La demostración que más sorprendió fue la del simulacro de rescate de Protección Civil y Bomberos municipales. Foto: Jazmín Stengel.
Jazmín Stengel. – Dos años después de la pandemia por coronavirus, regresó el desfile del 20 de noviembre a las calles de Chapala para conmemorar el 112 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana.
Carros alegóricos, coreografías, evoluciones deportivas y mosaicos fueron parte de las demostraciones de este año, pero la que más sorprendió fue el simulacro que realizó el departamento de Protección Civil y Bomberos municipales sobre sus carros de rescate.
Los carros alegóricos mostraron escenas de campamentos de revolucionarios. Foto: Jazmín Stengel.
Las porristas de la Preparatoria Regional de Chapala animaron el desfile con sus porristas. Foto: Jazmín Stengel.
Un tractor con diversos vagones paseó a varios niños durante el recorrido del desfile a lo largo de la Avenida Francisco I. Madero durante la conmemoración del 112 aniversario de la Revolución Mexicana. Foto: Jazmín Stengel.
Las soldaderas no pudieron faltar para apoyar a los revolucionarios que lucharon en nuestro país. Foto: Jazmín Stengel.
Las coreografías y evoluciones deportivas también lucieron en este desfile. Foto: Jazmín Stengel.
El grupo de la tercera edad del DIF participó con una demostración de bailes regionales. Foto: Jazmín Stengel.
Niños de la primaria Marcos Castellanos, caracterizados como personajes de la revolución mexicana. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- Pirámides humanas, canciones interpretadas en vivo, rutinas rítmicas, y muchos pequeños caracterizados de personajes alusivos a las festividades, fue lo que se pudo ver en el desfile de conmemoración de la Revolución Mexicana, en Ajijic.
Aun que no se tiene un dato de la gente que asistió al desfile, se tiene el conteo de las escuelas e instituciones que participaron, que fueron 8 escuelas en ambos de sus turnos, tres equipos de futbol, y la Asociación de Charros de Ajijic, brindando uno de los desfiles más largos que se han visto en los últimos 2 años.
Niños de la primaria Marcos Castellanos, caracterizados como personajes de la revolución mexicana.
La Reina Fiestas Patrias Ajijic Danna Rodríguez, y sus princesas Brianna Jiménez y Axenet Romero se sumaron al contingente. Foto: Sofía Medeles.
Pirámide humana grupal de uno de los grupos de la secundaria Santos Degollado. Foto: Sofía Medeles.
Pirámide humana grupal de uno de los grupos de la secundaria Santos Degollado. Foto: Sofía Medeles.
“Madrinas” del Patronato de Futbol Ajijic. Las madrinas, son las acompañantes de los jugadores u integrantes del equipo. Foto: Sofía Medeles.
Grupo del equipo Dynamo durante el desfile. Además de este, iban dos equipos más: Unión y Las Potras. Foto: Sofía Medeles.
La Asociación de Charros de Ajijic, también participó. Foto: Sofía Medeles.
Niños de preescolar vestidos de adelitas y revolucionarios. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- La mañana del viernes 18 de noviembre en Jocotepec se realizó el desfile para conmemorar la Revolución Mexicana, con la participación de estudiantes de preescolar, primaria secundaria y preparatoria que recorrieron la calles vestidos de adelitas y revolucionarios, así como carros alegóricos, tablas rítmicas y pirámides humanas.
Te compartimos la fotogalería del desfile:
Algunos estudiantes optaron por el uniforme deportivo de basquetbol. Foto: Armando Esquivel.
Alumnos del colegio Internacional durante el desfile. Foto: Armando Esquivel.
Las prácticas deportivas no pudieron faltar durante el desfile en Jocotepec. Foto: Armando Esquivel.
Alumnos de la primaria José Santana, antes del inicio del desfile. Foto: Armando Esquivel.
Estudiantes de la escuela Ricardo Flores Magón, Jocotepec, durante el recorrido revolucionario. Foto: Armando Esquivel.
Algunos participaron con mensajes alusivos a la revolución mexicana. Foto: Armando Esquivel.
Carro alegórico con niñas y niños caracterizados cómo habitantes de la primera década del siglo XX. Foto: Armando Esquivel.
Una banda de guerra encabezó el desfile revolucionario 2020 en Jocotepec. Foto: Armando Esquivel.
Los manteles de papel picado están hechos por las mujeres del barrio. Foto: María Reynozo.
Por María del Refugio Reynozo Medina.
La luna colocada justo encima de nosotros enciende la noche del 29 de octubre junto con los 40 bailarines en escena, 8 actores, 16 músicos y la directora del colectivo Peregrina, Citlali Berenice Hinojosa Nava. Estamos en el segundo día del festival “Al fin que para morir nacimos” en la calle Morelos poniente de Jocotepec, coordinado por Carlos Alberto Cuevas Ibarra. El Dr. Carlos es Médico Cirujano y Partero y Licenciado en Artes Escénicas con especialidad en expresión dancística.
Esta es la segunda edición de un festival que nació con la fuerza de las voluntades ciudadanas. El Dr. Carlos, junto con su equipo de colaboradores, logra convocar no solamente a las voluntades de los vecinos, sino a instancias como la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y la Universidad de Guadalajara (UdeG).
Los altares están esparcidos a lo largo de la calle Morelos. Foto: María Reynozo.
Carlos Cuevas es Licenciado en Artes Escénicas, y los que algún día fueron sus compañeros de clase, ahora son sus cómplices en un proyecto cultural que reúne a más de setecientas almas. Su red de colaboradores está compuesta además por personas que administran las redes sociales, un staff y las leales señoras de su barrio.
-Somos un barrio unido- dice.
Sin embargo no ha sido sencillo, el año pasado Vialidad del municipio acudió a retirarlos de la vía pública, a pesar de haber tramitado un permiso ante dicha instancia.
-Así como lo di lo puedo quitar- dijo entonces aquel funcionario, quien al final respetó el permiso.
La coordinación entre los vecinos de los barrios conocidos como de La Campana y La Calabaza, está presente a través de los multicolores altares colocados en la vía que conduce al escenario principal por toda la calle Morelos.
El espectáculo incluye una presentación de danza autóctona. Foto: María Reynozo.
El aroma del cempasúchil acompaña el recorrido; uno de los altares dice “CUEVAS” con letras de color rojo, en el centro de un arco rebosante de flores amarillas de papel.
80 pliegos de papel crepé y una estructura de herrería construida exclusivamente para ese fin, fueron necesarios para crear ese arco, además de las manos de adultos y niños al calor de tardes de conversaciones familiares.
En otro de los espacios, una banca de madera gastada, se prepara para ser el escenario en donde muchos se toman fotografías, bajo los brazos de una enorme calaca de papel. Las fotografías de los rostros de quienes han abandonado este mundo están colocadas en medio de perfumadas flores, ofrendas y objetos personales.
Las estampas de diversos estados están presentes. Foto: María Reynozo.
Los cientos de visitantes, recorren los altares bajo un techo multicolor de tiras de papel picado. No solo son manteles que vuelan al compás del viento. Estos manteles están hechos de carcajadas de mujeres y conversaciones que se tejieron en el ocaso de las tardes, con la compañía de una bebida caliente o un traguito de licor, mientras las mujeres bordaban de huecos los trozos de papel. La ruta que siguen los muertos de este pueblo en su recorrido final, hoy está teñida de luces que provienen del enorme escenario y de los amarillentos resplandores de las velas sembradas en todos los altares.
Y entonces ¡comienza la función! El escenario está listo; El muerto al pozo y del Caribe al Golfo, es un espectáculo multidisciplinario en el que se mezcla teatro y danza. Con un libreto de Ricardo Daniel Mercado Ramírez, el Colectivo Peregrina, conformado por estudiantes y egresados de la Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad de Guadalajara ofrecen una hora y media de risas, tensión y hasta lágrimas.
Enmarcan la escena, los intérpretes de lengua de señas que traducen cada uno de los episodios mientras las notas del ensamble de cámara de la Universidad Autónoma estremecen el tablado.
Los niños ocupan el piso para obtener el prestigioso lugar de la primera fila. Foto: María Reynozo.
Los hombres y mujeres engalanados con plumajes, danzan al sonido del tambor. Las plumas en la cabeza adquieren los brillantes tonos de las luces provenientes del escenario y la catrina pintada en un enorme rótulo del fondo, parece que observa. En otro episodio, los bailarines de vestimenta blanca, ellas con flores bordadas en los vestidos y ramilletes en la cabeza y ellos con sombreros blancos; hacen sonar el escenario con los taconazos a un mismo son.
Las sillas colocadas para la contemplación del espectáculo son insuficientes; la calle Morelos Poniente, se encuentra con la presencia de unas 700 personas. Delante de la primera fila se comienzan a sentar a ras del piso algunos niños que sin perder de vista a los actores, a veces les lanzan gritos, aplauden y se ríen a carcajadas. Avanzan de poco a poco arrastrando el cuerpo hasta que en algún momento ya están justo frente a frente con los artistas, sosteniéndose con sus manos del tablado. Ya no es una fila, son tres o cuatro y ahora niñas y niños presencian en primera fila, el espectáculo coronado por una lluvia de fuegos pirotécnicos en la noche que huele a víspera de día de muertos.
El festival Al fin que para morir nacimos, tiene un costo de al menos cien mil pesos, que se reúnen únicamente con la suma de voluntades independientes de presupuestos gubernamentales.
El premio más gratificante para Carlos, es ver a señoras adultas riendo a carcajadas o derramando lágrimas mientras colocan las miradas en el escenario; o acuden incluso cargando su propia silla para contemplar la presentación.
-Nos sentimos arropados, por eso volvemos- dice Citlali Hinojosa, directora de la puesta en escena, que valora no solo las atenciones del equipo de organización, sino la respuesta de un público vibrante que no para de aplaudir.
Plaza principal de Ajijic. Foto: Sofía Medeles.
Sofía Medeles.- El novenario de las fiestas patronales de Ajijic, se realizará con normalidad este 2022 del 21 al 30 de noviembre, tras dos años de modificaciones debido a la pandemia, informó el encargado de despacho, Maximiano Macías Arceo.
“La pandemia quedó atrás. Ya hay pláticas con los gremios para cuadrar cómo va a estar cada día del novenario, pero las fiestas ya están en puerta, y se van a hacer como se acostumbraba. Incluso se está en acuerdos para poder quemar el castillo dentro del atrio”, aseguró Macías Arceo.
El único inconveniente que mencionó, es la cantidad de comerciantes que están solicitando poder vender durante las fiestas, aunque están en proceso de regular el ambulantaje. Durante los días festivos los comercios se podrán instalar sobre la plaza, ya que en las calles aledañas, se suelen colocar otro tipo de negocios.
Por otro lado, las vialidades a cerrar se pretende que sean las de siempre: Marcos Castellanos entre Colón y la carretera Chapala-Jocotepec; Zaragoza entre Marcos Castellanos y Hermenegildo Galeana; Colón entre Zaragoza e Hidalgo; y Parroquia entre Colón y Marcos Castellanos.
Imagen del Señor del Huaje previo a iniciar su procesión de mayo del 2022. Foto: Archivo Laguna.
Armando Esquivel.- El Señor del Huaje, también conocido como “El Señor del Dulce Nombre”, cumplió 307 años de su aparición en un árbol de huaje, en Jocotepec, un 7 de noviembre, pero de 1715.
Según los relatos, un hombre que buscaba a sus bueyes vio un árbol de gran tamaño, mismo que destilaba agua, llamando su atención, pero al acercarse no había nada, por lo que se retiró, pero nuevamente salía el agua y ahora con más intensidad, pero nuevamente no había agua al volver a acercarse, lo que sí vio, fue una cruz marcada en el árbol. Al día siguiente, la imagen fue cortada y llevada a la iglesia de Jocotepec, según la narración de Pedro Andrés, en 1748 y reuniendo hasta la fecha a muchos fieles católicos.
Aunque en un inicio el santo patrono de Jocotepec era San Francisco, para el año de 1748, la imagen del Señor del Huaje ya tenía su espacio en el altar principal. El también llamado “El Santo Cristo de la Expiración”, tuvo su aparición en la localidad de San Pedro Tesistán, para luego ser trasladado a la cabecera.
En el 2018, el cristo tuvo una restauración a cargo del Instituto Nacional de Antropología e Historia. La imagen del Señor del Huaje es una de las más grandes de Jalisco, al contar con 3.20 metros de altura y 2.41 metros de ancho, pesando 404 kilogramos con la cruz y 270 sin ella.
Los instrumentos de telar colocados como ofrenda en el altar central del kiosco dedicado a los tejedores locales de hilos. Foto: María Reynozo.
Por María del Refugio Reynozo Medina.
El lugar conocido como Las Seis Esquinas en Ajijic, es el punto de encuentro para el desfile del Día de Muertos. La calle Obregón es testigo del arribo de hombres y mujeres que lucen coloridos trajes. La caminata arranca con La Ajijiteca, un maniquí femenino ataviado con elementos de las tradiciones de Ajijic.
La bandera de México encabeza el desfile. Foto: María Reynozo.
Dos máscaras de sayacos cubren los senos de la figura en representación de este festivo personaje; el confeti que cubre una parte de su vestido representa los diminutos papeles de colores que lanzan los sayacos en los carnavales. También lleva una cruz de papel, alusiva a la celebración de la Santa Cruz. Calza botas de charro en alusión a la Asociación de Charros de Ajijic. Su canasta lleva panes tachihuales; se aprecian los ojitos y las cemas que son una tradición culinaria. El collar que usa, lleva la imagen de la Virgen del Rosario, como signo del gran fervor del pueblo a la Virgen. Fue pintada por el artista local Antonio López Vega, en representación de la nutrida comunidad artística que hay en la población. La diadema lleva flores de margarita que es la flor significativa de este lugar; y en la cintura lleva ceñido un cinturón elaborado en telar. El billete de dólar presente en la figura representa la hermandad con la comunidad de extranjeros que son parte de esta comunidad.
La Ajijiteca, también está engalanada con un par de aretes que llevan los escudos de los dos equipos de fútbol de Ajijic, El Laguna y El Union Ajijic.
Unas mujeres representan a los siete barrios que conforman al pueblo de Ajijic; llevan en sus manos carteles con los nombres: barrio de Guadalupe, Santo Santiago, San Sebastián, San José, barrio del Sagrado Corazón, barrio de San Miguel y San Gaspar.
Los 7 barrios representados por mujeres sosteniendo carteles con los nombres. Foto: María Reynozo.
Un grupo de personas con máscaras de cara completa de calaveritas bailan al son de La Incomparable de Ajijic. Las enormes cabezas blancas sobresalen entre el contingente.
-RMC Rivera Diagnóstica- dice el rótulo de un automóvil, El CETAC Ajijic también participa; La Universidad Regional de Tequila, La Secundaria Santos Degollado, el kínder Aurelia Flores, el Cendi número 5, la escaramuza Caballito de Palo y Corredores Unidos de la Ribera.
Los espectadores están apostados en la calle, sentados sobre las banquetas por donde esperan el paso de las catrinas y catrines.
Hay muchos reflectores de cámaras; los atuendos y maquillajes en los rostros arrancan las señales de admiración; los flashes rebotan por doquier y al menos un par de drones sobrevuelan a una mediana altura.
En el jardín, se extienden por el piso los tapetes de aserrín; hay uno con el rostro de Emiliano Zapata, de rasgos perfectamente trazados.
La ajijiteca representando las tradiciones de Ajijic Foto: María Reynozo.
Los locales están llenos de comensales. Abundan los rostros blanquecinos de calaveras, algunos con flores en la cabeza, brillos y luces intermitentes en las diademas.
Los altares de muertos están esparcidos por toda la plaza, se encienden en medio de la noche, con su lluvia de papel picado y el aroma a cempasúchil que perfuma el aire que se respira. El altar principal se levanta en el kiosco; y está dedicado a los personajes locales que pertenecen al mundo de los telares. Unos gastados instrumentos de telar acompañan la ofrenda.
Debajo del kiosko, una calavera de unos tres metros de altura acompaña las fotos de los transeúntes.
Decenas de parejas recorrieron las calles en el desfile nocturno. Foto: María Reynozo.
A las ocho de la noche se enciende la primera vela de las figuras de calavera en el Muro de los Muertos, la gente se amontona luego del desfile para buscar el mejor punto desde donde observar el espectáculo.
Este festival de la muerte, reúne a todos los vivos; cada rincón es un escenario en donde simultáneamente suceden distintas cosas. Mientras en el escenario principal de la plaza, los integrantes del Mariachi Real Axixic entonan una canción, en otro espacio una mujer espera en una fila ansiosa, por su cena. En la cenaduría instalada en la calle principal, comerse una enchilada no sólo cuesta diez pesos, sino también al menos media hora de espera.
La fiesta sigue sostenida por la serie de canciones extras que amenizan los muchachos del Real Ajijic; por quienes auspician la música, y por quienes bailan a su son; en un festival dedicado a los muertos, que tiene como techo las tiras multicolores de papel picado movidas por el viento.
Una de las tumbas adornadas para una niña, junto a los adornos de una persona adulta. Foto: Armando Esquivel.
Armando Esquivel.- Con gran afluencia de personas fue como se vio el cementerio de Jocotepec durante el Día de Muertos, quienes visitaron a sus difuntos en esa fecha tan especial.
El panteón de Jocotepec tuvo una buena asistencia, sin que se reportaran incidentes. Foto. Armando Esquivel.
El panteón contó con muchos colores debido a las flores y coronas que pintaban el lugar, con familias que prepararon sus alimentos para estar cerca de sus familiares y amigos, como Ramiro, que en familia pasó el rato a un costado de la tumba de su padre, fallecido hace año y medio.
“Lo extrañamos como siempre, extrañamos sus abrazos, sus besos y pues tenerlo aquí”, comentó el señor Ramiro Pérez, estuvo desde mediodía hasta la noche en el panteón.
Otros llegaron un poco más tarde, pues el trabajo limitó la posibilidad de llegar temprano, pero no la de asistir con el ánimo de acompañar a sus difuntos durante el 2 de noviembre, como es el caso de Sergio Aguilar Mora que visitaba a su padre, quien lleva cuatro años sin estar presente físicamente con su familia.
“Le estoy poniendo su macetita de cempasúchil, me traje su corona y voy a regar. Se le extraña verdad, que nos siga cuidando para que nada malo nos pase”, compartió.
Una de las tumbas decoradas con varias plantas. Foto: Armando Esquivel.
Una de las visitantes comentó que no sólo en Día de Muertos asiste al panteón, sino que también en otras fechas importantes, para acompañar a su hija, quien falleció de pequeña.
“Cada año venimos a adorarle, pero venimos no nomás en estas fechas, venimos cuando es su cumpleaños, como hace un mes, mi hija cumplió 15 años y venimos a adornarle con globos, también en el día del amor y la amistad le venimos a traer sus cositas”, dijo la señora Patricia Elvira Jiménez.
Coronas llevadas por familiares a sus difuntos. Foto: Armando Esquivel.
La señora Mercedes Cortés visitó a sus abuelos, a su tía, pero en especial a su sobrina, extrañándolos a todos, pero sabiendo que algún día se reunirán nuevamente.
“Venimos un ratito a platicarles y recordarles. Que los extraño muchísimo, muchísimo que los extraño y sí quisiera que estuvieran aquí, pero pues no se puede, pero el día de mañana ahí vamos a estar también, y vamos a estar juntos”.
Al final y cada quien a su modo, las familias y amigos estuvieron con sus familiares que ya no están presentes de manera física, sin dejar nunca morir la tradición, como lo comentó la señora Celeste. “Está bien para que no se pierdan las tradiciones porque en muchos lados ya se olvidan”.
Con flores, veladoras y papel picado, fue como se adornaron las tumbas. Foto: Armando Esquivel.
A muchas de las tumbas se les coloca comida; la tradición dicta que el difunto disfruta de la misma, mientras convive con los presentes. Foto: J. Stengel.
Domingo M. Flores / Jazmín Stengel.- Tenían ganas de homenajearlos. Muchas de las tumbas del Panteón Municipal de Chapala que durante años estuvieron “abandonadas” fueron decoradas este año, dieron a conocer los trabajadores del lugar durante un recorrido de Laguna, el 2 de noviembre.
Coronas, cruces y cempasúchil son elementos tradicionales para decorar las tumbas. Foto: J.Stengel.
Aún las tumbas más humildes estaban adornadas ese día, como lo fue una de las más nuevas que por cuestión de tiempo ni siquiera se ha terminado de construir u otra que no tenía lápida, nombre, ni marca perimetral, pero sí papel de china picado, flores, veladora y comida. Los sepulcros más antiguos observados en el lugar durante la visita datan de 1928, de otras el nombre y fechas son ilegibles.
De acuerdo a la Unidad de Protección Civil y Bomberos de Chapala (UPCB), al panteón municipal arribaron el dos de noviembre poco más de cinco mil personas, una cifra no tan numerosa, pero sí con mucho entusiasmo de demostrar el cariño por los que ya no están. El año pasado al lugar llegaron más personas, señalaron algunos de los entrevistados.
El papel de china picado también es muy utilizado en la decoración de los altares, las flores suelen ser naturales, aunque también se ven de plástico y papel. Foto: J.Stengel.
Y es que la tradición, para los más conservadores, comienza el 28 de octubre con el encendido de la primera vela blanca que tiene el objetivo de iluminar el camino del difunto. Todos los días se enciende una nueva hasta el 2 de noviembre, la tradición dicta que se debe tener una vela por cada ser querido que en la tumba se encuentra, así es como lo hace Imelda y su familia desde hace varias generaciones.
Los altares se terminan de acomodar el 2 de noviembre por la mañana y comienza la convivencia. Foto: J.Stengel.
Cada visita al panteón durante esos días se aprovecha para traer decoraciones que poco a poco van formando el altar que en Chapala se acostumbra colocar sobre las tumbas. Coronas, cruces con santos, flores de papel, de plástico y naturales, así como accesorios que gustaban al difunto en vida se observan sobre la mayoría de las más de 2 mil 700 tumbas que hay en el cementerio de Chapala.
Los familiares que tienen tumbas con lápidas suelen optar por colocar macetas con diferentes flores como decoración. Foto: J.Stengel
Los pétalos de cempasúchil formaron sutiles dibujos, ya sea sobre las lápidas o sobre la tierra misma. La mayoría de familias arribó al panteón el uno y dos de noviembre, normalmente el primer día para decorar el lugar y el segundo para convivir con los que después de la muerte aún nos visitan, explicó Higinio quien lleva asistiendo toda una vida.
“Nos heredaron cosas bellas que no siempre hemos sabido conservar. Es bonito platicar con ellos, darles luz y que nos den su luz, recordar sus ejemplos, regaños y abrazos”, expresó Claudio Cuevas, mientras barría y limpiaba la tumba donde descansan sus familiares.
El dos de noviembre, por la mañana se terminan de instalar las decoraciones, y comienza la convivencia. Tacos, tostada, refrescos y caguamas, hasta norteño y banda se observaban a lo largo y ancho del panteón de Chapala, cada familia recuerda a los difuntos a su manera. Sin embargo, el año pasado a pesar de las limitaciones arribó el doble de gente, muchos de ellos con botella en mano, agregó Imelda mientra comía sobre una lápida junto a la entrada.
El cementerio de Chapala cuenta con sólo cinco espacios libres y sin una propuesta para solucionar la saturación del lugar.
Michiscihualli y ánimas dando un paseo por el lago. Foto: Josué Mondragón.
Alma Serrano.- Los festejos por el Día de Muertos en San Juan Cosalá cambiaron de sede. Este año, el antiguo templo conocido como El Hospitalito, fue el escenario para las diversas actividades que deleitaron a los cosalenses el primero y 2 de noviembre.
Decoración con arco de flores y calaveras de gran tamaño en el Hospitalito. Foto: Alma Serrano.
El día primero se realizó el Paseo de Michiscihualli 2022 y una ofrenda monumental alrededor de las 7 de la tarde, en el malecón de la delegación, apreciándose un recorrido breve en canoa, para terminar con un recorrido desde el malecón hasta el El Hospitalito, acompañados por la danza, un grupo infantil de ballet folclórico y las Reinas de belleza 2022.
El miércoles 2, se realizó una misa a cargo del padre Néstor Antonio Meza Magallanes a las cinco de la tarde en el panteón y a las siete, los niños del Ballet Folclórico Infantil “Son de México” y el coro de niños “Crecer Juntos”, deleitaron al público con varias estampas en El Hospitalito.
Pese a que el evento tuvo una hora de duración y hubo una buena respuesta de parte de los espectadores, la cantidad de visitantes al evento fue significativamente menor a años previos, cuando era realizado en la plaza principal con la ofrenda monumental en el kiosco.
La misa de este año en el panteón fue realizada por el padre Néstor Antonio Meza. Foto: Alma Serrano.
Niños y niñas del Ballet “Son de México”. Foto: Alma Serrano.
Danza cosalense comenzando el recorrido hacia el Hospitalito. Foto: Josué Mondragón.
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