Foto: MF Mexico en fotos.
José Antonio Flores Plascencia (13/sep/2016).- La historiadora Diana Amezcua Machuca comenta que han estado investigando sobre el papel que jugó la región ribereña en la guerra de independencia que inició en 1810, y eso los condujo a conocer al personaje de Tomás Ignacio Villaseñor, dueño de la hacienda de Huejotitán, delegación del municipio de Jocotepec.
Diana toma un respiro, da un sorbo a su café y vuelve a echar otro vistazo a su computadora para continuar con su relato, diciendo que “Tomás Ignacio Villaseñor era un personaje de renombre en la sociedad, no sólo por su gran fortuna, sino también por su desempeño en puestos públicos, logrando el cargo de alguacil mayor, regidor y alcalde ordinario de primer voto del ayuntamiento de Guadalajara en tres ocasiones”.
La historiadora Amezcua Machuca continuó esbozando la vida del realista. “Se menciona que era una persona humana y benéfica con sus empleados, muy querido por ellos. Al iniciar el levantamiento de independencia, tuvo una participación muy activa siendo líder de los realistas. Se enfrentó al Amo Torres en Zacoalco, derrotado por él y tomado prisionero. Durante esta etapa, Tomás Ignacio Villaseñor fue apoyado por sus empleados y personas del pueblo de Huejotitan y Jocotepec”. El día de la batalla fue el 3 de noviembre de 1810.
La historiadora reiteradamente mencionaba a Francisco Javier Velázquez Fernández, autor del libro Dos Cristos de Jocotepec, oriundo de Huejotitán. Lo citaba en episodios como el sobrenombre del “Amo” Torres, de nombre José Antonio. Señala que le perdonó la vida a Villaseñor por ser primo del hacendado donde el Amo Torres era capataz.
Diana Amezcua mencionó que “De Jocotepec salían barcas para atacar a los insurgentes de la Isla de Mezcala que eran comandados por el liberal Marcos Castellanos, que después de la guerra de independencia fue cura en Ajijic, pero existen cartas donde el cura Castellanos enviaba al arzobispado quejándose de esa población, porque no alcanzaba a vivir con las limosnas. De hecho, los gastos funerarios de la muerte del líder de los insurgentes del Lago de Chapala fue de limosnas. Su acta de defunción fue redactada en Jocotepec, porque aquí se realizaban, pero se desconoce dónde fue sepultado.”
El realista Tomás Ignacio Villaseñor falleció en Guadalajara el 18 de septiembre de 1818.
Foto: Hugo Zamora.
Hugo Gustavo Zamora Medina (San Juan Cosalá).- Por una año más, desde hace 16 años, los estudiantes del Centro de Estudios Tecnológicos de Aguas Continentales (CETAC) 01 de Jocotepec trajeron de Guanajuato el Fuego Patrio a Jocotepec.
La noche del 15 de septiembre la carretera Chapala-Jocotepec fue “coronada” de personas quienes veían pasar a los estudiantes del CETAC 01, con la antorcha y fuego patrio que venían resguardando desde la Alhóndiga de Granaditas en Guanajuato.
El retumbo del sonido de las sirenas les abría el paso a los guardianes del fuego patrio desde el 2001 (estudiantes del Cetac 01), que con orgullo portaban tal símbolo para ser vistos por familiares, amigos y vecinos de su localidad, alrededor de las 7:50 pm, el pasado 15 de septiembre.
Los alumnos del CETAC recorrieron parte de la geografía de la región entre Guanajuato y Jalisco, ya que tienen la misión de custodiar en su recorrido el fuego patrio, para finalmente entregar la antorcha a autoridades de Jocotepec en turno.
Después de entregar el fuego al presidente de Jocotepec, Manuel Haro, se reunieron funcionarios públicos y pueblo alrededor del busto de Miguel Hidalgo I. Costilla para conmemorar el 206 aniversario del inicio de la Independencia de México.
Serios, adultos y orgullosos posan en la fotografía del recuerdo. Los primeros integrantes de la banda de música de San Juan no era para menos. Era la música que escuchaba el pueblo, amenizando las fiestas, procesiones, pasacalles y acontecimientos culturales del pueblo y sus alrededores.
Hugo Gustavo Zamora Medina (San Juan Cosalá, Jal.).- La historia de la educación y gusto por la música de nuestro pueblo está llena de mil hazañas, que fueron realizadas por diversos maestros y sacerdotes que quedaron inmersas en los recuerdos de los niños y jóvenes quienes fueron instituidos por ellos.
La cultura y sensibilidad de un pueblo se demuestra por el respeto y el aprecio que siente por la música. Nuestro pueblo da ejemplo de ello, pues entre los habitantes de San Juan Cosalá se dieron grandes valores. En el principio de esta historia, se hace referencia a la primera banda de música que se conoció en el municipio la cual fue inaugurada el 20 de noviembre de 1917, en el que sus integrantes pertenecieron a los siglos anteriores.
La información que se tiene es por algunos familiares quienes contemplan una fotografía de la primera banda de música de San Juan Cosalá. Refieren que esta banda la inició el padre Justo Araiza, en su segunda estancia como capellán aquí en la localidad en 1915, y señalan que en su primera llegada en 1910 ya había metido la inquietud con los habitantes.
Como toda agrupación, sus inicios fueron con sacrificios ya que en esos tiempos, y como suele pasar en algunos casos como ahora, no contaban con dinero suficiente. Sin embargo, el trabajo de campo y la pesca eran para sobrellevar la carga de mantener a una familia, y entre ahorros para hacerse de un instrumento y pertenecer a la banda. Fue así como salió la primera banda de música en San Juan Cosalá.
Cabe señalar que en esos tiempos, la primera banda de música ensayaba al aire libre. Fue tal su impronta, su carisma por el padre Araiza e importancia social, que muchos abuelos de esta época la recuerdan con cariño.
Es importante recordar que durante ese largo periodo de tiempo, muchos se han esforzado, y han dedicado parte de su tiempo libre en aprender música para así lograr que el pueblo pueda disfrutar de una de las artes universales más gratificantes.
La afición por la música ha sido una constante en nuestro pueblo, y con alguna pequeña interrupción, siempre ha habido aficionados que han hecho un aparte de su poco tiempo de ocio para ofrecer al pueblo un motivo de orgullo y satisfacción. Continuara…
Sí al Lago de Chapala.
Así, escuchamos, vimos y sentimos el grito de la “DEPENDENCIA” muchos mexicanos patriotas, nacionalistas que gritamos por un México soberano e independiente. Cuando Peña Nieto dijo “Viva México”, los espíritus de los héroes que nos dieron Patria, libertad e identidad, al escuchar sus nombres, abandonaron a Peña Nieto, cuando dijo “Viva Hidalgo” su espíritu salió veloz del balcón donde está su campana de Dolores, le dio la espalda también a la Catedral por su excomunión, siguió la ruta de la independencia y se refugió en su casa, ahora museo en Dolores, Hidalgo; igual hizo Morelos, le dio la espalda al balcón de Peña y a la gaviota y salió raudo a Morelia quedándose en su casa museo.
Llegó el turno a Doña Josefa Ortiz de Domínguez, pasó por la calle que lleva su nombre, arrancó la placa, la lleva bajo el brazo y avanza rumbo a su natal Querétaro, seguida muy de cerca de Ignacio Allende que también arranca su placa de las calles de Allende y Donceles donde está el recinto de la legislatura de la CDMX y refugiándose en San Miguel de Allende.
Así, los espíritus de nuestros héroes dejaron a Peña Nieto solo por su mitomanía y falta de credibilidad pero, así como hablamos de espíritus patriotas, también nos referimos a los espíritus que llegaron triunfantes como el de Maximiliano, Miramón, Mejía, Carlota, Santana, Porfirio Díaz, los encabezaba Trump, llevaban la bandera de colores con la figura de Peña Nieto, entraron sonrientes a su casa de Los Pinos, lejos de la “plebe” que describió la hija de Peña Nieto.
Salinas empeña desde 1994 toda su capacidad para prestigiar este idiota sistema de economía neoliberal, de libre mercado y de concentración de la riqueza, su gabinete, los gurús del ITAM, aceptan ser asesores de Peña Nieto desde la gubernatura para que cuando llegara a la Presidencia, hiciera lo que ellos y los poderes fácticos que representan le pidieran, así, le crearon un libro que no leyó, le redactaron 12 leyes disque estructurales que los Senadores y Diputados aprobaron acuartelados por el ejército, actuando Peña Nieto como un auténtico dictadorzuelo, haciendo presión insólita, sacando leyes en la madrugada, de esta forma lograron lo que querían-
Ahora resulta que las leyes son inaplicables por antidemocráticas, las petroleras pusieron sus condiciones, chantajearon al gobierno y le darán chamba a Peña Nieto como los ferrocarrileros gringos le dieron a Zedillo y los banqueros a Salinas.
Quien asesora a Peña Nieto para sacar también dictatorialmente el Tratado Transpacífico (TTP) y a más tratados distanciando al pueblo que ahora busca a los héroes que el PRI corrió de Palacio Nacional, retrocedemos a 1910 por lo que debemos, con lo que queda de la Constitución, iniciar el 20 de noviembre la revolución jurídica para el cambio de esta dictadura económica, descartando el uso del 30-30.
A Peña Nieto, hijo putativo de Salinas, le quedan 26 meses y medio de poder y, descontando los 5 del presidente electo en 2018, son 21 meses y estamos conscientes que cada día impacta menos el discurso de los beneficios de las leyes estructurales y que los cabildeos del equipo de Salinas en los círculos del más alto poder económico a favor de su pupilo, son cada día más débiles porque aquello de que Peña Nieto salvó a México en un año y de que es el más grande estadista del mundo, hoy son basura por llevar a México a su peor dependencia en todo.
A principios de siglo sólo había en Chapala el Hotel Arzapalo. Antes, sólo existía para pasar la noche una casa de huéspedes, le llamaban “doña Trini”. El hotel lo había construido don Ignacio Arzapalo con un proyecto del arquitecto de Alba. Sin duda, don Ignacio Arzapalo fue un personaje importante en la promoción inicial y el desarrollo posterior de la villa de Chapala.
Su hotelito lo había inaugurado en 1898, y sólo tenía treinta y seis cuartos. Nos podemos imaginar que siempre, en temporada de vacaciones estaba a reventar, tanto en semana Santa y Pascua como en los meses de julio y agosto. Así que, en vista del éxito que le significo el negocio de la hotelería y que, de alguna manera, lo mantenía entretenido, decidió don Ignacio, en el año de 1905, pedirle a su amigo, el arquitecto Guillermo de Alba, que construyera uno nuevo, al lado del otro, pero más moderno y con más cuartos, sobre la misma calle del Muelle. Así pudo triplicar su capacidad de camas y seguir dando el servicio de diligencias que salía todos los días rumbo a Guadalajara. El hotel estaba listo para 1907 y se le conocía como Hotel Palmera. Sugería un lugar tropical y ocupaba lo que es hoy el Hotel Nido y una pequeña tienda de blancos al lado.
En su inauguración, contaba el Palmera con noventa y seis cuartos. Tenía dos pisos y un bar conocido como el Beer Garden.
Compra toda la propiedad don Aurelio González Hermosillo, y para 1906 ya está instalado en su nueva villa, en una enorme y bella casa estilo italiano, construida y diseñada por Ángel Corsi.
“Mi abuelo le compró todos los terrenos, desde la punta del cerro hasta la punta de la laguna. Todo eso se lo compró al señor Crow”, comenta su nieta, Lorenza González Hermosillo de Martínez, “Se llamaba, a principios de siglo, la colonia ‘Hermosillo’”.
“Comienza a hacer una villa y hacer la jardinería y siembra las palmeras. A mi abuelo le gustaba mucho la cuestión italiana, entonces, se trajo muchas cosas de terracota de Italia. Era una casa muy bonita”. Contratan en Europa a un arquitecto italiano, Ángel Corsi que, entre otras cosas, es el primero que trae los laureles de la India a la ribera. Él los cargo en unas latas alcoholeras, las siembran y resultan que se dan en Chapala y en toda la ribera, verdaderamente, de maravilla.
Archivo histórico de Chapala.
Director: Rogelio Ochoa
Pero como si los anteriores despojos no bastaran, una nueva extensa dotación de ejidos al pueblo de San Nicolás de Ibarra me priva de la mayor parte del terreno que domina el riego de la centrifuga, y la prensa publica la resolución oficial de quitarme más tierra para Chapala e Ixtlahuacán de los Membrillos.
En suma: una finca que yo adquirir con gravamen de $50.000.00, satisfecho y a fuerza de trabajo, y en el cual deposité mis esfuerzos desde la edad de catorce años; una finca hecha productiva en virtud de costosas obras de irrigación construidas con sacrificios de que sería inútil hablar, queda súbitamente reducida a un cerro, el de “San Francisco”, pues se da a los pueblos, o mejor dicho, a los grupillos de agitadores ambiciosos que usurpan tal denominación, lo mejor de los terrenos planos, tomándolos en puntos distantes de una misma finca y dejando intactas haciendas más grandes y próximas cuyos terrenos repartibles son de inferior calidad, a unas lomas situadas detrás del casco de la hacienda, y a una pequeñísima fracción de plano, de la cual, según propicios conocidos, seré despojado en cuanto haya quien la pida, para lo que se hace ya la propaganda agraria necesaria.
Estas tierras de que ha sido despojado y que yo legítimamente adquirí, están unidas a mí, además, por mi esfuerzo directo y perseverante de muchos años, son y siguen siendo más, y es imposible dejar de protestar cuando se las ve pasar, en virtud de procedimientos incalificables, a manos extrañas que ningún título tiene para apoderarse de lo que es derecho mío, trabajo mío y bien exclusivo mío.
Esa propiedad que se me arrebata y con cuya formación imaginaba yo realizar la más legitima de las aspiraciones y el más sagrado de los deberes de un hombre honrado, cual es asegurar, mediante afanes y sacrificios de toda la vida, la decorosa subsistencia de sus hijos, me arruinan completamente al llegar a la vejez y teniendo siete hijos, todos en la época de la educación y tres de ellos sordomudos, imposibilitados, por tanto, para trabajar. Hay que reconocer que no debo permanecer en silencio ante semejante despojo.
Esa hacienda organizada productiva que constituía una unidad eficiente de la economía nacional y que ahora, despedazada y arruinada, pasa a un régimen de pretendida propiedad y a unas de pretendidos propietarios que, aparte de su falta de derecho, carece también de disposición, de aptitud y de elementos para cultivar debidamente, es una pequeña fuente de producción que se agota en perjuicio del país. Varios pueblos de los dotados con tierras de mi finca, tenían ya tierras propias, completamente abandonadas. Las mías seguían infaliblemente el mismo camino.
Sin embargo, de todo lo referido, la Construcción y las leyes Mexicanas declaran proteger el régimen de propiedad privada, una de las piedras angulares de la estructura social, y proveniente que dos requisitos son indispensables para justificar —excepcionalmente— la expropiación: causa de utilidad pública e indemnización.
Respecto de los hechos referidos, mis probabilidades de indemnización no hacen sino agravar el despojo con la irrisión, y por lo que se ve a la causa de utilidad pública que se invoca para los repartos de tierras, no viene a ser otra cosa, prácticamente, que la ruina de la agricultura, única fuente propia de riqueza nacional, es decir, equivale a calamidad pública.
En consecuencia, la obra sistemática de que yo he sido una de las víctimas que puede sintetizarse en esta fórmula: una gran injusticia al servicio de un funesto error.
Por lo expuesto, a usted atenta y respetuosamente pido que se sirva dictar las disposiciones conducentes para evitar la consumación de los hechos inicuos de que me quejo.
Protesto lo necesario.
Guadalajara, Jal. Abril 25 de 1920.
La flor más bella del ejido, Ana Claudia Valadez Saldaña en el baile del rebozo.
D. Arturo Ortega (Jocotepec, Jal).- Ana Claudia Valadez Saldaña de Chantepec ganó la corona del certamen “La Flor Más Bella del Ejido 2016” en el auditorio Paulino Navarro, la tarde del 27 de agosto.
La joven, de 18 años de edad, ganó por decisión de los jueces, quienes calificaron el porte, la seguridad y la fluidez del habla en su discurso, en el que describió la cultura y tradiciones de Chantepec.
Ana Claudia es hija del actual agente de Chantepec, José Ángel Valadez, y acaba de terminar sus estudios de preparatoria en el CETAC y piensa estudiar en el Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara la carrera de psicología.
En el certamen participaron jóvenes de Chantepec, El Molino, Huejotitán, Nextipac, Potrerillos, San Juan Cosalá y Zapotitán, quienes participaron dentro de una tradición que tenía más de 10 años que no se realizaba. “Fue algo extraordinario”, describe Ana Claudia, quien agregó que lo mejor del certamen fue haber conocido a las candidatas de las otras poblaciones.
Una colaboración del Archivo Histórico de Chapala.
Rafael García Villaseñor, agricultor y vecino de Guadalajara, ante usted señor Gobernador del Estado, expongo:
Cuando sufre ultrajes inauditos la justicia, por necesidad y por derecho, es preciso clamar en voz alta contra tales ultrajes. Y si éstos no son sino episodios de una conjuración sistemática o de equivocado programa contra los más vitales intereses de la patria, tal necesidad es mucho más justificada y apremiante. En mí ha sido gravemente violado el derecho, como resultado de la injusticia política agraria de la revolución, que exacerbada durante los últimos meses, particularmente en Jalisco, está orillando al país a crisis gravísima cuyos resultados nadie puede sinceramente ignorar.
Cumplo con un deber y ejercito un derecho dirigiéndome a usted, depositario de una autoridad cuya función no es otra que defender a toda costa la justicia y cuidar y promover los intereses sociales. Por tanto, a la ilustrada consideración de usted someto lo siguientes hechos, rápidamente enunciados:
Prescindo de referirme a los enormes perjuicios que consisten en pérdidas de cosechas y ganado, préstamos, etc., sufrí yo, como la generalidad de los propietarios rurales, durante la revolución, y me limitare a las especiales mutilaciones y despojo que han afectado a mi finca “La Labor”, situada en la municipalidad de Chapala.
A raíz del triunfo de la revolución, mi referida propiedad fue invadida casi en su totalidad por vecinos del pueblo de Santa Cruz de la Soledad, ya por atentatoria iniciativa propia, ya por rendiciones o de la Comisión Local Agraria. Este estado de anarquía se prolongó durante cuatro años aproximadamente, y al fin recuperé mis tierras, excepción hecha de trescientas noventa y seis hectáreas con que la Comisión Nacional Agraria dotó al mencionado pueblo de Santa Cruz de la Soledad, comprendidas en dos fracciones distintas y separadas.
En una de ellas, perdía la mitad del vaso o caja del agua del potrero de “El Llano”, estando ya concluidas las obras costosas de mampostería en el arroyo de “Los Sabinos”, y en construcción los bordos; la capacidad del vaso, según cálculos científicos, que obran en mi poder, del ingeniero comisionado al efecto, sería de dos millones ciento cincuenta y un mil novecientos treinta y un metros cúbicos. Bastante para regar dos veces mil setenta y cinco hectáreas de terreno.
En otra fracción adjudicada al pueblo de Santa Cruz de la Soledad, quedaron comprendidas aproximadamente cuatro quintas partes del vaso de la presa de “El Tecolote”, la cual, completamente terminada, tenía una capacidad de un millón setenta mil cuatrocientos diez metros cúbicos, con los cuales regaba una extensión de ciento setenta y siete hectáreas de terreno. La pérdida de los referidos vasos arruinaría completamente a mi finca, pues no había manera de almacenar el agua indispensable para los riegos y en tal sentido formule oposición razonada y convincente ante la Comisión Agraria. Excusado, es decir, que todo fue completamente inútil y que el ruidoso despojo subsede aún.
Mutilada mi finca privada como queda expuesto, y en la necesidad de cultivar lo que de terreno plano quedaba en mi poder, con grandes sacrificios emprendí la instalación de una centrífuga, cuyo elevado precio debo todavía, para regar, según cálculos técnicos, seiscientos veintitrés hectáreas. En el presente año, comencé a utilizar la centrífuga, elevando el agua a cuatro metros de altura, siendo mi propósito construir las obras necesarias para elevar hasta doce metros.
Pero como si los anteriores despojos no bastaran, una nueva extensa dotación de ejidos al pueblo de San Nicolás de Ibarra me priva de la mayor parte del terreno que domina el riego de la centrifuga, y la prensa publica la resolución oficial de quitarme más tierra para Chapala e Ixtlahuacán de los Membrillos.
En suma: una finca que yo adquirir con gravamen de $50.000.00, satisfecho y a fuerza de trabajo, y en el cual deposité mis esfuerzos desde la edad de catorce años; una finca hecha productiva en virtud de costosas obras de irrigación construidas con sacrificios de que sería inútil hablar, queda súbitamente reducida a un cerro, el de “San Francisco”, pues se da a los pueblos, o mejor dicho, a los grupillos de agitadores ambiciosos que usurpan tal denominación, lo mejor de los terrenos planos, tomándolos en puntos distantes de una misma finca y dejando intactas haciendas más grandes y próximas cuyos terrenos repartibles son de inferior calidad, a unas lomas situadas detrás del casco de la hacienda, y a una pequeñísima fracción de plano, de la cual, según propicios conocidos, seré despojado en cuanto haya quien la pida, para lo que se hace ya la propaganda agraria necesaria.
Estas tierras de que ha sido despojado y que yo legítimamente adquirí, están unidas a mí, además, por mi esfuerzo directo y perseverante de muchos años, son y siguen siendo más, y es imposible dejar de protestar cuando se las ve pasar, en virtud de procedimientos incalificables, a manos extrañas que ningún título tiene para apoderarse de lo que es derecho mío, trabajo mío y bien exclusivo mío.
Esa propiedad que se me arrebata y con cuya formación imaginaba yo realizar la más legitima de las aspiraciones y el más sagrado de los deberes de un hombre honrado, cual es asegurar, mediante afanes y sacrificios de toda la vida, la decorosa subsistencia de sus hijos, me arruinan completamente al llegar a la vejez y teniendo siete hijos, todos en la época de la educación y tres de ellos sordomudos, imposibilitados, por tanto, para trabajar. Hay que reconocer que no debo permanecer en silencio ante semejante despojo.
Esa hacienda organizada productiva que constituía una unidad eficiente de la economía nacional y que ahora, despedazada y arruinada, pasa a un régimen de pretendida propiedad y a unas de pretendidos propietarios que, aparte de su falta de derecho, carece también de disposición, de aptitud y de elementos para cultivar debidamente, es una pequeña fuente de producción que se agota en perjuicio del país. Varios pueblos de los dotados con tierras de mi finca, tenían ya tierras propias, completamente abandonadas. Las mías seguían infaliblemente el mismo camino.
Sin embargo, de todo lo referido, la Construcción y las leyes Mexicanas declaran proteger el régimen de propiedad privada, una de las piedras angulares de la estructura social, y proveniente que dos requisitos son indispensables para justificar —excepcionalmente— la expropiación: causa de utilidad pública e indemnización.
Respecto de los hechos referidos, mis probabilidades de indemnización no hacen sino agravar el despojo con la irrisión, y por lo que se ve a la causa de utilidad pública que se invoca para los repartos de tierras, no viene a ser otra cosa, prácticamente, que la ruina de la agricultura, única fuente propia de riqueza nacional, es decir, equivale a calamidad pública.
En consecuencia, la obra sistemática de que yo he sido una de las víctimas que puede sintetizarse en esta fórmula: una gran injusticia al servicio de un funesto error.
Por lo expuesto, a usted atenta y respetuosamente pido que se sirva dictar las disposiciones conducentes para evitar la consumación de los hechos inicuos de que me quejo.
Protesto lo necesario.
Guadalajara, Jal. Abril 25 de 1920.
Fotos de la «Culebra de agua» en el Lago de Chapala por la población de San Juan Cosalá. Fotos: cortesía.
Por Hugo Gustavo Zamora Medina, (San Juan Cosalá Jalisco). – El 11 de agosto, personas que paseaban por el malecón de San Juan Cosalá, alrededor de las 4:15 de la tarde, pudieron observar en cuestión de segundos, frente al balneario de esta localidad, cómo se formó un remolino, también conocido como una “Culebra de Agua”, en la laguna de Chapala.
Los espectadores, quienes pudieron capturar la imagen, comentaron: “Es como un hilo o una nube gruesa, conforme llega al agua. Ésta se iba engrosando y haciendo un torbellino impresionante”, indicaron pescadores y personas que presenciaron este fenómeno meteorológico, mientras a esa misma hora en el centro de esta localidad el fuerte aire golpeaba lonas y puertas. Un vecino de la calle Cardenal, señaló que posiblemente la culebra fue a descargar en Jocotepec.
Cabe destacar que una “culebra de agua” o tromba marina tienen características similares con los tornados, pues están caracterizados por construir una corriente de viento en forma de chimenea que se mueve en espiral, uniéndose a nubes pesadas y espesas de agua -Cumulonimbo-.
«Éstas, por lo general, son clasificadas como tornados, o más exactamente, como tornados no-supercelda que se desarrollan sobre grandes extensiones de agua», señala una nota publicada en internet.
En tanto entre los meses de agosto y septiembre, hay días continuos de lluvia en que las nubes se saturan de agua a tal magnitud que el peso es descargado en el cerro por la lluvia tan intensa que en pocos minutos desbánese el terreno provocando desprendimiento de tierra, causando grandes destrozos.
Nuestros antepasados tienen una cultura y creencias, al fenómeno lo conocen como culebra, y para que el fenómeno natural no haga destrozos utilizan varias costumbres: hacen que el niño más pequeño de la familia sople en forma de cruz. También toman un cuchillo o machete, y cortan “la culebra de agua”, junto con la oración “La Magnifica” y las nubes desaparecen, manifiestan las personas mayores de esta comunidad.
El año de 1581, siendo guardián de Axixic el padre Fray Diego Muñoz, quemó un rayo la iglesia y el convento.
En el año de 1580 era guardia de Poncitlan el padre Fray Pedro Maldonado, al que le sucedió una desgracia notable, y fue que yendo a visitar al padre Fray Miguel de Bolonia a Mezcala, y habiéndole visto y salido de su celda para ir a ver al padre Fray Antonio de Gordejana, a Chapalac, dio una caída en el camino delante de un religioso luego llamado Fray Juan, de la cual quedo como muerto; y llegando a Chapalac dio el espíritu a su creador, y le enterraron en aquel convento, a nueve de enero de dicho año de mil quinientos ochenta, los padres fray Miguel de Bolonia, Fray Antonio de Gordejana y Fray Pedro de Zamora lego, y Fray Juan.
El 14 de julio de 1580 muere en el convento de Chapalac el franciscano Miguel de Bolonia, donador de la imagen de nuestra Señora venerada en el pueblo de San Juan de los Lagos.
Fray Miguel de Bolonia. Flamenco, de gran santidad, ilustrado por Dios con el don de profecía y lenguas; en siete se hacía entender, aparte de la materna, las más indígenas. En Chapala según una lápida de mármol que se encuentra en la parroquia que dice:
“En este lugar descansan según las crónicas franciscanas los restos del Santo y Venerable padre Fray Miguel de Bolonia varón de grande virtud y santidad, que tuvo el don de profecía y milagros.
Murió en el convento de este lugar el 14 de julio de 1580.
Habiéndose visto a la tarde de ese día signos extraordinarios en el cielo.
Evangelizó estas regiones juntamente con fray Martin de Jesús (o de la Coruña), Fray Juan de Padilla y otros. D.E.P.”
En el año de 1581. El indio Pablo, hijo de Martin García, prende fuego a la iglesia de Chapala.
Informe que rinde el Alcalde Mayor y Corregidor de Poncitlan y su región ilustre
señor Antonio de Medina en 9 días del mes de marzo de 1585.
Al quince capitulo. —Gobernase por la misma orden que los demás de este valle y tenía guerra con Chapala, Tototlán y con los de la comarca de Guadalajara, Tonalán, Tetlán y San Pedro y con los Tarascos. —pelearon con arco y flechas macanas y rodeles.
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