Abril Zaragoza Vargas a sus 28 años de edad. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Abril Zaragoza Vargas, conocida como “Abril Z.V”, ajiteca de 28 años de edad, transita entre el arte y la agronomía. En entrevista habló de su trayectoria e inspiración artística.
El hecho de vivir en un pueblo con gran tradición artística, fue uno de los principales motivos que acercó a la joven al mundo del arte, además de que su tío abuelo fue Javier Zaragoza, un pintor de Ajijic.
Aunque su inquietud por crear se manifestó desde temprana edad, fue hasta la preparatoria cuando comenzó su preparación, tomando clases de óleo con su tío abuelo Javier Zaragoza, luego tomó otros talleres y aprendió de forma autodidacta, guiada por amigos artistas.
La pintura del realismo fue el estilo con el que comenzó a crear, pero con el tiempo fue aprendiendo otras técnicas como el acrílico, carboncillo y mixtas, que la conquistaron junto a esa chispa que hace a los artistas únicos: la curiosidad.
Abril Z.V. compartió que entre los movimientos artísticos que más disfruta están el surrealismo y el impresionismo, ahí radica su amor al proceso, sin importar la técnica y el tema.
“Me gusta esa sensación de maravillarte cuando ves algo que te gusta. Cuando veo el resultado de lo que hago, me da mucha satisfacción. Es raro que alguien me pida una obra pero si me piden algo, sin duda la hago. Y también realizo lo que yo quiera; cuando algo me interesa y hasta que lo hago estoy tranquila. Sea la técnica que sea, no tengo tema favorito”, dijo.
Actualmente Abril divide su tiempo entre la agronomía y lo artístico. En sus metas están incluidas dedicarse a ambos proyectos, aprender más técnicas, prepararse para más exposiciones y seguir cultivando su talento.
“He sabido dividir mi carrera del arte y siempre tener tiempo para el arte. Quiero exponer, pero hay que prepararse, seguir aprendiendo, invertir más tiempo”, concluyó.
Corte del listón inaugural de la exposición Retrospectiva 1954-2023 Legado Artístico Neill James. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- La primera exposición colectiva titulada “Retrospectiva 1954-2023” se realizó con éxito, y los integrantes del grupo Legado Artístico de Neill James, informaron que con las ganancias buscarán seguir exhibiendo el trabajo que la filántropa hizo en Ajijic.

Algunos de los integrantes del Legado Artístico de Neill James. Arriba de izquierda a derecha: Domingo Márquez, Jesús López Vega. Abajo, de izquierda a derecha: Antonio López Vega y Daniel Palma. Foto: Sofía Medeles.
La muestra pictórica se realizó el siete de enero en las instalaciones del Lake Chapala Society (LCS), con la participación de alrededor de 25 artistas que fueron formados por Neill James, entre niños, adultos e incluso, hubo obras de artistas fallecidos, expusieron un aproximado de 100 obras.
Se vendieron 24 mil 300 pesos, de estos, el 20 por ciento fue donado por los artistas, es decir, cuatro mil 860 pesos. A esta cifra, se le sumó lo recaudado por la venta de comida y bebida, que fueron tres mil 100; dando un total de siete mil 960 pesos recaudados.
Entre los planes, metas y objetivos del grupo están retomar las becas para que los niños más talentosos del taller infantil de pintura de Neill James, el cual se realiza los sábados en LCS, puedan formarse profesionalmente en las artes plásticas, según comentaron los entrevistados Jesús y Antonio López Vega, Daniel Palma y Domingo Márquez.

Fotografías de Neill James, que se expusieron en el evento. Foto: Sofía Medeles.
Además de que buscarán un espacio para tener una exposición permanente de las más de mil 300 obras de los niños del taller, desde 1950 hasta el 2010, y de la colección de arte que perteneció a Neill James, la cual adquirió de sus propios alumnos, y a futuro, poder crear un catálogo cronológico de sus cientos de alumnos.
Aunque aún se encuentran en pláticas para programar próximos eventos, Jesús López Vega aseguró que buscarán tener al menos tres eventos al año, por ejemplo, en Día de Muertos, propiciando la unidad de la comunidad local con LCS.
Neill James fue una periodista y viajera, que llegó a Ajijic tras un accidente mientras escalaba las laderas del volcán Paricutín, en Michoacán. No solo fundó el taller de artes para niños, del cual salieron varios artistas prominentes, sino que fundó la primera biblioteca de Ajijic, ayudó a instalar la luz eléctrica, el centro de salud, e inició con los desayunos gratuitos para niños en primaria.
Salvador “Chato” Flores Rivera, 22 de diciembre de 1941 – 29 de diciembre de 2022. Foto: Cortesía.
Sofía Medeles.- Salvador “Chato” Flores, fue un elemento clave de la charrería en el poblado de Ajijic y dejó historia en la delegación por dedicar su vida al deporte mexicano y por ser una persona muy querida por la gente.
Nacido el 22 de diciembre de 1941 en Ajijic, hijo de Juan Flores Calzada y Francisca Rivera Pérez, era el cuarto de cinco hermanos. Según cuenta su esposa, María Luisa Rojas Vargas, don Chato le contó que vivió una infancia muy bonita y que, aunque dejó la primaria en el cuarto grado, para dedicarse al campo y ayudar a su familia, debido a que su papá se encontraba enfermo.

Chato Flores junto a su esposa, María Luisa Rojas Vargas. Foto: Cortesía.
Otra de las cosas que platicaba con su esposa es que fue muy feliz, y que desde siempre le interesó la charrería, deporte que marcaría su vida y la de muchos en Ajijic.
“Su ilusión siempre fue ser un gran jinete. Desde chico estuvo acostumbrado a tener caballos, y en aquellos tiempos se veían mucho los toros populares, donde hacían el toril con palos donde hubiera espacio. Él aprendió la charrería solo, viendo a los charros de sus tiempos”, comentó doña María Luisa.
Además, compartió que siempre se mantuvo aprendiendo la charrería, ya que, ya mayor, además de seguir practicando las suertes, de las cuales sus favoritas eran la jineteada y las manganas, compraba libros de charrería, se emocionaba con ellos, y los compartía con quien quisiera aprender.
“Incluso una vez le vi un libro y le dije: ese no es de charrería y me dijo -no, pero son refranes charros y me los tengo que aprender-. Yo le dije en broma, -seguro vas a estar como maestro de ceremonia diciendo tus refranes-. Fue su deseo, su gusto, y se esmeró para cumplirlo”, recordó su viuda.
Chato conoció a su esposa cuando ella llegó a vivir a Ajijic, proveniente de Ixtlahuacán. En ese entonces ella tenía 17 años y comentó que desde que lo vio, le gustó mucho, y ella cree que ella a él también, ya que al siguiente año fueron novios, para luego casarse en 1966 y cumplieron más de 50 años de matrimonio.

Mariachi tocando el día de su misa fúnebre. Foto: Sofía Medeles.
Tuvieron 13 hijos, de los cuales, 11 siguen vivos: Rosa Elena, Salvador, María Francisca, Juan Ramón, María del Rosario, María de Jesús, Ana Luisa, Isaura Guadalupe, María de Lourdes, Álvaro Moisés y Sagrario Mercedes. Como madre, María Luisa comentó que aunque no fue un papá muy efusivo, siempre se mantuvo al pendiente de proveer, ver por sus hijos y tratar de ayudarlos en sus problemas.
A sus hijos les daba consejos, pero cuando era necesario, él era estricto y les decía -las cosas se hacen bien, o no se hacen-. El valor que más se empeñó por enseñar fue la honestidad y lo recuerdan como un papá muy ocurrente, con sus frases como -no guarden nada, porque lo que guarden al rato se lo come el Chato-.
Chato, fue uno de los pilares de la charrería en Ajijic, ya que fue de los fundadores de la Asociación de Charros de Ajijic, además de que gracias a él, junto a otros compañeros, se dieron a la tarea de pagar y construir con sus propias manos el lienzo charro, el cual fue inaugurado en 1976, lugar que se esforzó en construir, llegando incluso a vender sus caballos para poder pagar material. En algunas épocas, su familia vivió a raya, ya que él se mantuvo dando las cuotas para el lienzo, hasta que lo finalizaron.
El lienzo, está construido con material de la zona, como tierra o piedras, ya que cuando no podían comprar material, lo sacaban de la naturaleza. Él junto a Salvador Solano y Alberto Pérez, solicitaron la gradería a obras públicas, la cual, primero fue ofrecida a los Charros de Chapala, pero al no aceptarla, la tomaron para el lienzo de Ajijic. Al final, Obras Públicas puso la mitad y la asociación la otra mitad.
En cinco ocasiones Chato fue presidente de la asociación, y en todas, buscaba formas de beneficiar al grupo, afiliando a la Federación de Charros a los miembros en una ocasión. Les decía: “es para tener garantía, hasta seguro tienen, y si están al corriente con sus cuotas, van a apoyar a la asociación. Le hicieron caso, pero terminando su periodo, varios no siguieron con los pagos. Siempre vio por sus charros, y por enseñar la charrería a las nuevas generaciones”, comentó su esposa.
Aunque no todos sus descendientes continuaron con la charrería, uno de sus hijos, Juan Ramon, ha sido presidente de la asociación en tres ocasiones, siempre respaldado por el apoyo de su papá. Además, varias de sus hijas por un tiempo, formaron parte de la escaramuza, y una de sus nietas de 3 años es muy asidua al deporte, ejecutando sus rutinas de escaramuza pedagógica con mucha disciplina.
“A veces él decía, -si de chico hubiera tenido la oportunidad, hubiera sido un charro completo-, y aunque le decíamos que lo era, él decía que ojalá lo fuera y que los niños en formación continuaran con el deporte, porque decía -es lo nuestro, de los mexicanos-. Como a él siempre le gustó y se mantuvo aprendiendo, hasta tenía porte, parecía que lo clavaban en el caballo. Me decían que es porque lo veo con ojos de amor, pero yo sí lo veía como un charro bien portado, y siempre busqué tener fotos de él en todos sus eventos y presentaciones”, recuerda doña María Luisa.
Chato Flores falleció el pasado 29 de diciembre del 2022, a los 81 años, tras 6 años de lucha contra el cáncer. Su último desfile fue el pasado septiembre, en el día del Charro, donde participó en silla de ruedas, y al terminar, le dijo a su esposa que estaba muy contento por haber recorrido las calles de nuevo.
Al final, la familia Flores Rojas dejó un agradecimiento para todos los que apoyaron de alguna u otra manera durante su enfermedad, durante el velorio y durante el novenario, además, agradecieron el privilegio de formar parte de la familia y de poder haber sido hijos del Chato. Le piden a quienes lo conocieron, que no lo recuerden triste, sino en los buenos momentos, y como lo que era: un charro bien portado.
Vecinos de la colonia Magisterial que acudieron a limpiar la zona de lo que será su nuevo parque. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Los vecinos de la colonia Camino Real (Magisterial) en Jocotepec se han puesto a trabajar para afinar los detalles finales de lo que será su nuevo parque, espacio en el que en algún momento se pretendía instalar una recicladora y hasta un banco del bienestar.

Zona de pista de ejercicio y área que fue intervenida por la ciudadanía. Foto: Armando Esquivel.
Durante la tarde del cuatro y la mañana del cinco de enero, la ciudadanía se presentó en la calle Paseo de las Violetas -detrás del panteón municipal- para poner manos a la obra, con acciones de limpieza de basura, marcar con cal algunas áreas y colocar pintura en los troncos de algunos árboles, actividades en la que participaron familias de la colonia.
“Aquí estaba abandonado, yo antes venía a correr, incluso duró un tiempo que se limpió aquí, pero después estaba todo abandonado, el zacatal, venían a tirar escombro, estaba todo feo, entonces desde cuando se decía de un parque y hasta ahora nos hicieron caso”, dijo la señora Josefina, vecina de la zona.

Mobiliario con el que contará el parque. Foto: Armando Esquivel.
Además de centro de reciclado y banco de bienestar, en el lugar también se pretendía una clínica, pero ante el costo, la idea no prosperó. Durante un tiempo, el terreno era usado por particulares como banco de escombro.
“Antes lo tiraban aquí y nos llegamos a oponer con gente, nos peleábamos, porque ellos lo usaban como banco, traían escombro y después se lo llevaban, pero a veces ya no se lo llevaban. Nos opusimos todos, inclusive la vez del banco del bienestar estaba el ejército aquí, se vinieron todas las mujeres con los niños, a decir que no queremos eso”, asegura Guadalupe Lomelí, vecina del área.
Los vecinos de Camino Real han pensado en el parque desde hace años, pero ahora ven cada vez más cerca la conclusión del proyecto, que dará beneficio a las familias y al deporte.

Niños apoyando en la limpieza y arreglos del nuevo parque. Foto: Armando Esquivel.
“Estuvimos haciendo gestiones desde hace mucho tiempo, unos cinco, seis años y no se había logrado nada, Gracias a la insistencia de nosotros, este es el resultado. Esto va a beneficiar más que nada a los niños, a todas las personas, va a servir para que vengan a realizar actividad física”, dijo el profesor Samuel Ruíz.
Fue el 16 de noviembre cuando las autoridades, representantes del sector privado y sociedad civil, realizaron la colocación de la primera piedra. El monto para la construcción del parque es de un millón 600 mil pesos, cantidad cubierta en gran parte por las empresas Berrymex y Driscoll’s, ubicadas en las cercanías del fraccionamiento, mientras que el municipio aportará otra parte. Las instalaciones de lo que será un nuevo espacio público están en una superficie de 3 mil 500 metros cuadrados.
El espacio renovado busca beneficiar a alrededor de 100 familias y se espera que la inauguración oficial se realice a finales de este mes de enero.
Póster conmemorativo de la exhibición con los nombres de artistas plásticos locales, alumnos del taller de arte infantil, promovido por la benefactora.
Redacción.- En 1941, la periodista, aventurera y viajera por el mundo Neil James había regresado de Japón y estaba escalando las laderas del volcán Paricutín, cuando éste entró en erupción, hiriéndose gravemente.
Fue trasladada de la montaña michoacana a Ajijic para guardar reposo y recuperarse durante un año. Aquel traslado cambió su vida y el futuro de Ajijic.
Fundó la primera biblioteca de Ajijic, estableció becas para niños con talento para la formación profesional en artes visuales, inició desayunos escolares gratuitos para niños de primaria, ayudó a instalar luz eléctrica y un Centro de Salud, legados que han permanecido vivos durante siete décadas.
Pero son sus programas artísticos los que más han influido en la evolución del Ajijic moderno. En 1954 estableció programas de enseñanza de arte para niños en lo que ahora es la Sociedad del Lago de Chapala (LCS), su mayor legado.
El miércoles 21 de diciembre, el recién formado Neil James Artistic Legacy Group anunció la exposición colectiva «Retrospectiva 1954 – 2023» que se inaugurará en el Lake Chapala Society – originalmente la casa de Neil James – el 7 de enero de 2023 con 100 piezas de 20 artistas que surgieron de su programa de arte, además de obras de niños que actualmente asisten a las clases que James inició hace 68 años.
El grupo de pintores, escultores, escritores y organizadores artísticos, muchos de ellos antiguos alumnos de Neil James y de sus programas artísticos, se reúnen para garantizar que el legado de Neil James permanezca vivo a través de la obra de sus graduados y de la continuación de los programas de enseñanza artística que ella inició.
En la rueda de prensa celebrada el martes 20 de diciembre, el Grupo anunció la retrospectiva y la venta de obras de 20 artistas que iniciaron su formación en los programas de James. El 25 por ciento de la recaudación se destinará a seguir promoviendo la escuela de pintura y otros proyectos relacionados con el legado de Neil James.
No será una exposición de arte al uso. Contará con obras de la generación de 1960 y 1970 de graduados de su programa de formación artística, incluidos artistas locales como Antonio y Jesús López Vega, Dionisio Morales, Daniel Palma, entre otros.
Ellos construyeron sus carreras sobre los cimientos establecidos por las primeras generaciones de sus alumnos, muchos de los cuales alcanzaron grandes logros. En 1959, uno de sus primeros alumnos, Javier Zaragoza, pintó una serie de escenas evangélicas en el interior del Templo de Ixtlahuacán de los Membrillos. Otro alumno, Florentino Padilla, pintó murales en San Francisco, California, y en el Ayuntamiento de Ajijic.
Los renombrados artistas Juan Olivares, Antonio Cárdenas y Santos Romero también formaron parte de la primera generación de jóvenes creadores que participaron en su programa de arte a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta.
La exposición «Retrospectiva 1954-2023. El legado artístico de Neil James: Una Exposición Colectiva » se llevará a cabo en la Sociedad del Lago de Chapala, el 7 de enero de 2023 de 10:00 a.m. a 5:00 p.m. La entrada es gratuita.
Juanpi Medeles a los 26 años de edad. Foto: Alma Serrano.
Juan Pablo Medeles Córdova, alias Juanpi Medeles, es un compositor-arreglista y violinista, de 26 años de edad, originario de Ajijic, con talento y amor hacia la música, influido principalmente por su familia, quien lleva una línea musical extensa.
“Mi papá me enseñó lo bohemio y mi tío Manuel lo académico, la lectura y escritura. Ya en la universidad fui puliendo. Los arreglos ya los hacía, pero he mejorado con maestros particulares”.
El joven quien considera contar con más de 20 años de experiencia, cuenta a Laguna que su inicio en el ambiente artístico fue a los 5 años, cantando y jugando con el piano, sin embargo, fue de esa forma como su acercamiento a la música era cuestión de elección, pues la tenía en casa y también en la sangre.
A los nueve años decidió entrar a clases de piano, fuera de cualquier exigencia familiar, y se quedó. Tuvo como primer maestro a Emmanuel Medeles, su primo, quien era miembro del CREM, junto al director Víctor Manuel Medeles, donde aprendió a tocar, dio sus primeros conciertos y empezó a generar dinero a los 12 años, y de ahí se sumergió en aprender y prepararse.
“Me iba con Daniel y Alejandro, mis hermanos, nos íbamos a La Floresta y tocábamos casa por casa en épocas de navidad. A algunos les gustaba, nos daban cinco pesos o dulces, tocábamos en templos y nos daban dinero al final del año”, agregó el joven artista.
Medeles estudió música en la Universidad de Guadalajara y a los 18 años, trabajó en la Orquesta de Cámara de la Universidad de Guadalajara ‘Higinio Ruvalcaba’, para la cual hizo un gran esfuerzo, junto con su maestro de música, para poder ganar la audición.
Dentro de su amplia experiencia y trayectoria en la música y violín, ha compuesto para diferentes artistas y para diferentes instrumentos. Toca también órgano y piano, pero al que le ha apostado de lleno es al violín. Trabaja en el mariachi Axixic con su hermano también músico, Daniel Medeles, desde hace 5 años; además, ganó la audición para la Orquesta Sinfónica Juvenil de Zapopan y aún sigue preparándose, y explorando, lo que él considera, “su propia voz”.
Pese a que tiene talento como cantante, menciona: “me gusta hacer que las cosas sucedan, pero no me gusta ser la estrella a menos de que la estrella sea el violín”, eso le ha ayudado a ir encontrando su rol dentro del mariachi: “mis líneas son mexicano y sacra”, pero menciona a Laguna, “no fue nada fácil”, pues tuvo que desmantelar algunas creencias como músico y como persona, que le impedían involucrarse en ciertos géneros musicales y además, renunció a vivir cómodamente y tener dinero en los bolsillos por algún tiempo, para poder aprender y ser un músico profesional.
Asegura que vivir como él quiere no ha sido otra cosa, que el fruto de su disciplina, entrega y pasión. Con su intención de un constante cambio y búsqueda sobre todo de su “Ikigai”, concepto japonés que se usa para referirse al equilibrio entre: “pasión para lo que eres bueno, lo que el mundo necesita y lo que te da dinero, y creo haberlo encontrado”, finalizó.
Manuel Santacruz Macías, 14 de agosto de 1953- 24 de diciembre de 2022, junto a su caballo, Rosillo. Foto: Cortesía.
Sofía Medeles.- “Soy único, nunca van a encontrar a nadie como yo”, solía decir entre risas Manuel Santacruz Macías, alias “Chiripa”, un charro de Ajijic, que dejó huella entre sus amistades, la charrería y la música de su querido pueblo.
Nacido en Ajijic el 14 de agosto de 1953, hijo de Jesús Santacruz y Angelina Macías, fue el tercero de siete hermanos. Desde pequeño, lo describen como un joven muy alegre y noble, que siempre vio por sus padres y sus hermanos, además, de que siempre valoró mucho la amistad.
Según cuenta su familia, desde muy temprana edad se le vio la pasión por la charrería, cargando siempre con sus sogas para hacer floreo. No fue hasta sus 16 años que empezó a montar caballos y toros. Aunque en su tiempo, él no tuvo caballos, buscó ser cercano a ellos, trabajando con extranjeros que tuvieran, y hacía labores cuidándolos.

Chiripa, como era conocido, durante un desfile, portando el estandarte de la Asociación de Charros de Ajijic. Foto: Cortesía.
Los charros de aquellos entonces lo invitaron a una asociación, llamada “La Alborada”. Cuando esta asociación terminó, él junto a otros charros de Ajijic, se reunieron para construir con sus propias manos lo que hoy se conoce como Lienzo Charro de Ajijic. Tiempo después, se fundó la Asociación de Charros de Ajijic, de la que él formó parte. “Era buen jinete, era un charro completo, hacía todas las suertes, paso de la muerte, montas, y de todo”.
No solo era la charrería su pasión, sino que también disfrutaba de la música, tanto tocar instrumentos, como cantar. Conoció con su esposa Juana Mariscal Romero, en el año 1975 mientras él era vocalista de un grupo llamado “Tropilocos”. Un año después, en 1976, se casaron.
De este matrimonio, nacieron 5 hijos: Osvaldo, José Manuel, María Estela, Filiberto y David. Sus hijos coinciden en que fue un papá muy cariñoso, que los educó en base a los valores que les inculcó, que fueron respeto, apoyo y unidad, además, les inculcó la charrería, y los apoyó en la música, consiguiéndole a sus hijos el equipo de sonido para que pudiesen formar y prosperar con sus agrupaciones.
Desde 1981, empezó a ir a los Estados Unidos de América, para proveer a su familia, aunque siempre volvía para las fiestas del pueblo, Navidad, Año Nuevo, y solía irse después del carnaval. Aunque estaba en otro país, sus hijos y hermanos recuerdan que siempre mantuvo una cercanía con ellos, principalmente, vía telefónica, y a pesar que no llamaba muy a menudo porque en aquellos tiempos eran escasos los teléfonos en Ajijic, siempre estuvo al pendiente de su familia.
“Nuestros mejores recuerdos eran en Navidad. Todos en casa esperábamos con ansias esas fechas, porque era donde él venía y pasaba tiempo con nosotros. Siempre lo disfrutamos mucho”, compartieron sus hijos.
Fue aproximadamente entre el 2017 y el 2018 cuando volvió a Ajijic para quedarse. Ese mismo año volvió a ser participante activo de la Asociación de Charros, y compró a su caballo Rosillo, quienes sus hijos aseguran que fue el caballo al que más cariño le tuvo, y consideró como un amigo más.
“Rosillo lo compró ya grande. Había sido campeón de muchas carreras, y ya estaba retirado. Estuvo enfermo, y muchas personas le decían ‘déjalo ya, no se va a aliviar’, pero él le siguió insistiendo y logró que se curara. Se dio tiempo de estar con él y disfrutar juntos, era como su amigo”, añadieron.
Él perteneció a la última mesa directiva de la Asociación de Charros, donde fue nombrado vicepresidente este 2022. “Como vicepresidente, estaba muy contento. Andaba buscando por todos lados, queriendo organizar torneos y eventos”.
Juan Ramón Flores, el actual presidente, comentó que Chiripa, al decirle que sí quería formar parte de su planilla, le agradeció por tomarlo en cuenta, ya que a él le encantaba lo que denominó como “el deporte mexicano por excelencia”, además fue contagiado por el entusiasmo de su proyecto, el cual era, seguir fomentando la charrería. “Fue un gran jinete”, comentó.
Por su parte, Erika Navarro, la entrenadora de la escaramuza pedagógica Potranquitas, recordó el gran cariño que le tuvo, ya que fue su padrino de sombrero cuando se integró a la escaramuza. “Siempre nos brindó su apoyo en este deporte, en años anteriores, y en salidas recientes con las potranquitas, como patrocinador, y como padrino de sombreros de una de las niñas. Siempre portó su vestimenta charra con mucho orgullo y con mucha honra”.
Muchas de las anécdotas que recuerdan que contó, tienen que ver con amistad, por ejemplo, una ocasión en la que cruzó nadando hacia los Estados Unidos, y uno de sus compañeros lo arrastró la corriente. El regresó a auxiliarlo, y se perdió el único recuerdo que llevaba consigo de su familia, que era un videocasete del bautizo de uno de sus hijos. Su moraleja fue “siempre hay que ver por un amigo”.
Sobre su fallecimiento, registrado el 24 de diciembre del 2022, sus familiares señalaron que fue un accidente. Él se encontraba en un recibimiento (fiesta de bienvenida que realizan los charros) en El Molino, Jocotepec, el pasado lunes 19 de diciembre. Él se quedó más tiempo que los amigos con los que iba, y después de que ellos regresaron a Ajijic, ya no supieron nada de él, hasta que días después lo encontraron en una presa de la localidad de El Molino, donde se realizó el Recibimiento.
“Siempre estará en nuestros corazones, y nunca lo olvidaremos. Él decía, no va a haber más nadie como yo, y sus acciones siempre nos lo confirmaron. Agradecemos las lecciones de vida que nos enseñó, y los valores que nos dio, los cuales siempre tendremos en cuenta. Nunca hay que dejar solo a un amigo, y siempre hay que cuidarnos entre todos”, comentaron sus hijos y su familia.
Juan Pablo Rodríguez Dolores a los 32 años de edad tocando el bajo eléctrico. Foto: Cortesía.
Alma Serrano.- Apasionado de la música y especialmente de su instrumento, fue como se definió Juan Pablo Rodríguez, un joven bajista de 32 años de edad y originario de San Antonio Tlayacapan, Chapala.
La inspiración musical llegó de la familia, pues desde su infancia su padre tocaba la guitarra en bares y restaurantes de la Ribera de Chapala, además de que sus hermanos también tocaban algún instrumento.
Su iniciación musical fue en dos coros, uno en la primaria en la que estudiaba y otro en la iglesia. Con el tiempo su padre, Valente Rodríguez y sus hermanos mayores; Diego y Alberto Rodríguez, lo incitaron a aprender a tocar un instrumento. Pese a que su papá era un guitarrista experimentado, no fue la guitarra lo que precisamente le conquistara, si no el bajo.
Fue su tío Juan Alberto Corona Vega, quien en ese momento formaba parte del Coro Redes y Cantos de Chapala de la Secretaría de Cultura de Jalisco, quien le enseñó lo básico de este instrumento. Posteriormente tomó clases con Alejandro Navarro, mejor conocido como «Lobo», quien era vocalista y músico de la banda local Charales-K.
“La música aparte de arte, es una forma de expresarse, satisfacción de generar emociones en el público y en uno mismo cuando se le pone corazón”, comentó en entrevista.
Ya en abril del 2011, junto a su compañero Emmanuel Paz García, formaron el grupo versátil llamado Guarache SAT que tuvo su debut en junio del mismo año en un bar del pueblo y se renombró casi una década después, en 2019 como La GS Band.
Asimismo, Juan Pablo Rodríguez, junto a su padre y sus hermanos formaron el trío Herencia Rodríguez, el cual duró solamente un año trabajando.
Actualmente Rodríguez Dolores y La GS Band llevan 11 años activos en la industria musical de la Ribera de Chapala, entre sus metas están tocar en eventos de “alta gama” y “pasarla bien todo el tiempo que dure la banda”, debido a que Juan Pablo considera tocar el bajo como un pasatiempo.
Autoridades municipales junto a los múltiples atletas a los que se les entregó reconocimiento. Foto: Alejandro Aguirre Curiel.
Sofía Medeles.- El Consejo Municipal del Deporte (COMUDE) y diferentes funcionarios de Chapala, entregaron reconocimientos a más de 30 deportistas y promotores del deporte del municipio, por sus trayectorias y su desempeño, en al menos 10 categorías.
La premiación se realizó el 16 de diciembre en las instalaciones de Cine+Lago, en Ajijic. El presidente municipal, Alejandro Aguirre Curiel, así como el titular del COMUDE, Francisco Javier Gutiérrez Alfaro, entregaron las medallas y reconocimientos a los deportistas más fructíferos de Chapala.
En la categoría de promotores deportivos se reconoció a René Rayo, Juan José López, Hugo Reynoso Romero, Pablo Leja Romero, José Ricardo Díaz, Gabriel Yahir Díaz, Erika Navarro Robledo, Janet Itzel González y Daniel KleIne.
Se reconoció también a los equipos de fútbol y básquetbol ganadores de campeonatos nacionales, como la Selección Liga de Ajijic y equipo AVENGERS. Por otro lado, en boxeo, se reconoció a Maite Vázquez, en Vela a Elena Oeting Ramírez y Naib Villaseñor Gutiérrez.
En danza aérea estuvieron Samantha González y Jazmín Magallanes, en deporte adaptado Ernesto López y Jesús Antonio Murguía, y en gimnasia se reconoció a Valeria Naomi y al equipo GRECA.
Las tres categorías que más tuvieron reconocimientos fueron atletismo, premiando a Alberto Arrayga, José Isabel González, Aurelio Márquez y María Mayte González, en físico constructivo, se reconoció a José Isaías Moya, José de Jesús Valencia, Orlando Valencia y Estefany Michelle Brandy.
Finalmente, de charrería se reconoció a Minerva Navarro, Carlos Delgado, Julia Denisse López, Iván Tadeo Martínez, Gabriela Gucho, Paulina García, Abril Hernández y Valeria de la Torre.
Este evento, pretende ser anual, para continuar promoviendo el deporte entre las generaciones jóvenes, y motivarlos a unirse a alguna disciplina.
Ángela Morfín Ascencio a sus 17 años. Foto: Alma Serrano.
Alma Serrano.- La cosalense Ángela Morfín Ascencio de apenas 17 años de edad, superó su timidez, dejó de tocar el violín, ya que ella lo que realmente quería es cantar.
“Sinceramente yo cantaba bien, tenía mucha pena, pero mis maestros y compañeros vieron el potencial que tenía y supe que eso era lo que yo quería y dejé el violín, o sea sí me gustaba, pero yo nací para cantar”, compartió Ángela Morfín.
A sus 11 años, Morfín Ascencio, por invitación de una de sus primas decidió entrar a la Orquesta Filarmónica Infantil de la Ribera de Chapala (OFIRC), creada por el maestro y músico, Daniel Medeles. Fue ahí donde aprendió a tocar violín, al principio como una forma de introducción a la música, aunque en el fondo lo que a ella le interesaba era cantar, aunque consideró que su personalidad era un obstáculo, pues era tímida y reservada.
Fueron alrededor de 3 años los que dedicó a tocar música de violín, sin contarle a sus compañeros de la Orquesta que lo que ella deseaba era cantar. Fue bajo la creación de un subgrupo en la OFIRC llamado “Ensamble Coxala”, que la joven comenzó a cantar después de que uno de sus maestros la escuchara. Fue entonces que abandonó definitivamente el violín.
Su timidez cesó al enfrentarse al público tras diversas presentaciones y conciertos, tanto de la OFIRC, como de la Sonora Pachanguera, grupo cosalense en el que comenzó a trabajar como cantante.
Actualmente Ángela estudia el último semestre de la preparatoria, pero tiene un sin fin de metas, como continuar en una escuela de música en San Juan Cosalá, entrar a la universidad para estudiar música, estar en un coro reconocido para tomar experiencia, cantar en las iglesias, formar un grupo versátil y su más grande sueño: ser reconocida internacionalmente y llegar a la fama.
Pese a que Morfín es fanática de la música K-Pop, sabe que otros géneros musicales como el regional mexicano o tradicional, es la música que la acercará a cumplir su sueño.
Para finalizar, Angela afirmó que aunque sus papás y otras personas tienen prejuicios acerca de lo que significa dedicarse a la música, en su opinión, “debes hacer lo que quieras con lo que tengas, en lugar de arrepentirse por lo que hubiera pasado. Siento que yo debo cantar”.
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