Frente al Señor del Monte, el matrimonio Miranda Naranjo renovó sus votos en septiembre del 2021. Foto: Miguel Cerna.
Miguel Cerna.- Ricardo Miranda Ramos y Carmen Naranjo Hidalgo tienen 65 años de matrimonio; pese al paso del tiempo, la chispa de su amor sigue intacta.
Sentados en la cochera de su casa, ubicada en la calle Independencia de la cabecera municipal de Jocotepec, Carmen de 83 años y Ricardo de 85, rememoraron sus vivencias de más de seis décadas y, pese a que tuvieron muchos altibajos, siguen unidos por el amor.
Precisamente, en septiembre del año pasado renovaron sus votos matrimoniales frente a los ojos del Señor del Monte, el Cristo más venerado por los jocotepenses por ser el Santo Patrono desde 1833.
Aunque el transcurrir de los años ha hecho estragos en su persona, sus corazones no se han marchitado. La vivacidad de su relación sigue presente en sus miradas de complicidad, el roce de sus manos y las risas compartidas.
Para ellos, su matrimonio, desde un principio y hasta la actualidad está basado en tres aspectos: el respeto, el amor y la comunicación. Así como en los pequeños detalles del día a día de parte de Ricardo, que responde Carmen con sus cuidados y atención.
“Desde que me levanto hasta que me duermo, no dejo de regalarle a mi señora un detalle, cualquier cosa, ya si no puedo más, aunque sea la nalgueo. Pero yo todo le digo: ‘que bonita estás, que bonita te ves, ponte esto, ponte aquello, ponte tu flor aquí’; todos los días, desde que me levanto y voy bajando las escaleras, vengo payaseando, detallando, hasta que me acuesto”, compartió don Ricardo.
Ellos se conocieron a la antigua usanza en el Jocotepec de los años cincuenta: dando vueltas en la Plaza Principal. Fue un domingo, él la cortejó con un ramo de flores y ella lo aceptó; él le ofreció su compañía y ella le dijo que sí.
Aunque para Carmen Naranjo esa fue la primera vez que lo vio, Ricardo ya pretendía enamorarla, pues cuando la conoció, quedó totalmente flechado. En ese entonces, ella tenía 16 años y él 18.
“Hubo un tiempo en el que se hacían kermeses en el atrio y Carmen era muy guapa, bonita y sabía vestirse y lucir lo que vestía; ella bailaba con un pandero y cuando se daba vueltas, enseñaba las piernas. Entonces la seguí y dije: ‘no te me vas’”, contó con picardía Miranda Ramos.
Su romance fue rápido, en menos de un año ya estaban en el altar para contraer nupcias, fue un 18 de septiembre de 1956, convencidos de “hacer vida” juntos. Del fruto de su amor nacieron siete hijos: Mercedes, Irma, Norma, Pedro, Francisca, Liliana y Marcela.
La historia de su matrimonio ha estado marcada por el sacrificio, iniciando con su separación para que Ricardo Miranda emigrara a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades de vida, ya que en ese entonces la población ribereña no tenía medios para prosperar.
Aunque sus primeros años juntos fueron difíciles, por las idas y venidas de él, la distancia, el peregrinar por diferentes casas y el crecimiento de los hijos, ellos se mantuvieron firmes, pensando siempre en su futuro.
“Fue muy difícil, pero éramos muy felices, cualquier detalle para nosotros era bonito. Él siempre quiso lo mejor para mí. Me hizo mi fogón con sus propias manos, me traía mi leña para que le cocinara, y él era feliz con que le cociera una olla de frijoles y le echara una tortilla caliente con un chile”, recordó Carmen.
Su esfuerzo y persistencia poco a poco comenzaron a dar resultados, ya para la década de los años 70´s, la familia Miranda Naranjo, logró establecerse en el país vecino, exactamente en Los Ángeles, California, donde trabajaban largas jornadas, incluso de noche, para sostener a sus hijos, darles educación y construir un porvenir.
Como pareja, siempre pensaron en su vejez, por lo que trabajaron en equipo para conseguir mejores condiciones de vida, además de poderse retirar tranquilamente.
“Nuestra meta más grande que tuvimos fue hacer un porvenir para cuando estuviéramos grandes, no queríamos ser una carga para los hijos, entonces esa siempre ha sido nuestra preocupación; queríamos tener algo para el día de mañana. Y en eso, bendito sea Dios, nos socorrió.
Ahora, todos los días son un regalo que ellos aprovechan, sea saliendo a comer, a pasear alrededor de la Ribera de Chapala, al malecón de Jocotepec o cualquier sitio que se les antoje visitar.
Juntos, desde el 2002 mantienen una página de internet y en redes sociales llamada Jocotepec.com, en la que tratan de achicar la distancia entre el pueblo y quienes tuvieron que migrar al norte, como ellos, en busca de mejores oportunidades.
“Nuestra motivación con la página fue que toda la gente tuviera oportunidad, la que no tuvimos nosotros, de comunicarse, saber qué es lo que estaba pasando en el pueblo. Mucha gente venía aquí (a su casa) y les gustaba mandar saludos para sus familiares. Hacíamos videos y allá (en Estados Unidos) los veían los papás”, concluyó Carmen Naranjo.
Además de no dejar apagar la flama del amor, Ricardo Miranda aconsejó a las parejas jóvenes respetarse y basar su relación en ese valor, pues consideró que cuando ello desaparece, se rompen los lazos.
“Yo aconsejo a las parejas que si no se respetan desde el principio… no va a funcionar”.
Tiburcio García y Francisca cumplirán 65 años de casados el 14 de febrero.
Miguel Cerna.- Con una relación cimentada en la sinceridad, el respeto y trabajo en equipo, Tiburcio García Acosta y Francisca Sánchez Rivera, cumplirán 65 años de casados el próximo 14 de febrero.
Desde su casa en San Juan Cosalá, Tiburcio de 87 y Francisca de 82, hicieron un recuento de los motivos y momentos que han mantenido su matrimonio, que inició en 1955 y del que nacieron 11 hijos: Rafael, Josefina, Rosa, Ana María, Carmelita, María de los Ángeles, Víctor, Guadalupe, Claudia y Teresita.
Aunque el tiempo se ha manifestado en el color de su pelo, su movilidad y sus ojos, el matrimonio García Sánchez sigue sumando años de amor. Con miradas de complicidad, recrean los inicios de su noviazgo y la conformación de su familia.
Tiburcio, un hombre platicador y dicharachero, dijo ser el más afortunado al poder casarse con la mujer que ama y como agradecimiento, luego de cumplir su aniversario 50 de bodas, escribió un libro titulado “El por qué soy tan feliz”, dedicado a su familia, pero especialmente a ella, quien lo aceptó pese a ser “un don nadie”.
“Cuando conocía esta flor pura, sencilla y hermosa, el fuego de nuestro amor fundió dos almas en una y el creador lo bendijo. A mi Virgen Guadalupana, mi madre y Reina del cielo, a ella me encomendé para alcanzar el cariño de esta creatura divina de quien yo me enamoré. Nunca pensé poseer joya de tanto valor y menos me imaginé que en esta vida tan pura existiera tanto amor”, escribió.
Para Francisca, una mujer de pocas pero contundentes palabras, la razón sigue siendo la misma: “Yo siempre lo he querido y lo sigo queriendo; para mí no hay nada más”, responde. La crianza de los 11 hijos no resultó difícil, pues se entregó totalmente a su familia sin queja alguna.
Aunque ahora viven más tranquilos y todos sus hijos tuvieron la oportunidad de ir a la universidad, Tiburcio recordó el inicio de su matrimonio, cuyo capital fue “un petate y una cobija de media talla”. Fue gracias a la albañilería que lograron construir su patrimonio.
Fue el juicio de la madurez lo que le permitió a esta pareja dimensionar la grandeza de su amor y su compromiso mutuo para sacar adelante a su familia.
“Un día fuimos a comprar un vestido a Chapala, según yo llevaba dinero. A ella le gustó uno muy bonito, también a mí me gusto, pero cuando le dijeron el precio, ya no le gustó; yo me trabé de coraje, pero ella estaba viendo nuestra situación y sabía que si compraba ese vestido no nos iba a quedar nada: así que fue y compró uno de la mitad de precio”, contó Tiburcio.
Para este matrimonio, que justo cumplirá 65 años el 14 de febrero, no hay secretos o claves para forjar una relación perdurable, pues ellos simplemente se dedicaron a vivir su amor de acuerdo a sus circunstancias, eso sí, basados en el respeto mutuo, la sinceridad y el trabajo en conjunto.
Las flores, chocolates y peluches son algunos de los regalos predilectos para el Día del Amor y la Amistad.
Miguel Cerna.- ¿Te suenan familiares frases como “si no te cela no te quiere”, “te pego porque te quiero” o “es amor Apache”? Mediante la charla denominada “Desmitificando el Amor Romántico”, buscan hacer reflexionar a los jóvenes sobre su concepción del amor para erradicar la violencia.
El tema ha sido trabajado con estudiantes de secundaria y preparatoria desde hace más de tres años, según informó la regidora María Dolores López Jara, quien preside la Comisión Edilicia de Derechos Humanos e Igualdad de Género.
“Hay un tema que está no de moda, pero está sonando mucho, que es la desmitificación del amor romántico, este que nos han inyectado los medios de comunicación desde las películas rositas, aquellas mexicanas donde el macho valentón se queda con la damisela que se muere y derrite por él, y fíjate que se ha encontrado mucha relación entre esta expectativa de que el amor todo lo puede y la violencia”.
Aunque comúnmente se cree que los problemas de pareja inician en el matrimonio, en sus 10 años de trabajo López Jara se percató de que en realidad es desde el noviazgo, pues en esa etapa aparecen las primeras señales de una relación tóxica -aunque generalmente se minimizan por el enamoramiento- como los celos, la prohibición de amistades y las burlas y bromas.
La violencia entre parejas no es únicamente física, pues existen otras modalidades como la económica, la psicológica, sexual y la más grave de todas: la feminicida, que es cuando la violencia escala al grado de asesinar a la pareja sentimental.
Aunque lo hombres no están exentos de sufrir violencia en la relación, las estadísticas demuestran que siguen siendo las mujeres las más afectadas, pues en premio son mujeres asesinadas al día en nuestro país, según cifras de la ONU (2019).
Afortunadamente, María Dolores López advierte cambios positivos en la concepción del amor, pues ya consideró que cada vez más personas son conscientes de que la violencia no es normal y se atreven a romper sus relaciones tóxicas, a denunciar y buscar ayuda profesional.
“Dicen que ahora hay muchos más divorcios, muchas más separaciones, que el tiempo de antes era mejor y que antes las parejas duraban más. Yo estoy un poquito en desacuerdo con eso porque sí, anteriormente duraban más pero, ¿por qué? Porque decía que la ropa sucia se lavaba en casa y los problemas de violencia, de abuso, de poder se quedaban ahí, ahora no, ahora incluso los hijos denuncian”, espetó.
Aunque no se trata de erradicar el romanticismo de las relaciones, como el regalar chocolates, flores o peluches, López Jara recomendó especialmente a los jóvenes, atender las señales de una relación tóxica a tiempo y desmitificar el amor de película “que todo lo puede”.
“Algo que sí es muy importante destacar en esta fecha del amor, es que la mayoría de casos de violencia se dan entre parejas que se aman, que duermen juntas y que juran que dan la vida el uno por otro. Es ahí donde se genta más violencia, entonces sí tendríamos que repensar cómo tenemos nuestra construcción de amor, desde dónde construimos nuestro concepto del amor”, concluyó.
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