Votación a delegado en San Juan Cosalá. Foto: Cortesía.
Armando Esquivel. – Las delegaciones y agencias municipales de Jocotepec eligieron a sus representantes mediante el voto popular, siendo definidos los cargos para delegados de Huejotitán; Potrerillos; San Cristóbal Zapotitlán; San Juan Cosalá; San Pedro Tesistán y Zapotitán de Hidalgo así como en las agencias municipales de El Chante; El Molino; El Sauz; La Loma; Las Trojes; Nextipac y San Luciano.
La votación cerró a las seis de la tarde del domingo tres de noviembre, para luego del conteo de votos tener los resultados, conocerse los nombres de los representantes elegidos.
En la delegación de San Juan Cosalá, el voto popular dio el triunfo a Rodrigo Serrano Zamora con 504 votos a su favor.
Para Zapotitán de Hidalgo, fue Jorge Alberto Soto Valentín quien tiene la mayoría al obtener 402 votos.
En San Cristóbal Zapotitlán, José Luis Morán Díaz fue el ganador de la jornada luego de poder obtener 230 votos.
La delegación de San Pedro Tesistán estará a cargo de Fermín Morales de los Santos, quien logro conseguir 110 votos.
En el caso de Potrerillos, el elegido por los pobladores fue Ernesto Macías Ramos, obteniendo 313 votos.
En Huejotitán, con 317 votos se eligió a Cristian Armando Muñoz Ascencio como su nuevo delegado.
En lo que corresponde a las agencias municipales, en Nextipac fue Carla María Luvian Ascencio la elegida al alcanzar 163 votos.
La agencia de La Loma eligió a María Guadalupe Hernández Rodríguez, a quien se le contabilizaron 276 votos a favor.
En El Chante (Chantepec), Oscar Rentería Gómez fue el ganador al obtener 149 sufragios a favor
En El Molino, Alejandro Murillo Mendoza obtuvo la mayoría de sufragios con 245.
El Sauz decidió que Fredy Jair Vega Soto fuese su representante, obteniendo 91 votos.
San Luciano será representado por Javier Cervera Campos, quien obtuvo 96 sufragios a su favor.
Para Las Trojes, el elegido por la población fue Santiago Rivas Moctezuma, obteniendo 193 votos.
Será durante la semana cuando en Sesión de Cabildo del Ayuntamiento de Jocotepec se le tome protesta a las y los nuevos delegados y agentes municipales.
Figuras de cartonería colocadas en una de las jardineras de la plaza principal. Foto: Miguel Cerna.
Miguel Cerna.- La delegación de San Antonio Tlayacapan conmemoró el Día de Muertos con diversas actividades en la plaza principal y el panteón, el 2 de noviembre.
La celebración comenzó con un recorrido musical por las tumbas del panteón, a las 07:30 horas; mientras que por la tarde, después de las 19:00 horas, las actividades se concentraron en el centro de la población.
La plaza lució con diversas decoraciones, como altares, figuras de cartonería, tapetes de aserrín, papeles picados, un camino de catrinas y una exposición fotográfica sobre las familias más antiguas de San Antonio Tlayacapan, organizada por el Museo Comunitario.
La velada terminó con música alusiva al Día de Muertos y la presentación del espectáculo “El Cascar de la Huesuda”, del ballet folclórico Ixtlacatéotl de Chapala.
Trabajos realizados en la calle Allen Lloyd durante el mes de junio, ubicada al norte de la población. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- Un folleto con las más de diez obras realizadas en los casi dos años de la administración actual en San Antonio Tlayacapan, se estuvo repartiendo en la delegación a inicios de la semana pasada.
En cuanto a intervenciones en la vía pública, las obras mencionadas son los dos mil 798.45 metros cuadrados de bacheo, la rehabilitación de la calle Allen Lloyd que incluye red de drenaje, bocas de tormenta, banqueta y piedra ahogada en concreto; así como la red de drenaje de 250 metros lineales en la Privada Jarales y Ramón Corona, 400 metros lineales de adoquín en la calle Jesús García y 300 metros lineales de concreto, banquetas y drenaje en Privada Libertad.
En el panfleto, se mencionan tres obras en cuanto a barandales y señalética, que son la instalación de pasamanos en escaleras y desniveles en vía pública, como en el edificio de la delegación, la iglesia y el malecón, instalación de barandales y señaletica en accesos de puentes y arroyos que se encuentran frente a la carretera Chapala-Jocotepec, e instalación de 755 metros lineales de postes de protección en el malecón.
En iluminación en la vía pública, se hace mención de la instalación de lámparas y reinstalación de luminarias en el malecón, y la instalación de las nuevas lámparas en las jardineras de la plaza principal.
Finalmente, se menciona el mantenimiento de cuatro pozos de agua potable de San Antonio Tlayacapan. En el folleto, se muestran imágenes de los diferentes trabajos, teniendo al reverso los números de diferentes instancias públicas y de seguridad, como lo son la presidencia que es 376 765 8000, el Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (SIMAPA) 376 76 3108, Seguridad Pública 376 765 4444, Tránsito que es 376 765 4747 y Protección Civil 376 766 5252.
La actual administración, está encabezada por el panista Alejandro de Jesús Aguirre Curiel, desde octubre del 2021, hasta octubre del 2024. Su lema es “El trabajo todo lo alcanza”.
Trabajos de adoquinamiento en la plaza de Huejotitán. Foto: Cortesía.
Armando Esquivel.- La plaza de Huejotitán se encuentra intervenida ante la rehabilitación que realiza el Gobierno de Jocotepec, destinando más de un millón de pesos para la restauración del espacio público.
Al momento, a la plaza se le realiza la instalación de adoquín, sustituyendo bloques de concreto. El área a intervenir es de 605.6 metros cuadrados, que tendrá un costo de un millón 128 mil 780 pesos, que provienen de recursos municipales.
Con la obra, que ya cuenta con avances, se espera un beneficio para mil 300 personas de manera directa e indirecta, según datos otorgados por autoridades del municipio.
La imagen de San Cristóbal, antes de la restauración. Foto: María del Refugio Reynozo. Foto: Ramiro Vera.
Por María del Refugio Reynozo Medina.
La escultura del mártir San Cristóbal, que custodia la parroquia de San Cristóbal Zapotitlán, fue tallada al menos hace 120 años, según el restaurador de arte sacro, Ramiro Vera Gómez. El santo de Canaán, venerado en la población del municipio de Jocotepec, está labrado en madera y teñido en su mayoría por pintura al óleo.
El manto que lleva puesto está adaptado con una técnica de “encostalado”, que es la colocación de manta o costal de ixtle forrado con una pasta. Las decoraciones del manto están hechas de polvo de oro. Lleva incrustados en los ojos bombilla de vidrio, uno de ellos está estrellado y así se conserva original para no tener que introducir un material distinto. La imagen pesa 50 kilos y mide 1.70 de altura.
Ramiro es originario de Tizapán, en el municipio de Zacualtipán de Ángeles, en el Estado de Hidalgo. Desde hace treinta años, él junto con sus cuatro hermanos, se ha dedicado no solo a la restauración de esculturas religiosas, sino, a la elaboración de campanas, copones, custodias y sagrarios. En la elaboración de las campanas utilizan cobre, estaño y bronce. Muchas de las campanas que suenan en los pueblos de este país, han salido de ese pueblo perteneciente al Estado de Hidalgo.
Para el proyecto de restauración de la imagen del patrono, Ramiro comenzó por identificar la técnica con la que está teñida la figura, así como confirmar que su interior es de madera. Se preparó entonces una pasta especial para dicho material con blanco de España y cola de conejo. Este tipo de esculturas contienen uno de los materiales que implican mayor cuidado, ya que la madera sufre cambios con el paso de los años y ello puede provocar que la pintura se llegue a craquelar.
En el proyecto se utilizaron óleos con pincel, aceite de linaza y aguarrás para igualar los tonos, detalle por detalle, a mano, porque así fueron pintados originalmente. En algunas pinturas actuales se utilizan aerógrafos y compresoras. Para lograr igualar el tono de la piel se debe hacer con sumo cuidado, sobre todo en el rostro que debe conservar el tono original, para que la piel se vea apiñonada, como es el caso de esta imagen.
Al “soldado del Señor” se le pusieron dos dedos que le faltaban: uno sí era el original que se conservaba y otro lo reconstruyeron con otro material. Para los detalles del manto, se utilizó hoja de oro de 23 quilates y medio, en un proceso que comprendió varias pasadas de una fina capa de pasta, ahí se fijaron las láminas doradas, para luego bruñirlas en seguida con un cuarzo y asegurar su buen estado hasta por cien años.
La renovación de la imagen quedó culminada en la segunda semana de marzo. Fueron dos personas las que trabajaron por una semana, en jornadas que comenzaban muchas veces desde las siete de la mañana y en algunos días terminaban a la una o dos de la madrugada.
La restauración de San Cristóbal tuvo un costo de 60 mil pesos. Esta escultura es para Ramiro Vera, una de las más finas con las que se ha encontrado, porque es de madera y la capa de pintura que la cubre es tan delgada como un cabello. El niño que lleva al hombro y que se puede desmontar, corresponde también a la misma época.
Ahora, la imagen que resguarda al pueblo de antiguos pescadores y músicos, luce renovada en la espera de su próxima fiesta, el 30 de julio, cuando le canten los coros de los fieles hasta las lágrimas.
César Gabriel Ramírez Campanero encargado de despacho de San Nicolás de Ibarra. Foto: Cortesía.
Jazmín Stengel.- César Gabriel Ramírez Campanero es el nuevo encargado de despacho en San Nicolás de Ibarra. El antiguo encargado, Salvador Delgadillo Márquez, se integró a la dependencia de Servicios Generales del ayuntamiento de Chapala, según anunció el presidente Alejandro de Jesús Aguirre Curiel en entrevista.
Salvador Delgadillo Márquez fue removido de su puesto el primero de diciembre del presente año, tras presuntas quejas en su contra por parte de la comunidad. Ahora se encuentra laborando en la dependencia de Asuntos Generales, se informó en un comunicado de prensa. César Gabriel Ramírez Campanero asumió el cargo como encargado de despacho de la delegación de San Nicolás de Ibarra el mismo día.
El joven de 31 años de edad, quien aún es estudiante de Administración de Empresas, dedicó los primeros días de funciones a atender los múltiples reportes que se habían producido a lo largo del primer año de la administración 2021 – 2024. Lo más solicitado por la población es la reparación de calles y alumbrado público, aseguró el funcionario.
Ramírez Campanero también agregó que las primeras calles ya están en reparación. El encargado de despacho pertenece al Centro Comunitario San Nicolás de Ibarra, iniciado por un grupo de jóvenes activistas, con la intención de alejar a más jóvenes de las drogas, por lo que este será el objetivo de su gestión sin perder de vista a los adultos mayores, niños y otras necesidades de la población.
Uno de los avances que hasta el momento se tiene, es el recién creado equipo de fútbol juvenil para varones y en los próximos días se espera tener el equipo de mujeres. “La meta es tener un equipo en cada deporte… Hace mucho que no teníamos uno en el pueblo”, comentó Ramírez Campanero durante una entrevista telefónica.
También busca continuar recabando fondos para terminar de equipar el gimnasio comunitario que se inauguró hace meses e impulsar a los jóvenes mediante el deporte.
Gabriel, espera que la depuración de reportes que está realizando le brinde el panorama para ver las principales necesidades de la comunidad y comenzar a gestionar programas para solucionarlos.
Cabe mencionar que es la primera vez que el jóven activista tiene un cargo público.
Trabajadores durante las labores de construcción. Foto: Cortesía.
Armando Esquivel.- La delegación de El Molino, perteneciente al municipio de Jocotepec, contará con baños públicos. Desde la penúltima semana de noviembre se iniciaron los trabajos, que tendrán un costo de 297 mil 707 pesos.
Los baños se construyen en la calle Hidalgo, justo a un costado de donde se encuentra el inmueble que alberga las oficinas delegacionales de El Molino, teniendo una superficie de trabajos de 17.52 metros cuadrados. El recurso económico para esta obra será erogado por el ayuntamiento de Jocotepec, como parte de la cuenta corriente de 2022.
Los trabajos de los sanitarios públicos en la delegación jocotepense concluirán a finales de diciembre y se estima que sean 3 mil 500 personas las beneficiadas de manera directa e indirecta, dando solución al problema de falta de baños durante eventos masivos, como lo son las fiestas patronales de la localidad.
Calle Ribera del Lago siendo intervenida. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- En la calle Ribera del Lago, en la delegación de El Chante, Jocotepec, las obras en la infraestructura hidrosanitaria y mantenimiento continúan, aunque a decir del alcalde, se han presentado complicaciones, asegurando que hay personas que les han quebrado los tubos.
“No hemos terminado porque tres veces me han quebrado tubos, más de 700 mil pesos se han gastado por ignorancia y ‘mala leche’ de algunos que se están dedicando a hacer esa tarea para desprestigiar al gobierno”, aseguró José Miguel Gómez López, presidente de Jocotepec, durante entrevista.
Los trabajos se realizan entre las vialidades de Guayabitos y calle Chueca, en 130 metros lineales, buscando beneficiar a 200 personas con esta obra.
La zona, que se encuentra cercana al malecón, ha contado desde hace años con la problemática de aguas negras que acaban en el Lago de Chapala y a decir del munícipe, las obras, que se desarrollarán en etapas, buscan terminar con el añejo problema.
“De calle Ribera del Lago, hacía el malecón, esa calle siempre se ha estado vertiendo todo el drenaje a la laguna, una parte del drenaje de esa zona, porque otra se va a la planta de tratamiento, entonces se ocupa hacer un proyecto que es costoso y estamos ahorita en la primera etapa, son tres etapas y la primera etapa es meterle plancha de concreto, limpiar toda esa área y hacer la conexión para meter ya a la segunda que es un cárcamo y la tercera el rebombeo a la planta de tratamiento”, aseguró el funcionario.
En calle Ribera del Lago se había realizado la intervención de un tramo, en el que se presentaron diversos problemas ante la oposición de vecinos, que argumentaban supuestas afectaciones a su zona habitacional con la instalación de un desarrollo habitacional.
“Es una calle que tuvo muchos problemas por la desinformación que algunas gentes estuvieron haciendo, donde decían que se estaba conectando un supuesto hotel de José Miguel, que ni es de José Miguel ni es hotel, es un condominio y es de una inmobiliaria que obviamente pagaron sus incorporaciones, todas sus obligaciones y no nomás eso, sino que todavía aportaron un millón más como donativo para que se arreglara la calle que tenía urgencia de arreglar”, aseguró el mandatario municipal.
La imagen de San Cayetano pintada en una lámina de metal perteneció a Doña Aurora Olmedo. Ahora se encuentra en una pequeña capilla en el barrio de la Calabaza en Jocotepec. Foto: María Reynozo.
Por: María del Refugio Reynozo Medina
¡Te apuesto una caja de veladoras a que no encuentro mis yuntas!
Así se llegaron a dirigir algunos campesinos a la imagen de San Cayetano que está colocada en una pequeña capilla, por el barrio de La calabaza, en Jocotepec. Eso me lo contó don Chico, Francisco Ornelas Ramos, que por once años estuvo a cargo de la imagen que perteneció a Aurora Olmedo Núñez y cuyo origen se desconoce. Dicen los vecinos que tiene al menos un siglo de existencia. La efigie del santo está pintada sobre una lámina de unos cincuenta por treinta centímetros. Muestra al santo con una cruz de fondo y en una expresión apacible, de rostro afilado, que mira a un lado, mientras sostiene las manos entrelazadas sobre su pecho. Prevalece el tono ocre de su vestimenta, sobre la que descansa un collar de cuentas que pareciera un rosario. La imagen está resguardada por una urna de madera y una estructura de herrería asegurada con un par de candados. Porque a los vecinos no solo los protege San Cayetano, sino ellos a la imagen que celosamente vigilan.
La historia de San Cayetano se remonta a Vicenza y Nápoles en Italia, entre el año de 1480 y 1547. Dice una mujer del barrio de La Calabaza que San Cayetano es muy milagroso y que nadie se va sin que le sea cumplida su petición o su apuesta. Porque además a este Santo no se le pide; se le reta apostándole una misa, un ramo de flores, unas veladoras o actos piadosos de servicio al prójimo. Pues Cayetano de Thiene a pesar de haber sido hijo de un conde y provenir de una familia de opulencia, eligió el camino del servicio y amor a los desprotegidos.
Por eso también sus fieles devotos le llaman, el Padre de la providencia.
Los vecinos del barrio no saben por qué comenzaron a pedirle favores de esa manera, tampoco saben de dónde vino esa pintura. Doña Aurora la tenía en su casa, en medio de un nicho. Con el tiempo y tras la muerte de las originales dueñas, que según los vecinos ocurrió hace unos treinta años, la imagen fue trasladada a un cuarto que daba a la calle y abiertas sus puertas para que los vecinos pudieran ir a orar y venerarlo como fue la última voluntad de las propietarias. Una vez ausentes, los vecinos se fueron haciendo cargo de cuidarlo, de abrir y cerrar la pequeña capilla, limpiar el espacio y los floreros. Y además celebrarlo cada 7 de agosto.
La devoción a San Cayetano se ha extendido a otras delegaciones y municipios. Cada día, el pequeño altar en la habitación de unos cuatro por cinco metros, se ve visitado por hombres y mujeres que le llevan ofrendas en gratitud o súplicas convertidas en apuestas.
Hilda Valentín Bobadilla es la actual cuidadora; desde hace un año tomó el cargo con un poco de temor por la gran responsabilidad que representa, sobre todo para organizarle su fiesta. Ahora se siente muy feliz, recuerda que no tenía idea de cómo saldría del compromiso; al final, San Cayetano tuvo misa con mariachi, en las mañanitas se repartieron 300 panes y de forma inesperada llegaron a su domicilio cuatro gruesas de cohetes, que significan 576 estallidos. Hubo tantos, que el Ayuntamiento tuvo que ir a cuestionar porque los estruendos no tenían fin. De niña, Hilda visitaba la casa de Doña Aurora y Toribia, ahí tomó catecismo; también recuerda que unas maestras daban clases y enseñaban a leer a los niños en ese lugar. Era una casa grande con muchas plantas, había una troje porque vendían también leche de vaca. Dice que cuando la gente pasaba a ver al Santo, Doña Aurora luego los invitaba a rezar el rosario especial para San Cayetano.
Humilde San Cayetano, glorioso por excelencia,
una limosna te pido por Jesús.
Providencia. Providencia. Providencia.
Humilde San Cayetano, glorioso por excelencia,
La divina providencia se extiende a cada momento
Para que nunca nos falte casa, vestido y sustento
Y de tu pródiga mano y por tu santa intercesión
Espero hoy me venga por Jesús.
Providencia. Providencia. Providencia.
Luego que una mujer me habló de San Cayetano, muchas voces me decían: ¡es bien milagroso!, es vacilador, dijo una mujer, otra dijo que es bien chistoso porque quiere que le apuestes.
Dicen que un hombre vendedor de productos de plástico no lograba mejorar las ventas y luego de pedirle a San Cayetano providencia, consiguió muchos clientes. “Algunos que están en el norte de ilegales le piden para que no los echen pa fuera”, me dijo un hombre.
Otro que tenía una enfermedad congénita le suplicó por su salud y fue escuchado.
Ahora, este pequeño lugar en cuyo interior caben cuatro bancas, es testigo de las oraciones y de las abatidas voces que imploran providencia. Providencia. Providencia.
A la mañana siguiente, un perro husmeaba en los montones de basura.
Texto y fotos: María del Refugio Reynozo Medina
El ambiente tiene un aroma avinagrado, el piso destila líquidos; centenares de botellas, latas y envases de refrescos vacíos y a medio terminar están esparcidos por todo el jardín principal, de la plaza de San Cristóbal Zapotitlán. El kiosco, las jardineras, la delegación, amanecieron envueltos en plástico; un perro husmea entre las bolsas que contienen restos de comida. Es el saldo de la serenata de anoche.
La serenata
Son cerca de las diez de la noche, el horario de mayor afluencia de los hombres y mujeres que se encaminan hacia la plaza principal, provenientes de todas las calles que confluyen en el punto de reunión. Las botas y zapatos de tacón avanzan sobre las calles empedradas; algunas con charcos que dejó la lluvia de ayer. Es 30 de julio, último día de las fiestas en honor a San Cristóbal, patrono de este lugar. Su imagen ya está en el templo, luego de la solemne misa y procesión que recorrió las calles.
En la plaza, la luz neón de los juegos mecánicos enciende la noche. Los puestos de dulce y pan reciben a los asistentes. Las cenadurías instaladas están repletas de comensales; hay familias completas. Algunas mujeres empujan carriolas abriendo camino; otras llevan en los brazos a sus pequeños dormidos; algunos padres cargan a sus hijos y, trabajosamente, avanzan y buscan su mejor localidad. Otros, ya la han apartado desde antes del oscurecer tendiendo cobijas y suéteres en las jardineras.
Siguen llegando grupos de muchachas y muchachos con bolsas de hielo, refrescos y tequila.
En el kiosco toca la banda, bajo él está la pista de baile con las parejas contoneándose y otros cantando a coro. Alrededor, el mar de gente avanza sobre la plaza. Los cuerpos casi se pegan. En momentos, la fila se detiene en un pacífico forcejeo por lograr el cometido de avanzar sobre la línea y alcanzar a dar la vuelta, aunque ésta se logre luego de una media hora. Niñas y niños también participan en la fiesta: algunos se lanzan disparos de espuma blanca en la ropa y en la cabeza, y se corretean.
La gente sigue llegando; cualquier hueco es ideal para instalarse y compartir la noche. Los hermanan los tragos de licor y el sonido de la música.
“¡Arriba San Cristóbal, cabrones!”, abren los cantantes estelares.
Y el público enardece al son de la tambora.
“¡Entre más desmadre hagan, más tarde nos vamos a ir, muchachos!”
“¡Arriba las viejas gritonas, hijo de su chingada madre!”
Se escucha la voz del que canta, entre el sonido de las trompetas.
En la plaza parece que no cabe nadie más. Aquello es una marea humana sin un destino final concreto.
Alrededor de las once, el castillo se enciende ante la mirada de unos pocos que se percatan y que alcanzan a llegar al punto en una de las esquinas de la plaza.
En las jardineras se congregan grupos de muchachos y beben de sus vasos; las botellas de tequila van de mano en mano, los vasos de bebidas, las cervezas.
El público está enardecido. Una chica sube por la barandilla del kiosco para alcanzar a los cantantes, le siguen otras más que suben por las escaleras para poder bailar con los que cantan.
En los baños que son solo dos para mujeres y uno pequeño de hombres, se aglomera una fila de los que quieren utilizarlos.
“¡Ya salgan viejas cabronas!”, grita un hombre al grupo de mujeres que lo acompañan y que entraron a los sanitarios.
El hombre entra a los baños, “no puede entrar, es de mujeres”, le dicen.
“¡Me vale verga”, dice envalentonado.
La fiesta sigue entre gritos de júbilo, aplausos y gritos de “salucita de la buena”.
“Ándale, hay que irnos al malecón a ver quién nos coge”, le dice una chica adolescente a otra, mientras salen del sanitario y se ríen.
El bullicio continúa, la pista está repleta de bailadores y bebedores, que tienen en las jardineras o en el piso, el arsenal para abastecer la noche.
Pasadas las tres de la madrugada termina la música, pero muchos asistentes siguen la fiesta.
Vestigios
De la fiesta de anoche, quedan un par de muchachos que merodean en la plaza y cuatro más de los que no se fueron a dormir y siguen charlando y tomando de sus vasos.
Una señora adulta mayor dormita sobre una banca, apoyada de un bastón de madera. Bajo sus pies, en el piso, una mujer más joven duerme envuelta en una cobija y a su lado, un niño de unos ocho años concilia el sueño. Una maleta y una troquita de juguete están resguardados al lado de ellos.
El contenedor colocado para recolectar los envases de plástico PET, está vacío y las botellas esparcidas por toda la plaza.
Pasadas las siete de la mañana, llega el primer barredor de los dos que están asignados para cumplir la tarea. Es un muchacho joven; mira a su alrededor y se rasca la cabeza, lanza una lata de una patada y comienza su misión.
El cielo comienza a despejarse y van apareciendo los primeros transeúntes, que se detienen y observan como quien mira un campo de batalla devastado.
“Se ve que anoche aquí no anduvo gente”, me dice una mujer.
Llega la señora que vende menudo y comienza a barrer su rincón para instalarse.
Las latas de cerveza, las envolturas de golosinas, bolsas de plástico y restos de comida invaden las jardineras y el kiosco.
“¿Qué pasó aquí?”, dice una mujer a su paso con el rostro de quien contempla un muerto.
“Es la gente de fuera la que deja toda esta basura”, dice otra.
“Todos pusimos nuestro granito de arena”, dice un muchacho.
Ante la mirada grácil de los cuatro caballitos de madera colocados afuera de la delegación, se extiende la alfombra de basura que huele a inmundicia.
“Ay, como recuerdo las serenatas de mi pueblo, tan hermosas, con olor a nardo y a gardenias”, escribe una mujer en las redes sociales.
Hoy aquí huele a desolación.
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