Jocotepec cuenta con un comercio abundante y variado que se mantiene activo y cambiante —lo último en cuanto a que tanto un nuevo negocio puede tener la oportunidad de incorporarse con éxito al mercado, como de fracasar y retirarse sin despedirse—. La mayor parte de los pequeños y grandes establecimientos se aglomeran en las zonas comerciales fijas: en el tianguis, los días jueves y domingo, y en el mercado, toda la semana.
En los últimos años, se ha presentado un aumento significativo en el número de comerciantes que radican en estos lugares, o por lo menos pareciera que así es. Si bien en el mercado se mantienen casi los mismos negocios que desde años atrás se han instaurado ahí -con la excepción de unos, muy pocos, nuevos locales-, es notorio que los días de tianguis, nuevos y pequeños negocios han encontrado la manera de formar parte de la compraventa de productos, aún sin localizarse dentro de los límites marcados del espacio geográfico destinado pues ahora es muy común encontrar ventas, de ropa y comida en su mayoría, en la Plaza del Barrio de la Calabaza o de La Campana por ejemplo, siendo que el tianguis se ubica a cuadras de distancia.
El comercio informal se ha abierto camino con mayor fuerza últimamente; sin embargo, siempre ha existido y forma parte de la economía Jocotepense, aún para el disgusto de muchos pues ha dado pie a una lucha de enfrentamiento contra el comercio formal y el tránsito vehicular.
No es un misterio el descontento del comercio instaurado de manera formal en la zona del Mercado que si bien éste posee y otorga beneficios a los compradores, se ve en desventaja cuando son “los otros comerciantes” quienes acaparan la clientela –debido al fácil acceso por ubicación y precio en sus productos que presentan a los clientes- o la ahuyentan al no dejar espacio disponible para el estacionamiento y circulación de vehículos. El gobierno no puede negar a nuevos vendedores informales la posibilidad de instalarse en las zonas comerciales, pues esto representa una oportunidad de trabajo para quien no tiene manera de pagar un local y comenzar un negocio en forma, pero si tiene la responsabilidad de ubicarlos en un espacio adecuado de manera que facilite la circulación y se mantengan despejadas banquetas y lugares de estacionamiento.
Sin embargo, no podemos dejar libre de culpa a los locatarios, pues la mayoría de ellos mantienen la idea de que al fijar su negocio conlleva el tener derecho a tomar como posesión suya el espacio de calle que corresponde a las medidas de su establecimiento, y colocar botes, sillas, piedras o cualquier otro objeto que funcione para evitar el estacionamiento de cualquier otro coche que no sea el suyo o simplemente para dejarlo libre y su comercio sea visible. También hay quienes han optado por colocar sobre la calle un puesto como extensión de su tienda y tratar de aumentar la venta de sus productos.
En teoría, el comercio formal e informal poseen rasgos característicos, desde la diferencia en la paga realizada al gobierno hasta la garantía en la higiene del lugar y en sus productos; sin embargo, últimamente han tomado actitudes y acciones similares pensadas no tanto en los posibles compradores sino más bien en el bien de su propio negocio.
La invasión de espacios públicos por parte de los comerciantes es un tema que necesita la atención de las autoridades. Invitar al negocio formal pinta como la solución ideal —pues aún dentro del Mercado hay algunos locales que se encuentran vacíos—; sin embargo, sabemos que no es posible para todos los comerciantes. Queda como una tarea más para el gobierno el encontrar un lugar adecuado para la instalación de los negocios informales de manera que resulte un beneficio para vendedores y compradores.
ARCHIVO HISTÓRICO DE AJIJIC
1° de Agosto del 2013
“ECOS” EXPOARTE AJIJIC 89
(Reseña Histórica del Centro Cultural de Ajijic y el Callejón del Arte)
“El fuego arde en las entrañas y ha minado las mentes de un pueblo”
Jesus Victoriano López Vega
“El arte decorativo tiene entre otras aspiraciones, el marcar no sólo la cultura de un pueblo y sus adelantos estéticos, sino de todo aquello que venga a ser una revelación de un periodo histórico-social en las costumbres y en la vida de un pueblo artista e independiente. “
Armando Hermosillo Venegas.
Hace 25 años, el 5 de Agosto de 1989, se realizó un evento cultural de carácter popular al aire libre, siguiendo la ideología “Las tradiciones populares son el alma de un pueblo” en la calle Galeana entre Guadalupe Victoria y Constitución, llamado “EXPOARTE AJIJIC 89” fue donde tuvo origen el “Callejón del Arte”.
A raíz de este evento, el 20 de noviembre del mismo año se tomaron las instalaciones de lo que es actualmente el Centro Cultural de Ajijic, donde se organizó un evento llamado “Pabellón Artístico y Cultural Ajijic 89”.
Reconociendo el pueblo de Ajijic a este lugar como espacio alternativo para Eventos Culturales, ya que anteriormente este lugar era utilizado como mercado, posteriormente sirvió para usos múltiples, bailes populares, bodas, peleas de gallos etc.
En 1992, el H. Ayuntamiento de Chapala otorgó el título oficial y una placa de bronce como “La Casa de la Cultura y sus tradiciones para el pueblo de Ajijic” a través del patronato “Pro-Arte Cultura y Tradición”.
Finalmente el 31 de Agosto del 2005 se realizó la apertura de inauguración oficial, con el título de Centro Cultural de Ajijic.
ANTECEDENTES
En 1989, la idea de aquel entonces revoloteaba en nuestras mentes, de un grupo de jóvenes inquietos en realizar una manifestación cultural, donde se expresaran diferentes formas de arte.
Esta idea surgió a raíz de mostrar nuestro trabajo en una de las galerías “elitistas” que había, pues como nuestro trabajo no era admitido, nos enojamos gacho y decidimos hacerlo al aire libre.
—¿Saben qué?” —dije—. Vamos a mostrar nuestro trabajo al público en general, a los barrios, a nuestra gente, al pueblo, al fin y al cabo el arte tiene que ser libre, como una vez lo manifestó Siqueiros: “¡A las masas y en lugares públicos! ¡El arte es Propiedad Publica!”.
Pues Ajijic para aquel entonces contaba con limitadas galerías a las que solamente “artistas profesionales” tenían acceso. La “Galería del Lago” y el legendario “Jardín del Arte” (como espacios alternativos) habían desaparecido en la década de los 70. La famosa Galería CABA (Centro Ajijic de Bellas Artes) aún no existía, y nuestro ímpetu era grande por mostrar nuestro trabajo y a la vez rescatar la Identidad local, resaltando a la “mexicanidad”.
Ya que en ese tiempo llegaban con frecuencia los “trikis” del tronco zapoteca de Oaxaca, con sus coloridos tapices de telares manuales simultáneamente se hacían más evidente la presencia de los Wirraricas, conocidos comúnmente como huicholes.
La tradición de los temascales eran iniciados en Ajijic por “Tlakaelel” desde México, movimiento que siguió con Jesús Higuera (katuza) y Dionisio Morales.
Nuestro impulso era grande por resaltar nuestra identidad local, donde la gente del pueblo tuviera acceso a participar al aire libre, en todas las manifestaciones artísticas y gastronómicas.
—¿Saben qué? Vamos a invitar a todos los barrios. “Ira”, Chuy, vamos a llevar letreros del evento con papel de envoltura, a las tortillerías, al campo de fútbol, a Tecoluta, a la carnicería del “tomalitros” (tomacito el carnicero de la montaña) y también le entregamos a la gente a la salida de misa de 8 —me decía “Dany” Daniel Palma.
—Insectos, ellos no saben de arte —respondía el Katúza—. ¿Qué onda, batos? ¡Móchense! Mochilas algo andan tramando. Íralos, íralos —nos sorprendió el “fede” Federico Parra al ir llegando al taller de talla del Katúza.
—Miren, batos, hagan compostura de Tonatiuh (el sol), no sea que Tláloc (el agua) le gane y caiga un tormentón ese día.
—No bato no traigas malas vibras. Mejor vamos a quemarle las patas a judas —le dijimos.
Hicimos planes para ubicar por un lado la gastronomía local, al pan tachigual, las semas de trigo, las mestizas, las gorditas de maíz, pinole, morelianas y tamales mezcales, la cuala, el pan de muerto y pan embetunado del día de la cruz. El ponche de temporada de granada, guayaba, arrayan, mango, etc. del “cuate” comparan.
Las señoras de los sopes, con enchiladas, pozole, caldo michi, birria, pepián, atole de masa, champurrado, el tepache, agua miel y pulque y de pilón hasta los “monos” con sus elotes cocidos con cacahuates, guazanas y camotes del cerro. Todo con la idea de rescatar la comida tradicional de nuestro pueblo, y apoyar a los comerciantes locales.
Y de nuestro folclor, y los coheteros apoyaron con unas brazadas de cohetes y unos toritos, el grupo de los globos de papel de china los lanzaban por la tarde, la tradicional guerra del “papaqui” con colaciones y cascarones decorados con pintura de anilinas con confeti, la sayaca con su capitán oficial “el piñas”, y alguno que otro disfrazado de “nahual” el comal tizando, música de protesta (de canto nuevo), y un pequeño quiosco de carrizo para personas que querían decir refranes, algunos haciendo sátiras de ciertos personajes, disfrazados de nahuales a forma de teatro.
Se decoró de compostura con diferentes colores de papel picado con la imagen de Tonatiuh. Principalmente de amarillo en toda la calle, con la esperanza de contrarrestar la lluvia ya que estábamos en su temporada de lluvias.
De esta forma se originó “El callejón del Arte” un 5 de agosto de1989, atrás de la iglesia, en la calle Galeana entre Guadalupe Victoria y Constitución, quedando marcado en la conciencia del pueblo como un escaparate a la creatividad.
Posteriormente en 1992 se realizó este evento en la calle 16 de septiembre, apoyando por Moctezuma Medina, Enrique Velázquez, José Duran, José Abarca entre otros.
En el 2005 se instaló definitivamente donde fue la prolongación de la calle Guadalupe Victoria que llegaba hasta la plaza, como parte integral anexo al proyecto del Centro Cultural de Ajijic.
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Ese sábado en punto de las 10 de la mañana daba inicio el evento al son del tambor, donde el Katúza afuera de su taller tocaba fuertemente el recién “teponastli” recién terminado con unas suaves tallas prehispánicas en alto relieve de madera de mesquite, provocando ecos en la calle del fuerte sonido grave, “nicho” Dionisio Morales junto con el “jas” Jacobo (el pato de tecoluta) y otros camaradas entonaban silbatos, flautas y gárgolas prehispánicas de barro. La gente del pueblo con sus vendimias empezaba a llegar. Los pintores, escultores, fotógrafos y artesanos locales se acercaban mientras dábamos instrucciones para su ubicación, trayendo sus obras, caballetes y bases, las esculturas al centro de la calle, y las pinturas y fotografías y demás arte visual, montados en los caballetes sobre las banquetas, de tal manera que la gente pudiera apreciar y circular en la calle. Para ese tiempo la fotógrafa Xill Fessenden era nueva en Ajijic, al igual que el otro fotógrafo Jerry Koonts y otros artistas más de ese tiempo también fueron invitados, el gran artista Sidney Swartchzman de origen ruso formaba desde antes, parte ya de los artistas locales. Porque acordamos que el arte es universal y libre y está a favor de las costumbres de un pueblo.
Ya para mediodía había indígenas, lugareños, tapatíos, y extranjeros y hasta el padre de la iglesia y sus acólitos, conviviendo todos en un fin común del esplendor de las manifestaciones artísticas y tradiciones de nuestro pueblo, arte, folklor, música, comida, color elementos de la magia que ha caracterizado desde antaño a nuestro pueblo de Ajijic, y recordando una gran colección de fotografías de los años 50” en blanco y negro que contrastaba con nuestro actual pueblo.
El evento se había consumado. Y ya para las 12 de la noche no había nada, ni un alma en la calle como si nada hubiera pasado, culminado por una fuerte tormenta de Tláloc.
—¿Entonces qué? ¿Cómo ven? ¿Agarramos el local de bailes? ¡Dónde! ¡Allí pues donde los charros hacen sus peleas de gallos! Ahh… ¿Donde guardan las cosas del Vía Crucis? ¡No! ¿Saben qué, batos? Mejor no hay que meternos con la iglesia porque el padre nos excomulga. ¿No? ¡Ni madres! Este lugar pertenece al pueblo, además hay que separar al clero y al pueblo, como le hicieron los franceses en la Ilustración. Voltaire, Roseau y otros le quitaron el poder a la monarquía que les hacían creer a los pobres esclavos que los padres y la burguesía hablaban directamente con Dios. ¡Pinche bato, antes no dices que hablaban por teléfono o le enviaban telegramas! Además Juárez después de la Independencia separó al clero del estado y Plutarco Elías Calles también en la Revolución Mexicana. ¡Vamos a agarrar ese lugar, le pertenece a nuestra gente! ¡Vamos a hacer un lugar para la cultura! ¡Para ilustrarnos y manifestarnos artísticamente! ¡Como dice el Chuy! ¡Pa’ que se lo sepan! ¿Y saben qué? Vamos a empezar con una exposición colectiva de pinturas y otra de fotografías de nuestro pueblo de antaño, ahora que se acercan las fiestas de Noviembre y hacerlo tradición. Para que las futuras generaciones no se olviden de su pueblo. ¡Órale, órale!
Frecuentemente nos reuníamos en el taller de Katúza, acordamos que el 20 de Noviembre del mismo año, día de la Revolución Mexicana tomaríamos las instalaciones, con un evento que estaría durante el marco de las fiestas patronales de Noviembre. El grupo crecía formándose un comité integrado por; Jesús Escamilla, Alejandro Martínez, Moctezuma Medina, Pablo Márquez, Saúl Gutiérrez, Filiberto higuera, Antonio Cárdenas, Anselmo Avalos, entre otros. Se organizó un evento llamado “Pabellón Artístico y Cultural de Ajijic 89” y la idea de Saúl Gutiérrez era de que todos los pintores hiciéramos cada quien una figura de animal donde cada quien se identificara con su propio nahual, grande de papel machee, de tal forma que lo lleváramos cargando durante el desfile inaugural, con su recorrido de costumbre, iniciando en los carriles, dando vuelta en las 6 esquinas hasta la plaza y de ahí al Centro Cultural. El desfile fue encabezado por un gran Quetzalcóatl que realicé, cargándolo entre 6 personas que en las esquinas daba trabajo para pasar, hubo mojigangas gigantes, carros alegóricos etc. coincidiendo el desfile inaugural con el inicio del marco de las fiestas de San Andrés.
Al principio si hubo ciertas fricciones con los otros grupos mencionados anteriormente, pero con el apoyo de la regidora de aquel entonces Doña Julia Ramos y el delegado Hugo Murillo y nuestro grupo, de hecho toda la gente que participo en el Callejón del Arte, estaba de nuestro lado que fue bastante, de esta forma tuvimos acceso y el pueblo reconoció ese lugar como “Espacio Alternativo Para Eventos Culturales”. Tres años después en 1992 se le dio el titulo como “Casa de la Cultura de Ajijic”.
Posteriormente Alejandro Martínez, Dionisio Morales y Jesús Lopez Vega soñamos en un espacio digno para Ajijic, donde tuviera foro, espacios para talleres de gráfica, pintura contemporánea, escultura, talla, taller literario, elaboración de piñatas, papel picado, globos de papel de china, ballet folclórico etc. Con el apoyo de la arquitecta Luz Briseño presentamos el proyecto a las autoridades municipales, el cual fue admitido. Conformándose así un patronato Alejandro Martínez, Jesús López Vega, Dionisio Morales, Jesús Escamilla, Rodolfo Rivera, Anselmo Avalos, Moctezuma Medina, entre otros. Adquiriéndose los recursos por parte del programa SEDESOL. 3X1. (federal, estatal, municipal y con los hijos ausentes radicados en EU. Colonia extranjera y pueblo en general).
Finalmente el 31 de Agosto del 2005 se inaugura oficialmente el nuevo espacio con el nombre de “Centro Cultural de Ajijic” con una exposición colectiva de pinturas de 30 artistas locales.
Cabe mencionar que la administración municipal en turno estaba por terminar su periodo, y el proyecto de construcción se terminó con ciertas deficiencias físicas, como las gradas de ingreso, la gradería que conduce al segundo y tercer piso, las cuales no correspondieron a la gradería original que presentamos, dicha gradería era en forma de espiral con la idea que el mural tenga mayor proyección y visibilidad, y la mala acústica que durante los eventos es pésima, en el tercer piso está planeado el taller de gráfica aun inconcluso, de la misma manera el taller de literatura infantil que estaba planeado aún no se ha llevado a cabo, debido a que no hay muros de contención y los niños pueden caerse desde el tercer piso, han pasado varias administraciones y aun el Centro Cultural sigue con las mismas deficiencias físicas.
PD: Con respecto me dirijo a las personas mencionadas en este artículo que ya no viven, que descansen en paz.
Atte. Jesús Victoriano López Vega. Cofundador entre otros del CCA.
El martes 8 de este mes se llevaron a cabo las elecciones más esperadas del año. Los habitantes de una de las potencias mundiales eligieron al que será su próximo presidente y con el resultado se cumplió la pesadilla de muchos. El tan (demasiado) polémico candidato republicano Donald J. Trump resultó electo por el pueblo estadounidense para gobernarlos. Lo más impactante es que este personaje ganara la contienda electoral con una gran ventaja de votos a favor sobre su oponente, siendo que entre los votantes que lo apoyaron, según distintas encuestas y variadas fuentes de información, se encontraron ciudadanos de origen latino.
Su victoria se debe a las muchas minorías que se identificaron con su discurso y sus ideales sociales y políticos. Estas minorías las conforman grupos empoderados con tendencias y creencias en contra de los migrantes, de la diversidad social o de religión, en contra de todo aquello que no aprueben o que no forme parte de su sistema, y que en conjunto conforman una gran mayoría.
Y así como esos latinos residentes en el país vecino respaldaron la candidatura de Trump, no hace mucho se hizo público el apoyo que este candidato recibió por parte de estadounidenses que habitan en el municipio de Ajijic, siendo una noticia tan ilógica e inesperada una como la otra.
Trump se distinguió desde sus primeros discursos políticos por hacer público su desagrado, prácticamente odio, por los inmigrantes que llegan a “su país”, legal o ilegalmente, siendo una de sus soluciones la propuesta de construir un muro entre México y Estados Unidos para ocuparse de este sector. Entonces, ¿habrá que construir un muro alrededor de la Ribera? No para impedir que salgan los Ribereños, claro está, sino para detener la entrada de estadounidenses que llegan a establecerse acá, siguiendo la lógica de este futuro presidente.
Siendo justa, no puedo generalizar en este aspecto, pues hace unas semanas fue colgado sobre la carretera un letrero escrito en inglés, en el que se invitaba a los american friends a votar por la oponente de Donald para apoyar a México. No me sorprendería confirmar que sólo unos pocos, entre los tantos norteamericanos en el municipio, ignoraron tal mensaje, pues a estas alturas ya debe ser un gran número de ellos conscientes de todo lo que Ajijic y su gente han moldeado y adaptado a través de los años con base a sus preferencias.
El pueblo se ha convertido en un desborde de tradición mexicana, resaltando los atributos culturales que atraen la atención del extranjero que llega al país. Al mismo tiempo, ha adoptado características de la vida estadounidense: desde restaurantes y comida, hasta tiendas con productos importados y precios en dólares, e incluso la mayor parte de los libros que circulan están escritos en inglés. No solo el agradable clima es el factor atrayente de estos pobladores sino también la bienvenida que se les da pues, con estos elementos que se amoldan a su estilo de vida y que se tocan en una fusión de ambos países, es claro que el municipio los invita a quedarse.
Es una tristeza que haya estadounidenses que celebren la victoria de Donald desde su residencia en en la Ribera, y que no hayan podido sentir empatía por los mexicanos que los han recibido en su territorio y que ahora son víctima de los ataques desvergonzados de este sujeto.
Espero que las declaraciones de este pequeño grupo que hizo pública su preferencia política por este candidato ahora electo, no afecte el lazo de convivencia pacífica y de amistad que los estadounidenses que han sabido apreciar lo que el país y su gente les da han forjado a través de los años y que, al contrario, este se refuerce y sean nuestros defensores.
Hace algunos días fui invitado a la clase de Gestión Pública que imparte el profesor Eduardo Rosales Castellanos en el ITESO. Me pidió que planteara un proyecto cultural que tuviera implicaciones sociales y que ofreciera retos muy concretos para resolver en el salón a manera de ejercicio y que los alumnos pudieran identificar problemas, de los cuales finalmente se harían propuestas de solución. Expuse el Andador Cultural Ajijic.
Para sorpresa mía, inmediatamente después de la presentación que Eduardo hizo de mí, una señorita de la clase dio una introducción al proyecto, pues fue la alumna designada para realizar la investigación del caso. Curiosamente su fuente principal fue Semanario Laguna, más una que otra información que provino de Página que sí se lee, según explicó. Otro dato que me llamó la atención es que logró identificar a algunos actores del proyecto por su nombre o apodo, como es el caso de Luis Armando Toledo, representante de los locatarios involucrados y Chuni Medeles, delegado.
Durante el análisis del proyecto que cada fin de semana se instala en las calles del pueblo, se identificaron en términos generales cuatro aspectos a mejorar, los cuales podrían mencionarse como temas de organización, generación de contenidos, promoción y socialización. Al respecto de este último punto dedico mi laguna mental de esta semana, pues considero que es un asunto que nos incumbe a todos los ajijitecos de abolengo o de adopción, ya que el Andador Cultural Ajijic tiene aún enfrente el gran reto de consolidarse como un espacio no solo para el turismo, sino principalmente para la propia población.
De entrada es importante señalar que desde el punto de vista de todos los presentes en el ejercicio, este proyecto sí fue visto como una muy buena oportunidad para fomentar la cohesión de la sociedad, el desarrollo cultural de los individuos y el ingreso económico en tiempos que no son de temporada alta internacional, por lo que las opiniones de los estudiantes se centraron en cómo afinar ciertos detalles para garantizar un andador exitoso en todos sus objetivos planteados.
Con relación a la importancia que implica que el Andador Cultural cuente con la aceptación generalizada entre la población, la clave está en la inclusión. Si la gente originaria del pueblo sigue pensando que sólo es un espacio para la captación de turistas y residentes “fuereños” y extranjeros, entonces seguirá siendo un espacio excluyente (aunque sea por autoexclusión). Pero si se logra enviar un mensaje claro a la población originaria de que es un espacio para todos, por supuesto y principalmente ellos incluidos, la historia cambia, pues de ese modo el espacio se consolidará como un verdadero punto de encuentro social y cultural.
Para lograr este reto, será necesario que ciertos actores sociales asuman la responsabilidad de lograrlo. Me refiero al delegado y a Beto Rock, director del Centro Cultural Ajijic, pues ellos ya forman parte del comité organizador en su calidad de autoridades institucionales, pero además cuentan con un importante activo que creo pueden aprovechar aún más, pues también son interlocutores de las familias nativas de Ajijic y por lo tanto legítimos enlaces comunitarios. Esto es fundamental.
Pero no sólo se plantea la incorporación de las familias originales del pueblo, sino también de los residentes extranjeros, pues un fenómeno real de Ajijic es que sus distintos grupos sociales no necesariamente viven hoy integrados. Por un lado está la comunidad de extranjeros, quienes ni entre ellos mismos están totalmente cohesionados, pues sostienen diferentes círculos sociales e incluso mantienen sus propias intrigas. Pero además estamos los mexicanos “fuereños”, quienes somos considerados como una sociedad intermedia entre el nativo y el extranjero. Ante este fenómeno, el Andador Cultural Ajijic se plantea como un ágora común, un laboratorio de interacción e interculturalidad aplicadas.
Imaginemos un andador con actividades para todos, con espacios y momentos para conocernos mejor y lograr una aún más sólida vecindad. Un sitio de encuentro social para los niños de Ajijic, los ancianos locales y extranjeros, los hippies que llegaron de Guadalajara para quedarse, los artistas locales que habrán de exponer su obra ahí, los Pañales, los de las Seis Esquinas, Los de San Antonio Tlayacapan, los de San Juan Cosalá. Un punto de encuentro entorno a la cultura y la identidad de Ajijic.
Fotografía: Motocicleta y cultura
A tan sólo cuatro kilómetros de la cabecera municipal de Huichapan, Hidalgo, rodando hacia el norte, explorando un poco, al lado del río Boyé y sorteando un poco de rocas, cardos y un estanque natural, nos encontramos a lo que le llaman »Centro ceremonial El Boyé», donde se encuentran estas pinturas rupestres.
Al parecer realizadas por alguna cultura mesoamericana, consisten en figuras humanas con los brazos extendidos entre sí formando una fila. También encontrarás representaciones de plantas y animales.
¡Vive Hidalgo!
Texto y fotografía- Motocicleta, Turismo y Cultura.
Only a four kilometer ride north from the city center of Huichapan, Hidalgo, along the river «The Boye», you will find the cave paintings.
The current theory is that they were created by people of the Mesoamerican culture. The paintings include figures of humans with arms extended and hands clasped, representations of animals and plants of that period can also be found. Live Hidalgo!
Text and Photo- Motorcycle, Tourism and Culture.
Sí, al lago de Chapala
Los senadores de México siempre han tenido la oportunidad y responsabilidad de consultar con el pueblo mexicano y con los sectores como el agrícola, industrial y el minero que le damos valor al peso -me incluyo-, para que se den cuenta de lo que ha pasado con nosotros en los 22 años que lleva de vida el TLC, tratado que Salinas promovió sin darle voz a estos sectores, pero que sí le dio voz a personas de organismos improvisados. El resultado negativo del tratado está a la vista: el pueblo es más pobre, trabajadores traicionados y amas de casa haciendo milagros, mientras el desgobierno concentra la riqueza en el 1%, deja crecer el consumo, producción, tráfico y venta de droga, la criminalidad, entrega la soberanía energética, agrícola, recursos naturales, la financiera y tecnológica, escudándose en las disque “reformas estructurales”, cuando el mercado interno se desploma y el dólar hace añicos al peso. Sólo esto hace perentorio la consulta a fondo del Senado para que le proponga al Presidente la urgencia de negociar el tratado, de manera que se establezcan los fondos compensatorios a favor de México y hacer que sus objetivos se cumplan, pues a 22 años, el libre comercio es narcotráfico, porque los EE.UU. nacieron proteccionistas, se desarrollaron con el proteccionismo y seguirán con esa política.
Reitero, es el senado quien le debe de solicitar al Presidente esta negociación, y el Ejecutivo queda obligado a solicitarle a EE.UU. y a Canadá esta negociación, que si no la aceptan, el tratado prevé la salida de México, siempre y cuando se anuncie por escrito y con seis meses de anticipación.
Acepto que este tratado está privilegiando a empresarios mexicanos, pero los beneficios económicos en su mayoría salen del país, porque no se negoció y sí se entregó nuestra economía a la gringa. Ahora veamos por qué suspender el TPP, Acuerdo Comercial Transpacífico que ya lo firmó el titular de la Secretaría de Economía sin consultar a los senadores, diputados federales, locales, a los agricultores, industriales, mineros y al pueblo en general, como es su obligación.
El tratado se terminó de negociar en noviembre del 2015, consta de 19 capítulos y 900 hojas. Para esta entrega, recurrimos al capítulo de tecnología, porque con el TLC nos ha ido como en feria. Veamos: Nos tocó representar al PRI en los foros de consulta del Senado. Ahí explicamos que teníamos el 95% de patentes extranjeras y sólo el 5% de nacionales en 2004. Propusimos como legislador local una reforma a la ley encontrando que terminamos con 96% de patentes extranjeras y 4% nacionales. Hace dos años nos invitaron a dar una plática, y la gráfica que presentamos fue demoledora, porque hoy tenemos 97.76% de extranjeras y 2.24 de nacionales. Esto se debe a que los inventores mexicanos ahora tenemos que competir con todos los inventores de los países con los que tenemos tratados comerciales, y México es un país de inventores, pero sí tenemos autoridades idiotas que no los apoyan, a cambio le ponen alfombra a los extranjeros.
El Senado tiene la obligación de proponer que abandonemos el convenio de París. Ya no tiene caso. El porcentaje es ridículo. Deben proteger en serio a los inventores mexicanos de la piratería global con políticas públicas. En el TPP se privilegia a los inventores y a las empresas de medicina porque ya lograron la extensión de sus patentes con tiempos compensatorios.
Sr. Peña Nieto, en su próxima reunión con el presidente electo de EE.UU,. pórtese con virilidad, sea presidente de México, levante la cabeza. Ellos lo tienen como su lacayo. Demuestre que representa a los Estados Unidos Mexicanos.
Contra todo pronóstico, Donald Trump ganó el pasado martes las elecciones presidenciales de EEUU, tras una campaña basada en buena medida en contenidos xenófobos destinados a todas aquellas comunidades que no representan los valores blancos y protestantes de las clases menos educadas de ese país, dardos que fueron dirigidos principalmente a los inmigrantes mexicanos, a quienes el magnate y ahora presidente electo del país vecino tachó de “violadores” y “delincuentes”.
A pesar de presumir de ser una nación multicultural y diversa, aún y cuando México es el segundo socio comercial de ese país, el voto mayoritario de la Unión Americana optó por una opción nacionalista al extremo, hostil con cualquier color de piel que no sea el suyo y con cualquier otra cultura que no represente el “American way of life”, como es el caso de judíos, musulmanes y por supuesto latinos.
Todavía falta por ver si las propuestas de Trump con relación a México se cumplirán, como lo es la deportación masiva de inmigrantes indocumentados y la construcción de un muro fronterizo, el cual se supone, nosotros habremos de solventar, o si esas propuestas sólo forman parte de un extenso catálogo de comentarios impropios, indignos e irrealizables, pues se circunscriben dentro de una inocente “charla de vestidor”.
Lo cierto es que ese proceso electoral y su inesperado desenlace han reabierto antiguas diferencias culturales entre EEUU y nuestro país, las cuales se supone que ya habían sido superadas. Lamentablemente los prejuicios raciales formaron parte de la agenda política de esa campaña electoral e influyeron notablemente en el triunfo del republicano. Es de esperarse también que la euforia del triunfo racista en EEUU genere una tensión hacia con las minorías no blancas y que esta crisis derive también en una actitud poco amigable de esas minorías hacia con la población anglosajona.
Ante esta situación, el pueblo de Ajijic y en general los habitantes de los pueblos ribereños debemos ser cautos y mesurados, pues en buena medida la economía de estos lugares depende de nuestra hospitalidad hacia todos los extranjeros turistas y residentes que buscan en esta zona un lugar tranquilo para habitar, ya sea de forma permanente o temporal. Muchos de estos extranjeros son norteamericanos que ejercieron su voto y en su mayoría rechazaron a quién a partir de ahora dirigirá los destinos de su país.
La imprudencia, el odio estéril y el pseudonacionalismo insensato lejos de beneficiarnos pueden perjudicarnos de una manera terrible. Si de por sí el valor de nuestro peso mexicano se devaluó en pocas horas de conteo electoral, cualquier indicio de revanchismo hacia la comunidad extranjera residente en la ribera podría provocar una mayor e innecesaria crisis financiera en las empresas turísticas de Chapala y Jocotepec.
Yo estoy seguro de que la gran mayoría de los gringos residentes en los alrededores del lago de Chapala amanecieron este miércoles compartiendo la depresión postelectoral del pueblo de México, pues tanto ellos como nosotros veían en Clinton a la mejor opción para su país; que son gente que ama y admira a México y a su gente y por eso optaron por establecer su residencia en un país que no es ni de “violadores” ni de “delincuentes”, sino de gente amable, hospitalaria y trabajadora.
Démosle a todo el mundo una lección de primermundismo y multiculturalidad. Demostremos que somos gente civilizada y respetuosa. Utilicemos el guante blanco como respuesta al racismo del que injustamente hemos sido objeto, pues también estoy seguro de que muchos norteamericanos blancos y de todos los colores buscarán en Ajijic y en otros pueblos de México un refugio seguro a la gravísima crisis política y social con la que despertó EEUU a mediados de esta semana, pues el rumbo político que tomó ese país seguro provocará una diáspora de intelectuales y liberales que de plano rechazan este regreso de las viejas y anquilosadas políticas del “lejano oeste”. Aceptémosles como quisiéramos que nuestros “hijos ausentes” fueran recibidos allá.
El martes pasado se llevaron a cabo las elecciones más esperadas del año. Los habitantes de una de las potencias mundiales eligieron al que será su próximo presidente y con el resultado se cumplió la pesadilla de muchos. El tan (demasiado) polémico candidato republicano Donald J. Trump resultó electo por el pueblo estadounidense para gobernarlos. Lo más impactante es que este personaje ganara la contienda electoral con una gran ventaja de votos por sobre su oponente, siendo que entre los votantes que lo apoyaron, según distintas encuestas y variadas fuentes de información, se encontraron ciudadanos de origen latino.
Su victoria se debe las muchas minorías que se identificaron con su discurso y sus ideales sociales y políticos. Estas minorías las conforman grupos empoderados con tendencias y creencias en contra de los migrantes, de la diversidad social o de religión, en contra de todo aquello que no aprueben o que no forme parte de su sistema, y que en conjunto conforman una gran mayoría.
Y así cómo esos latinos residentes en el país vecino respaldaron la candidatura de Trump, no hace mucho se hizo público el apoyo que este candidato recibió por parte de asentados estadounidenses que habitan en el municipio de Ajijic, siendo una noticia tan ilógica e inesperada una como la otra.
Trump se distinguió desde sus primeros discursos políticos por hacer público su desagrado, prácticamente odio, por los inmigrantes que llegan a “su país”, legal o ilegalmente, siendo una de sus soluciones la propuesta de construir un muro entre México y Estados Unidos para ocuparse de este sector. Entonces, ¿habrá que construir un muro alrededor de la Ribera? No para impedir que salgan los Ribereños, claro está, sino para detener la entrada de estadounidenses que llegan a establecerse acá, siguiendo la lógica de este futuro presidente.
Siendo justa, no puedo generalizar en este aspecto, pues hace unas semanas fue colgado sobre la carretera un letrero (escrito en inglés), en el que se invitaba a los american friends a votar por la oponente de Donald para apoyar a México. No me sorprendería confirmar que sólo unos pocos, entre los tantos norteamericanos en el municipio, ignoraron tal mensaje, pues a estas alturas ya debe ser un gran número de ellos conscientes de todo lo que Ajijic y su gente han moldeado y adaptado a través de los años con base a sus preferencias.
El pueblo se ha convertido en un desborde de tradición mexicana, resaltando los atributos culturales que atraen la atención del extranjero que llega al país. Al mismo tiempo, ha adoptado características de la vida estadounidense: desde restaurantes y comida, hasta tiendas con productos importados y precios en dólares, e incluso la mayor parte de los libros que circulan están escritos en inglés. No sólo el agradable clima es el factor atrayente de estos pobladores, sino también la bienvenida que se les da, pues con estos elementos que se amoldan a su estilo de vida y que se tocan en una fusión de ambos países, es claro que el municipio los invita a quedarse.
Es una tristeza que haya estadounidenses que celebren la victoria de Donald desde su residencia en en la Ribera, y que no hayan podido sentir empatía por los mexicanos que los han recibido en su territorio y que ahora son víctima de los ataques desvergonzados de este sujeto.
Espero que las declaraciones de este pequeño grupo que hizo pública su preferencia política por este candidato ahora electo, no afecte el lazo de convivencia pacífica y de amistad que los estadounidenses que han sabido apreciar lo que el país y su gente les da han forjado a través de los años y que, al contrario, este se refuerce y sean nuestros defensores.
El pasado sábado 22 de octubre apareció publicado en el suplemento Proceso Jalisco un artículo firmado por Juan José Doñán, escritor ribereño de nacimiento pero tapatío por adopción, en el cual hace una descripción, muy a su estilo, sobre la vida y obra del intelectual mexicano fallecido recientemente en Guadalajara Luis González de Alba. Ese polémico escrito provocó la reacción de otro intelectual, el editor y periodista Rogelio Villarreal, quien tras un intenso debate con Doñán a través de correo electrónico, tomó la decisión de escribir dos días después una dura réplica al primer artículo, la cual apareció publicada en el portal de la revista Etcétera.
El asunto llamó mi atención debido a dos razones: La primera es que la opinión de Juan José Doñán no concuerda con el recuerdo y la imagen que guardo de Luis González de Alba; la segunda es porque en ese mismo artículo y sin mencionarme directamente por mi nombre, salgo aludido. Son estos motivos los que me llevan a dedicar al tema mi columna, aunque reconozco el riesgo que corro de quedar en un fuego cruzado entre dos grandes plumas.
A todos ellos los conocí en mi faceta de burócrata municipal, pues fungía en ese entonces como director de Cultura de Guadalajara. Con todos ellos he trabado amistad, he sido invitado a reuniones sociales en sus casas y, sobre todo, hemos compartido círculos sociales desde entonces en recurrentes comilonas, generalmente en restaurantes tapatíos. Particularmente con Doñán y Villarreal, comparto además el privilegio de la cátedra en la carrera de Gestión Cultural del ITESO.
A González de Alba lo conocí primero por sus columnas periodísticas. Sus agudas opiniones políticas y su gusto por difundir sus propios conocimientos científicos, casi siempre sustentados en los últimos descubrimientos publicados en revistas como Science y Nature, le otorgaron mis asiduas lecturas. Pero sin duda fue su libro “Las mentiras de mis maestros” (Cal y arena, 2002) el que más me marcó, por la forma tan valiente y certera en que desmitificó varios aspectos de nuestra supuesta (o impuesta) identidad pseudonacionalista.
En persona Luis y yo nos conocimos durante mi último año al frente de Cultura Guadalajara. Por medio de un amigo en común, lo cité en un restaurante para informarle que teníamos la intención de dedicarle su nombre y trayectoria a la edición de la Feria Municipal del Libro y La Cultura de ese año, oferta que aceptó de inmediato. A partir de entonces comenzamos a reunirnos de forma esporádica pero más o menos frecuente con un compacto e intenso grupo de amigos.
Si leer a González de Alba es un placer, escuchar sus pláticas fue un privilegio. Su inteligencia, su sentido crítico, su humor corrosivo, pero sobre todo sus perfectos modales, así como su apertura a escuchar y en ocasiones aceptar y reconocer opiniones distintas siempre lo caracterizaron. Invariablemente escuchaba y nunca interrumpía al interlocutor, por más candente que estuviera la discusión.
Jamás escatimó en detalles al compartirnos sus experiencias de vida, ya fuera durante los agitados meses que duró el movimiento estudiantil de 1968, del cual él era líder; de los años que pasó en cautiverio en la prisión de Lecumberri; de su paso por la militancia política en la izquierda; de su litigio con Elena Poniatowska y la posterior vendetta del diario La Jornada; o de sus múltiples aventuras amorosas. Particularmente de su participación en el movimiento estudiantil que terminó abruptamente en la criminal matanza de Tlatelolco, experiencia de la que ya denotaba cierto hastío, sólo aceptaba a comentar “después de dos tequilas”.
Sus opiniones políticas siempre se mantuvieron en una posición ideológica de izquierda, contrario a lo que Doñán especula en su opinión. Más bien Luis se sentía muy decepcionado del rumbo que ha tomado ese espectro político en México, particularmente tras el encumbramiento de Andrés Manuel López Obrador como líder, pues efectivamente, le veía como una reedición del echeverrismo setentero priista. En eso todos los de la mesa coincidíamos.
En sus últimos años y cada que su estado de salud se lo permitía, González de Alba aprovechaba para acudir, casi siempre en soledad, a escuchar a la orquesta filarmónica o al coro del estado en sus temporadas del teatro Degollado, pues era un enamorado y consumidor constante del bel canto y la música clásica. En no pocas ocasiones ahí lo saludé. Pero en general llevaba una comprensible vida “provinciana” y reservada, pues a su edad y debido a sus constantes ataques de vértigo ya no le resultaba tan sencillo sostener el ritmo activo que en otros años llevó en la Ciudad de México.
Entiendo que Luis González de Alba es y será sujeto de crítica y juicios (incluso de muchos prejuicios) sobre lo que hizo a lo largo de su vida. Pero me parece injusto que haya quien se tome el tiempo de criticarle lo que no hizo en su última etapa de vida. Si no mantuvo su militancia política al final fue porque tenía buenos argumentos para no hacerlo. Si no se afilió a algún movimiento de reivindicación de la diversidad sexual tras su regreso a Guadalajara, pues no quiso y punto. Al fin de cuentas él fue uno de los más intensos defensores de la libertad sexual en México en una época en la que se necesitaba ser muy valiente para salir del clóset.
En su último párrafo, Doñán critica a Luis por haber entablado amistad con algunos jóvenes exfuncionarios panistas, quienes “se encargaron de organizarle al menos un homenaje”, o sea yo. Según su punto de vista, el que yo y algunos otros “jóvenes funcionarios panistas” como Frank Lozano y Eugenio Arriaga hubiéramos entablado amistad con González de Alba es debido a un “giro en su espectro político”. Nada más falso, pues de igual forma y al mismo tiempo entablé amistad con Juan José Doñán y esto no implica que él haya girado en su propio espectro político. Pero de eso hablaré con él personalmente la próxima ocasión que nos juntemos a comer, un tequila mediante.
Se le llama dientes supernumerarios a los dientes que han salido de más, a aparte de los que conforman la arcada permanente dental, 28, sin contar las muelas del juicio o bien 32 si se encuentran presentes.
Hoy en día la presencia de los cuartos molares es considerada dentro de la clasificación de dientes supernumerarios.
El lugar frecuente para la aparición de los dientes supernumerarios puede ser a medias de los dos dientes de arriba (mesiodens), a cada lado de los dientes laterales (siguen después de los dos del centro) y en el área de los premolares (muelas que siguen después del colmillo).
En aproximadamente un 70% de los casos, es probable que los dientes extra no erupcionen y sean encontrados a la hora de realizar un estudio radiográfico para otro tipo de diagnóstico de algún diente vecino y para diferente propósito.
Al examen clínico mediante la palpación o a simple vista se pueden identificar.
Como regla entre más dientes extra se tengan, menos forma tendrán y entre más arriba o abajo impactados se encuentren dentro del hueso más difícil será de extraerlos.
Se desconoce la causa del origen, pero la predisposición genética tiene bastante influencia; lo que significa que la incidencia tiene alto riesgo de ser hereditaria.
Las opciones de tratamiento planteadas por su dentista serán la extracción de los dientes de más, ya que pueden interferir con la estética, oclusión, pueden causar caries y problemas periodontales por el amontonamiento dental.
Si se dejan impactados dentro del hueso podrían llegar a formar quistes, reabsorción de la raíces de los dientes adyacentes o que estén en contacto cercano con el mismo, anomalías en el desarrollo maxilar y mandibular.
Pero también pueden dejarse si es que no interfieren tanto con la manera en como muerde y si a la estética y simetría no son grotescos o algo que a usted en lo particular no le moleste ver en sí mismo o en sus hijos.
Sea cual sea el caso, la consulta odontológica es indispensable. Su dentista dependiendo de la situación podría remitirlo con un cirujano oral, al ortodontista y al cirujano maxilofacial.
Si no le duele, no lo posponga; atiéndase a tiempo.
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