Maestro Remys Carvajal.
A lo largo de nuestra vida académica, en algún momento nos vemos en la obligación de entregar un ensayo escrito. Sin embargo, la pregunta es ¿qué es un ensayo? Si nos guiamos por la definición más común, entenderíamos que un ensayo es un texto argumentativo en el cual el autor expone, analiza y desarrolla un tema específico desde cierta perspectiva, cuya función principal es que el autor pueda transmitir estas ideas.
Cuando nos encontramos con el reto de desarrollar un ensayo, generalmente esa página en blanco se convierte en nuestro peor enemigo, porque no tenemos la menor idea de por dónde empezar.
Durante mis días como estudiante en la Licenciatura de Letras Hispánicas, el momento de plasmar las ideas siempre fue complicado, y no dejó de serlo durante los cinco años que estuve allí. No fue sino hasta el momento en que tuve que desarrollar mi Tesis de Titulación, que realmente aprendí a redactar un texto ensayístico.
Este proceso fue el más enriquecedor de mi vida académica, porque gracias a él desarrollé diversas habilidades de manera consciente. Entre ellas, las de pensamiento crítico, argumentación, planificación, investigación, organización y corrección, sin las cuales no es posible redactar un ensayo.Sin embargo, las habilidades que desarrollé, no se limitan a poder ser puestas en práctica solamente en la vida académica, al haber desarrollado estas habilidades de manera consciente, he aprendido a utilizarlas en el resto de mi vida diaria. Personalmente, desearía haber aprendido esto desde una edad más temprana, sin embargo, la educación que tuve no me dio esta oportunidad.
Ahora, como profesor, puedo decir que, afortunadamente, los alumnos del Instituto Internacional desarrollan estas habilidades desde una edad más temprana, y son reafirmadas de manera consciente cuando desarrollan su Monografía, la cual es un requerimiento para adquirir el Diploma del Bachillerato Internacional.
La Monografía es un ensayo argumentativo con una extensión de 4000 palabras, que los alumnos deben desarrollar, con el apoyo de un tutor, a lo largo de un año. Este trabajo debe abordar un tema de interés personal que refleje su pensamiento crítico. Finalmente, los resultados de la investigación deben ser presentados a la comunidad durante nuestro evento anual de Viva voce. Esta celebración nos llena de orgullo, ya que en ella vemos reflejado el esfuerzo y potencial de nuestros alumnos, quienes a lo largo de estos años, han demostrado ser capaces de desarrollar ideas complejas en una gran diversidad de temas.
Los trabajos de Monografía que la actual generación ha desarrollado, son un ejemplo de lo que es ser alumno del Instituto Internacional.
Maestro Remys Carvajal
Lic. Letras Hispánicas
Instituto Internacional
Wall along the border with Sonora.
Patrick O’Heffernan Ajiic. JAL. Citing a “crises at the border”, the Republican governor of Texas, Gregg Abbot, announced that Texas will build a wall between his state and Mexico, using state taxpayer funds and crowd-sourced money raised online.
Human rights and immigration advocates responded quickly saying that the only crisis on the border is the GOP’s lack of a coherent strategy and grandstanding stunts, adding that he does not have the authority to build a border wall.
“I will announce next week the plan for the state of Texas to begin the border wall,” said Abbot at a border security “summit” in Del Rio last week. This week he released details of a plan to use $250 million of state funds for a project manager and preliminary studies while he raised additional billions through a crowd-sourcing website.
His announcement did not address the question of how a state-operated wall would interface with Federal Immigration and Customs, since the state has no Constitutional role in visas, international trade, customs or border crossings. Critics pointed out that if completed, the wall could be an impediment to the thousands of tourists, US and Mexican citizens, and commercial trucks crossing the border in Texas every day, encouraging them to use New Mexico crossings instead of Texas facilities like Laredo.
He also did not address questions about how the state was going to force private landowners to give up their property for a wall when the Federal government was mired for years in court battles, which were declared moot when President Biden cancelled the wall on his first day in office.
Santiago Baeza.
Tras una muy cerrada elección y con tres urnas que nunca llegaron a la sede del consejo electoral, Moisés Anaya, el abanderado de Movimiento Ciudadano se alzó en 2018 con el triunfo, con apenas cuarenta y siete votos más que el candidato del PAN, Alejandro Aguirre. Moy Anaya llegó al poder impulsado por la euforia naranja que también llevó a Enrique Alfaro al gobierno de Jalisco.
Tuvo la opción de conformar un equipo de gente profesional y con vocación de servicio, pero en cambio optó por cubrir compromisos adquiridos a cambio de los votos que obtuvo. Pudo aprovechar en favor de Chapala y sus delegaciones su íntima relación con el gobernador y sus miembros de gabinete, pero tampoco supo aprovechar esa oportunidad única.
La incompetencia, la lejanía y la corrupción son los sellos que marcaron su gestión. Las licencias de construcción dudosas se dieron a diestra y siniestra. Los servicios de calidad y las obras prometidas durante su anterior campaña quedaron en su mayoría pendientes. Los relatos de quienes acudían a realizar trámites o simplemente a solicitar asesoría sobre alguna gestión en cualquiera de las oficinas municipales, rayan en un absurdo surrealismo kafkiano.
La anhelada seguridad pública nunca llegó y por el contrario, a lo largo de este trienio que está por concluir, centenares de familias chapalenses sufrieron la pérdida de un ser querido. Hoy muchas madres, esposas e hijas siguen buscando sin apoyo alguno de la autoridad, entre restos humanos, dentro de las fosas clandestinas que siguen apareciendo en el municipio.
La inminente derrota de Movimiento Ciudadano quedó manifiesta en el momento mismo del arranque de campaña. De forma ventajosa y marrullera los del ayuntamiento envolvieron a los vendedores ambulantes del municipio, al engañarlos y todavía cobrarles un uniforme que les obligaron a vestir, con evidente propaganda partidista.
Luego chantajearon a los choferes de plataforma para obligarlos a portar calcomanías de Movimiento Ciuddano, bajo la amenaza de no dejarlos operar. Después amenazaron a quien aceptaba pintar la fachada de su casa o instalar alguna manta con propaganda opositora, especialmente si era del PAN, con multas, negativas en trámites o con despidos de algún pariente que labora en el ayuntamiento.
Obligaron a todo funcionario municipal a participar actívamente en su campaña. El pase de lista de empleados públicos en las avanzadas naranjas fue cosa de todos los días. Y como ni así lograron dar una imagen de fuerza, entonces recurrieron al acarreo de personas de otros municipios.
En cambio la campaña de Alejando Aguirre se fue fortaleciendo más y más. A pesar de las amenazas, con todo y los chantajes, el entusiasmo ciudadano, la esperanza de la alternancia, el ímpetu de un cambio real, nutrieron el proyecto albiazul. Al grito de “alégrate”, miles de chapalenses optaron por ofrecer su apoyo incondicional y su voto en favor del candidato del PAN.
Sumidos en la desesperación e incapaces de aceptar la realidad, los naranjas de Chapala optaron entonces durante la recta final de la contienda por una bochornosa guerra sucia. El engaño y la difamación se convirtieron en instrumento electoral. El lodo se dirigió principalmente a la trayectoria y los negocios de Aguirre, pero también tocó a varios de sus colaboradores.
Nada de eso hizo mella ni en la imagen del candidato del PAN, ni en el ánimo del electorado. El cierre de campaña de Alejandro en Chapala fue impactante. Sus colaboradores miraban azorados la cantidad impresionante de gente que salía de sus casas ataviados en camisetas azules, acompañados de su familia, a incorporarse a la marcha ciudadana que culminó en la fuente de los Pescadores. El triunfo de Aguirre ya estaba anunciado.
La jornada electoral transcurrió relativamente tranquila. Si bien la estrategia del ayuntamiento consistió principalmente en el arresto injustificado de por lo menos una veintena de militantes y simpatizantes panistas, a pesar del evidente acarreo de simpatizantes naranjas, aún y con todas las trampas de MC, el triunfo de Alejandro Aguirre fue contundente y claro. Nada ni nadie pudo detener la inmensa ola azul que llenó de votos todas las casillas del municipio.
Luego vino el festejo ciudadano. De forma espontánea, miles de chapalenses salieron a la calle ya entrada la noche a celebrar el triunfo de Aguirre y el PAN. Primero colmaron la sede del consejo electoral para vigilar y defender los paquetes electorales que uno a uno llegaban custodiados por la policía y por ciudadanos que se habían ofrecido para cuidar la elección dentro y fuera de cada casilla. Luego se congregaron en la plaza principal de Chapala para celebrar el triunfo del pueblo.
De Moy solo se supo, por medio de un video que se compartió en redes sociales, que todavía entrada la noche no asimilaba la evidente derrota que sufrió. Soberbio y dolido, arremetió contra los ciudadanos, a quienes llamó, falsos, desleales y mentirosos. Pero no importa, pues como dice la canción que acompañó al candidato del PAN, ellos ya se van y en cambio viene una nueva etapa para Chapala. Así que alégrense.
ADD INVASION PHOTO FROM FILE
Patrick O’Heffernan, Ajijic, JAL. As this and other newspapers have reported extensively, the problem of illegal “invasions” of Lake Chapala – the illegal use of land along the shoreline by private individuals or businesses – is serious and growing.
There are regulations to prevent illegal use of the Lake Chapala shoreline but the regulating authority is Federal – the National Water Commission, (CONAGUA). The delegations and municipalities that adjoin the lake have little enforcement powers. The Chapala municipality has passed legislation giving themselves the power to levy fines for pollution and dumping, but it may not cover the actual lakeshore, which is Federal.
There is no clear demarcation of where Federal jurisdiction ends and local jurisdiction begins – and landowners discourage municipalities from using pollution ordinances by suing, claiming their land is under Federal, not local control. CONAGUA has not issued a detailed map locals can use for enforcement
Another issue affected by the lack of demarcation of the Federal lands is access to shoreline for residents and Pueblo Mágico visitors. President Andres Manuel López Obrador (AMLO), published a decree in the Official Journal of the Federal (DOF) guaranteeing free access and transit on beaches throughout the country, including, presumably, the Federal beaches of Lake Chapala. The decree establishes a fine of 1 million pesos against anyone found blocking access – no fines have been levied in Lakeside despite many sites that block access to the Lake.
In 2011 UNESCO/UNWater, the World Health Organization and CONAGUA jointly published the Lerma-Chapala Basin Case Study, detailing the ecological, social and economic problems of the Lake and suggested a legal framework – the Lerma-Chapala River Basin Council – for protecting the Lake. But attempts to give the Council the tools and authority to enforce regulations were blocked, partially due to resistance from CONAGUA, jealous of its authority.
But research shows that CONAGUA does not use its authority. A groundbreaking story published by the Guadalajara Reporter in November 2020 (“CONAGUA Has Abandoned Surveillance of Lake Chapala Against Coastal Invasions”) documented the agency’s failure.
The TGR reporters used transparency requests to get CONAGUA records showing that its last inspection in Jocotepec was 2017 (the Regional Director toured the Ribera’s shoreline in 2020 but took no action) the last sanctions it issued were also in 2017. TGR reporters also found that the Lerma-Santiago Pacifico Basin Agency’s last inspection was in 2019 which found 85 shoreline invaders with no permits, but apparently no fines were levied (12.4 million pesos in fines were levied between 2010 and 2013, but none recently).
Fortunately some local enforcement has occurred through the Chapala municipality after outcries from citizens and some illegal dredging and filling has been stopped locally using local ordinances, despite the Federal jurisdiction problem, but it is hit and miss (see story in this edition “Local Resident block thieves from stealing soil from the Lake”.) Local offices have the will but not the staff and budget to monitor the shoreline and enforce the regulations
Laguna asked Monica Venegas Sánchez , Jalisco Directora de Turismo Rural y Pueblo Mágicos, what, if anything , her office or the Pueblo Mágico Committee for Ajijic can do about the invasions of Lake Chapala that are making it distinctly unmagical. Her response was that the enforcement was Federal, not state, and that the first priority of the Committee was to “protect the “patrimony” of Ajijic. However she did say emphatically that she and her committee can and will lobby for elements in the Pueblo Mágico Ajijic Plan to address invasions and enforcement.
Lake Chapala is a regional resource and a national treasure. Its management embodies dynamics far beyond the creation of a Pueblo Mágico in one of the many municipalities on its shores. It’s preservation will involve multiple government agencies, – some of which prefer the status quo. But with climate change, development, Pueblo Mágico planning, and immigration, the status quo is not “quo” and will never be.
A bicycle tour of the coast of California in 1972 kicked off a political movement in California USA that led to the creation of the independent California Coastal Commission with the authority, budget, staff and determination to end invasions of the California coast. It did and still does. Can a magic town do the same for Lake Chapala? The legal structure is there; all its needs is the political will. Maybe that’s the magic.
.
Licenciado Adolfo Morán Rito.
Las elecciones de 1988 marcaron un antes y un después en la vida política de México, fueron los últimos comicios que se realizaron con las formas y estilos que por décadas había impuesto el régimen de partido hegemónico. Ante la efervescencia política que dejaron aquellos comicios, las fuerzas políticas representadas en el Congreso de la Unión, aprobaron reformas de gran calado en materia electoral.
Con la reforma constitucional de 1990, tuvo lugar la creación de una institución autónoma, responsable de organizar las elecciones, tal como quedó plasmado en el artículo 41 de la propia Carta Magna, el Instituto Federal Electoral (IFE), también se creó la ley secundaria del citado precepto, el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE). Con esta institución autónoma del Estado Mexicano y con un nuevo marco jurídico, se inició una etapa nueva y distinta en la forma de organizar las elecciones en México, ya que anteriormente era el partido en el gobierno “El Partido”, quien organizaba las elecciones.
La novedosa forma de organizar los comicios en nuestro país se estrenó con el Proceso Electoral Federal de 1991 ( jornada electoral del 18 de agosto de 1991), fue una elección intermedia. Para quienes ahí estuvimos como parte de la estructura del Instituto Federal Electoral, nos resulta imposible olvidar cómo fue aquel inicio, todo era comienzo, todo era un reto. No se contaba ni con lo más elemental, para la instalación de las subdelegaciones (Juntas Distritales), no se contaba con mobiliario ni con inmuebles adecuados, mucho menos con la tecnología con que ahora se dispone. Así se organizó aquella primera elección a cargo de un organismo autónomo.
Después vinieron los comicios de 1994, marcados por dos magnicidios que sacudieron al país, sin embargo, las elecciones se llevaron a cabo. En el año 2000, llegó la alternancia, con el arribo de Vicente Fox a la Presidencia de la República (2000-2006) postulado por el Partido Acción Nacional, entendido por algunos que en su momento le llamaron “la transición democrática” cuando tan sólo se trataba de un cambio de etiqueta partidista. Para 2006 el partido Acción Nacional mantuvo la estancia del “inquilino” de la residencia oficial de Los Pinos, en esta ocasión en la persona de Felipe Calderón, por cierto, una elección bastante cuestionada pues la diferencia entre el candidato ganador y el segundo lugar (Andrés Manuel López Obrador) fue menos de 1 por cierto, de ahí el reclamo que por doquier se escuchaba “voto por voto, casilla por casilla”. No se realizó recuento total, no estaba previsto en la Ley como lo estipula ahora y Felipe Calderón fue declarado Presidente electo para el periodo 2006-2012.
En 2012, el Partido Revolucionario Institucional regresa a la Presidencia de la República, se dijo que era un partido renovado- no entendí eso- y Enrique Peña Nieto es electo Presidente de Los Estados Unidos Mexicanos para el periodo 2012-2018. El sexenio transcurrió y “El Partido” no pudo retener el poder. Con la “Esperanza de México”, millones de mexicanas y mexicanos se volcaron para apoyar al candidato postulado por el Partido Político Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), haciendo realidad el tan anhelado sueño de Andrés Manuel López Obrador de convertirse en Presidente de los Estados Unidos Mexicanos.
Lo acontecido en tres décadas resulta imposible describir en unas cuantas líneas, pero a lo largo de este tiempo el organismo autónomo responsable de organizar las elecciones en México, denominado en su creación Instituto Federal Electoral y con la reforma de 2014 Instituto Nacional Electoral ha jugado un papel fundamental en la vida democrática de México. Siempre cuestionado, claro, como todo árbitro a veces por dolo y a veces por ignorancia pero lo que sí puedo afirmar, es que quien conoce bien cómo se realiza el trabajo para la organización de los comicios en nuestro país, critica pero no difama, hace uso de la ley y de los tribunales para reclamar sus legítimos derechos mas no descalifica a priori. Falta mucho por hacer para alcanzar una mejor democracia pero lo que se ha logrado en este tramo de la historia de México es un camino que no se puede desandar, “ni siquiera” por el Presidente.
La columna es responsabilidad de quien la escribe y no refleja el pensar o sentir de Semanario Laguna.
Por Eduardo Campos Flores. A nivel nacional e internacional se sabe que ya dura un buen rato la campaña de críticas y acusaciones no demostradas del presidente Andrés Manuel López Obrador contra el Instituto Nacional Electoral (INE). A raíz de la revocación de la candidatura de Félix Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero, el mandatario federal ha llegado a calificar al INE como el “poder supremo conservador”. La prensa nacional informa que en este proceso electoral, el organismo enfrenta un ambiente tan adverso y hostil como nunca antes había enfrentado, provocado por los cuestionamientos del gobierno de la Cuarta Transformación.
El presidente lanza duras acusaciones no respaldadas con ninguna prueba fidedigna en contra del INE, cuyo propósito evidente es convencer a la opinión pública de la necesidad de que ese Instituto sea suprimido o pase a formar parte de la Secretaría de Gobernación y de esa manera someterlo a su control. Insiste en caracterizarlo como parte orgánica del antiguo sistema corrupto que lo creó como un instrumento para anular de hecho la democracia electoral y garantizar su control del poder y del Estado. Así, el INE vendría a ser parte del aparato diseñado para el saqueo permanente del erario nacional por las mafias del poder y del dinero para su propio beneficio, causando un tremendo daño al país y en particular a las clases populares.
Es un hecho que AMLO ha considerado desde el principio al INE como uno de tantos organismos con fachada de independientes que proliferaron como hongos en sexenios anteriores, sin una función específica o irrelevante para el país, pero con presupuestos millonarios que pagamos todos. Esos organismos parásitos e innecesarios deben desaparecer sostiene el presidente y entre ellos va el INE.
Pero el INE es algo muy diferente se trata de una institución cuya existencia objetivos y funcionamiento están definidos y garantizados por la Constitución y no uno de tantos organismos auto constituidos o surgidos de la inspiración o el capricho de un presidente o de algún alto funcionario con ambiciones a futuro.
El Instituto Federal Electoral, antecesor del INE es resultado de una demanda que el pueblo de México enarboló durante muchos años antes de verla convertida en realidad. La gente luchó tenazmente por esa demanda movida por su radical inconformidad frente al hecho de que fuera el propio Gobierno quien, a través de su Secretaría de Gobernación tuviera en sus manos el control absoluto de los procesos electorales, lo que volvía imposible una victoria de la oposición de izquierda o de derecha contra los candidatos del partido oficial.
A nadie le queda duda que a juicio de la gente, la eternización del PRI en el poder era la causa de la ineficiencia de los funcionarios, de la corrupción de los políticos y de la clase empresarial, de la pobreza de las mayorías debido al desempleo y los bajos salarios, de la falta de servicios de sus altos costos y su pésima calidad principalmente la salud, la educación y la vivienda, de la perversa aplicación de las leyes, y muchas cosas más de naturaleza parecida. Pero el dominio total del PRI no surgía de su gran apoyo popular, sino precisamente de su manejo absoluto y discrecional de los procesos electorales.
Había que arrancar de las manos del Gobierno el control de los procesos electorales y la solución fue el antecesor inmediato del actual INE. Es necesario señalar que la inconformidad de la gente no era la falta de autenticidad de los procesos electorales, sino su firme decisión de cambiar de hombres y de partido en el poder con la esperanza de mejorar sus precarias condiciones de vida, de aliviar su pobreza ancestral y garantizar el alimento, la salud y la educación de sus hijos, como ocurrió en el 2018.
Detrás de la lucha del pueblo mexicano por la autonomía del órgano electoral se hallaba su convicción de que el obstáculo principal para alcanzar esos legítimos derechos era la eternización del PRI en el poder, lo que le permitía bloquear con éxito todos los caminos para un cambio pacífico mediante el voto popular. Fue el hartazgo de la gente por los pésimos resultados de la política priísta la verdadera causa que la llevó a impulsar el surgimiento del IFE, antecesor del INE.
En resumen: el INE es una conquista de todos los mexicanos y por eso tenemos el derecho y la obligación de exigirle al presidente López Obrador que respete las instituciones encargadas de aplicar las leyes. No podemos ni debemos permitirle que siga atacando al INE y menos que consume su propósito de anularlo, por alguna vía para tener el control absoluto de los procesos electorales, como hacía el PRI. Debemos estar seguros de que si López Obrador consigue lo mismo, los resultados serán peores que los sexenios priistas.
No hay ninguna base para creer el cuento morenista de que hoy las cosas son diferentes, de que muchas cosas han cambiado con Morena en el poder, de que “no somos lo mismo que los corruptos del pasado” cuando todos estamos mirando que sus resultados son peores, que los de entonces. Tampoco es creíble el cuento de que sólo buscan actualizar y modernizar el sistema electoral para hacerlo más funcional y barato. Lo que quieren y al final lo confiesan con todo cinismo es poner al INE o al que pongan en su lugar bajo el control de la Secretaría de Gobernación, que es exactamente lo que hacía el PRI, ese es el punto fundamental, lo demás es puro engaño.
Defendamos la autonomía del INE, porque es parte de nuestro estado de derecho, pero también porque representa la única posibilidad de cambiar de hombre y de partido en el poder de manera legal y pacífica. Si el presidente López Obrador y Morena lo someten o lo suprimen, tendremos que conformarnos a una dictadura centralista. Decidámonos a luchar, no sólo por más democracia, sino por una vida mejor para todos.
Lo publicado es responsabilidad de quien escribe y no refleja el pensar o sentir de Semanario Laguna.
INM.
Patrick O’Heffernan, Ajijic, JAL. Spencer McMullin of Spencer’s Office S.C. Abogados posted a warning that INM (Instituto Nacional de Migración). was setting up checkpoints throughout Mexico to confirm Expat’s residency status. According to the post, immigration has changed its policy and is now detaining non-Mexicans legally in the country who are not carrying their original immigration or residency documents on them.
This is apparently in response to INM’s analysis that many people are here with expired tourist cards and not returned home prior to their expiration due to Covid travel restrictions. So far no checkpoints have been seen in Lakeside, but reports have been posted in Facebook groups that cars have been stopped on the way back from Guadalajara through Jocotepec.
The post warns that if your papers have expired you should stay home and if you are legal you should always carry your original documents such as your Temporal, your Permanente or a valid visa, especially if you are traveling to the beach. This may confuse some people who have obtained certified copies of their immigration cards and carry them for safety. The advice is to carry the original and save the copies at home.
Laguna verified the post with Spencer by chat through his office, receiving a message that some Expats have been detained, although it is unknown if it was either through errors or by inexperienced people. Other posts on social media have verified the problem. As of Wednesday May 19, the INS website section covering immigration documents for non-Mexicans was not loading, although various posts on social media claimed they were able to verify the policy with INS.
Rotas las negociaciones, la URSS se halló literalmente entre la espada y la pared. Estaba claro que Occidente había decidido aliarse con Hitler para un ataque conjunto en su contra y, por otro lado, no había duda de que los japoneses estaban decididos a apoderarse de los territorios rusos en el Lejano Oriente. No hacía mucho que habían sido frenados en Mongolia gracias al arrojo del Ejército Rojo y a la dirección acertada del futuro mariscal soviético Gueorgui Zhúkov, héroe de la batalla de Jaljin-Gol. No quedaba más opción que aceptar la oferta de Hitler de un tratado de paz y cooperación mutua entre ambos países, por muy repugnante y deshonrosa que pudiera ser. Aliarse con Hitler era asirse a un clavo al rojo vivo, pero la realidad no dejaba otro camino: había que ganar tiempo para salvar al país y a la revolución.
No es difícil explicar por qué Hitler rechazó la oferta británica y prefirió la alianza con Stalin. Ya dije antes que el verdadero propósito de Hitler no era ya un nuevo reparto del mundo sino su dominio completo, pasando por encima de todos y de todo, incluidos el imperio británico y el emergente imperialismo norteamericano. Por esa razón, el Führer no quería paz sino guerra, guerra sin cuartel y sin fin hasta consumar su ambicioso proyecto o perecer en el intento. Por eso no le interesó en lo más mínimo la oferta de Chamberlain.
Para la invasión segura de Polonia, Hitler necesitaba asegurar su frente oriental y evitar así el riesgo de una lucha en dos frentes, el occidental, que podía verse reforzado por las tropas británicas y francesas, y el oriental, que dependía enteramente de la URSS. Su plan de invadir Francia al año siguiente y a la propia URSS en 1941, le exigía, además, asegurarse la provisión de materias primas como el petróleo, y el acopio de granos y otros alimentos, de todo lo cual Rusia se ofrecía como una fuente segura y suficiente. Estas fueron las razones que inclinaron al jefe nazi a sellar el pacto de no agresión con la URSS, el llamado pacto Ribbentrop-Molotov firmado el 23 de agosto, es decir, al día siguiente de la ruptura definitiva de las negociaciones con occidente.
La proximidad de ambas fechas sirve de argumento a muchos para acusar a Stalin de un doble juego. Sobran las fuentes para demostrar que esto no es cierto, pero su exposición detallada cae fuera de los límites de este trabajo. Es verdad, en cambio, que el pacto reportó a la URSS la ventaja esencial de recuperar su frontera occidental de antes de la Primera Guerra Mundial; pero no se trataba, como dicen sus críticos, de un expansionismo y de un despojo a sus vecinos que lo igualaban con los nazis, sino de la necesidad estratégica de recuperar sus antiguas fronteras, que perdió en Versalles, para contar con una línea occidental más segura y más fácil de fortificar en prevención de un futuro ataque alemán. Esta pretensión legítima fue comunicada en su momento a los aliados occidentales, y fue una de las razones de éstos para rechazar la alianza que les proponía Stalin: no querían ayudar a defenderse a su peor enemigo. Hitler, más astuto y pérfido, aceptó la demanda pensando en recuperarlo todo más tarde.
La verdadera Segunda Guerra Mundial no comenzó con la declaración formal de Gran Bretaña del 3 de septiembre de 1939, sino con la invasión de Francia en mayo de 1940 y el escape apresurado de los ejércitos británicos ante el empuje arrollador de Alemania. Los británicos y norteamericanos no se decidieron a luchar en serio contra Hitler sino cuando quedó claro que este iría contra ellos tarde o temprano para hacerse con el control mundial. A pesar de eso, salvo los bombardeos ineficaces de Hitler a Londres, la participación de ambas potencias puede calificarse de marginal. Desde la rendición de Francia el 25 de junio de 1940, británicos y norteamericanos se constriñeron a la guerra en el norte de África contra las tropas de Rommel, con el único objetivo de defender los intereses del Imperio británico en el Magreb y para mantener funcionando el canal de Suez, por donde circulaban las mercancías y las materias primas de y hacia las islas británicas. Nunca tuvieron un verdadero cuerpo a cuerpo con las fuerzas de Hitler. Esto le permitió al Führer concentrar el 75% de sus efectivos terrestres y aéreos en el ataque a la URSS.
Mucho se ha alegado que el rápido avance alemán de las primeras semanas y el enorme costo en vidas y recursos de todo tipo que tuvo que pagar la Unión Soviética, fueron responsabilidad de la confianza ciega de Stalin en la palabra y la firma de Hitler. Su ejército y su armamento, dicen, eran una verdadera ruina comparados con las modernas tropas de Hitler. También esto es falso, aunque tampoco puedo entrar en los detalles. Me limitaré a tres argumentos de carácter general, pero absolutamente evidentes: 1) El propio pacto Ribbentrop-Molotov, cuyo objetivo principal era ganar fronteras seguras en previsión de un ataque proveniente de Alemania. 2) El triunfo aplastante de la URSS. Salvo que se crea en los milagros, resulta punto menos que imposible imaginar cómo en tan poco tiempo y bajo el nutrido fuego alemán, se pudo remontar el desastre que dicen hasta convertirlo en una resonante victoria. 3) La situación material de Rusia en el momento del ataque. Sus críticos olvidan que el país de los soviets venía a) de la guerra ruso-japonesa de 1904-1905, que fue un costoso desastre, en particular para sus fuerzas navales; b) de la primera revolución de 1905-1907, que cobró cientos de vidas e ingentes recursos para aplastar a los trabajadores; c) de los terribles daños de la Primera Guerra Mundial que, además de los miles de muertos en el frente, desorganizó su economía, dislocó el transporte y redujo drásticamente la producción de alimentos, ya que el 80% del ejército eran campesinos uniformados que dejaron el arado para empuñar el fusil. Y a esto hay que añadir la sangrienta guerra civil de 1918-1920 y la feroz lucha ideológica contra Trotski y Bujarin, que duró desde la muerte de Lenin hasta el congreso del partido en 1927. Rusia, pues, no pudo retomar el crecimiento sino a partir del primer plan quinquenal, que comenzó a aplicarse en 1928. Cuando Hitler inició el ataque, el 22 de junio de 1941, iban escasamente poco más de dos planes quinquenales y medio.
La debilidad económica y militar de Rusia, en la medida en que realmente existían en el momento del ataque alemán, nacen de aquí y no de la falta de visión estratégica ni de la ciega confianza de Stalin en la palabra de Hitler. Y a pesar de esas debilidades, la URSS se rehízo rápidamente, superó los daños profundos de la primera embestida y derrotó a la Wehrmacht y a la Luftwaffe de Hitler, con todo y su fama de imbatibles. Y todavía hay quien dice que la Revolución de Octubre fue un error y un horror que la humanidad no debe volver a repetir. Por todo lo dicho hasta aquí y teniendo en cuenta la peligrosidad del enemigo, los 26 millones de muertos, las 1, 500 ciudades arrasadas y las más de cien mil aldeas desaparecidas, los miles de aviones destruidos en tierra, las decenas de grandes fábricas derribadas y saqueadas y las miles de hectáreas de cultivos destruidos, junto con la participación marginal de los aliados, me parece que no hay duda de que fue la URSS quien ganó la Segunda Guerra Mundial.
Curiosamente, en los días posteriores a la derrota de Hitler, nadie ponía en duda esta verdad elemental. Es muy conocido el mensaje que Churchill envió a Stalin el 8 de mayo de 1945, el mismo día en que Alemania firmó su rendición: “Las generaciones futuras reconocerán su deuda con el Ejército Rojo en una forma tan franca como lo hacemos nosotros que hemos vivido para presenciar estas pujantes hazañas”. ¿Qué sucedió después? ¿Por qué cambió tan radicalmente el punto de vista de Churchill? La explicación consiste en que, tanto Churchill como sus aliados consideraban que la URSS debía darse por satisfecha con tales elogios y que debía regresar a casa tranquila y satisfecha pero con las manos vacías. Y no fue así. La Europa Oriental liberada por el Ejército Rojo optó por organizarse como repúblicas populares o socialistas y unirse a la Unión Soviética para construir juntos un mundo mejor. Hitler y las potencias occidentales fraguaron y pusieron en ejecución una guerra mundial devastadora para acabar de raíz con el socialismo, pero lo que obtuvieron fue exactamente lo contrario: un bloque de naciones socialistas que representaba una fuerza mucho mayor y más invencible que la antigua URSS en solitario.
Esto redobló la decisión de acabar también con tal enemigo empleando cualquier medio lícito o ilícito. Se reactivó e intensificó como nunca antes la “guerra fría”, ahora con nombre y apellido creados por el periodista norteamericano Walter Lippman, pero que, en los hechos, venía operando desde los días de Wilson, como ya vimos. El objetivo era dar un giro de 180 grados a la imagen que el mundo tenía de la nación vencedora de la “bestia nazi”; había que transformar al héroe en villano y al amigo de antes en el enemigo de hoy. Para eso se valieron de todo tipo de infundios y calumnias contra la URSS y el socialismo; les negaron hasta el más pequeño mérito y resaltaron y exageraron hasta la caricatura sus defectos y errores. Así nació la arbitraria y falsa equiparación de Stalin con Hitler, y de la URSS con la Alemania nazi, y así nació también el combate contra el “mito” de que la URSS ganó la guerra.
Después de la caída del bloque socialista en 1991, la guerra fría amainó: el enemigo había sido vencido y ahora era considerado por Occidente como una nueva y vasta colonia, lista para ser explotada por sus capitales. Pero la dialéctica del desarrollo les tenía una nueva sorpresa: sin saber cómo ni cómo no, de pronto se encontraron con que las “nuevas colonias” se habían vuelto a transformar en potencias mundiales que cuestionaban, ahora con nuevas armas y con nuevos recursos, su hegemonía mundial. Esto reavivó con más fuerza la guerra fría. El portal español MUNDO OBRERO relata con elocuencia en qué consiste, antes y ahora, esta guerra ideológica:
“Pero para darle la vuelta a la realidad y que 80 años después la mayoría de los europeos piensen que los norteamericanos derrotaron a Hitler (…) pusieron en marcha un plan sistemático de adoctrinamiento secreto que ha estado funcionando como mínimo hasta los años setenta. En la construcción de “la Gran Mentira” (…) movilizaron la práctica totalidad de la poderosísima industria cultural: cine, medios de comunicación, universidades, teatro, música culta y popular. Contaron con dinero a espuertas (…) utilizaron hasta 164 fundaciones para canalizar los fondos reservados, algunas creadas por la CIA y otras tan conocidas como la Fundación Rockefeller, la Carnegie o la Ford. Tiene su gracia macabra que la Fundación Ford estuviese propagando la afinidad entre Stalin y Hitler, cuando era conocida la mutua admiración que se profesaban Henry Ford y Adolf Hitler. El único cuadro que adornaba la oficina nazi del Führer en Viena era un retrato de Ford. Entre 1963 y 1966, casi la mitad de las donaciones que recibieron esas 164 fundaciones procedían de los fondos de la CIA”.
Es en este contexto que aparece y se explica la aparentemente extemporánea pregunta de ¿quién ganó la Segunda Guerra Mundial?, así como los intentos, absurdos a primera vista, de reescribir la historia. Es la nueva guerra fría que busca distorsionar la imagen de China y Rusia con miras a someterlas o exterminarlas, como el único obstáculo serio que se opone al proyecto imperialista de dominación mundial. Y así se explican también la solitaria celebración de la victoria por la Federación de Rusia y el silencio sepulcral de Occidente.
El presidente de Rusia dice verdad cuando afirma “La guerra la ganamos nosotros”. Y también cuando remacha dirigiéndose a los veteranos: “Ustedes salieron vencedores absolutos en la batalla contra el nazismo y eternizaron la memoria del 9 de mayo de 1945. Siempre recordaremos que fue el pueblo soviético (subrayado de ACM) quien demostró el máximo heroísmo (…); durante los tiempos más duros de la guerra, durante las batallas cruciales (…) contra el nazismo, nuestra nación estaba sola en el camino penoso, heroico y abnegado hacia la victoria”. ¿Alguna duda, señores que hoy se cuelgan con todo cinismo la medalla del triunfo? Y Putin actualiza su mensaje: “Desafortunadamente, se intenta desplegar una gran parte de la ideología nazi (Ucrania y sus protectores y aliados, ACM) y las ideas de aquellos que estaban obsesionados con la teoría delirante de su propia supremacía (como hoy Estados Unidos, ACM). Y advierte: “Aquellos que están tramando nuevas agresiones no pueden ser perdonados ni justificados”. Como dice nuestro pueblo: bajo advertencia no hay engaño.
Sin embargo, pienso que Rusia no debería olvidar que la guerra fría, la guerra sucia de desprestigio y calumnias sin nombre contra el heroico pueblo soviético, recibió una ayuda invaluable de la denuncia, unilateral y artificialmente inflada, de los “crímenes de Stalin” por parte de Nikita S. Jruschov (ucraniano por cierto), en el XX Congreso del PCUS. Esa soga en el cuello acabó ahogando, junto con otros factores negativos, a la URSS, y es la misma que hoy no deja moverse con libertad y orgullo a la Rusia actual. No puede emprender ni decir nada radical y decisivo para la humanidad sin que de inmediato surjan “los crímenes” del feroz “dictador soviético” para acallar su voz. Ya es hora de que Rusia y los rusos se sacudan de encima este sambenito, documentando y publicando un estudio completo, detallado y preciso sobre quién fue realmente Stalin, qué fue lo que hizo bien y qué lo que hizo mal y por qué. No olvidemos que, al final del día, fue él quien condujo a la URSS a la victoria sobre los nazis de que se enorgullecen con razón las nuevas generaciones de rusos. Hay que dar la cara al mundo con la verdad en la mano para que Rusia sea libre de hablar y actuar sin que le saquen los cadáveres del clóset. Tal vez esa es la señal que la juventud rusa espera para volver a hacer de su país una verdadera potencia socialista al lado de China.
Foto: Archivo.
Patrick O’Heffernan, Ajijic JAL. A social science survey of expats in Mexico is now being conducted by postgraduate students at UdG, using the web-based tool Survey Monkey to gather data from Lakeside, Puerto Vallarta and possibly other locations with high expat concentrations. Local expats can take the survey b y computer or on their phones.
Dr. Marco Córtes , Rector of UdG between 2008 and 2013, and CUCosta Research Professor Dra. Cecilia Soraya Shibya Soto, are managing the study which they expect to give a detailed picture of the expats living in Lakeside and other areas, in order “to know the effect of the social, economic, recreational and cultural practices of the foreign population, along with the main characteristics of their socio-moral, civic and political identity in the community and how the interaction of this foreign community with the local community has contributed to economic development, urban space and identity construction.”
“With this data,” Dr. Shibya told Laguna, “ the needs, opinions and contributions of the foreign community will be better understood and heard, and this will enable various sectors to integrate with them for the improvement of all.”
The 50 question multiple-choice survey is designed for permanent and temporary residents and is voluntary and anonymous. It covers location, income, religion, living costs, language, local involvement, cost of living, and recreation to give the research team a detailed demographic snapshot of expat communities. It will not answer questions about the population of expats, but could provide data that can be extrapolated into population estimates.
The researchers are hoping for a large number of respondents to give them not only a statistically reliable data set, but also to make the information useful to other institutions and provide a baseline of information on the expat communities. They are working with a number of local organizations to distribute the survey, so it may arrive in people’s mailboxes from a variety of sources. Expats may also have participated in similar surveys by the TransAmerica Center for Retirement Studies and Expats in México which are more financially focused.
To take the survey, you may use either a phone or a computer. For a phone, hold the phone’s camera over the QR code printed here or that you receive in an email, and it will take you to the SurveyMonkey page with the questions. For those using computers or tablets, you may also access the survey at https://es.surveymonkey.com/r/iiigajijic which will take you to the Survey Monkey page of the Instituto de Investigaciones en Innovación y Gobernanza where the survey is located.
You may request the results or send questions to ceciliasshibya@hotmail.com
El 9 de mayo de este 2021, la Federación de Rusia fue el único país del mundo que celebró como se merece, el triunfo de las fuerzas aliadas sobre la Alemania nazi. ¿Cómo se explica el curioso y universal silencio que guardó la mayoría de los países, en particular los que jugaron un papel activo en la Segunda Guerra Mundial? ¿Es que ya se les olvidó la magnitud de la tragedia y el tamaño del peligro que se cernió por un momento sobre la cabeza de todos los seres humanos?
En estos últimos años se habla cada vez más del propósito de revisar y reescribir la historia de los sucesos mundiales a partir del surgimiento del primer experimento socialista encabezado por Vladímir Ilich Lenin en octubre de 1917 (calendario bizantino), pero en particular la historia de la Segunda Guerra Mundial.
¿Qué se esconde tras de este empeño de cambiar la historia de las dos tragedias mundiales? La respuesta es sencilla: la tenaz decisión de occidente de eliminar de raíz el socialismo, al que considera, desde el momento mismo de su aparición en 1917, como el enemigo más peligroso para el modelo capitalista de producción. Hay pruebas de eso. El 2 de diciembre de 1917, es decir, a menos de un mes del triunfo de la revolución rusa, el presidente norteamericano, Thomas Woodrow Wilson, al ser consultado por su secretario de Estado, Robert Lansing, sobre la posibilidad de reconocer al gobierno de Lenin, respondió: ¡Imposible! El régimen bolchevique es una conspiración demoniaca (…) es especialmente ofensiva su doctrina de la lucha de clases, la dictadura del proletariado y su odio hacia la propiedad privada (Ronald E. Powaski, Historia de la guerra fría, p. 18. Powaski es historiador norteamericano).
Así pues, la lucha del imperialismo por erradicar de la faz de la tierra el experimento socialista, nunca fue una simple equivocación sino una decisión bien asentada en el conocimiento de los principios básicos de la doctrina socialista y de las medidas políticas que trata de poner en práctica al llegar al poder. De ahí que su propósito, independientemente de los distintos giros de estilo y de énfasis que le han impuesto las circunstancias, nunca fue otro que la eliminación total y definitiva del socialismo en todo el mundo. La posición de Wilson fue el punto de partida de la guerra de exterminio contra el gobierno de Lenin, ayudando con armas, dinero y asesoría a la contrarrevolución interna de los llamados “guardias blancos”; mediante el desembarco de tropas aliadas en el lejano noroeste y de los japoneses en el Lejano Oriente, para asesorar a la llamada “legión checoslovaca” en la conquista de Siberia. Esta política culminó con la sangrienta guerra civil de 1918-1920, armada y financiada desde el exterior por los aliados, que fue finalmente aplastada por el Ejército Rojo, entonces en formación, a un alto costo en vidas y recursos.
Pero con esa derrota, la guerra de exterminio no hizo más que cambiar de forma, echando mano de nuevos recursos como el bloqueo financiero, tecnológico y comercial a la URSS para aislarla y hundirla en una grave crisis económica. Sin embargo, la recién terminada Primera Guerra Mundial (1914-1918) había dejado un panorama peor en Occidente: enormes masas de trabajadores hambrientos y desempleados, sin vivienda, sin servicios, sin medicinas y sin ayuda oficial de ningún tipo. Por todo eso, crecía por momentos la inclinación hacia un cambio revolucionario semejante al llevado a cabo por los obreros y campesinos de Rusia. Era urgente frenar este giro peligroso de la opinión de los maltratados por la guerra y atajar la “peste bolchevique” que cundía entre ellos.
Fue así como, entre otras medidas, nació la guerra ideológica sin cuartel para “denunciar” los horrores del socialismo y el carácter torvo y criminal de sus dirigentes. El propósito era vacunar a los hambrientos contra el “virus del comunismo”, y para eso se tornó indispensable crear una nueva narrativa de la Primera Guerra Mundial y de los sucesos ocurridos desde 1917, es decir, se hizo necesario “reescribir” la historia, tal como está ocurriendo ahora.
Pero esta primera versión de la “guerra fría” siguió un camino distinto al de su versión clásica. En su discurso del 9 de mayo, una pieza sobria, mesurada y breve pero apegada a la verdad histórica, el presidente ruso Vladímir Putin dijo algo muy revelador a este respecto: “Han pasado casi 100 años desde la época en que la abominable bestia nazi estaba ganando insolencia y fuerza depredadora en Europa Central. Las consignas de supremacía racial y étnica, antisemitismo y rusofobia eran cada vez más cínicas. Los acuerdos diseñados para detener el deslizamiento de tierra hacia una guerra mundial se rompieron fácilmente. (subrayado de ACM). En mi opinión, el presidente Putin alude a la conducta cómplice de las potencias imperialistas vencedoras en la primera guerra, que no solo permitieron la libre actividad propagandística de los nazis, sino que ayudaron activamente a Hitler a crecer y fortalecerse con el propósito de prepararlo para desencadenar la Segunda Guerra Mundial.
Está suficientemente probado que el periodo entre las dos guerras puede definirse como el periodo del olvido y la traición al Tratado de Versalles, firmado por las potencias vencedoras y Alemania para poner fin a la primera contienda. Ese tratado imponía a los alemanes condiciones severas sobre expansión territorial, número y armamento de sus tropas, prohibición de reconstruir su fuerza naval y una pesada indemnización de guerra a pagar puntualmente a los vencedores firmantes del Tratado. Tales cláusulas tenían el propósito de impedir el expansionismo y el rearme de Alemania o, lo que es lo mismo, evitar una nueva guerra, como dice Putin. ¿Por qué no dieron el resultado esperado? ¿Qué fue lo que falló? Simplemente, que los encargados de hacer cumplir el Tratado rápidamente lo olvidaron en aras de permitir a Hitler hacer exactamente lo que ese documento le prohibía expresamente, incluido renunciar al pago de las indemnizaciones de guerra a ellos mismos.
Los hechos hablan. La primera violación al Tratado de Versalles fue el Tratado de Locarno, el primer acuerdo internacional de las potencias vencedoras con Alemania después de Versalles, firmado en 1925. Según este acuerdo, Alemania, Francia y Bélgica se comprometían a garantizar la inviolabilidad de las fronteras germano-francesa y germano-belga trazadas en Versalles; Inglaterra e Italia firmaron como garantes del pacto. Mucho se puede decir sobre la legitimación de Alemania en este pacto, pero el verdadero fondo de la maniobra consistió en que no se extendió la misma garantía fronteriza a los vecinos orientales de Alemania, es decir, a Polonia y Checoslovaquia, con lo cual se le dejó abierta la puerta para una futura invasión, como finalmente ocurrió. Con esto, las potencias imperialistas buscaban impulsar el renacimiento y la fortaleza de Alemania a costa de sus vecinos orientales y alejarla de la tentación de lanzarse sobre occidente.
Las consecuencias del pacto no se apreciaron de inmediato; hubo que esperar al arribo de Hitler al poder, en febrero de 1933, para conocer sus frutos envenenados. En 1936, violando abiertamente el Pacto de Locarno, Hitler invadió la zona desmilitarizada de la Renania Francesa, sin que ninguno de los firmantes moviera un dedo para impedirlo; mediante un “plebiscito” recuperó la cuenca del Ruhr, en posesión de Francia para resarcirse de la falta del pago de las reparaciones de guerra; inició la reconstrucción acelerada de su ejército y la modernización de su armamento; declaró públicamente su retirada de la Sociedad de Naciones, lo que le dejaba manos libres para llevar a cabo sus planes. Nada de esto inmutó a los aliados.
En el terreno de la moral y los derechos humanos, comenzó asesinando a sus rivales políticos a sangre fría; ordenó el incendio del parlamente para poder perseguir a los comunistas y otras minorías políticas y raciales;, expulsó a los judíos del ejército y los cargos públicos; multiplicó los pogromos (matanzas y despojos masivos) en su contra; les prohibió el ejercicio de muchas profesiones e incluso su ingreso a las Universidades; hizo mas riguroso su confinamiento en ghetos; dispuso la esterilización forzosa de discapacitados, deformes, retrasados y enfermos incurables; organizó las matanzas conocidas como la “noche de los cuchillos largos” y la “noche de los cristales rotos”; ordenó la quema de los libros prohibidos y la expulsión de científicos, intelectuales y artistas, judíos o no de pura sangre aria, como Einstein, Thomas Mann y Bertolt Brecht. Esta escalofriante aunque cronológicamente desordenada enumeración de abusos y crímenes, fue bien conocida en Europa y en el mundo, particularmente por las clases gobernantes y ricas, y dice mucho de su contubernio con Hitler el que no se conozca una sola denuncia o una sola condena de su parte.
Así, llegamos al año 1938, el año en que la Segunda Guerra Mundial entró en la recta final. El 13 de marzo, Hitler se anexó Austria alegando que la mayoría de sus habitantes eran de raza alemana; Chamberlain, primer ministro británico, justificó su inacción diciendo que ningún inglés estaría dispuesto a dar la vida porque dos pueblos alemanes desearan reunificarse. El 24 de septiembre, Hitler lanzó un ultimátum contra Checoslovaquia exigiendo la entrega de los Sudetes, la zona limítrofe con Alemania. Los checoslovacos se resistieron y Gran Bretaña intervino en el conflicto. Luego de varias entrevistas secretas con Hitler y de varios chalaneos con Francia, el 30 de septiembre se firmó el pacto de Munich por el cual Chamberlain y Daladier cedían los Sudetes a Hitler, sin el consentimiento y sin la participación de Checoslovaquia. A cambio, Hitler prometió no reclamar un centímetro más de tierra. Daladier en Francia y Chamberlain en Inglaterra fueron recibidos como héroes “por haber salvado la paz de Europa”. El 15 de marzo de 1939, Hitler invadía y se anexaba Checoslovaquia completa.
A esta conducta de las potencias imperialistas los historiadores de Occidente la denominan “política de apaciguamiento”. El nombre proviene de la explicación que el Primer Ministro británico dio a su país y al mundo: su objetivo, que no podía ser más noble ni más justificado, era “apaciguar” a Hitler saciando su apetito territorial para calmar sus ansias de conquista por medio de las armas, todo para salvar al mundo de una guerra de proporciones apocalípticas. Pero el argumento se viene abajo no solo por su monumental fracaso, pues la guerra de todos modos ocurrió, sino también porque la política de apaciguamiento continuó incluso después de iniciada la guerra. Está demostrado que el gobierno británico siguió buscando el entendimiento con Hitler en pleno desarrollo del conflicto, ahora para proponerle repartirse el mundo entre ambas potencias, manos libres en todo el territorio de Europa Oriental, incluida Polonia con quien acababa de firmar un pacto de defensa mutua.
También queda totalmente desvirtuado el argumento por lo que los mismos historiadores llaman “la extraña guerra”. Después de la invasión de Polonia el 1º de septiembre de 1939, Gran Bretaña se vio forzada a declarar la guerra a Alemania para evitar el ridículo mundial, lo que hizo dos días después, el 3 de septiembre de 1939. Lo “extraño” consiste en que, después de la declaración, no paso nada más: no hubo ningún preparativo, ningún reclutamiento de emergencia, ningún desplazamiento de tropas. ¡Nada! Parecía que la declaración misma había dejado exhausta, o satisfecha a Gran Bretaña. Mientras, las élites pro fascistas de Francia e Inglaterra exigían negociaciones urgentes al mismo tiempo que llamaban a la población a oponerse a un enfrentamiento con Alemania. Todos estos hechos refuerzan la explicación de que la verdadera causa de la conducta de los imperialistas no se explica por el deseo de defender la paz mundial, sino por su intención de usar a Alemania como ariete contra la Unión Soviética y su experimento socialista.
Adornos teóricos aparte, no hay duda de que la Primera Guerra Mundial fue una guerra entre las naciones imperialistas por la hegemonía mundial. Ya en esa guerra, el factor desencadenante fue Alemania que, con su vigoroso desarrollo económico e industrial a partir de su unificación en 1871, irrumpió en un mundo ya repartido entre las potencias con un desarrollo más antiguo exigiendo un nuevo reparto del planeta. Como sabemos, Alemania perdió la guerra pero eso no resolvió su necesidad de mercado para su producción. Las duras condiciones que le fueron impuestas por los vencedores en Versalles, le sirvieron de acicate para una acelerada reconstrucción y para armarse mejor con vistas a una nueva guerra. Esta vez ya no sería por un nuevo reparto, sino por el dominio total del mundo.
La Primera Guerra Mundial, además, aceleró la maduración de las condiciones para que el proletariado y el campesinado de los países beligerantes, incluida la Rusia de los zares, sintieran la necesidad y adquirieran la capacidad de tomar el poder para construir una sociedad radicalmente nueva, que garantizara la libertad y el bienestar de las mayorías. Esto fue la Revolución de Octubre en Rusia. A partir de esa revolución proletaria, la pugna interimperialista por la supremacía mundial se hizo más compleja: ahora había un tercer concursante, un enemigo más peligroso que cualquiera de los anteriores. Ya hemos visto que los líderes principales del llamado “mundo libre” tuvieron claro el problema desde el primer momento y que a tiempo decidieron que la dirección principal de su lucha tendría que ser en contra de este nuevo enemigo con el fin de destruirlo por completo. Y eso fue lo que hicieron en el periodo de entreguerras, como acabamos de ver. Así, y no de otra manera, se explican sus ayudas y complicidades con Hitler y su silencio de tumbas ante sus crímenes y atrocidades.
Ya vimos como Chamberlain y su gobierno siguieron buscando canales secretos para negociar con Hitler después de estallar la guerra. Pero hay más. Al mismo tiempo que cortejaban a Hitler, rechazaban una y otra vez la oferta de Stalin de una alianza para hacer frente al peligro nazi. “En septiembre de 1934, la Unión Soviética pasó a formar parte de la Sociedad de Naciones (…) durante los siguientes cuatro años, Stalin trató de crear una alianza con Gran Bretaña y Francia, sin éxito. Los gobiernos derechistas británicos de Baldwin y Chamberlain mostraron una actitud marcadamente anticomunista y se negaron a aceptar las garantías personales de Stalin conforme él no tenía interés en prestar apoyo a las revoluciones de Europa ni en ningún otro lugar (Chris Bambery, Historia marxista de la Segunda Guerra mundial. Bambery es un historiador británico).
Stalin persistió en su oferta hasta el último momento. Muy poco antes de la invasión de Polonia y el inicio formal de la guerra, una delegación franco-británica arribó a Moscú con la aparente misión de concluir un pacto de defensa mutua. La primera sesión tuvo lugar el 12 de agosto de 1939. Pero durante el desarrollo de las pláticas, fue quedando claro que no había verdadera intención de llegar a un acuerdo; se trataba solo de la prolongar la negociación para obtener la mayor información posible. La delegación soviética decidió plantear la cuestión esencial: ¿estaban los aliados dispuestos a obligar a Rumania y Polonia a permitir el paso por su territorio del Ejército Rojo con destino a Alemania? De ello dependía toda la negociación, dijeron. Tras muchas evasivas, la respuesta final fue no y los soviéticos pusieron fin a la farsa el 22 de agosto de 1939, es decir, nueve días antes de la invasión a Polonia y doce antes de la declaración oficial de guerra por parte de Gran Bretaña.
La conducta de los aliados ha sido totalmente esclarecida por la investigación histórica: “Inglaterra, a espaldas de la URSS, efectuaba negociaciones secretas con el Reich fascista”; en el curso de las conversaciones “hizo propuestas de largo alcance acerca de la colaboración anglo alemana y la firma de un acuerdo de no agresión, no intervención y reparto de las esferas de influencia entre los dos países (…) los círculos gubernamentales ingleses prometían a los hitlerianos suspender las conversaciones con la URSS y negar a Polonia las garantías que había firmado poco tiempo antes”, es decir, ofrecían a Hitler, sin ningún escrúpulo la cabeza de Polonia (ver Oleg A Rzheshevski, La Segunda Guerra mundial. Mito y realidad; Ed. progreso. pp 84-85).
© 2016. Todos los derechos reservados. Semanario de la Ribera de Chapala