En el antiguo camino Real a Jocotepec, sucedían muchos y variados avistamientos de lo que se conoce como “el ánima sola”.
Arquitectura tradicional del antiguo Jocotepec (foto: cortesía)
Por el cronista: Gabriel Chávez Rameño
La historia del “ánima sola” es una de las preferidas de las personas mayores de Jocotepec, aunque las nuevas generaciones han tenido sus acercamientos, la leyenda no termina y continuará viva en estas líneas.
En el antiguo camino Real a Jocotepec, a la altura donde ahora se construye el puente del libramiento y la carretera a Morelia, sucedían muchos y variados avistamientos de lo que se conoce como “el ánima sola”.
No se sabe a ciencia cierta desde cuando se ha visto este espanto, lo que es cierto que como fue camino Real, existieron muchas historias de amor y desamor, de ladrones y muertes brutales o tranquilas, y una de esas muertes fue la que tuvo que penar y asustar a los caminantes de esa vía de comunicación.
Don Rigoberto Mendoza platica que “cuando era niño, ya se hablaba de la ánima sola, mis abuelos como eran de Potrerillos veces bajaban al pueblo (Jocotepec) y cuando se les hacia tarde, pues pasaban por ahí y dicen que en ocasiones veían pegadito al lienzo a un bulto que se tapaba su cara con su sombrero y lo saludaban y este no contestaba y cuando volteaban a verlo ya no lo veían, siempre lo veían ahí donde el arroyo del ánima, el que baja y cruza con el de la presa, allí se veía, yo una vez lo vi, cuando sembrábamos en San Luciano, muchos dicen que la han visto hasta acá donde el panteón (de Joco), yo la vi donde estaba el basurero, no se si te acuerdes… estaba la cerca y a un lado había un mezquite, ya lo quitaron hora con lo del libramiento, ha pues por ahí la vi, estaba sentada con su sombrero tapándole la cara, luego, luego supe que era el ánima sola porque el caballo no quiso seguir caminando…”
Don Eleuterio Canales platica “ y venía a Joco a ver a mi mujer, un día de las fiestas de enero me quede hasta tarde y mis primos, con los que me venía, este Chuy y Baltasar se vinieron pronto, pues cuando me regrese al Zapote, me fuí a donde había dejado mi caballo, haya por la campana, y ya no vi los de mis primos, en Joco todavía había gente, pero ya era casi la media noche, y cuando pase por el panteón de Joco, sentí como un escalofrío, estaba muy helado y seguí, ya pa´ llegar al arroyo, donde los mezquites vi a alguien que estaba parado junto a la cerca, yo creí que era otro trasnochado que se le había hecho tarde, y le grite ¡uiht! Y el caballo se puso nervioso… le grite que iba pal Zapote y no me contestó, en eso sentí como un escalofrío y el caballo que arranca y no lo podía parar, ya no supe que era, después me dijeron que había sido la ánima sola, ya después no me tardaba cuando iba a Joco, me regresaba temprano.
Ceferino C. habitante de San Luciano, menciona “ahí se aparece la ánima, nadie le ha rezado ni le han echado agua bendita, eso le hace falta, cuando jóvenes y apenas veníamos a San Luciano, estaba todo sólo y la vi muchas veces, ya después el padre Trino Ramos le había dicho a mi papá que rezaran la magnifica cuando pasáramos por ahí, para que no se nos apareciera y pues sí, ya no la volvimos a ver… hace unos días mi nieto me dijo que vieron algo donde esta el puente del libramiento, venían de San Juan y los asustó, yo creo que era el ánima sola…”
Tantas y tantas historias referentes a este espíritu podemos escuchar con los viejos, aquellos a los que su memoria aún les permite la lucidez de la vida, en Jocotepec, una historia cargada de mito y realidad, superstición o creencia, el ánima sola, que por cierto la calle así lleva su nombre. Tratar de hablar de todas las versiones del ánima sola, nos llevaría varias semanas.
Un saludo y agradecimiento a todos mis lectores de toda la ribera y lugares propios, así como a todos mis lectores de la perla tapatía y ciudades aledañas quienes siguen semana a semana la crónicas históricas y fantásticas de nuestra gran región y espero pronto, uno meses, obsequiarles un libro, donde estén plasmadas las historias que aquí hemos contado y algunas más.
Foto: cortesía.
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