Juan Pablo Rodríguez Dolores a los 32 años de edad tocando el bajo eléctrico. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Apasionado de la música y especialmente de su instrumento, fue como se definió Juan Pablo Rodríguez, un joven bajista de 32 años de edad y originario de San Antonio Tlayacapan, Chapala.
La inspiración musical llegó de la familia, pues desde su infancia su padre tocaba la guitarra en bares y restaurantes de la Ribera de Chapala, además de que sus hermanos también tocaban algún instrumento.
Su iniciación musical fue en dos coros, uno en la primaria en la que estudiaba y otro en la iglesia. Con el tiempo su padre, Valente Rodríguez y sus hermanos mayores; Diego y Alberto Rodríguez, lo incitaron a aprender a tocar un instrumento. Pese a que su papá era un guitarrista experimentado, no fue la guitarra lo que precisamente le conquistara, si no el bajo.
Fue su tío Juan Alberto Corona Vega, quien en ese momento formaba parte del Coro Redes y Cantos de Chapala de la Secretaría de Cultura de Jalisco, quien le enseñó lo básico de este instrumento. Posteriormente tomó clases con Alejandro Navarro, mejor conocido como «Lobo», quien era vocalista y músico de la banda local Charales-K.
“La música aparte de arte, es una forma de expresarse, satisfacción de generar emociones en el público y en uno mismo cuando se le pone corazón”, comentó en entrevista.
Ya en abril del 2011, junto a su compañero Emmanuel Paz García, formaron el grupo versátil llamado Guarache SAT que tuvo su debut en junio del mismo año en un bar del pueblo y se renombró casi una década después, en 2019 como La GS Band.
Asimismo, Juan Pablo Rodríguez, junto a su padre y sus hermanos formaron el trío Herencia Rodríguez, el cual duró solamente un año trabajando.
Actualmente Rodríguez Dolores y La GS Band llevan 11 años activos en la industria musical de la Ribera de Chapala, entre sus metas están tocar en eventos de “alta gama” y “pasarla bien todo el tiempo que dure la banda”, debido a que Juan Pablo considera tocar el bajo como un pasatiempo.
Mural ubicado en la calle Independencia Sur, en el que se plasmó una mujer observando el océano.
Berenice Barragán (Jocotepec, Jal).- Como “regalos visuales”, describe Claudio Hernández ‘Chenlla a los seis murales que ha pintado en la cabecera municipal y sus delegaciones, en los más de 10 años que tiene practicando el arte.
De entre sus creaciones destaca ‘Ascensión’, pintada en la la fachada de la Casa de Cultura del municipio y que tuvo un costo de elaboración de 45 mil pesos (durante la pasada administración 2015-2018), según señaló Jesús Carlos Cuevas, actual director de Turismo del municipio de Jocotepec. Una leyenda sobre una civilización oculta en las profundidades del lago de Chapala que evolucionó en aves, le sirvió como base para su creación.
El artista jocotepense -de 32 años-, actualmente forma parte del programa ‘Muraleando’, proyecto creado por la dirección de Arte y Cultura de Jocotepec, en el que, por medio de 6 artistas, fomentan el acercamiento cotidiano con el arte hacía con la población ribereña.
El egresado de la Licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Fotográfica por la Universidad de Guadalajara, basa sus obras en las costumbres y tradiciones de Jocotepec, aunque las emociones humanas, la psicología y el subconsciente son su fuente de inspiración para crear sus murales y pinturas.
Fue hace un año y medio cuando ‘Chenlla’ inauguró su propio estudio-galería en la calle Independencia Sur #106, esquina con calle Juárez, en el que expone y vende sus obras al público.
Pese a sus años de trayectoria, Claudio Hernández se ha encontrado con algunos retos, ya que “la gente a veces pide un tema en específico al prestar su barda” -en lo que se refiere al programa ‘Muraleando’- o presenta inconvenientes respecto al tiempo en que permanecerá dicho mural.
El artista, que busca impulsar su arte por medio de exposiciones, se presentará en el Centro Cultural ‘González Gallo’ en Chapala en los próximos meses, sin tener aún una fecha establecida.
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