A la derecha, Mariana Amézquita junto a su hermana Mayra “Peque” con sus trajes con los que tocan en La Misma Banda, y sus instrumentos. Foto: Mariana Amézquita.
Sofía Medeles.- Jesús Mariana Amézquita Delgado, originaria de Ajijic, es una mujer que ha dejado atrás los roles de género, con tal de seguir su pasión: tocar el trombón en una banda de regional mexicano, oficio percibido como “de hombres”.
Mariana comentó que, desde muy pequeña, se interesó en el ambiente musical. Fue cuando escuchó una canción de Banda Las Tapatías, la primera banda femenil de música regional mexicana que decidió dedicarse a la música. “Me llamó tanto la atención que quise ser como ellas”.
Tras acabar una carrera técnica, a sus 18 años, trabajó en el extinto periódico local “El Charal” de Chapala, pero decidió dejar ese trabajo cuando se enteró que en San Antonio Tlayacapan se estaba formando una banda femenil. La banda nunca tuvo nombre pues duró muy poco y al final solo quedaron ella y otra integrante, pero poco tiempo después, ambas, Mayra “Peque” y Bere, estas dos últimas hermanas de Mariana, entrarían a la banda “La Incomparable de Ajijic”.
Desde que se inició en la música regional mexicana, se dedicó a tocar el trombón. Pasaron cinco años hasta que se casó, tuvo a su primer hijo llamado Yaxel y fue donde decidió retirarse, para dedicarse a su familia. Tres años después, nació su segundo hijo Carlos. Mariana aseguró que, en ese momento, ella pensó que no volvería a tocar, ya que se tenía que dedicar a su hogar.
“A los dos años de que nació mi segundo hijo, se me volvieron a alborotar las ganas de tocar, y mi hermana Mayra también me motivó a volver. Estuvimos en una banda que se llamaba Versátil Show, pero se deshizo. Luego se inició en el 2016 “La Misma Banda”, que formé junto a un muchacho también de Ajijic que se llama Santos. Al final me dejó el paquete completo, y me convertí en la representante de la banda, pero nunca dejé de tocar en ella”, añadió Mariana.
En cuanto a los retos que ha tenido en su trayecto con “La Misma Banda”, compartió que son pocos los que tienen que ver con su género, pero que sí se ha topado en algunas ocasiones con comentarios misóginos, que menosprecian su trabajo y su carrera como música, cuestionando a una mujer que suele estar lejos de su casa y a altas horas de la noche.
“Sí hemos tenido comentarios negativos, yo y mis compañeras mujeres, y hermanas. Cosas como no sirves, o no tocas bien, generalmente de hombres músicos. Luego van y se toman fotos con mujeres músicas de fuera de la ribera y las ponen en un pedestal, pero las mujeres de por acá, las hacen menos”.
Por otro lado, dijo que su familia siempre ha sido comprensiva y la ha apoyado mucho para cumplir su sueño. Agradeció a su mamá, Silvia Delgado, quien siempre entendió los sacrificios que conlleva la profesión, y la ayudaba en lo que podía. Su esposo quien, aunque en un principio no estaba del todo convencido, la terminó apoyando mucho, y a sus hijos que también han entendido el trabajo de su mamá. Con el tiempo, Mariana ha equilibrado su vida entre su familia, su trabajo como empleada doméstica y su entusiasmo por la banda.
“Cuando eres mamá, ya es muy diferente, al igual que con la familia. Tener la banda como está ahorita, ha tenido muchos sacrificios. Dejas familia, fiestas, compromisos, tus hijos; afortunadamente, en este punto de mi vida me siento tan contenta, porque todos mis seres queridos me entienden y me apoyan. Con el tiempo aprendí a balancear y compensar el tiempo de familia. Un compañero músico me preguntó qué si estaba casada, le dije que sí y me dijo, ‘si fuera mi esposa, yo no la dejaría’. Le respondí: ‘gracias a Dios no soy su esposa’”, recordó Mariana.
Al final, le dejó un consejo a las mujeres que desean entrar a entornos que son considerados como de hombres: “No se crean de las cosas que los hombres dicen; que tiene que una sea mujer. Nosotras podemos y hasta mejor. Si tienen un sueño, háganlo, críticas siempre va a haber. Por mi parte, la música es mi sueño, es algo que amo, es mi vida, y siempre me voy a alegrar de haberme decidido por lo que hice en mi vida”, concluyó.
Paloma Soto realizó una estancia académica en la Universidad de Oxford, en el Reino Unido.
Miguel Cerna.- Con tan solo 28 años, la jocotepense, Ada Paloma Soto Brambilla ha desarrollado una prominente carrera científica en el campo de la genética humana, que la ha llevado a dos de las universidades más importantes del mundo: Stanford University, en Estados Unidos y la University of Oxford, en el Reino Unido.
Aunque nació en la ciudad de Guadalajara, la familia Soto Brambilla se mudó a la localidad de Zapotitán de Hidalgo cuando Paloma tenía seis años, por lo que en Jocotepec desarrolló sus inquietudes.
El gusto por aprender, investigar e innovar ha estado en el carácter de Paloma Soto desde la infancia, pero fue hasta el bachillerato, cuando se convenció de que quería ser una mujer de ciencia, luego de recorrer los cinco continentes del mundo representando a la Preparatoria Regional de Jocotepec de la Universidad de Guadalajara.
“Ya en la adolescencia me metí muy de lleno a participar en proyectos de física, astronomía y ciencias exactas como tal. Ahí fue donde descubrí que era lo mío la ciencia, porque precisamente en esas competencias pude llegar a conocer gente muy brillante, muy talentosa en estas áreas, y descubrí que sí era parte de mi deseo y de mi gusto; y lo disfrutaba hacer”, comentó en entrevista.
Posteriormente, Ada Paloma estudió la licenciatura en Medicina con especialidad en la ciencia del futuro: Genética; seguido de la Maestría en Genética Humana, y el doctorado en la misma rama, que acaba de concluir en diciembre del año pasado; todos sus estudios los realizó en la Universidad de Guadalajara.
De forma natural, la pasión de la joven científica la colocó en dos de las universidades más importantes del mundo, pues el año pasado realizó una estancia académica en la Stanford University de Estados Unidos, donde apoyó a ponerle “nombre y apellido” a 394 nuevas enfermedades.
Después se trasladó a una Universidad de Oxford en Inglaterra, donde tuvo la oportunidad de colaborar en el equipo de trabajo del Premio Nobel de Medicina 2019, Peter Ratcliffe. “Allá lo que fui a hacer fue ir a investigar una corte mexicana de 6 mil pacientes, la primera que se ha hecho en su tipo y asociarla con enfermedades cardiovasculares enfocadas con el perfil genotípico”, apuntó.
Pese a conocer 55 países en lo que lleva de vida, esta mujer “luchona, emprendedora y ambiciosa”, debido al gran amor que le tiene al país, decidió darle un plazo de cinco años a México para desarrollar su carrera profesional, antes de buscar otros horizontes.
“Estoy convencida de que se puede hacer, que en México existe el talento, existen las personas, probablemente los recursos y los equipos son un poco limitados, pero si te apasiona lo llegas a hacer, con o sin, y a pesar de”, dijo entusiasta.
Ahora Paloma Soto busca aplicar todo el conocimiento adquirido en su preparación en una clínica genética que recién abrió en la localidad de Chantepec, en donde ofrece tratamientos antienvejecimiento, rejuvenecimiento celular, entre otros. Además de que colabora en el Cardiology Center de Ajijic.
Soto Brambilla reconoció que por ser mujer, las cosas no siempre han sido fáciles, por lo que a lo largo de su trayectoria ha encontrado obstáculos y dificultades que, lejos de desanimarla, fortalecen su hambre de conocimiento.
“Desgraciadamente vivimos en una sociedad machista, quieras o no es la realidad, aun de cierta manera se hacen autoritarias ciertas reglas que imperan más sobre el sexo femenino”, apuntó.
La científica apasionada por el futuro recomendó a las mujeres mantenerse enfocadas y perseverantes en sus metas, ya que si de verdad lo quieren, “no va a haber poder humano que lo impida”, concluyó.
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