José Durán durante el retoque de su icónico mural, ubicado en la calle Morelos, frente al malecón.
Sofía Medeles.- Uno de los puntos más reconocidos de Ajijic, debido a la gran cantidad de fotos que los turistas suelen capturar, es la esquina de Morelos a su cruce con Del Paseo; justo frente al muelle.
Recientemente, el popular restaurante Ajijic Tango movió su locación a este recinto y, con ello, pidió a los artistas que les dieran mantenimiento a sus murales, entre ellos, José Durán.
Después de 13 años, la obra que muestra un paisaje donde se plasma la vida cotidiana y las costumbres de Ajijic, fue finalmente retocada.
La creación de José Durán ya finalizó con el mantenimiento y en él se pueden ver escenas de la calle Colón, un tianguis que se ubicaba en la calle Parroquia, y una pareja escuchando músicos, sentados en el icónico árbol de las seis esquinas.
A su lado, en esa misma finca, se encuentra un mural de Javier Zaragoza, un relieve realizado por Ramón Heredia, y por la calle Del Paseo, un mural de Jesús López Vega, el cual también recientemente está siendo restaurado.
Mural de Michi Cihualli, ubicado al cruce de Morelos con Del Paseo.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- Jesús López Vega restaurará uno de sus varios murales con temática de una deidad del Lago, la Michi Cihualli, el cual se encuentra ubicado en el cruce entre Morelos y Del Paseo, donde actualmente está el restaurante Ajijic Tango.
López Vega aseveró que el mural tiene aproximadamente ocho años, y se siente alegre de que se le requirió para darle mantenimiento al mural. “Pensé que se iba a quitar con las obras que se realizaron recientemente, y aunque si enjarraron una parte sobre el mural, se me requirió volver a pintar en esa parte, además de la restauración”.
La propiedad cuenta con murales de otros artistas, como José Durán y Javier Zaragoza, a los cuales también se les dio mantenimiento recientemente. Jesús López agregó que, le da gusto la ubicación del mural, debido a que con este, tanto turistas como locales pueden aprender un poco más sobre la leyenda de Michi Cihualli.
El dato:
Jesús López Vega comentó que la leyenda de Michi Cihualli le llamó la atención tras leer un escrito de la mitología prehispánica de Jesús González Gortazar. Con el tiempo y sus investigaciones, averiguó que el autor Tapia, documentó que en el lago de Cajititlán tenían a la misma deidad del Lago, llegando a la conclusión de que es una divinidad de la cultura Coca.
Efrén González durante el recorrido de su casa, la cual pretende convertir en museo, ubicado al poniente del pueblo, en La Ladrillera, en calle Privada Flores Magón núm. 3.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)-El artista plástico y actual director del Centro Cultural Ajijic (CCA), Efrén González, convertirá su casa (ubicada al poniente de Ajijic, en privada Flores Magón, núm 3) en un museo, esto con la finalidad de descentralizar la cultura y preservar el patrimonio artístico del poblado, señaló en entrevista a medios de comunicación.
Durante la conferencia de prensa, se explicó que el Museo de Arte Ajijic estará a siete cuadras de la zona centro de Ajijic. “El centro ya está retacado, ya no alcanzamos más, al estar de este lado, el turista camina y conoce Ajijic”, acotó Efrén.
Quienes conformaron el presídium fueron: Efrén González, Aurora Michel, Antonio Velasco, Dale Patfrey, Mónica Cárdenas y Jesús Escamilla.
Además, agregó que habrá referencias para llegar; en la calle Flores Magón al cruce con Ocampo, se encontrará otro Mural de los Muertos (como el de la calle Marcos Castellanos, zona centro) y media cuadra arriba, también sobre calle Flores Magón, habrá de pintar otro mural, esto con el fin de activar una zona de arte, alterna a la zona centro del Pueblo Mágico.
El entrevistado, precisó que la prioridad del museo –que contará con una única sala de exhibición comercial-, será preservar el patrimonio cultural de Ajijic, mostrando obras e historia de artistas con trayectoria, además de creadores que ya fallecieron, pero que su obra prevalece, sin limitarse a la cuestión artística, si no, a guardar la cultura e historia retratada a través de los años; se buscará donación directa, o préstamo de los autores, o coleccionistas que posean obras que califiquen para la exhibición.
El proyecto, no tiene fecha de término, y se dividirá en etapas, las cuales permitirán que la familia González Galindo, pueda adecuar su nuevo hogar. Actualmente, en la primera etapa, se encuentran bocetando cómo quedará el recinto, de qué manera se mantendrá el museo –tienda de recuerdos, membresías, cobro de acceso-, y cómo reunir capital para poder comprar obras, en caso de ser necesario.
“Es un proyecto que da miedo, pero sé que tengo el apoyo de mi esposa, de mi familia y de todos, con esto, y la voluntad de terminar con esta idea, me dan ánimo para seguir adelante”, aseveró Efrén.
Para donar obras artísticas, o un monto económico, la comunicación es directamente con Efrén González, en su Facebook: Efrén González, su correo electrónico efrengonzalez_art@hotmail.com, o al teléfono 33 1703 3942.
En la conferencia de prensa estuvo Efrén González, su esposa Reyna Galindo, el historiador Antonio Velasco, la periodista Dale Patfrey y Aurora Michel en representación del presidente municipal de Chapala, Alejandro Aguirre Curiel, la artista Mónica Cárdenas y el contador Jesús Escamilla.
Mural “Mónica” de José Durán, ubicado en Hidalgo, casi al cruce con Niños Héroes.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- La Calle de los Murales se ha enriquecido con otra pintura realizada por el creador El artista originario de Ajijic, José Durán.
Se trata de la calle Hidalgo, donde meses atrás Durán también plasmó una de sus obras; sin embargo, invita a la población artística a que se una con sus creaciones al proyecto artístico.
La nueva creación –ubicada en la calle Hidalgo, casi al cruce con Niños Héroes-, se encuentra en una casa particular, enmarcada por un cuadro de concreto. La pintura cuenta la historia de Mónica (que también da nombre al mural), una joven que falleció a temprana edad, de quien principalmente destacan sus ojos (las ventanas del alma), con elementos como el ocaso, que representa el final de sus días, catrinas que son el presagio del fin de la vida, y la quietud del lago, representando la paz de la otra vida, explicó José Durán.
El artista plástico Antonio López Vega.
Toño lleva consigo nítidos recuerdos de su infancia de su pueblo natal Ajijic, desde que tenía dos años de edad.
María del Refugio Reynozo Medina.- Unos peces plateados, un sayaco con su larga barba, decenas de rostros indígenas en una procesión, coloridas casas con sus rojos tejados y la enorme piedra rayada; son solo algunos elementos que conforman Corazón de Ajijic, así se llama la obra en la que Antonio López Vega está trabajando por encargo de las autoridades y el comité de Pueblo Mágico de Ajijic. Es la figura de un corazón envuelta de múltiples matices de azul, elaborada de fibra de vidrio con una altura de 1.60 cm y 1.80 cm de ancho, proyectada para instalarse en un espacio público.
Toño es originario de Ajijic y lleva consigo nítidos recuerdos de su infancia desde que tenía dos años de edad. Fue testigo de la construcción de la carretera, de la llegada de la electricidad, recuerda que los mayores no se acostumbraban y apagaban la luz en las noches. Entonces, la luna aparecía reluciente rodeada de un cielo estrellado en medio de la oscuridad.
Toño lleva consigo nítidos recuerdos de su infancia de su pueblo natal Ajijic, desde que tenía dos años de edad.
Tenía ocho años cuando lo mandaban a la leña al monte, se iba de madrugada o de noche. Recuerda que había una piedra labrada con dibujos, era como del tamaño de un coche. Ahí al claro de la luna se trepaba en ella; recostado miraba el cielo estrellado y mientras sus ojos se fundían en la redonda blancura de la luna, con sus dedos recorría cada uno de los relieves que conformaban el mosaico de piedra. Era como leer braille, podía imaginar con el trayecto de sus dedos los espirales y las líneas. No solo cuando iba por la leña; la piedra rayada, también de día era uno de sus sitios favoritos para ir a jugar.
Era también por las noches cuando se encaminaba a la orilla del lago para ayudar a los pescadores y ganarse algo. Los pescadores; recuerda, eran unos hombres morenos y recios, traían su botella de tequila blanco terciada en la panza, en la oscuridad sacaban las redes que llegaban a ser tan largas como una cuadra y poco más. Toño era un niño que podía permanecer hasta dos o tres horas en la contemplación.
Las mujeres acudían con sus ollas a comprar el pescado. Había carpas, bagres, mojarras, pintas, truchas, anguilas, guachinangos, cocochas, cangrejos y charales. Un platillo común era el caldo michi que llevaba carpa, bagre, trucha y cangrejo; aderezado con cilantro, chile verde y ramas de ciruelo tiernas. Recuerda que había algunos pescadores que tomaban los cangrejos y se los llevaban a la boca, se escuchaba el crujir entre sus dientes y seguían vendiendo.
-¿Cuánto está?
Preguntaban, y así al verlos por el tamaño, los pescadores les ponían precio.
Las diminutas escamas de los charales se les pegaban en las manos a los fornidos hombres, Toño las pensaba como guantes de plata sobre sus manos renegridas.
Al final de la faena los ayudantes recibían como pago su porción de pescado.
-Yo pensaba que ayudaba, pero a lo mejor solo les estorbaba-
Y contento regresaba a llevar lo conseguido a su madre.
Con algunos niños que también iban, aprendió a hacer unas ensartas de pescado. Una noche volvía con una de ellas en las manos, algunos bagres aún daban coletazos; en eso un auto se detuvo a su paso y bajó de él una mujer regordeta.
-¿Niño, cuánto quieres por el pescado?
-No los vendo señora.
Toño quería llevarle la carga a su madre y por 45 centavos la mujer lo convenció.
¿De dónde sacaste el dinero?
Fue la pregunta de su madre.
Otra de las cosas que le gustaba hacer, era trepar a los árboles sobre todo en la temporada de mangos y de guayabas. Brincaba de un árbol a otro comiendo los frutos, competía con los pájaros, mientras se balanceaba encaramado en la flexible rama que bajaba y subía al compás del aire. Alguna vez se llegó a caer. Nunca sintió miedo, no sabía lo que era eso; al contrario, le gustaba el peligro y las aguas del Lago de Chapala eran para él, el mejor lugar.
En el muelle había un enorme mezquite, hasta ahí se subía para aventarse clavados al agua, en una ocasión ante la presencia de otros niños se subió a lo más alto del árbol para demostrarles su valor, justo ahí le dieron unos calambres y no podía moverse. Tampoco quería bajarse para no quedar como cobarde, tenía que brincar sin matarse.
Se concentró e imaginó que debía brincar más allá del horizonte, colocó su mirada lejana y se lanzó. Todos los chicos gritaron. Cuando estaba completamente sumergido en el agua abrió los ojos y vio verde. Cuando salió a la superficie para su sorpresa todos estaban platicando como si nada, no lo esperaban atentos ni sorprendidos.
Bueno, pero salvé mi vida. Pensó y siguió jugando.
Desde pequeño Antonio estuvo rodeado de creadores, su padre fue músico, tocaba la trompeta y su madre tenía dotes para el dibujo. Fueron once hermanos y muchos de ellos desarrollaron el talento para pintar.
Al lado de su casa había unos artistas pintores, uno de ellos le preguntó:
¿Quieres trabajar?
Él siempre gustó de llevar sustento a casa y sin preguntar en qué exactamente dijo que sí.
Solo le dijeron que se mantuviera inmóvil sosteniendo un carrizo con las manos, con un trapo en la cabeza y el dorso descubierto. Sin saberlo fue el modelo de aquella pintura.
También fue acólito en el Templo de San Andrés, vestido con su túnica blanca daba las campanadas para la misa; era una campana muy grande, sabía exactamente los golpes que debían darse. Fue la primera vez que cambió los huaraches por unos zapatos negros que el padre le compró. Los quince minutos entre cada llamada, le parecían eternos y buscaba que hacer mientras llegaba la siguiente campanada. Se reclinaba en el muro y observaba las cúpulas, las imaginaba como un seno de mujer. Miraba desde lo alto el piso y lo pensaba como un tapete enorme de ajedrez. Aventaba escupitajos desde lo alto tan solo para escuchar el eco.
Le ayudaba a vestir al padre, preparaba las hostias y el vino. Ahí aprendió latín porque las misas eran en ese idioma y el sacerdote de frente al altar y de espalda a los feligreses.
Encendía los incensarios con copal y carbón, los sacudía fuerte. Recuerda que una vez un niño golpeó con el incensario a una viejita en la cabeza, la anciana se levantó y siguió caminando.
En ese tiempo llamaban a la misa a las cinco de la mañana.
A Toño le tocaba sostener el cirial, era un bastón de metal con la vela en el extremo superior para iluminar a los fieles que iban a comulgar. A veces lo vencía el sueño; con la cera que había en el piso, el bastón de bronce se balanceaba y Toño lo regresaba a su sitio, una ocasión adormilado lo regresó a casi nada del piso, el padre solo lo miró.
En tiempos de cuaresma no se usaban las campanas, era una matraca de madera.
Recuerda las alabanzas cantadas en su mayoría por viejitos, le parecían muy tiernos se encariñaba con ellos porque lo hacían con el alma.
Santo Santo Gloria al Espíritu Santo, Dios de los ejércitos del universo.
-Me gustaba la parte cuando decían universo, me iba por el pasillo central porque abrían tanto la boca que me asomaba y se les podían contar los dientes y las muelas, uno no tenía ninguno, otro unos tres-
Su padre fue adorador nocturno, en ese grupo había un hombre que le decían el matraco porque sus botas sonaban como matracas al pisar, en la adoración nocturna, ponía un ladrillo debajo de su petate como almohada y dormía un poco mientras le tocaba el turno, entonces Toño y sus amigos le escondían sus botas en el árbol de mango. Cuando pasaban con la campanita a despertarlo, el matraco buscaba sus botas inútilmente.
Los adoradores comenzaban haciendo oración dos horas hincados en silencio, cuando se retiraban lo hacían caminando hacia atrás sin dar la espalda al altar. Había niños, a ellos les llamaban Tarsicios. En las ceremonias llevaban una bandera blanca y una de México. Un distintivo rojo con blanco y una medalla.
La vida cotidiana de aquel niño, lo llevaba a distintos escenarios, en la época de la navidad iba a buscar heno y musgo para el nacimiento, durante el carnaval caminaba las calles en donde hacían su aparición los sayacos, con sus máscaras de madera, unas figuras burlonas y rebeldes, que lo mismo podían poner confeti a una muchacha guapa, robar fruta, dar dulces a los niños o vestirse como mujeres sexis y provocativas.
En el mes de septiembre se hacían los globos de papel, ahora ya es un festival, pero antes los hacían en las casas y en familia los echaban a volar.
Tenía seis años cuando acompañó algunas veces a sus hermanos a ensayar las pastorelas a la casa de doña Lencha, ahí repasaban los textos los pastores. Doña Lencha, era una mujer llena de arrugas en la cara, los diálogos de la pastorela estaban escritos a mano en un grueso libro iluminado por un aparato de petróleo. Todos tenían los ojos puestos en el rostro rugoso de la mujer, dibujado fielmente por la linterna en medio de la penumbra. Ella recitaba en voz alta para que los aprendieran.
El vestuario de su hermano era una blusa y pantalón de chermes rosa con lentejuelas de colores y un sombrero con flores.
Los bastones estaban decorados con listones, lunas, campanas y soles de oropel. Cantaban y golpeaban el bastón en el piso al compás de las alabanzas (De los muertos o de los angelitos).
Los que cantaban a la muerte, a los angelitos y a Dios les llamaban alabanceros, otros eran llamados concheros y paganos; ellos tocaban, cantaban y bailaban.
A veces los pobladores dormían arrullados por los cánticos que se escuchaban a lo lejos en alguna casa vecina en medio de la noche.
Toño comenzó sus primeras pinceladas en el taller de Neill James, la mujer extranjera que en los años 50 con sus propios medios promovió en Ajijic la instrucción de los niños en las artes. A los 16 años Antonio López se fue a San Miguel de Allende al Instituto Allende con una beca, ahí estudió la Licenciatura en Artes Plásticas, para volver después a su natal Ajijic y ofrecer talleres gratuitos de pintura a los niños desde el proyecto artístico en La Cochera Cultural. Ahí, junto con un grupo de artistas comparten sus talentos y organizan al menos tres eventos culturales al año. Una influencia muy importante para este pintor fue su madre Rosario y su abuela Lina, ella, su abuela le contó la historia de la reina Xóchitl Michicihuali, esa noche comió tlacuache (lo supo hasta que terminó de cenar) con un café con leche y tortillas hechas a mano.
Según la leyenda, Michicihualli era una reina de piel de terciopelo dorado descendiente del tlatoani Cazcalotzin del poderío de Coaxalan. Recolectaba flores y sumergida en un ojo de agua escuchó una gota de agua que caía de una peñita; sonaba xic xic. Encantada por el sonido dijo, aquí se llamará Axixik lugar donde brota el agua. Desde entonces se convirtió en mujer pez, sirena o espíritu del agua y desde ahí protege al lago de monstruos venideros.
Antonio López Vega, lleva consigo esas historias, es un pintor en el que habitan sayacos, noches de luna plateada, pinceladas aguamarinas, pescadores; cánticos y alabanzas con las que muchos pobladores arrullaban sus sueños hace más de sesenta años.
Mural “Toro de Once” de Orlando Solano, ubicado en Guadalupe Victoria al cruce con Revolución, al oriente del pueblo.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- Los cinco artistas cumplieron con el plazo para culminar su obra y fue el martes 14 de septiembre que finalizó el proyecto Ruta del Mural con la entrega de la gratificación de 20 mil pesos a los ganadores. Además, se realizará un video del proceso de creación de los nuevos murales que llenan de color las calles de Ajijic.
Mural de Jesús Eduardo López, ubicado en la calle Hidalgo al cruce con Juárez.
El presidente municipal de Chapala, Moisés Alejandro Anaya Aguilar, y la directora de Coordinación de Desarrollo Humano y organizadora de la convocatoria, Paola Ivette Gómez Valencia, entregaron el cheque en manos de los participantes y agradecieron a los artistas de la delegación.
Cada una de las obras representa a Ajijic al estilo de cada muralista. Semanario Laguna entrevistó a dos de los artistas ganadores y ambos coincidieron en estar contentos por haber participado en la convocatoria, a pesar de que no hubo ceremonia de inauguración para las creaciones.
Creación de Leonardo González, que se encuentra en el “Pozo de Agua” en la calle Marcos Castellanos, al cruce con la carretera Chapala-Jocotepec.
“Creo que es por la cuestión de la pandemia que no hubo inauguración, pero el ayuntamiento preparó un video donde nos grabaron y explicamos sobre nosotros y sobre los murales, aunque aún no sabemos cuándo saldrá”, declaró Orlando Solano, uno de los ganadores.
Miguel Ángel Márquez, otro de los jóvenes creadores, comentó que, pese a creer que la gratificación no cubre el valor real que tienen los murales, se sintió bien con su participación, ya que su obra quedará plasmada en las calles de Ajijic.
Los cinco ganadores de la convocatoria “La Ruta del Mural” fueron: Orlando Solano, Miguel Ángel Márquez, José Eduardo López, Leonardo González y Francisco José Pérez, quienes recibieron 10 mil pesos para la compra de materiales para la elaboración del mural y 20 mil pesos como gratificación. La convocatoria fue lanzada el 7 de julio y cerró el 12 de julio de 2021; y la fecha de entrega se marcó en la primera quincena de septiembre.
Proyecto de Francisco José Pérez, en Juárez a una cuadra del malecón.
PARA SABER:
El presupuesto para la realización de este concurso fue parte de un recurso de un millón 333 mil pesos, otorgado a los Pueblos Mágicos de Jalisco por parte de las autoridades federales. En cuanto al resto, el presidente municipal, Moisés Anaya, declaró que se devolvió al gobierno del estado; pero, aclaró que parte del recurso se destinó a compras para el festival de Ajijic Pueblo Mágico, las cuales se encuentran en el resguardo de la delegación en caso de que se reanude de nuevo la planeación de dicho festejo.
Mural de Miguel Ángel Márquez, ubicado en la Calle Colón, en el centro de Ajijic.
Ganadores del concurso para la realización de “La Ruta del Mural” junto a Moisés Anaya, presidente municipal de Chapala y Paola Gómez, directora de Coordinación de Desarrollo Humano del ayuntamiento.
Estudiantes de la licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Plástica del CUAAD. Foto: Estudiantes CUAAD.
Redacción.- La comunidad de Santa Cruz de la Soledad en Chapala fue el lienzo en blanco de los estudiantes de la licenciatura en Artes Visuales para la Expresión Plástica, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD) de la Universidad de Guadalajara (U de G).
“Chanequemeh”, obra de Bernek Becerra. Foto: Estudiantes CUAAD.
En total realizaron tres murales: Búcaros y nexos, Chanequemeh y Teopisque, dos están situados en la escuela primaria Leona Vicario y uno en la entrada de la localidad. Todos abordan la historia del pueblo y su cultura, dijo César Alfredo Rojas Rodríguez, representante general del alumnado.
El mural que fue titulado «Búcaros y nexos” se encuentra afuera de la escuela primaria. Es una obra que buscó expresar la historia de Chapala y de sus pescadores, principalmente de los indígenas cocas. Este trabajo fue realizado por cuatro jóvenes estudiantes: Gerardo Yael Sevilla Plascencia, Samanta Lucía Hernández López, Gerardo Adael Jiménez Trujillo y Estebana Alejandrina Nuño González.
La escuela también ofreció un espacio al interior del plantel y el artista Bernek Becerra Muñoz lo aprovechó y plasmó la obra “Chanequemeh”, donde se representan las figuras de los chanes, los guardianes del Lago de Chapala.
“También aborda, de una manera muy sutil, la contaminación y las problemáticas que afectan el ecosistema lacustre. Pero, sobre todo, es una manera de enfatizar la belleza del Lago de Chapala (…) Digamos que la construcción del mural se formó a partir de los mitos y leyendas que cuentan los habitantes alrededor del lago”, señaló Bernek.
“Búcaros y nexos”, ubicado al exterior de la primaria Leona Vicario. Foto: Estudiantes CUAAD.
Finalmente, el mural que lleva el título “Teopisque”- en español “Guía supremo” – se encuentra en la entrada de Chapala, al borde de la carretera Chapala-Mezcala. Los creadores fueron cuatro estudiantes: Marco Antonio Vázquez Jiménez, Nicolás Eduardo Topete Figueroa, Jorge Luis Murillo Alba e Ingrid Stephania Baca Buendia; su inspiración fue un hecho que ocurrió hace 21 años: el hallazgo de un gonfoterio.
“El señor Juan Santos fue al Lago de Chapala a pasar un día de campo. Al caminar, vio una rama y comenzó a escarbar hasta que encontró los colmillos del gonfoterio. Él, junto con su familia, encontró el cuerpo completo del animal. Después de una semana fueron a dar a las autoridades información para que se hicieran cargo”, relató Alfredo Rojas.
Los murales forman parte del Proyecto de Colores Universitarios que tiene el objetivo de contar con lugares que les permitan la práctica profesional y el desarrollo de un servicio social. (Con información de César Curiel. Universidad de Guadalajara).
Kany, Xilotl y Gorety, creadores del programa social “Colores que dan Vida”, posando con las piezas de barro de los niños. Foto: Héctor Ruiz.
Héctor Ruiz Mejía.- Drogas, alcoholismo y violencia, son los principales puntos que afectan a la juventud de San Juan Cosalá. “Los niños que ves hoy jugando en las esquinas, son los narcos del mañana”, comentó Isidro Xilotl, pintor y uno de los principales promotores del desarrollo artístico dentro de la comunidad de San Juan Cosalá y quien ahora, preocupado por resarcir el tejido social, ha brindado su café-galería a los niños de la delegación que más lo necesitan.
Colores que dan Vida nació de una idea para brindar a los niños de la delegación de San Juan Cosalá alternativas donde pudieran aprender sobre el arte y verse involucrados en la mejora de su entorno a través de la pintura. Originalmente el proyecto era pintar 635 postes -de los cuales solo se alcanzaron a pintar 306 antes de la pandemia- que hay en San Juan Cosalá, en conjunto con otros artistas e involucrando a los niños.
Niños afuera del Espacio de Arte y Cultura.
Para esto, se llevó un oficio a las escuelas aledañas donde se les informó a los padres de la iniciativa y de la cual hubo una gran respuesta. Así comenzó Colores que dan Vida, con una participación de aproximadamente 40 niños de todos los perfiles, donde se buscó introducirlos al arte y fomentar la reparación del tejido social pues, San Juan Cosalá tiene una alta incidencia de problemas de drogadicción, alcoholismo y embarazos adolescentes.
“Esto fue parte importante, el poder brindarles alternativas”, explicó Kany, una de las artistas involucradas en el proyecto y quien ayuda a generar el calendario de las actividades que se programan para los niños. Kany agregó que desde hace dos meses, se integró un grupo de 28 niños que oscilan entre las edades de seis hasta los 12 años, que vienen con necesidades diferentes.
Este grupo de niños, en su mayoría están en situaciones vulnerables, -hijos de padres desaparecidos, de mamás solteras o abandonados con sus abuelas y víctimas de violencia-, y en gran porcentaje no sabían ni leer ni escribir, comentó.
Fue así, como Colores que dan Vida tuvo que modificar un poco su dinámica, comenzando a impartir lecciones de matemáticas, lenguaje y diferentes formas de expresión; como la pintura, escultura con barro y música, expandiendo el mundo de los niños y notando un gran avance en su desarrollo integral, manifestó Gorety, otra de las artistas que colabora en el proyecto como maestra de los niños.
Fue un proceso complejo de adaptarnos por las dos partes, “tanto nosotros familiarizarnos con los niños, como ellos a nosostros”, comentó Gorety y añadió que ha percibido una mejora en el desarrollo de los niños, tanto en su formación educativa como en los valores que han reflejado afuera.
“A cualquier niño se le olvida cuando aprendió que la «m» y la «a» si las juntas forman «ma» y que si lo repites formas la palabra mamá, cualquiera olvida el día que comprendió que si sumas dos más dos es cuatro; pero, un niño jamás olvidará el primer día que recibió aplausos por una obra de arte hecha por ellos, jamás olvidarán el día que recibieron su primera paga al vender un pintura, una escultura”, comentó Isidro, recordando la exposición que organizaron para los niños.
Pues, el Espacio de Arte y Cultura Xilotl fue la sede de la primera exposición de arte en la que los niños exhibieron sus pinturas y las vendieron. “Fue un evento formal y se les pidió que les pusieran nombre y precio a sus obras”, comentó Isidro emocionado al recordar el entusiasmo que generó en los menores el evento.
Finalmente, Kany invitó a la ciudadanía a sumarse, a crear otras células de educación que atiendan a los niños y complementen su educación y su sano desarrollo, que ayuden a expandir la formación de este intento de reconstruir el tejido social, que aflige a las nuevas generaciones y tratar de mantenerlos lo más lejos posible de las adicciones.
Una parte de los artistas invitados durante la exposición, y la regidora Edith Gisela González Rodríguez.
Sofía Medeles (Ajijic, Jal.)- Con una exposición de obras de más de 50 artistas, el Centro Cultural Ajijic (CCA) celebró su aniversario 17, la cual fue considerada “la exposición más grande”, según las palabras del director del recinto cultural, Alejandro Martínez.
“Me pareció muy bien y creo que fue de las mejores que ha habido aquí. La intención fue atraer a todos los artistas de Ajijic a participar, desde los que llevan tiempo exponiendo en el CCA hasta los que casi no se acercan”, comentó el director del recinto cultural y describió este momento como increíble, desde el performance hasta los bocadillos.
Corte del listón inaugural de la exposición.
Alejandro, aseveró que además de celebrar el aniversario de inauguración del recinto, lo hizo también porque es una de las últimas exposiciones que organiza, antes de dejar el cargo el próximo 30 de septiembre. Asimismo, acotó que los preparativos salieron un poco del presupuesto, pero nada significativo.
El director del CCA agradeció a los artistas con trayectoria por asistir, también a los talentos emergentes y jóvenes por exponer sus creaciones en el recinto; a los jóvenes del Centro de Estudios Tecnológicos en Aguas Continentales (CETAC) de Ajijic, por ayudar con la elaboración de bocadillos.
Alejandro Martínez aseguró que se irá del cargo contento, ya que pese a haber estado cerrados aproximadamente año y medio –por la pandemia y por la remodelación de la explanada de la plaza, que no permitía el acceso al centro- pudo realizar exposiciones de calidad.
El dato:
La exposición en el CCA estará “colgada” hasta el 9 de septiembre, de lunes a viernes de 9 de la mañana a 7 de la tarde. Sábados de 9 am a 2 pm.
Uno de los jóvenes ganadores, en la elaboración de su proyecto.
Sofia Medeles (Ajijic, Jal.)- Para dos artistas con trayectoría muralística en Ajijic, les parece poco el pago que recibieron los jóvenes creadores de la Ruta del Mural, aunado al poco tiempo que se les dio para plasmar sus creaciones en muros de la zona centro de la delegación, señalaron en distintas entrevistas, los reconocidos artistas plásticos: Daniel Palma y Juan Navarro.
Y es que, desde la convocatoria que tan solo tuvo una duración de cinco días para presentar ante las autoridades los proyectos que serían sometidos a concurso, además de que cada creador tuvo que gestionar los muros para su obra, lo que les restó tiempo para desarrollar profesionalmente su creación, ya que la terminación del trabajo artístico tiene un límite de entrega para la primera quincena de septiembre, han sido de los difíciles procesos que los ganadores de la Ruta del Mural han tenido que atravesar para llevar a cabo su proyecto, de acuerdo a lo documentado por este medio de comunicación.
Daniel Palma, opinó que se le hizo poco el dinero repartido para la realización de la obra.
El reconocido escultor ajijiteco, Daniel Palma, consideró que los 10 mil pesos entregados a cada creador, para la realización del mural son muy pocos, tomando en cuenta, que tan sólo, para protegerlo de las inclemencias del clima con un buen sellador, tendría el costo que les dieron para hacer todo el mural, por lo que considera que los trabajos no van a ser de muy buena calidad debido a los materiales utilizados.
«No sólo es el material, también tienes que pensar en tu muro, en resanarlo, fondearlo, buscar pintura de la mejor calidad para que dure; más las herramientas y material para la realización, casi todo el presupuesto se iría en solamente acomodar el muro», sentenció el artista, quien considera que «los murales actualmente son muy planos, así que no necesitan demasiado tiempo, sin embargo, yo sí diría que se necesitan al menos unos seis meses para completar un buen trabajo y sin limitantes».
“Con el material y el maistro ya se te fue todo el dinero, como vas a conseguir una buena pintura, o un buen sellador. Ahora, una ruta no se me hace bien, lo mejor sería llenar todo Ajijic de murales, porque luego se acostumbra el turismo a caminar una sola dirección, cuando Ajijic está lleno de murales, y al final de cuentas no se puede hacer porque no todas las casas tienen buenas condiciones. Algunas tienen buena vista, buen espacio y buena ubicación, pero la pared está mal. Y así pasa”, sentenció Daniel Palma.
Juan Navarro, durante la restauración de una pieza (foto; archivo).
Por su parte, el polifacético artista de Ajijic, Juan Navarro, quien el año pasado terminó un mural en la entrada del Centro Cultural Ajijic (CCA), mencionó -por vía telefónica- que desde que el gobierno municipal de Chapala, lanzó la convocatoria, fue con muy poco tiempo para que los artistas que deseaban participar reunieran sus requisitos.
Sin embargo, Navarro, añadió que la terminación de un mural de buena calidad, requiere tiempo. «Sí va a ser algo muy abstracto, pues en tres minutos, uno puede realizar un mural, pero tomando en cuenta los criterios que se requiere para la elaboración, el tiempo no es suficiente, iniciando por el hecho de que tuvieron que conseguir sus propios muros».
En cuanto al presupuesto, comentó que hacer un mural no es barato, considerando que son necesarios varios litros de pintura, aunado a los gastos de la renta de andamios, pago de ayudantes, entre otras cosas. Él considera que en un espacio pequeño, el presupuesto idóneo sería de al menos 15 mil pesos.
Sobre la durabilidad de las obras ganadoras de la Ruta del Mural (considerando el tiempo de su realización y el presupuesto), le da un tiempo de vida de dos a tres años.
Para saber:
Los 150 mil pesos destinados para el proyecto de la Ruta del Mural ( a cada pintor se le entregaron 30 mil pesos para la realización de su obra) son parte de un presupuesto de un millón trescientos treinta tres mil pesos, por parte de las autoridades federales para la promoción de los Pueblos Mágicos de Jalisco. Al igual, se entregaron 180 mil pesos para la realización del Totems. El dinero restante se invertirá en otras actividades, que no al cierre de esta nota no se han dado a conocer con claridad.
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