo más normal”, compartió.
Vianney Ornelas ha participado y ganado en certámenes en Ajijic, Jocotepec, Señorita Jalisco suplente nacional, San Luis Soyatlán, Miss Teen Jalisco, Maniquí Jalisco y representará nuevamente a Jalisco en 2023.
Es también la segunda estudiante trans en la licenciatura de Derecho, es promotora de la aceptación de la comunidad en el municipio de Jocotepec y orientadora de identidad de género para grupos vulnerables.
“Mi vida ha cambiado mucho, me siento libre, mi familia me apoya y me aceptan como soy, espero poder abrir camino a otras personas para vivir su sueño y se sientan libres también”, concluyó.
José Valenzuela “Jou” durante la premiación de la carrera Puerto Vallarta By UTBM, donde fue invitado como embajador. Foto: Cortesía.
Sofía Medeles.- José “Jou” Valenzuela, también conocido en Ajijic como Chabelo, fue invitado a participar como embajador en la carrera Puerto Vallarta By UTBM, donde no sólo completó los 180 kilómetros de distancia, sino que se posicionó entre los primeros diez lugares.
En esta carrera se destacó su trayectoria al invitarlo como embajador, no obstante, con su participación, Jou, obtuvo sus propios logros, por ejemplo, situarse en el octavo lugar general, y cuarto lugar en su categoría, siendo el tercer mexicano con mejor tiempo, ya que participó con corredores de talla internacional, quienes ocuparon los primeros puestos.
El atleta compartió que de esta carrera se lleva el mejor de los aprendizajes, ya que fue la distancia más larga que ha corrido. La experiencia le deja una lección sobre lo que puede mejorar para tener un mejor rendimiento, así como aprender de los extranjeros que participaron, y adoptar sus técnicas para mejorar como corredor.
Finalmente, exhortó a la gente a apoyar a los atletas más allá del fútbol, especialmente a los corredores, ya que, en su camino, encuentran dificultades, al no tener la atención suficiente.
“Es un deporte demandante, y algunas veces es caro por lo que se necesita, como los viajes, el equipo, etc. Me fijé que los atletas de otros países sí reciben apoyo, y cuentan con un equipo de asistentes que los ayudaron en los puntos de abastecimiento. Es algo que se necesita aquí, para que los atletas de Ajijic, puedan destacar en competencias nacionales e incluso internacionales”, concluyó.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo.
Por Leticia Trejo Escobar.
En los temas de Salud y Bienestar los expertos recomiendan encontrar el equilibrio entre el trabajo y la vida personal: trabajar 8 horas, otras actividades 8 horas, dormir 8 horas para sumar esas valiosas 24 horas de cada día, no tiene ciencia, decimos los latinos, dando a entender que eso es fácil; is not rocket science, dicen los norteamericanos, significando que es sencillo.
Pero ¡no!, claro que no, de hecho, a través de los años me doy cuenta de que lo que tiene ciencia, cómo enviar un cohete al espacio exterior es más sencillo que lograr el equilibrio en la vida. Plasmaré mi humilde conclusión al respecto basándome en los ocho brazos del Yoga de Patanjali y dos maestros filosóficos que admiro mucho.
Georg feuerstein.- Es Doctor en Filosofía y Licenciado en Indología e Historia de las Religiones, ha dirigido y colaborado en varias revistas, entre ellas la inigualable Yoga Journal. El título original del libro del que tomé este texto es The Shambhala Guide to Yoga publicado en 1998 por Shambhala Publications, Inc. Boston.
Para obtener el incomparable gran gozo del Yo, el yogui adopta voluntariamente una vida de estricta disciplina. El aspirante empieza por regular atentamente su conducta moral. Ello constituirá una sólida base para cualquier tipo de yoga. Fundamentalmente, la moralidad yóguica consiste en el reconocimiento del Yo universal en todos los demás seres. Las diversas reglas morales expuestas en las escrituras yóguicas representan una simbólica reverencia al Yo de la otra persona. A través de su conducta moral, los yoguis aspiran a proteger el orden moral del cosmos dentro de la limitada órbita de su existencia personal. En otras palabras, tratan de mantener un ideal de armonía y equilibrio. Esta conducta no es exclusiva del yoga. Por el contrario, el código moral que observan sus practicantes es Universal y puede hallarse en las más importantes tradiciones del mundo.
Theodore Roszak.- Sociólogo norteamericano, dedujo acertadamente: el primer paso del yogui debe ser necesariamente de tipo moral: La más alta conciencia espiritual nace de la conciencia moral. Conciencia espiritual/Conciencia moral: ambas palabras están vinculadas, recordándonos que no podemos esperar expandir nuestra consciencia espiritual si no expandimos también la conciencia moral respecto a lo que está bien y lo que está mal, respecto a lo bueno y lo malo (que es el mundo dual en el que vivimos). Quizás más tarde se llegue a experimentar la armonía del éxtasis, imposible describir con palabras, en la que lo bueno y lo malo del mundo será revelado misteriosamente como las dos manos de Dios. Pero sólo el alma que honestamente se ha vaciado de violencia, codicia y engaño podrá alcanzar esta elevada visión.
Esta disciplina moral de la que hablan son los Yamas y los Niyamas. De los Yamas rescato uno en particular que es Brahamacharya y que significa moderación, el equilibrio no se logra cuando hay excesos, y hay excesos porque hay ansiedad, y hay ansiedad porque vivimos queriendo demostrarle a los demás que somos valiosos, tenemos hambre de reconocimiento, pero también queremos control sobre otros, nos hieren las expectativas que no se cumplen, queremos lo que está afuera con tanta fuerza que descuidamos lo que tenemos dentro: un Ser lleno de luz, un ser que debería estar gozando lo que le ha sido dado por naturaleza. Sin embargo como individuos que queremos poseer y apropiarnos de lo que es efímero y todo, querido lector, todo aquí es temporal y perecedero. Existe el antídoto para esta falta de moderación y se llama desapego, y el desapego, cómo lo entienden las culturales orientales nos libera, y en la liberación podemos encontrar el equilibrio. Pero de eso podemos escribir la siguiente semana.
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