Vista hacia el Lago de Chapala. Foto: Archivo Laguna.
Por Daniel Jiménez Carranza.
Terminamos un ciclo anual, en donde hemos presenciado situaciones que nos han sorprendido, como es la guerra de Rusia-Ucrania, que ha representado un enfrentamiento político entre dos países, que otrora estuvieran unidos dentro del Régimen Soviético, y que en la actualidad, una vez distendidas las esferas de bloques, han emergido por un lado, como un distanciamiento del centro de Ucrania, hacia el núcleo político central del Kremlin al tiempo que, producto de los efectos de la simbiosis experimentada de la influencia cultural de un bloque como la URSS, se han dado también grupos prorusos, simpatizantes con la cultura rusa, y quienes a su vez, han sido atacados por el actual gobierno ucraniano desde el 2014, en que se declararon rusófilos, y que el Kremlin, ha decidido apoyarlos, e integrar estos territorios como parte de Rusia; desafortunadamente, este es un conflicto que amenaza con prolongarse, sin que hasta el momento existan posiciones de acercamiento y entendimiento para resolver este conflicto, conflicto que en esta ocasión, ha involucrado a gran parte de las naciones a nivel mundial, porque ello, lleva implícito una serie de desequilibrios económicos, políticos y energéticos, pues es bien sabido que Rusia ha abastecido a Europa de combustible, y que ahora derivado de este conflicto, ha propiciado un completo desequilibrio en el mercado internacional, que aunado a la pandemia del COVID, ha colapsado la economía mundial, de la cual nuestro país, no se encuentra a salvo, pues las consecuencias económicas también han incidido en aspectos económicos, energéticos, etc., donde los resultados aún no se han manifestado con la severidad que acompañan estos fenómenos. Independientemente de esta exposición sobre los efectos internacionales, a nivel interno, enfrentamos situaciones políticas como la lucha por la sucesión presidencial, en donde los ataques de todo tipo, no han cesado, y por el contrario, se han exacerbado entre la oposición con el actual gobierno, donde además se ha visto una participación más activa de grupos del crimen organizado, que han sembrado el terror en distintos puntos del país, en donde se han dado auténticas masacres de población civil, ello, ya no se puede interpretar como pugnas entre grupos delincuenciales para obtener una plaza, sino todo ello, presenta otro cariz relacionado con movimientos políticos que pretenden crear desconcierto, temor entre la población, con el propósito de crear este clima de zozobra para hacer aparecer al actual régimen, como fallido en la lucha contra la delincuencia, que sin duda, es una tarea pendiente que debe ser resuelta, y no necesariamente a través de las armas, manteniendo al ejército y fuerzas de seguridad en la calle, en donde el ciudadano, se encuentra en estado de completa indefensión; en la actualidad, con los avances tecnológicos, es posible identificar mucho mejor aquellos grupos que delinquen, pues el estado mantiene bajo su órbita, todos los elementos de seguimiento e identificación que le permite rastrear a quienes delinquen; es necesario crear un cuerpo de investigación que cuente con todos los elementos materiales, tecnológicos y humanos, necesarios para realizar la identificación y seguimiento de actos delictivos. Es necesario formar auténticos cuerpos profesionales de investigación y seguimiento de los delitos, evitando la exposición de la población al fuego cruzado entre fuerzas del orden y delincuentes, importante asimismo concientizar y acercarse a la población para que mediante su activa participación, contribuyan a erradicar este flagelo.
Ello representaría un recurso válido para erradicar la violencia, y ofrecer mayor seguridad con mejores condiciones de vida a la población.
Leticia Trejo es entrenadora personal y profesora de Yoga. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Las vacaciones terminaron para muchas personas y, en algunos casos, hubo de todo: cenas abundantes, brindis copiosos, noches desveladas, y una serie de actividades que no acostumbramos de forma habitual. Algunas de las consecuencias de estas celebraciones navideñas y de fin de año es que quizás subimos algunos kilos (lo más común), pero algunas secuelas son un poco más graves.
Por ejemplo: puede incrementarse la acidez estomacal, provocando reflujo, agruras y ardores en el tracto digestivo. Podemos estar deshidratados lo cual genera boca seca, garganta irritada, dolores de cabeza y bajo rendimiento físico y mental. También podemos estar fuera de nuestro ritmo de sueño y nos esté costando trabajo dormirnos o levantarnos.
Sea cual sea el síntoma que te impide reiniciar el año con contundencia y energía es importante que sepas que, en estos casos, debemos ayudar a nuestros órganos excretores a que liberen las toxinas acumuladas y podamos sentirnos ligeros y fuertes.
La excreción es un proceso fisiológico que le permite al organismo expulsar sustancias que cumplieron su función en el cuerpo y ya no sirven, desechos celulares que deben salir de nuestro organismo ya que si se quedan dentro son tóxicas; este proceso de desintoxicación ayuda a mantener el equilibrio de la homeostasis (estabilidad) y la composición de los fluidos cómo la sangre, la linfa, la saliva, etc.
Los órganos que participan en la excreción del cuerpo humano son:
Pulmones. Expulsan el dióxido de carbono producido una vez que se ha realizado la respiración celular de todo el organismo.
Hígado. Expulsa al intestino productos tóxicos formados en las transformaciones químicas de los nutrientes, estos desechos se eliminan mediante las heces.
Glándulas sudoríparas. Junto con el agua, filtran productos tóxicos hacia la piel que la expulsa en forma de sudor, este proceso también ayuda a bajar la temperatura.
Riñones. Hacen una filtración selectiva de los compuestos tóxicos de la sangre.
La forma de ayudar a nuestros órganos excretores después de los excesos de las fiestas de Navidad y Año Nuevo es realizando las siguientes prácticas:
Tomar bastante agua, de dos a tres litros al día (depende mucho el peso, la estatura, la edad y el tipo de actividad que uno realiza). Esto evita que haya una alta concentración de sustancias nocivas que pueden incluso producir cálculos renales.
Evita el consumo excesivo de sal, no solo la que agregamos para dar sabor, sino la que se concentra en algunos alimentos cómo los mariscos, o aquellos que aumentan el ácido úrico.
Evitar el consumo de alcohol, pero también de medicamentos que hacen trabajar más al hígado.
Intentar dormir largo y tendido; la buena calidad del sueño ayuda al hígado y a los riñones en sus importantes funciones de desintoxicación. Hacer actividad física moderada, principalmente durante la mañana, es definitivamente una de las mejores formas de ayudar a limpiar al organismo.
Ir al baño en cuanto se sienta la necesidad. Una de las acciones que afecta de forma negativa al cuerpo es aguantarse las ganas de orinar o de defecar.
Iniciemos el año con una buena limpieza orgánica para recuperar la energía y el entusiasmo
Leticia Trejo Escobar es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Pilar Trejo, Salud y Bienestar
“Somos criaturas frágiles, y precisamente desde esa debilidad, no a pesar de ella, descubrimos la posibilidad de la auténtica alegría…” Desmond Tutu, 2016
Cierra los ojos, respira con profundidad y evoca una situación insostenible para ti en algún punto de tu vida. Ahora piensa la manera en que influyeron tus emociones en esa ocasión. ¿Qué emociones experimentaste? ¿En qué lugares de tu cuerpo se manifestaron? ¿Qué pensamientos te acompañaron? Y, ¿de qué manera influyó todo ello para las decisiones que tomaste?
En su parte más básica, el circuito lucha o huye nos ha ayudado para sobrevivir desde una forma instintiva, gracias a nuestro sistema límbico, podemos experimentar una gama de emociones para nosotros mismos y para compartir, y a través de nuestros pensamientos le damos una interpretación muy particular a lo que nos sucede. Gracias a las emociones podemos vivenciar el miedo ante una situación que consideramos catastrófica, enojo ante ciertas adversidades, tristeza ante las ausencias o las pérdidas y alegría ante sucesos placenteros, aunque no siempre seamos conscientes de lo que sentimos o no nos demos cuenta de que las emociones nunca se presentan solas y de que existe una gama impresionante de matices en una u otra.
Y es que las emociones nos acompañan siempre, de tal forma que es imposible dejarlas de lado hasta para las decisiones más simples en nuestra vida, trastocando nuestro mundo. Influyen en la forma en que interpretamos el mundo, analizamos los contextos, observamos a las personas, alcanzamos o no nuestras metas y hasta para aprender.
¿Las emociones representan un obstáculo o una bendición en nuestras vidas? Estoy segura de que para algunos representarán lo primero, para otros lo segundo, y habrá quienes no habrán pensado en esta pregunta. Lo que sí puedo asegurar es que, sin darte cuenta, las emociones han estado allí en esos momentos en que necesitamos actuar y alcanzar nuestros objetivos y metas…o no.
Y es entonces cuando hablamos de la importancia de generar consciencia emocional, sabiendo que las emociones no son ni buenas ni malas per sé, están ahí porque existen desde la creación del ser humano, ayudándonos a sobrevivir y dándole sentido a todo lo que vivimos. Aceptar su existencia es aceptarnos a nosotros mismos, y aceptarnos a nosotros mismos es saber que podemos aprender a darles nombre, a aceptar que son nuestras, a reconocer de la forma en que las vivimos y del cómo afectan a las decisiones que tomamos y, sobre todo, a tomar consciencia de que podemos aprender a gestionarlas.
Por Leticia Trejo
Muchos de mis alumnos son personas adultos jóvenes, entre los 35 y los 45 años, que forman familias que en este momento tienen hijos pequeños desde recién nacidos hasta pubertos de 12 años, estas familias, al parecer de forma general, están pasando por grandes retos de salud, los veo batallar bastante con ciclos de enfermedad que empieza (quizás) con la asistencia de los pequeños a las guarderías, a los preescolares y a los centros de estudio que correspondan. Una semana está enfermo el niño más pequeño, la siguiente semana la mamá no puede ni levantarse de la cama, la siguiente semana se enferman el papá y el otro hijo (o hija). Uff, es una montaña rusa en la que los gastos aumentan de forma descomunal, entre las citas con los médicos, los análisis de laboratorio y los medicamentos las cuentas se van al cielo.
Los procesos de enfermedad siempre producen crisis, pequeñas o grandes, pero no solo en la vida sino en el organismo. Crisis a nivel celular y orgánico, crisis a nivel emocional y mental, y crisis en la gestión del tiempo.
Pero por otro lado, los procesos de enfermedad ponen a trabajar la inteligencia natural de nuestro organismo, si le damos las condiciones adecuadas, el sistema inmune se fortalece, aprende y se agiliza con cada crisis para lograr restablecer la salud.
Si tú, querido lector, tienes hijos pequeños y estás dentro de este ciclo de enfermedad, me gustaría hacerte algunas sugerencias:
Para tus niños:
Para ti:
¡Feliz Navidad! Para quienes celebran esta tradición, y para todos mis mejores deseos para que le den a su organismo el descanso y felicidad que se merece en estas fechas.
Foto: Archivo.
Por Daniel Jiménez Carranza.
Una de las características esenciales en la vida, es el cambio, es el acondicionamiento y adaptación a las nuevas condiciones y estructuras que la propia dinámica del tiempo nos va señalando, esto lo podemos observar en múltiples manifestaciones, como es el caso de nuestra propia persona, pues conforme crecemos, la ropa, la educación, nuestra mente, nuestras relaciones, se van modificando, adquirimos patrones de conducta distintos en cada etapa de nuestra vida, y ello, definitivamente, va perfilando la personalidad en cada uno de nosotros. Como este caso tan inmediato que observamos, los cambios y adaptaciones de todo tipo, también mantienen la misma dinámica en otros tantos fenómenos con los que tenemos relación, muchos de ellos, imperceptibles que sin embargo, mantienen esta misma dinámica, que a pesar de que racionalmente nos rebelamos en contra, la ley del dinamismo evolutivo, termina por imponerse.
Existen grupos que mantienen una posición férrea en contra de los cambios, y que han dado en llamarse “conservadores”, sin embargo, estos grupos, son y adoptan este esquema, porque las condiciones que tienden a desaparecer o modificarse, les beneficiaban con anterioridad, y su modificación, su transición hacia un nuevo status, representa una desventaja que los obliga a buscar alternativas que en muchos casos, son irrecuperables, así podemos ver en el actual enfrentamiento entre grupos políticos en pro y en contra de la reforma electoral, donde exasperan sus posiciones para mantener o negarse a aceptar cualquier modificación a las existentes.
Es menester realizar un agudo y exhaustivo análisis para identificar las propuestas planteadas, pues en ello, va de por medio el modelo de país que deseamos legar a quienes nos preceden, es importante que se formen foros de participación comunitaria en donde se traten y debatan estos temas, situación que a los partidos tradicionales jamás se les ha ocurrido realizar entre sus huestes, las discusiones y acuerdos se dan a nivel cupular en el Congreso, en donde se negocian fundamentalmente las canonjías y prebendas que les afectan, haciendo a un lado, el aspecto medular que es el de elevar el nivel de participación de sus bases en la discusión de temas políticos fundamentales, que arrojen como resultado una mayor y mejor conceptualización de aspectos fundamentales, necesarios en los grupos que liderarán el país en el futuro, no lejano, es importante tornar la actividad política, en una auténtica carrera profesional, en donde se elimine el amiguismo, el oportunismo, y se priorice el conocimiento.
Leticia Trejo es profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
La semana pasada tocamos el tema de qué es lo que lleva a ciertas comunidades a desarrollar estilos de vida saludables gracias a los cuales no hay enfermedades crónico degenerativas y que además logran formar comunidades fuertes y sólidas. Estas comunidades son posibles gracias a la inteligencia emocional que les ayuda a desarrollar habilidades socio-emocionales para vivir en armonía.
El psicólogo, periodista y escritor, Daniel Goleman, escribió en 1995 su libro “Inteligencia Emocional” y que se describe cómo el conjunto de habilidades que contribuyen al buen funcionamiento y al éxito de las personas, y que se dividen en:
Inteligencia emocional intrapersonal, o habilidad para comunicarse eficientemente con uno mismo y manejar en forma óptima las propias emociones; está compuesta por la autoconciencia emocional, la autorregulación y la automotivación.
Inteligencia emocional interpersonal, o habilidad para comprender y manejar eficazmente las emociones ajenas, se divide a su vez en: empatía y habilidades sociales.
Es de aquí que se desprende el concepto y práctica de las habilidades socio-emocionales:
Asertividad
Auto eficacia
Autonomía
Comunicación expresiva
Empatía
Optimismo
Pro sociabilidad
Regulación emocional
Estas cualidades, capacidades y habilidades las podemos desarrollar todas las personas, es más, las DEBEMOS desarrollar ya que gracias a ellas podemos prevenir trastornos psicológicos que nos llevan a la tristeza crónica, desánimo, angustia, depresión y, en algunos casos, al suicidio. Además de que mejoran nuestro rendimiento en diversos contextos cómo la familia, el trabajo, los amigos, la pareja y la comunidad.
¿Cómo podemos medir la inteligencia emocional? Cuando te das cuenta, es decir, te haces consciente de:
Que todo, absolutamente todo cambia.
Que ya has superado cosas difíciles en tu pasado y has salido adelante (confianza en ti).
Que todas las experiencias de tu vida están llenas de aprendizaje.
Que no obtener lo que deseas puede, a veces, ser una bendición.
Que los momentos en que haces lo que te gusta, te diviertes y te relajas no son una pérdida de tiempo.
Que ser amable contigo mismo eleva tu frecuencia y te conecta con personas amables.
Que siempre, siempre habrá algo de lo cual estar agradecido.
La vida con habilidades socio-emocionales es más sencilla, enriquecedora, plena y satisfactoria, no es que desaparezcan los problemas, sino que se ven como oportunidades.
Por Leticia Trejo.
Se sabe, con evidencia científica, que existen lugares en el mundo en donde las personas tienen una excelente calidad de vida, que los lleva a vivir más de 100 años; en donde no hay enfermedades crónico degenerativas ni adicciones, estos lugares se conocen cómo las zonas azules. De la misma forma, en la Teoría de las Seis dimensiones del bienestar se ha comprobado que para disfrutar plenamente de la vida debemos buscar el equilibrio entre seis principales esferas de nuestra vida. En la filosofía de los 8 brazos del Yoga de Patanjali también se comparte un Sistema que contiene varios procesos para lograr la plenitud, la dicha y el cese del sufrimiento.
Estudiando sistemas de bienestar, pero también implementándolo en mi vida me doy cuenta que estos sistemas tienen tres factores comunes, gracias a los cuales se logra esta inmejorable calidad de vida:
La familia es muy importante para ellos, por supuesto que hay conflictos con los seres queridos, pero se resuelven y hacen uso de todas las herramientas posibles para que se restaure la armonía en la familia.
Los amigos son otro factor importante, esos amigos a los que puedes llamar a las 3:00 de la mañana y con mucho cariño te escuchan y te apoyan.
La comunidad es eficiente, toman las decisiones entre todos, y también, cuando alguien tiene un problema, la comunidad busca cómo solucionarlo aportando lo que sea necesario.
Estos tres factores necesitan que cada persona desarrolle su inteligencia emocional, gracias a la cual se le facilita el desarrollo de habilidades socio – emocionales. Son las herramientas que le permiten a las personas entender y regular sus emociones, sentir y mostrar empatía por los demás, establecer y desarrollar relaciones positivas, tomar decisiones responsables, y definir y alcanzar metas personales.
Estas habilidades contribuyen a la prevención de trastornos psicológicos y al rendimiento académico, así como al desarrollo óptimo de las personas en diversos contextos. La educación socio – emocional es un proceso de aprendizaje que lleva al individuo a:
Comprender y regular sus emociones.
Construir una sana identidad personal.
Mostrar atención y cuidado hacia los demás.
Colaborar y aportar en diversos ambientes interpersonales.
Establecer relaciones positivas.
Tomar decisiones responsables.
Aprender a manejar situaciones retadoras de manera constructiva y ética.
El tema es fascinante ya que se está implementando en los sistemas educativos, pero no de forma teórica hablándole a la mente de las personas, sino a través de una serie de prácticas que, de forma vivencial, ponderan el auto – conocimiento. Se usan técnicas artísticas cómo la música y la pintura, técnicas que involucran al cuerpo y su desarrollo de habilidades, así como técnicas que incluyen a la mente y cómo mejorar su desempeño.
Ojalá se logre, de verdad, que cada individuo realice las prácticas necesarias para desarrollar estas habilidades que garantizan un mundo con más armonía y bienestar.
Leticia Trejo es Profesora de Yoga y Entrenadora Personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
Margaret acudió al Psiquiatra debido a fuertes problemas con su esposo, ella quería salvar su matrimonio, pero su esposo lo hacía cada vez más difícil; según ella los últimos años él estaba tomando una actitud prepotente, exigente, irritable, poco tolerante, incluso algunas veces incluyendo algo de crueldad. En algún momento de la sesión el especialista interrumpió a Margaret y le dijo: ¿y ha sido un imbécil siempre, cuando te casaste con él ya sabías que tenía esos problemas?, ella abrió sus ojos, perdió el aliento y dijo: “Claro que no, de hecho, la mayor parte de estos años siempre fue un hombre dulce y paciente, que le gustaba llevar alegría a donde fuera”. El Psiquiatra le preguntó también si había tenido algún cambio importante en su vida y ella le contestó: “pensándolo bien, hace cinco años que empezó a cambiar, justo cuando tomó un trabajo en una fábrica de muebles en donde usan químicos muy fuertes para darle terminados elegantes a todos los diseños”, “Señora (contestó el Especialista) su esposo tiene intoxicado su cerebro, de dejar inmediatamente ese trabajo, o buscar la manera de eliminar el impacto de los químicos, y también revisar su alimentación y realizar actividad física”.
El Psiquiatra que narra esta historia es el famoso Doctor Daniel Amen quien es el más destacado especialista en trastornos cerebrales, es cinco veces el autor más vendido de acuerdo al New York Times. Su libro Termina con la enfermedad mental contiene muchos ejemplos y testimonios sobre cómo podemos ayudarle a nuestro cerebro a recobrar su salud. Muchos síntomas de enfermedad tienen que ver con la Salud de este misterioso órgano. El Dr. Amen ha realizado miles de tomografías del antes y el después del cerebro en diferentes circunstancias, por ejemplo: ha podido comprobar y demostrar cómo el uso excesivo de la mariguana causa daños a largo plazo en las principales funciones de nuestro organismo.
Algunos de sus consejos son los siguientes:
Consume frutas y verduras (dieta variada)
Cuida tu hidratación
Controla tu peso
Realiza actividad física constante y adecuada
Duerme las horas que necesite tu organismo (entre 6 y 8 horas diarias)
No abuses del alcohol
Evita fumar
Y por supuesto DILE NO A LAS DROGAS
En la teoría del Dr. Amen un cerebro saludable es el principal amigo de los procesos mentales, si deseamos cambiar nuestros patrones nocivos de comportamiento, hábitos negativos y sistema de creencias, debemos primero, conocer nuestro cerebro y darle todo lo que necesita para que funcione adecuadamente.
Te dejo una pregunta para reflexionar: ¿puede ser que no logre sentirme feliz porque no estoy cuidando mi cerebro? Saludos querido lector y que tengas un feliz día de acción de gracias.
En un año, la migración de venezolanos aumentó casi 300 por ciento. Foto: Cuartoscuro.
Por Abigail A. Correa Cisneros.
La crisis migratoria redobla en nuestro país. En los últimos días quedaron varados en México cientos de venezolanos, en su intento de llegar a Estados Unidos.
La nueva política estadounidense, que permite la entrada a su territorio si se cuenta con apoyo económico, deja en el limbo mexicano a miles de venezolanos que buscan una mejor vida. Muchos deciden quedarse en México, pero la situación en el país se está complicando porque los viajeros desbordan los servicios principales en su paso por las ciudades.
Varias organizaciones no gubernamentales documentan las vejaciones y abusos que sufren de parte de autoridades municipales, estatales y federales. Los derechos humanos simplemente son ignorados desde que se les detiene arbitrariamente por indicación del Instituto Nacional de Migración, en donde les retienen sus documentos.
La semana pasada, los presidentes Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador anunciaron que las personas de nacionalidad venezolana que ingresen sin autorización a Estados Unidos, serán devueltas a México sin posibilidad de solicitar asilo, bajo el argumento del Título 42.
Tras la crisis sanitaria derivada de la Covid-19, el Departamento de Salud y Servicios Humanos en Estados Unidos, reguló con este argumento el flujo migratorio y de este derivan las nuevas medidas migratorias que, con un presupuesto de 817 millones de dólares, pretende atender nuevos puestos para el control de inmigración, el aumento en recursos y personal y el combate al tráfico de personas.
El flujo de migrantes venezolanos aumentó, solamente de 2021 a 2022, en 293 por ciento. El 25 por ciento de la población venezolana huyó hacia Estados Unidos. Y en su éxodo por México se suman a miles más atrapados en ciudades como Tapachula, Chiapas o Tapanatepec, Oaxaca, donde las autoridades reportan el desbordamiento de los servicios.
Los extranjeros están hacinados en albergues, calles, plazas, parques. Desde que se anunciaron los nuevos requisitos para poder entrar a Estados Unidos, mismos que prácticamente son inalcanzables, porque entre otras cosas deben contar con patrocinador dentro del territorio estadounidense, vacunas completas y no ingresar a México de forma irregular, lo que los tiene atrapados sin ayuda de las autoridades mexicanas.
Se estima que entre el 12 y 23 de octubre de 2022, se ha expulsado a 5 mil 193 venezolanos de Estados Unidos, los cuales terminan en Ciudad Juárez, Matamoros, Tijuana, Piedras Negras y otras ciudades fronterizas.
Muchos denuncian que cuentan con una visa de 30 días para transitar por territorio mexicano. Sin embargo, no se les respeta y son perseguidos por agentes del Instituto Nacional de Migración. Declaran que pasan días sin comer, huyen de la Guardia Nacional y varios sobreviven enfermedades. Preguntan, ¿qué hará México con nosotros?
Aunque miles deciden seguir intentando llegar a Estados Unidos, otros tantos optaron por volver a Venezuela en vuelos humanitarios. Desde 2018, el gobierno de Nicolás Maduro puso en marcha un plan de repatriación voluntaria llamado “vuelta a la patria”, para facilitar el regreso de migrantes que carecen de medios propios. Hasta mediados de año, unos 30 mil venezolanos regresaron a casa, provenientes de 19 países de Latinoamérica.
Cifras de la ONU reportan que más de 7.1 millones de venezolanos huyeron de su país en los últimos años, debido al colapso económico y social.
DESDE EL CENTRO
Otro éxodo que resuena mucho es el de los trabajadores remoto o nómadas digitales, provenientes de países con mayor desarrollo y que se instalan en nuestro país, con un sueldo en dólares, pero pagando en pesos. La gentrificación está comenzando a notarse en la Ciudad de México. Recientemente, el gobierno de Claudia Sheinbaum hizo una alianza con la plataforma Airbnb para facilitar vivienda a estos nómadas digitales, lo cual, de acuerdo con varias organizaciones, significa un impacto en los costos de las rentas, al mismo tiempo que encarecen otros productos.
Denuncian que en al menos ocho edificios habitacionales del Centro Histórico se vivieron procesos de expulsión de habitantes para cederlos a Airbnb, los cuales se ubican en las calles Justo Sierra, San Ildefonso, López, Revillagigedo, Bolívar, Isabel la Católica y Luis Moya. También se ven afectados pobladores de la colonia Roma y Condesa, quienes demandan suspender la colaboración con dicha plataforma, hasta contar un diagnóstico público y medidas de prevención y mitigación de su impacto, en el acceso a la vivienda.
Leticia Trejo Escobar es Profesora de Yoga y entrenadora personal. Foto: Archivo Laguna.
Por Leticia Trejo.
A las personas que cuidan su salud se les llega a calificar de egoístas: cuidan sus horarios de comida, se retiran temprano de las reuniones porque se van a levantar temprano a correr, rechazan ciertos alimentos que les generan inflamación; si los invitas a un viaje a carretera, no salen si no llevan su termo de agua especial para hidratación… en fin, es un “problema” tener a alguien que se cuida en nuestro círculo cercano. No tenemos la mínima idea de cuánto nos necesitan esas personas, de la fuerza que podríamos darles simplemente siendo empáticos con su estilo de vida, y no sé, quizás con el tiempo estaríamos imitándolos uniendo fuerzas de voluntad.
Dentro de los muy variados sistemas de bienestar así como dentro de las disciplinas que se recomiendan para lograr transformaciones trascendentes en el Ser humano, en su lugar de origen, en su país, en su continente y en el mundo el poder de la comunidad es lo más relevante.
En el sistema de las Seis Dimensiones del Wellness de Halbert L. Dunn, en el método de las Zonas Azules de Dan Buettner, en los Ocho Brazos del Yoga de Patanjali el otro es muy importante, en sociedades avanzadas el bien común es la base de todos los esfuerzos individuales. ¿Cómo le ayudo al otro cuidándome yo? ¿Cómo colaboro con mi Comunidad al hacerme responsable de mi propio Bienestar?:
Si yo cuido mi salud emocional mis relaciones interpersonales serán más placenteras, aunque el otro perdiera el control en una discusión yo tendría la claridad y estabilidad para no conectarme con su disgusto.
Si yo cuido mi alimentación mi mente y mi organismo tendrán los nutrientes necesarios para todos los procesos bioquímicos que mueven la vida, de esa manera mi nivel energético estaría más positivo y tendría una mejor disposición a colaborar con los demás.
Si me ejercito constantemente mis estructuras musculares y tejidos conectivos podrán realizar cada uno de los esfuerzos que les requieren mis actividades y no le arruinaría la vida al otro o a los otros al forzarlos a tener que llevarme al supermercado, acompañarme a mis citas médicas, a estar pendientes de que no me caiga y me rompa algo, es decir, a cambiar su propia vida por tener que cuidarme a mí.
En resumen, mi derecho adquirido a la Salud y el Bienestar depende de mí, y al evitar ser una carga para mi tribu estoy velando por su libertad. Te invito a que te liberes y liberes a los demás aceptando tu responsabilidad de estar bien.
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