La iniciativa presidencial de reforma a la industria eléctrica fue rechazada en la Cámara de Diputados por la oposición. Foto: Cortesía.
En la guerra con que la supuesta oposición le asestó una segunda derrota consecutiva al gobierno de Andrés Manuel López Obrador resulta que ahora todos somos traidores, pues unos y otros se acusan de lo mismo en cuanto a la Reforma Eléctrica que no pasó en la Cámara de Diputados con el consecuente disgusto presidencial y el de sus seguidores.
El enfrentamiento se da entre los definidos neoliberalistas que comprende a los gobiernos de Miguel de la Madrid Hurtado (MMH) hasta el de Enrique Peña Nieto, todos del PRI, con excepción de los de Vicente Fox Quezada y Felipe Calderón Hinojosa del PAN, super corruptos a juicio del PEJE, que presume encabezar la Cuarta Transformación de México.
Fueron casi 40 años los que el PRIAN mantuvo el poder contra los tres que van del fundador de MORENA. El recuento de traiciones se lo lleva entonces esa dualidad que hoy se engolosina por haber resultado vencedora en las recientes contiendas por la Revocación de Mandato y la Reforma Electricista. Tal vez tengan razón los prianistas de acuerdo con sus argumentos a modo. Pero la realidad los condena mucho más:
Porque de traidor al pueblo fue acusado el sexenio de MMH por iniciar el desmantelamiento de las empresas e instituciones del Estado producto de la Revolución Mexicana, y principalmente por no haberse inmutado ante la tragedia de millones de familias dañadas por el terremoto del 19 de septiembre de 1985. Eso no se olvida.
Mucho menos las traiciones de Carlos Salinas de Gortari quien adelgazó casi a nada la presencia del Estado para entregar ese poder financiero a las empresas particulares del país y el extranjero. Concesionó la mitad del territorio nacional a compañías mineras principalmente foráneas, concretó el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá (TLCAN) y provocó con esto la rebelión del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN); privatizó el campo mexicano con reformas al artículo 27 constitucional por el que murieron millones de campesinos en su lucha a inicios del siglo XX. Esas sí que eran deslealtades al país y a sus paisanos.
Y llegó Ernesto Zedillo Ponce de León al que se le recuerda por haber vendido los Ferrocarriles Nacionales de México. No sólo eso, en su cinismo terminó su periodo presidencial y se fue de empleado con la Union Pacific, la compañía gringa a la que vendió la infraestructura ferroviaria que tanta falta nos hace. Traicionó al EZLN al no cumplir con los Diálogos de San Andrés Larráinzar, Chiapas; la crisis económica registrada durante su sexenio dejó no más de seis millones de mexicanos, la mayoría jefes de familia, en el desempleo. Pequeñas minutas, dirán algunos al no olvidar el llamado FOBAPROA usado para rescatar a los dueños de la banca, en vez de encarcelarlos como sucedió en Finlandia, y endeudó a los mexicanos de por vida. Todavía debemos un billón de pesos que deberán pagar las próximas generaciones. Esas sí que fueron felonías. Si no que lo diga el propio PRI que desde el 2000 inició el derrumbe de su dictadura casi perfecta con la decisión zedillista –en nombre de la democracia—de entregar los destinos del país al PAN.
Fue así como arribó el garfielesco Vicente Fox Quezada, representante en México de la trasnacional Coca Cola, es otro de los monarcas –según Krauze—que ha gobernado a México. Derrochó las ganancias del petróleo mexicano, utilizó a la iglesia católica, evidencia que hizo pública la revista Proceso– para concretar sus amoríos con Martha Sahagún y frustró las esperanzas de mexicanos al no concretar prácticamente nada de sus promesas de campaña. Sólo brindó circo con sus payasadas, que siguen, y heredó la presidencia a algo peor: Felipe Calderón Hinojosa.
Felipillo, le dicen. Empañado por el fraude electoral del que se dijo víctima López Obrador, el panista vistió su mandato con la violencia que hasta la fecha sigue. Con su forma de gobernar alentó el narcotráfico, estancó los salarios, incrementó la inseguridad y atacó a los sindicatos independientes para empoderar cacicazgos que culminaron con el regreso del PRI a la Presidencia, lo que para muchos fue también una vileza del ahora ex panista que nada hizo por castigar a los verdaderos culpables de la muerte de infantes en una guardería de Sonora.
El peor presidente de México, registran las encuestas de entonces, desde los años 90 a la fecha resultó ser el priista Enrique Peña Nieto caracterizado por su Casa Blanca y la corrupción sin freno con el ejemplo mayor de La Estafa Maestra con protagonistas de poderosos integrantes del gabinete presidencial, universidades, gobiernos estatales y directivos de empresa del gobierno; estudiantes desaparecidos –Ayotzinapa–, gasolinazos, violencia sin precedente y coqueteos con el mandatario estadounidense Donald Trump. Todo esto configuró acusaciones de traidor a la patria.
Hoy, bajo la presidencia de López Obrador, los seguidores de aquellos acusan al tabasqueño de lo mismo. Para ello utilizaron la iniciativa presidencial de reforma a la industria eléctrica que fue rechazada en la Cámara de Diputados por la oposición que calificó el texto presidencial de retrógrada, de ir contra la generación de energías limpias y de que traiciona a las clases más vulnerables por pretender encarecer el servicio. Antes, el Peje los había señalado de estar a la defensa de los intereses extranjeros que actualmente controlan todo lo que alguna vez el presidente Adolfo López Mateos nacionalizó.
Como se dijo al inicio hay de traidores a traidores, la balanza ahí está.
Por Leticia Trejo, Salud y Bienestar
La pandemia manifestó problemáticas que ya existían, pero no nos dábamos cuenta de ellas; desde enfermedades crónico-degenerativas que ya tenían algunas personas hasta dinámicas familiares disfuncionales que al estar antes fuera de casa no se habían revelado, pero hubo otro gran problema del que no nos habíamos percatado: no sabemos convivir con el silencio, ni siquiera sabemos qué es estar en silencio. Cuántas veces hemos juzgado a una persona que busca estar solo: ¿Qué le pasa?, decimos asombrados, debe estar triste, o quizás está enojado, ¿será que tiene depresión y por eso no habla? Claro que todos los anteriores son motivos probables, pero no nos parece normal que alguien quiera cerrar los ojos y permanecer en silencio.
El bienestar también se basa en los momentos en que dejamos descansar a los sentidos, momentos en que intentamos estar solos con nuestros pensamientos ya que eso nos ayuda a reconocerlos, a identificar las actividades de nuestra propia mente, es como un paso contemplativo que ayuda a que posteriormente podamos meditar. Lao Tse tiene una frase excelente para describir la apreciación del silencio:
“Cuando aprendas a escuchar el silencio, habrás aprendido el idioma del alma”.
Es en el alma en donde podemos encontrar un refugio seguro, es ese lugar tranquilo en donde podemos detenernos a reposar, a retomar fuerzas para continuar con los desafíos cotidianos de la vida, no quiere decir que vamos a estar eternamente serenos, pero sí significa que hacemos una pausa que tiene muchos beneficios a nivel fisiológico. De hecho, aprender a estar en silencio significa que hemos logrado disminuir la intensa actividad de la mente para pensar con claridad y tomar decisiones más acertadas.
Según la ciencia, las actividades mentales se miden en ondas eléctricas llamadas Hertz (Hz). El estado de mayor actividad se llama Beta y genera entre 14 a 30 Hz de actividad, sus síntomas son boca seca, sudoración excesiva, aumento de la frecuencia cardiaca, respiración agitada, falta de concentración y generación de una mayor cantidad de desechos celulares en el organismo. Le siguen las ondas Alpha (de entre ocho a 13 Hz) en donde los síntomas son salivación normal, transpiración natural, frecuencia cardiaca normal, y mayor enfoque en la mente. Después siguen las ondas Theta con una actividad de entre cuatro a ocho Hz en donde la temperatura corporal se vuelve fresca, la frecuencia cardiaca es estable, la inhalación se hace larga y profunda igual que la exhalación, el organismo puede iniciar libremente la función de eliminación de los desechos, el sueño es tranquilo y reparador y la mente está enfocada y serena. Por último, se encuentra el estado Delta (entre cero a cuatro Hz) que es el estado en donde realmente puede ocurrir la relajación total y el organismo activa funciones sumamente importantes para su completa recuperación.
Querido lector, lo descrito en el párrafo anterior es lo que se logra cuando aprendemos a convivir con el arte del silencio, el mayor beneficiado eres tú, y ahora, con tantos adelantos de la ciencia y las múltiples herramientas que nos brindan las disciplinas ancestrales todos, de verdad, todos podemos lograr esas pausas de silencio, reflexión y auto-observación que nos piden a gritos nuestros órganos, nuestro sobrecargado sistema nervioso y nuestro corazón. Vale la pena intentarlo.
Por Leticia Trejo:
Estoy reacomodando mis libros, es impresionante la cantidad de libros que llega uno a acumular con los años. Mis favoritos, claro, son los que hablan de la Salud y el Bienestar y encontré uno que habla de la relajación, su primera edición fue en 1973 y lo escribió Marianne Kohler. ¡Han pasado más de 40 años! Y todavía no hemos logrado que la cultura del buen descanso, la relajación y el reposo penetren en nuestras sociedades, en nuestras culturas ni en nuestras células. Me parece muy relevante que la autora mencione que el descanso es importante para el dominio de sí mismo. Generalmente nos metemos en problemas, porque ante un estímulo que nos incomoda reaccionamos en lugar de responder.
Tuve un maestro de meditación que nos explicaba que cuando se logra el autodominio somos capaces de vivir el estímulo, ver el pensamiento consecuente, sentir la emoción inevitable, pero con el entrenamiento adecuado tenemos la capacidad de hacer una pausa y eso, queridos lectores, hace la diferencia entre una reacción y una respuesta. Una reacción es primitiva, generalmente irracional y va cargada de adrenalina, es veloz y si le pusiéramos un color sería roja, como la señal de peligro. Una respuesta es racional, en milésimas de segundo, pasa por un análisis en el que conscientemente se toma la decisión de cuál es la mejor forma de actuar ante ese estímulo y si tuviera color sería quizás verde como la señal de adelante. Puedo confesar ahora que, el motivo por el cual hace 22 años cambié mi vida fitness de gimnasio, spinning y música electrónica por el estudio, la práctica y la enseñanza del Yoga, es porque estaba harta de reaccionar ante cualquier estímulo, siempre sintiendo que los demás me hacían cosas de las que debía defenderme o atacar, como en estado de alerta. No es de extrañar que este libro, al final, también hable de Yoga.
Para reposar y descansar no necesitamos grandes inversiones ni de tiempo ni de dinero, solo una revisión honesta de qué tanto estamos apegados a nuestro amado estrés; sí, así es, hemos tatuado en nuestro ADN la tensión crónica, el encogimiento muscular, el endurecimiento de los tejidos conectivos, de modo que el día que intentamos bajar la velocidad y el ritmo llegamos a sentir ansiedad y la mente dando su opinión dice que “eso de relajarse no sirve para nada, que no estamos para perder el tiempo en tonterías, mejor sigamos estresándonos que eso nos sale tan bien”. Aprender a relajarse es aprender el arte de preservar el mayor tiempo posible la juventud en la mente y en el cuerpo. Quiero ser honesta contigo, al principio odiarás intentar relajarte, te dará ansiedad o te sentirás muy, pero muy incómodo, pero si continúas y sabes ser paciente los beneficios son ENORMES.
Mejora la calidad de tu piel, duermes mejor y te despiertas descansado, la energía te dura más, tu mente está más clara y enfocada, tu digestión mejora y no estarás cansado todo el día. Hay dos pautas vitales para lograrlo: aprender a estirarse y aprender a respirar. Si queremos prevenir el cansancio crónico debemos divertirnos sanamente, la fatiga nace generalmente del aburrimiento.
Estírate, visita a algún amigo o amigos, haz ejercicio físico, respira conscientemente, practica mindfulness, practica meditación, y hazte consciente de que cuando tu logras el equilibrio entre estrés y reposo estás mejorando tu calidad de vida y tus relaciones con los demás.
Por Leticia Trejo, Salud y Bienestar.
Estoy recordando un meme muy particular, de autor desconocido o por lo menos la imagen no contenía el nombre del autor, haciendo alusión a lo difícil que es reconocer ante otros nuestro estado anímico. Iba más o menos así:
Hola, ¿cómo estás?
-Estoy bien.
¿Bien de bien o mal, pero no quieres que yo sepa que estás mal?
-Bien de cállate y dame un abrazo.
¿Te parece conocida la respuesta? Considero que desde muy pequeños nos enseñan que lo correcto es no mostrar nuestras emociones, así que entramos en un conflicto porque nuestro corazón, nuestras entrañas, nuestra respiración y todo el cuerpo nos grita que estamos mal, pero nuestra mente es obligada a negar cualquier emoción intensa que ponga en aprietos nuestras relaciones interpersonales. Es por esto que visitar a un psicólogo es tan importante, aprender a expresar lo que sentimos sin avergonzarnos por ello, dejar que el cuerpo y la mente integren y reconcilien sentimiento-emoción-respuesta en un espacio seguro (quizás haya excepciones con psicólogos con poca ética, pero no es nuestro tema el día de hoy).
Cuando empecé a profundizar en el estudio del Sistema de las Seis Dimensiones del Wellness pude darme cuenta de que hay seis preguntas claves que nos pueden ayudar a autoevaluarnos y así encontrar respuestas que nos ayuden a generar estrategias para lograr un equilibrio en nuestra salud integral. Estas son las preguntas que diseñé hace algunos años:
Bienestar físico: ¿Estás conforme con tu condición física actual?
Bienestar mental: ¿Crees que tus patrones de pensamiento promueven el logro de tus metas?
Bienestar familiar (social): ¿Cómo te nutren tus lazos afectivos?
Bienestar laboral (comunidad): ¿Amas lo que haces para vivir en prosperidad?
Bienestar financiero: ¿En qué medida tu salud financiera influye en tu nivel de satisfacción y felicidad?
Bienestar espiritual: ¿Estás en paz con tu lugar en el Universo, le da sentido y propósito a tu vida?
El diseño de estas preguntas inspiradas en las seis dimensiones del Wellness nació del triste reconocimiento de que, a la mayoría de las personas no les agrada la idea de visitar a un psicólogo. Es difícil aceptar que todavía existe una resistencia cultural, una creencia arraigada de que solo los “loquitos” deben visitarlo, o de que sólo cuando se tienen problemas emocionales graves es cuando hay que hacer una cita con algún “loquero”, como ofensivamente dicen algunos individuos. Estas preguntas no son realmente profundas, ni contestarlas va a resolver todos los problemas de nuestra vida, pero es un comienzo. La persona que se detiene a responderse de forma honesta a sí mismo podría iniciar un camino de reconciliación interior que, con la asesoría adecuada, podría darle una guía hacia dónde debe de dirigir sus esfuerzos para pasar del lugar en donde se encuentra ahora a un lugar mejor, con relaciones más sanas y metas más claras. Si las contestas querido lector, sólo me queda desearte un viaje estimulante y retador que te llene de ganas de vivir y aprender.
Por Lety Trejo.
La práctica del Yoga es un sistema con varios procesos bien definidos, concretos; pasos a seguir que nos ayudan a transitar por este mundo tomando decisiones conscientes y asertivas, en lugar de reacciones inconscientes que muchas veces generan dolor y sufrimiento a nosotros mismos y a nuestros semejantes. En la edición pasada escribimos sobre los 8 brazos del Yoga del Filósofo Patanjali, específicamente los tres primeros pasos: Yamas, Niyamas y Asana, así que continuamos:
4. Pranayama. Son las prácticas de ejercicios de respiración enfocados en el Prana (energía vital). A nivel tangible tiene que ver con lograr que el sistema respiratorio logre su máximo potencial y recibamos los beneficios. A nivel sutil, si tu Prana o energía vital es saludable los efectos positivos tienen que ver con una mejor gestión emocional, es decir, el reconocimiento profundo de nuestras actividades mentales.
5. Pratyahara. Una vez que tenemos una mejor relación con nuestros semejantes, con la naturaleza y con los animales, y también una mejor relación con nosotros mismos, y que además nuestro cuerpo goza de buena salud y vitalidad y hemos realizado ejercicios de Pranayama podemos acceder a las práctica de la regulación de los sentidos, que nos da el hecho de tener una gestión más precisa sobre las actividades de la mente y que después de los primeros cuatro pasos hemos logrado aprender a disminuir la agitación natural de la mente.
6. Dharana es la concentración precisa, cuando podemos lograr un mindfulness o atención plena en donde las fluctuaciones inquietas de la mente disminuyen y logramos enfocarnos y estar presentes y conscientes de nosotros mismos y del entorno sin perturbaciones.
7. Dhyana se considera el estado profundo de meditación con sus múltiples beneficios para el sistema nervioso y el organismo en general los cuales la ciencia moderna ha documentado en miles de estudios realizados por Instituciones acreditadas a nivel mundial.
8. Samadi es el estado del cese del sufrimiento, el desapego de lo material y la conexión con un Ser superior, o la energía pura del Universo. Difícil de explicar ya que es una experiencia única para cada individuo, que además muy pocos conseguimos.
Podemos darnos cuenta que lograr la escalada de los 8 brazos del Yoga de Patanjali no es tarea ni fácil ni rápida dado que el mundo en el que vivimos, las culturas a través de las que nos integramos en comunidades implican un estado de actividad mental intenso y generalmente caótico, en el que además nuestra atención está más conectada a conseguir estatus social, objetos materiales (que creemos que necesitamos para vivir), y apego a nuestras posesiones y relaciones personales basadas en la co-dependencia. Nuestra atención volcada hacia afuera impide que le demos a la auto exploración y el autoconocimiento la importancia que realmente tiene en nuestra vida y la sabiduría que, en teoría, podríamos lograr al final de nuestros días.
En la parte III escribiré sobre otro de los procesos de Yoga que nos ayuda a reflexionar sobre las causas del sufrimiento y que se denominan KLESHAS. Por lo pronto querido lector, te invito a que practiques Yamas y Niyamas, será realmente liberador.
Por Lety Trejo
Cuando no contamos con la información adecuada es difícil darle al organismo lo que necesita para su buen funcionamiento. Hablando del sistema digestivo, uno de los componentes más importantes para su bienestar se encuentra en la microbiota, que antes se conocía como flora intestinal. Estos son los microorganismos, es decir, bacterias, arqueas, aucariotas y virus presentes en todo nuestro organismo; por eso, es importante aclarar que hablamos de la microbiota intestinal. Del equilibrio en estos compuestos depende que nuestro segundo cerebro (intestinos), pueda realizar sus importantes funciones de separar los nutrientes, de los alimentos, de los desechos que éstos generan.
Un entorno intestinal saludable es clave en la prevención de muchas enfermedades, incluso de nuestro equilibrio mental. Por ejemplo, y para ponerlo en palabras menos científicas: las grasas saturadas favorecen el aumento de poblaciones microbianas asociadas a la obesidad. En cambio, los alimentos ricos en fibra insoluble como verduras, el pan integral y las semillas facilitan el crecimiento de bacterias beneficiosas que reducen el sobrepeso (investigación de la revista Gut and Liver). Y según otra investigación realizada por la Universidad de Zaragoza, estos microorganismos regulan los niveles de serotonina, un neurotransmisor relacionado con nuestro estado de ánimo, a mejor producción de serotonina mayor sensación de bienestar.
Existen tres grupos de alimentos de los que debemos alejarnos si queremos mantener una microbiota saludable:
Bollería industrial (demasiada grasa vegetal combinada con harinas de baja calidad).
Helados (también con mucha grasa vegetal y demasiados aditivos para darles una textura cremosa) y ojo, en este rubro entran las mayonesas del super.
Edulcorantes artificiales (el aspartamo es uno de sus principales componentes que incluso se ha comprobado que altera la resistencia a la insulina y dañan a los riñones).
Sería imposible cortar nuestra relación tan cercana con estos alimentos por lo que te aconsejo que lo realices:
Con gradualidad + con constancia + con mucha paciencia
La mejor forma de cuidar al sistema digestivo es saber que somos seres integrales, que la mente afecta al cuerpo y el cuerpo afecta a la mente; y ambos afectan la forma en cómo nos conectamos con el universo, con nuestros semejantes y con nosotros mismos.
Cuando vayas al nutriólogo no vayas con la idea de bajar de peso o verte menos gordo, eso es volver superficial algo que tiene mayor relevancia. ¿Qué te parece si cuando visites a tu nutricionista, lo hagas pensando en que tus intestinos estén sanos y puedas producir grandes cantidades de serotonina y favorecer un estado emocional más positivo? Que tengas un excelente fin de semana.
Por Leticia Trejo, Salud y Bienestar.
Como muchas personas, tengo un chat conformado por compañeros de la escuela secundaria, todos en ese grupo tenemos edades entre los 54 y 55 años; nuestra niñez y adolescencia fue muy parecida: mismo grupo económico, mismo entorno familiar, similar educación y estilo de vida. Sin embargo, cinco de estos compañeros fallecieron por causa del Covid-19; algunos de forma muy penosa y dolorosa, y a otros les fue muy mal durante la enfermedad. Aparentemente ellos estaban sanos antes de que se infectaran, pero yo estoy segura de que eso no era verdad.
Si algo nos ha quedado claro con este virus es que, la gran mayoría de las personas tenían latentes una o varios padecimientos, que todavía no se habían manifestado. Si traducimos como FUERZA la resistencia del sistema inmunológico, entonces, en realidad a las personas que les va mal o muy mal es porque no están fuertes.
En la práctica física del hatha yoga hay un pequeño grupo de asanas (posturas) que se denominan Guerreros 1, 2 y 3. En sánscrito son Virabadrasana haciendo honor a un respetado y admirado Guerrero llamado Virabadra. Estas asanas son desafiantes a nivel muscular y de sostenimiento; la mente empieza a desesperarse ante el reto físico y se agita e inquieta, luchando por salir de la postura. Con constancia y disciplina podemos darnos cuenta que, la mente lucha cada vez menos, se concentra más y los músculos responden mejor, logrando estados de atención plena (mindfulness). La persona se siente y comprueba que ha desarrollado fuerza integral, mente y cuerpo en sincronía.
Les digo a mis alumnos que los guerreros o soldados, en la vida real, siempre están preparados, aunque no haya guerra, aunque no haya conflicto; siempre entrenan física y mentalmente, para tener un dominio eficiente y estar listos en caso de ser necesario confrontarse con el enemigo. La auto complicación, evitar el dolor físico al entrenar los músculos, evadir lo que no les gusta, no tiene cabida en el pensamiento de un guerrero. Por el contrario, adentrarse en la incomodidad de la disciplina, trascender la inquietud de la mente y lograr un buen gobierno emocional y físico tienen como resultado garantizar el éxito al enfrentar los desafíos.
La disciplina de la actividad física es una prueba de autodominio; si a ello añadimos el componente de la auto reflexión y el reconocimiento de nuestros patrones de pensamiento, entonces somos guerreros y estamos fuertes. Si fuéramos realmente fuertes, también nos contagiaríamos de Covid-19, pero habría muchas más probabilidades de conservar la vida y evitar la devastación que podemos observar en el organismo de un gran número de personas, que han sufrido este padecimiento.
¿Hasta qué edad puedes ser un Guerrero?
Cuando inicié el proyecto de Clases para la 3ra. Edad, esta disciplina no se impartía en ningún gimnasio de Guadalajara, así que no tenía referencia del éxito o fracaso que podría resultar de estas actividades. Muerta de miedo recibí a mi primer alumno: don Pedro, tenía 82 años y tuvo once hijos, a todos les dio universidad y además cuidó por diez años a su esposa enferma. Llegó a la clase con un bastón y casi no podía hacer ninguno de los ejercicios que le enseñaba; gracias a su disciplina y buen ánimo, a un año de iniciar esta actividad, don Pedro dejó el bastón, eliminó su grasa abdominal, se volvió más ágil y se independizó (cuando lo conocí vivía en casa de una de sus hijas que no lo dejaba hacer nada, porque ya estaba “viejito”). Así que te invito, querido lector, a que tú mismo te hagas la pregunta: ¿Y si fuera realmente fuerte? Y que al responderte, encuentres áreas de oportunidad que le den un giro positivo a tu salud y bienestar.
Por Leticia Trejo.
Las creencias que habitan en lo más profundo de nuestra mente son las más difíciles de erradicar. Durante muchos años creí firmemente que 30 minutos de actividad física al día eran lo que todas las personas necesitaban para estar en forma y mejorar su salud. Hasta que leí una interesante investigación en la que se demostró contundentemente que esa afirmación de los 30 minutos al día era un mito.
En este documento explicaron que los investigadores eligieron a 300 colaboradores de una empresa con un horario laboral de nueve de la mañana a cinco de la tarde y a 150 de ellos (trabajadores administrativos de oficina) les pidieron realizar 30 minutos de ejercicio al día; podían elegir entre ir al gimnasio, subirse a una caminadora o salir a caminar al aire libre. A los otros 150 les pidieron que siguieran sus actividades cotidianas (estos trabajadores eran del servicio de limpieza y mantenimiento de las oficinas en todo el edificio). La forma de evaluar era medir en un análisis de sangre los niveles de triglicéridos, colesterol y azúcar. Esa evaluación se llevó a cabo al principio del estudio y después de seis meses se repetía la prueba. La sorpresa para todos fue que los trabajadores de limpieza y mantenimiento siempre tuvieron mejores resultados en sus análisis a diferencia de los que integraron 30 minutos de ejercicio al día en su rutina cotidiana.
Esto no quiere decir que el ejercicio no funciona, sino que el sedentarismo es lo que nos mata, incluso dicen algunos científicos que estar sentado frente a un escritorio durante ocho horas equivale a fumarse una cajetilla de cigarros al día.
Ian Jansen PhD es Profesor del Departamento de Ciencias Públicas de la Salud y de la Escuela de Kinesiología y Estudios de la Salud en el Instituto de Investigación de Actividad Física y Obesidad en Canadá y además de este estudio, ha llevado a cabo muchos más acerca de la influencia del comportamiento sedentario en la salud.
Lo anterior, me recuerda la vez que escuché la fórmula perfecta para conservar la salud física. Estaba en un Congreso Internacional y un conferencista muy importante impartió una charla llena de conocimiento y sabiduría sobre estrés, ejercicio, hábitos de vida, etcétera, y al final, en el segmento de preguntas y respuestas alguien le preguntó: “Profesor, ¿cuál es la fórmula ideal para estar en forma?”, y él contestó: “Salir a pasear con tu perro tres veces al día, después de cada comida… tengas o no tengas perro”, el auditorio se llenó de risas pero tenía razón, nuestra vida debe ser físicamente más activa. Por ejemplo: usar menos el coche, caminar más hacia las tiendas, bancos y centros comerciales, realizar la limpieza de la casa por nosotros mismos, caminar 20 minutos después de cada comida.
Un doctor que fue mi amigo y alumno en clases de Yoga me lo dijo de otra manera, me contó que cuando un paciente le preguntaba con qué frecuencia tenían que hacer ejercicio él les contestaba, nada más cada que comas.
Lo mencionado se aplica perfectamente para las personas que no son físicamente activas, porque el doctor Jansen estudia el sedentarismo. Pero para personas que han sido deportistas, amantes del gym, amigos del fitness o intensos corredores de maratones, aplica una regla diferente: deben relajarse la misma cantidad de tiempo que entrenaron, o pueden aplicar la regla que dice que después de un trabajo físico muy intenso no se repita la actividad sino hasta después de 24 horas para que haya una buena recuperación. Pero, de estas personas intensas escribiremos en la siguiente edición. Mientras tanto, espero que hayan tenido un feliz Día del Amor y la Amistad y hayan recibido y entregado grandes cantidades de amabilidad y gentileza.
Por Leticia Trejo, Salud y Bienestar
Aquí estoy, escuchando un sencillo de la famosa banda Toto, Hold the Line, incluida en su primer álbum debut y veo que se estrenó en ¡1978! Y esto me trajo algunos recuerdos que quiero compartirles. Todavía no cumplía ni siquiera los 15 años, pero quedó grabado en mi memoria que mi padre iba al gimnasio casi todos los días, jugaba fútbol y viajaba en su bicicleta de la Ciudad de México a Puebla, era mi ídolo: fuerte y delgado, lleno de músculos por todos lados. Pero, también recuerdo que la gente del gremio del ejercicio tenía algunas ideas sobre la actividad física como: “si no duele no sirve”, y que ser “avanzado” era ser el que más peso cargaba en los discos y las barras del gym (viene a mi mente Arnold Schwarzenegger).
Cuando una mujer o un hombre pasa de la niñez a la adolescencia generalmente experimenta cambios difíciles en su cuerpo, y mi caso no fue la excepción; acumulación de grasa abdominal, lonjas y un enorme busto me hacían sentirme incómoda e inadecuada. El consejo de las “que sabían” era que, cuando hiciera ejercicio debería de envolver mi cuerpo con plástico (y de hecho vendían los trajes tipo pants deportivos) y recomendaban también el uso de fajas hechas de vendas, incluso algunas con yeso como cuando te protegen una fractura, esto para hacer delgada la cintura. Me decían que las mujeres no deberíamos hacer pesas, porque la espalda se haría ancha y pareceríamos hombres.
Los lectores que nacieron después de los años 90´s probablemente se están riendo de estas creencias o mitos, pero si siguen esta columna seguramente leyeron aquella en la que les narraba que otro mito muy común es que si sudabas mucho estabas quemando mucha grasa. Lo cual se ha demostrado que no es verdad; el sudor es agua, y sí, se lleva algunas toxinas, pero no es grasa. Y así podríamos quizás escribir un libro con todos los mitos sobre la salud y el bienestar que creíamos ciertos, como el gran daño que hicieron durante tantos años los “medicamentos para adelgazar y quemar grasa”, que incluso tenían efectos negativos en el estado de ánimo de las personas que los consumían, generaban ansiedad, depresión e irritabilidad.
Afortunadamente la ciencia avanza y los descubrimientos nos muestran evidencias irrefutables de cómo es que nuestro organismo puede ser más eficiente y eso me encanta. No hablamos de estar bien o estar mal, de estar en lo correcto o incorrecto, sino de ser eficientes, porque ¿sabes qué?, querido lector. Gracias a estos avances sabemos que cada uno de nosotros tiene necesidades diferentes, que cada persona debe lograr descubrir y descifrar su propia fórmula para la Salud y el Bienestar; lo único que debemos hacer es tener un espíritu aventurero, sentir pasión por descubrir todo el mundo de posibilidades que existe en el planeta para vivir más años con mejor calidad de vida y felicidad. Y claro, ahora con tantas herramientas, tenemos acceso a las fuentes fidedignas del conocimiento o por lo menos, para analizar diferentes puntos de vista y poder tomar una decisión segura.
Escuchar este antiquísimo álbum de Toto me hizo recordar también que, antes le hacíamos caso a los consejos de revistas de Variedades, ni siquiera revisábamos quien era la persona que estaba escribiendo en ese medio. Así que, mi mejor consejo es que descubras, investigues, experimentes y logres encontrar tu propia fórmula para vivir en bienestar; y mientras tanto, te invito a que escuches el álbum TOTO de 1978 y tú también disfrutes de darte cuenta cuánto has aprendido y cuánto puedes seguir creciendo y madurando en tu mente, en tu cuerpo y en tu espíritu.
Trejo acompañada de sus mascotas.
Por: Leticia Trejo.
Antiguamente la recomendación para estar saludable era: “haga ejercicio y coma saludable”; actualmente los especialistas en Salud y Bienestar reconocemos que esa fórmula no es suficiente ya que deja afuera la Salud Mental/Emocional para lograr un equilibrio adecuado. Pero en realidad, a un nivel muy profundo lo que estamos buscando todos es vivir más años, y lo hemos conseguido, estamos logrando vivir más años, pero lo que no estamos logrando es que esta longevidad sea con buena calidad de vida; nos vamos desgastando y deteriorando lentamente a partir de los 50 años, perdemos movilidad, agilidad, perdemos el refinamiento de los sentidos, nos vamos quedando sordos, perdemos la vista y de forma muy triste perdemos la memoria y la cordura.
Pero, esto no es así en todas partes del mundo. Hay algunos lugares en donde las personas llegan a vivir entre 100 y 110 años con excelente calidad de vida; en estos territorios no existen las enfermedades crónico-degenerativas como la diabetes, la hipertensión, el Alzheimer o el cáncer. Cerdeña, Italia; Okinawa, Japón; Loma Linda, California: Península de Nicoya, Costa Rica; Icaria, Grecia; son los lugares estratégicos que reportan esta longevidad saludable.
Este maravilloso descubrimiento lo ha logrado el periodista Dan Buettner, quien fue colaborador del New York Times (Bestselling Author) ganador de un Emmy como Periodista y Productor. Una de las pasiones de Dan era romper récords Guinness, así que decidió trasladarse en bicicleta desde Alaska hasta La Patagonia, y en este viaje descubrió estos lugares. Solicitó apoyo de National Geographic para invertir en sus investigaciones, invitó a doctores en antropología, médicos y otros especialistas para documentar cuales son los motivos, costumbres, hábitos y estilo de vida que siguen estas personas. Cada lugar tiene sus propias características, pero hay algunas coincidencias muy especiales, entre ellas podemos destacar:
Es fácil apreciar que la convivencia social y comunitaria es clave para un buen estado de salud, física, emocional y espiritual. Dan Buettner escribió su libro Las Zonas Azules, en donde profundiza en este interesante tema. Y en donde también encontramos cual es la dieta que siguen estas personas, algunas recetas y más consejos para tener una excelente calidad de vida.
Si tu objetivo, querido lector, es una mayor longevidad y una buena calidad de vida, ahora ya cuentas con una referencia científica y comprobada de cómo lo puedes lograr. Los cambios no se dan de la noche a la mañana, ten paciencia, ama el proceso y alégrate de los pequeños o grandes pasos que logres.
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala