Antonio Flores (Jocotepec, Jal.).- “Celebramos este 20 de noviembre 486 años sintiendo orgullo de ser jocotepenses”. Así lo declaró Diana Amezcua Machuca, responsable del Archivo Histórico de Jocotepec y se deleita haciendo una breve reseña de la fundación de esta localidad ribereña.
Es importante recalcar esta fecha no sólo por la conmemoración de la Revolución Mexicana, “para nosotros (los de Jocotepec) es importante este día también por ser fecha de fundación de nuestro pueblo”.
Visiblemente emocionada, cuenta que a la llegada de los españoles, en estas tierras se encontraban asentados pueblos de indios cocas, de los cuales el más poblado era Cutzatlan (que posteriormente cambiarían su nombre a San Juan Cosalá) de donde saldrían doce familias que fundarían Jocotepec, aunque primero se asentarían en donde actualmente es Chantepec (Casas sobre el cerro).
Además de estos pueblos, existían otros como San Cristóbal Tzapotitlan (tierra de zapotes) y Axixic, todos éstos a la orilla del lago de Chapala. Por tal motivo, el lago siempre significó un medio de trasporte y una fuente de alimento para los pobladores de la región. Los asentamientos establecidos fueron conquistados pacíficamente por los franciscanos, que iniciaron con la evangelización ya que a la llegada de los españoles “en todas partes, hallaba una población industriosa y pacífica, dedicada a la agricultura y la industria; se veían por doquier campos bien cultivados”.
Jocotepec, Jalisco, fue fundado el 20 de noviembre de 1529, otorgada por Hernán Cortes al capitán Don Alonso de Ávalos, según el título de propiedad de este pueblo, ante el Escribano Real, cuya copia conservan sus vecinos “XILOTEPEC”. Conservó el nombre náhuatl (Cerro de guayabas, libro de bautizo de 1612), pero se le agregó “San Francisco” a este nombre, el cual conservaría por lo menos dos siglos después de la fundación.
Amezcua Machuca continuó relatando que en poco tiempo, las tierras del municipio fueron muy prósperas siendo uno de los principales lugares de abastecimientos de productos a la ciudad de Guadalajara.
La historiadora finalizó diciendo que “Jocotepec, desde su fundación, fue un pueblo rico, y en la actualidad lo sigue siendo. Tenemos la dicha de tener pueblo, montaña y lago siendo un hermoso lugar con tradiciones arraigadas”.
Por: Jesús Victoriano López Vega
En 1984 el nivel del Lago estaba muy bajo, apareciendo infinidad de ollitas de barro y de diferentes formas de utensilios, animales, rostros etc. Lo que me despertó interés en saber su origen, que por lógica tenía que ser en relación al Lago.
En 1986 la laguna se estaba recuperando de una de tantas sequías. A finales de julio de ese mismo año, me tocó ver desde la loma del cerro de las “antenas” una nube alargada y renegrida que estaba extendida sobre el horizonte del lago, se le veía una especie de torbellinos que absorbían agua en forma de embudos. Al día siguiente azotó, “picó” esa nube en forma de culebra en varios puntos del cerro, uno de ellos fue cerca al tercer salto del arroyo del “Tepálo” provocando un gran deslave en la vereda.
Posteriormente en 1999 por el mes de mayo antes de la temporada de lluvias, hubo un fuerte viento en forma de ciclón que provocó un gran zumbido que venía del poniente arrastrando polvo renegrido de las salitreras de los lagos secos por el rumbo de Sayula y Tzacualco de Torres.
Recuerdo que para ese entonces yo traía de brazos a mi hija y antes de que sucediera todo esto mi esposa tuvo un presentimiento; agarró de la mano a mi hijo porque vimos que el oleaje de la laguna empezó a ponerse “chinito”, (según los pescadores este oleaje lo conocen como “miraje” muy frecuente durante luna llena, cuando la marea está alta y cuentan que es cuando la laguna está enfurecida y algo está propenso a pasar, como una fuerte tempestad o ciclón).
En cuestión de minutos corrimos a casa de mi mamá porque el cielo se oscureció con polvo ceniciento, que era difícil de ver a distancia de cinco metros. Vi como chocaban a gran velocidad esas nubes grises en el cerro del “Pando de abujas” que venían del poniente. La gente que estaba ese domingo en la laguna, corría desesperada semejante a un hormiguero cuando está alborotado… letreros, anuncios y ramas de árboles resquebrajados y otros chocaban en las paredes de las casas que apenas se distinguían por el tizne, yo le cubría la cara a mi hija causa del polvo negro. Recuerdo que pregunté a los ancianos de ese entonces si habían visto algo semejante de lo sucedido anteriormente, dijeron que no habían visto pasar algo así antes. Hay que recordar que la laguna en ese tiempo estaba muy baja en su nivel y que posiblemente este suceso sería por su resequedad.
Y para el año 2008 a principios de agosto, casi la mitad del pueblo de San Juan Cosalá fue devastado por otra tromba que cayó en sus cerros, esto ocurrió por la mañana, provocando un gran deslave en el fraccionamiento Raquet Club, muchas de las casas quedaron tapadas de lodo y otras destruidas por grandes piedras. Desde Ajijic se veía un ambiente oscuro y nublado, a la hora y media se escuchaban las noticias de lo sucedido por la radio. Afortunadamente la gente más afectada pudo huir del suceso. Y no hubo reportes de muertes.
1.- Lo que más gustó a quienes fueron a presenciar el desfile del 16 de noviembre fue el carisma de los niños de prescolar disfrazados de revolucionarios.
2.- El simulacro de incendio que los Bomberos de Chapala realizaron al apagar el fuego de un cilindro con gas LP sorprendió a los presentes.
3.- Lo más vistoso fueron los múltiples colores que se vieron en las actividades deportivas como revolucionarias de los alumnos de las escuelas participantes.
4.- Las pirámides humanas como cada año estuvieron presentes.
5.- Los que más aguantaron fue toda la gente que esperó tres horas y media a que terminara el desfile y más quienes participaron en el recorrido por toda la Avenida Francisco I. Madero y Paseo Ramón Corona.
Foto y texto: D. Arturo Ortega.
Por: Jesús Victoriano López Vega
Se ha escrito poco o mucho sobre mitos, leyendas o simples relatos en relación a la Laguna de Chapala, algunos han quedado en el olvido, otros por transmisión oral de nuestros padres y abuelos siguen quedando y muy en especial entre los escasos ancianos pescadores y campesinos que aún viven en los pueblos ribereños.
Tales leyendas y mitos como es en el caso de los pescadores, hablan sobre los ciclos de los vientos y la luna que de cierta manera influyen en la pesca para bien o para mal. Los campesinos hablan sobre el temporal de lluvias, que también lo relacionan a los cuatro vientos de los puntos cardinales en relación a la Laguna.
Dicen que muy arriba en el cielo más arriba de las nubes se produce un fenómeno llamado “canícula” durante la temporada de lluvias y que es el choque de los cuatro vientos, impidiendo así la formación de nubes y ahuyentando la lluvia, provocando la escases de agua para la agricultura y que incluso en el caso de los pescadores afecta la gestación para la reproducción de peces. Dicho descontrol natural de resequedad ocasiona el nacimiento de plagas, zancudos, polillas y proliferación de alergias etc. etc.
Este tipo de fenómenos naturales el hombre de antaño, ha creado formas de interpretar la naturaleza, el caso del lago de Chapala no es la excepción. A través de la historia se han visto efectos naturales como es el caso de las típicas “culebras de agua” (que a mi punto de vista es la formación de una gran nube, provocando evaporación o absorción de agua, almacenándola en grandes cantidades a causa de la resequedad de ciertas áreas, produciéndose un efecto acompañado con fuertes vientos y descargas eléctricas, depositando el agua en reducidos pero fuertes chorros que caen en áreas secas conocidos como trombas). Hay opiniones incluso que las trombas azotan principalmente donde se encuentra mineral.
Cuando era niño a principios de la década de los 70 escuché a mis abuelos maternos hablar sobre la tragedia de Mezcala, el rumor se oía en la plaza, en la calle, en el molino de masa. Para ese entonces la iglesia era el medio de comunicación mas común, en misa de ocho de la mañana, decía el padre después de su sermón evangélico, que mucha gente había fallecido y que oraran por sus almas, ya que casi todo el pueblo había sido devastado por una tromba. Pues era la noticia más escuchada entre los lugareños.
Fueron 13 cendales de diferentes colores y seis fotografías del señor del Huaje lo que se exhibió en la casa de la cultura de Jocotepec por el 300 aniversario de la aparición del mítico Cristo. Al suceso llegaron alrededor de 200 personas
En la exhibición realizada después de la procesión y de la misa en honor al Señor del Huaje, el sábado siete de noviembre, también se ofreció una conferencia sobre el libro Los Dos Cristos, el cual habla sobre el origen del Señor del Huaje y Señor del Monte.
El curador de las prendas, indicó que se escogieron trece de los 60 o 70 cendales con los que cuenta el Señor del Huaje. Aunque aclaró que son muy sencillos, la gente los regala con devoción
La muestra permanecerá durante una semana en la casa de la Cultura de Jocotepec a partir de la fecha de su inauguración.
Fotos y texto: Domingo Márquez.
Fiestas del Señor del Monte en Jocotepec.
Nuestra siguiente jornada acuática nos llevó a recorrer un nuevo segmento de la enorme ribera sur-oriente de la Laguna Sagrada, hasta desembarcar en el pueblo por donde sale la Luna, un bellísimo poblado ubicado en la región sur de la ribera del vaso sagrado.
Entre lo más destacado de esa jornada estuvo el hecho bastante cómico por cierto de que Alicia, Juanito, Félix, Natalia y yo fuimos erróneamente tomados por misioneros de culto extranjeros provenientes de los Estados Unidos para evangelizar en el pueblo, así como por la rápida reacción que tuvo el hijo de Don Antonio introduciendo su mano en el agua para rescatar uno de los zapatos de Juanito que este había tirado por la borda ante el beneplácito de los pequeños Ignacio y Vicente y la mirada de terror de Alicia.
Nuevo Camino concluyó sin mayores eventualidades con una jornada que consideramos exitosa por la suave calma y la fresca brisa que acompañaron a la Santa María durante todo el camino y que quizás nos anunciaba estábamos cerca de conseguir nuestra anhelada meta de comunión y contacto con lo más íntimo y oculto del poderoso espíritu de la Laguna Sagrada.
Aunque ninguno de nosotros lo manifestara, ese era el secreto gritado a voces desde nuestros corazones. Lejos me encontraba yo de imaginar la extraordinaria experiencia que viviría en nuestra próxima y última jornada, la cual nos llevaría de regreso a nuestro punto de partida, iniciado muchas jornadas atrás y que completaría el primer círculo sagrado alrededor de nuestra querida Laguna.
Después de casi una hora de fervorosa oración dentro de la bella iglesia de Tizapán para dar gracias por la jornada realizada y una vez afuera entre cantos y risas y gozando de un auténtico festín producto de los deliciosos chayotes que nos fueron obsequiados por los amables habitantes del pueblo por donde la Luna ya salía detrás de sus majestuosas montañas, nos alejamos en autobús de línea cansados pero contentos y con rumbo a nuestro centro de operaciones ubicado justo al otro lado del Vaso Sagrado y dentro de sus montañas ribereñas.
Nuevo Camino concluía exitosamente una bella y pacífica jornada.
Se Cierra el Círculo Sagrado
Era sábado por la noche y el campamento de Nuevo Camino ubicado en las montañas ribereñas era un altar. Todos sus integrantes habíamos pasado lista de presente y aunque existía enorme excitación y alegría, predominaba el recogimiento y la oración comunitarias.
En el aire podía percibirse claramente una enorme expectación pues todo en el bello entorno natural que circundaba a la Laguna Sagrada exhumaba una paz reconfortante y una silenciosa espera.
El mismo sentimiento existía en nuestros corazones, dentro de los cuales compartíamos silenciosamente la intuición de que algo grande y bello estaba por ocurrir en el vaso sagrado.
El fin de semana había iniciado para todos nosotros con la ascensión ritual de una montaña ubicada a medio camino de distancia entre la ciudad de Guadalajara y la ribera poniente de la Laguna Sagrada; dicho lugar había sido consagrado a conmemorar el sacrificio ritual de Jesús de Nazareth, que le había llevado a cristificar en su persona la manifestación de una sublime, indescriptible y poderosa energía espiritual de luz y amor para beneficio, guía y protección de la humanidad y que era visitado frecuentemente por numerosas peregrinaciones.
El silencio y la oración constante fueron la tónica característica de nuestra ascensión la mañana de ese sábado, solo interrumpida de cuando en cuando por las refrescantes ocurrencias de los pequeños Ignacio, Vicente y Juanito.
Una vez reunidos todos en la cumbre y ante la enorme cruz que le coronaba, Krista dirigió una bella petición comunitaria por el bienestar de la Laguna Sagrada a la cual se unieron de manera espontánea y entusiasta todas las familias que habían coincidido con nosotros en ese espacio sagrado.
Cansados pero contentos y llenos de una reconfortante energía reemprendimos el camino por la carretera que nos llevaría a Jocotepec, el “pueblo del cerro con frutas” ubicado en el extremo occidental de la Laguna Sagrada, para de allí tomar la desviación a su carretera ribereña con rumbo a la casa que hacía las veces de nuestro improvisado centro de operaciones, ubicada en las montañas que circundaban su ribera norte.
El Pueblo del Cerro con Frutas
Siendo uno de los más antiguos asentamientos de la Laguna Sagrada, el pueblo que fue fundado “en el cerro con frutas” hacia 1361 por tribus de origen náhuatl que llegaron a la Laguna en migración desde el norte del país, ha existido desde antes de la llegada de los españoles, conservando hasta nuestros días su antiguo nombre de Jocotepec.
Siendo la puerta occidental de ingreso hacia la ribera norte del vaso sagrado, este pequeño y bello poblado aún conserva parte de su original y ancestral belleza, siendo asiento de antiguas y bien conservadas tradiciones. La veracidad de estas afirmaciones sería prontamente corroborada por Nuevo Camino cuando al arribar al mismo y apretujados en dos automóviles fuimos testigos del inicio de una tradicional peregrinación en honor de Nuestro Señor del Monte, uno de los patronos de la localidad.
– Oigan, ¿ Qué les parece si le seguimos con esta peregrinación ? preguntó Félix a bocajarro y con gran entusiasmo introduciendo casi medio cuerpo por la ventanilla de quienes apretujados constituíamos la tripulación del segundo carro.
– Entonces, ¿ Esa fue la razón por la cual te paraste aquí en el pueblo ? – le pregunte adivinando su respuesta.
– Sí, pero miren, está iniciando la peregrinación más importante del año aquí en el pueblo, y no nos la podemos perder, ¿ qué dicen ? Los demás integrantes del grupo que están en mi carro ya están de acuerdo – nos preguntó, sabedor de que nos estaba haciendo una oferta que no podíamos rehusar.
La capacidad innata e innegable de Félix para conectarse y conectarnos constantemente con cuanto evento de tipo sagrado-espiritual existiera era a todas luces evidente y ni uno solo de los integrantes de Nuevo Camino ponía en duda su atinado acierto en cuanto a los beneficios que de tales actividades era posible derivar para todos nosotros; Sin embargo, en esta ocasión y debido a que en nuestro automóvil se encontraban los pequeños ya evidentemente cansados por la larga jornada del día que ya se acercaba a las siete de la noche decidimos deliberar.
Una vez más la sabiduría y experiencia de nuestra querida anciana Krista entro en actividad para resolver la situación y pidiendo a Alicia unos momentos a solas, salieron del carro para platicar en privado. Dicha situación nos puso a Félix y a mí un poco nerviosos y solo acertamos a cruzar confusas miradas ante la franca risa que causaba nuestra incertidumbre en Rosana, Paloma y Natalia. No parecía ciertamente existir en esos momentos un adecuado balance entre las energías femenina y masculina.
Nuestros temores fueron infundados y la solución fue perfecta: Haciendo gala de su poder de convencimiento infantil, Alicia logró con gran habilidad convencer a los pequeños, con la promesa de que si cooperaban, después de la peregrinación nos enfilaríamos directamente a engrosar las filas de los numerosos clientes de Doña Pachita, la cual – bien sabíamos todos por culinaria experiencia – tenía una especialísima habilidad para cocinar todo tipo de suculentos antojitos tradicionales en su fonda ubicada en la misma población.
Aunque dicha excursión minaría un poco nuestro de por sí magro presupuesto comunal, la idea fue aceptada gustosamente por todos los integrantes de Nuevo Camino pues ninguno había probado bocado alguno desde muy temprano por la mañana de ese día.
Una vez solucionado el infantil dilema, Nuevo Camino se incorporó con prontitud a la procesión religiosa que había ya iniciado actividades, logrando ubicarse a su retaguardia, la cual avanzaba serpenteando por entre las pintorescas calles del bello pueblo ribereño.
La enorme devoción de los caminantes, en su mayoría pescadores y agricultores fué para todos nosotros motivo de conmovida admiración. En su sencillez, nos mostraron el valor y significado profundo de la fe que no busca respuestas de la razón y se entrega sin condiciones a los misterios de lo sagrado.
La Última Jornada
Otro importante descubrimiento, sentido por todo el grupo, fue la dulce y femenina cualidad de la energía recibida en la peregrinación nocturna, la cual vino a complementar naturalmente la energía de tipo masculino recibida en nuestra ascensión ritual realizada por la mañana de ese mismo día.
Esta fortuita mezcla de energías resultó más que evidente a la mañana siguiente pues cuando nos preparábamos a dejar nuestro centro de operaciones ubicado en las montañas que bordeaban la ribera norte de la Laguna Sagrada, los tres pequeños integrantes de Nuevo Camino de una manera totalmente espontánea se hincaron justo en el medio de la sala principal de la casita donde nos hospedábamos y empezaron a rezar con una evidente devoción.
Acto seguido, todo el enorme grupo congregado para aquella especial ocasión, Krista, Paloma, Alicia, Natalia, Brenda, Rosana, Tomás, Félix y Agustín rodeamos en un enorme círculo a los tres pequeños guerreros que una vez más nos mostraban con su infantil ejemplo, cuáles eran las prioridades a las que había que atender antes de siquiera intentar concluir el primer círculo sagrado alrededor de la Laguna Sagrada.
Llevaríamos cerca de unos cuarenta y cinco minutos de intensa oración cuando un extraño pero reconfortante fenómeno se dejó sentir en todo el grupo, pues una corriente de energía que podía percibirse como fresca y vigorosa recorrió el círculo en cuatro perceptibles ocasiones y acto seguido, todos los integrantes de Nuevo Camino de una manera por demás espontánea simplemente nos levantamos del suelo, y tomando nuestras cosas fuimos saliendo uno a uno en completo silencio rumbo a nuestra última jornada.
La serena expectación que nos envolvía a todos, fue cambiando poco a poco en una festiva alegría durante el trayecto que nos llevaría hasta el lugar de nuestra cita con Don Antonio y la Santa María, que ya nos esperaban en el punto convenido en la orilla sur de La Laguna Sagrada y justo en las inmediaciones de Tizapán “el pueblo donde sale la luna”.
Después de unas dos horas de camino y dos camiones de línea, arribamos molidos pero entusiastas a nuestra cita con el vaso sagrado; serían las tres y media de la tarde y el calor del día era aún bastante intenso.
Una vez concluidos los afectuosos saludos de rigor con Don Antonio y su hijo, y antes de embarcarnos, procedimos a tomar un poco de alimento, para lo cual asaltamos la provisión de deliciosas guasanas y semillas de girasol que Félix el único previsor del grupo recién había comprado en el pueblo.
A eso de las cuatro de la tarde, la Santa María surco de nuevo las tranquilas aguas de la Laguna Sagrada. El tramo a recorrer esta jornada comprendería la última porción sur poniente de su enorme circunferencia y no estimábamos tomaría demasiado tiempo.
Dentro de Nuevo Camino, todo era tranquilidad y armonía pues el grupo percibía esta jornada como verdaderamente especial. Rápidamente y de una manera natural imperó en todos nosotros un silencio espontáneo y renovador, introspección y paz. Nunca había visto tantas lanchas de pescadores dentro de La Laguna Sagrada; en tanto, los tres pequeños jugaban animadamente en el piso de la Santa María, la cual surcaba ligera el vaso sagrado.
Foto: cortesía
Durante una semana se realizaron talleres, recorridos en el cementerio, entre otras actividades.
José Antonio Flores Plascencia (Jocotepec, Jalisco a 4/11/15).- Carlos Alberto Cuevas Ibarra, Director de Arte, Cultura y Tradición del Ayuntamiento de Jocotepec, calificó el acontecimiento de las festividades de muertos como un éxito. Aunque no se recaudó dinero para ayudar, no se le salió perdiendo.
Cuevas Ibarra indicó que aunque se tuvieron que cancelar algunos días los recorridos en el panteón debido a las condiciones climáticas, los demás días que sí se pudieron realizar hubo buena respuesta de la gente.
“Nos sorprendió la actitud de la gente y que pagara, ya que la gente de Jocotepec no está acostumbrada a pagar por eventos culturales”, dijo el entrevistado, quien agregó que la gente vio que no era una casa del terror, sino que realmente era la historia del municipio actuada.
El titular de Cultura recordó que también tuvieron que reprogramar los talleres que se impartirían en la plaza principal una semana por cuestiones de las lluvias.
El funcionario calificó el suceso “como una locura para todos los que estuvieron dentro de ella, porque no sólo le dedicaron horarios de trabajo. Literalmente vivíamos para el trabajo las 24 horas, desde que nos levantábamos hasta las tres de la mañana por los eventos en el cementerio”.
El viernes 30 esperaban un lleno total, pero a las 6 de la tarde recibieron una llamada donde se les avisaba que el panteón estaba en pésimas condiciones por el lodo, por lo que todo se suspendió. Ese día era importante porque iba hacerse el desfile de catrines y catrinas.
En cuestiones económicas, se perdió el día más importante, según Cuevas Ibarra. Además, era la inauguración del altar, que no se pudo terminar por la lluvia y se tuvo que regresar el dinero a los patrocinadores.
Durante la procesión, como cada año, iba cargada por al menos una veintena de varones, y llevaba puesto un vestido con tonalidades azul y verde.
Domingo Márquez (Ajijic, Jal.).- La Virgen regresó a su capilla del Rosario acompañada por cientos de feligreses, cuatro grupos de danzantes, nueve carros alegóricos, cuatro bandas de música, además de la banda de guerra municipal de Chapala y un «cuetero», que iba encabezando la procesión.
La imagen cargada por una veintena de varones regresaba a su capilla en una procesión que duró alrededor de 45 minutos, después de estar un mes de visita en la parroquia de San Andrés en Ajijic.
La Madre Teresa de Calcuta, la Virgen de Guadalupe y Juan Pablo II, la coronación de Santa Rosa, entre otras escenas religiosas, iban representadas en los carros alegóricos que lograron trasmitir el mensaje a las decenas de espectadores que se apostaban en cada esquina para ver a la Reina de Ajijic y a su comitiva.
Un vestido en tonalidades de azul y verde fue el atuendo que se escogió para este recorrido del 3 de octubre, donde niños y adultos con globos azules y blancos iban expresando mediante porras y cantos el amor a la venerada imagen tallada en madera.
El recorrido culminó con una misa en la parroquia de San Andrés. Al término de la ceremonia religiosa, se trasladó la imagen a su Capilla, ubicada en el lado norte de la plaza de Ajijic, donde un mariachi tocó al menos una hora.
La capilla estuvo abierta hasta la medianoche, y en la plaza hubo quema de tres torres de pirotecnia, muchos «cuetes» y música hasta pasadas las dos de la mañana del primero de noviembre.
Fotos: Domingo Márquez.
Para la procesión de este siete de noviembre el señor del Huaje llevará puesto un cendal de lana en color blanco tejido en telar de mano por el señor Rubén Mendoza Díaz y donado por la señora Socorro Chávez.
Domingo Márquez (Jocotepec, Jal).- Para la historiadora Diana Machuca, el Cristo de la Expiración o Señor del Huaje se convirtió con el tiempo en un ícono de San Francisco Jocotepec y una imagen muy apreciada por la población. Tanto, que hasta se olvidó del nombre del santo y solo se quedó con el nombre de Jocotepec.
A diferencia de otras imágenes, el Señor del Huaje que este siete de noviembre cumplió 300 años de su aparición (1715), no llegó con los misioneros sino que fue tallado por alguien del pueblo, de un árbol que se encontraba en El Salitre, una comunidad en la delegación de San Pedro Tesistán en el municipio ribereño.
De ahí el arraigo y el amor que le tienen los habitantes a este mítico Cristo de casi tres metros de altura, tallado en madera de una sola pieza, y que aunque un tiempo estuvo en San Pedro Tesistán, el cura ordenó que se trasladara a la parroquia de la cabecera municipal, y se puso en el Altar Mayor, para después construirle su capilla.
Diana cuenta que los pobladores de donde salió el Cristo no quedaron conformes, por lo que se envió hacer otro del mismo árbol del Señor del Huaje, el cual fue nombrado el Señor del Monte, sin embargo corrió con la misma suerte que el primero.
Al morir su custodio, otro cura ordena que el Señor del Monte también sea trasladado a la iglesia de la cabecera municipal, dejando nuevamente a San Pedro Tesistán sin su Cristo. No obstante, que se mandaron hacer otros dos de la misma madera del árbol donde cuentan se apareció el Señor de la Expiración o del Huaje.
De los dos Cristos de menor tamaño, uno está perdido y otro de unos 40 centímetros de alto, se utiliza en las visitas de parroquia, reveló la historiadora. Quien aprovechó para aclarar que fue en 1715 cuando hizo su aparición el Cristo y no en 1718, que fue cuando se formó una cofradía en su honor.
Otra de las particularidades de la venerada imagen, es que aunque el Señor del Huaje está crucificado, tiene los ojos abiertos y podría tratarse del Cristo hecho en madera de una sola pieza más grande el país, sin embargo, está última información está siendo verificada, recalcó la historiadora.
“Para nosotros el hecho de que tenga los ojos abiertos, significa que es un Cristo vivo”, expresó con emoción Machuca, originaria de Jocotepec.
La joven explicó que hay dos versiones sobre su aparición. La primera y la que más gusta al imaginario popular, dice que una mujer indígena por varios días vio una luz que salía de la oscuridad donde se encontraban unos frondosos árboles y al acercarse se dio cuenta que uno de ellos tenía la forma de Cristo.
La versión histórica narra que la imagen salió de un Huaje, cuando uno de los habitantes vio en uno de los árboles que crecen por la comunidad El Salitre a Jesús Crucificado, por lo que se decidió hacer la talla en madera del Cristo que celebra 300 años de su aparición, este siete de noviembre.
Para saber:
El 8 de noviembre de 1833, ante la grave situación por la que pasaba Jocotepec, con gran fe los habitantes realizaron el Juramento al Señor del Monte como patrono de la comunidad a cambio de que cesara el cólera.
La agenda para la Fiesta del 300 aniversario
Hoy se oficiará una misa en honor al Señor del Huaje en la explanada de la parroquia del Señor del Monte. A partir de las 8 de la noche en la casa de la Cultura de Jocotepec, se inaugurará una exhibición de cendales y fotografía del Señor del Huaje. Además se impartirá la conferencia “Los Dos Cristos”. Entrada gratuita.
Fotos: Comunicación Social Jocotepec.
En la foto: los historiadores, Antonio Velazco, Diana Machuca, el titular de Cultura, Carlos Alberto Cuevas y el sacerdote de la parroquia de Jocotepec, Antonio Hernádez; atrás de ellos, el Señor del Huaje y a la izquierda el cendal.
Domingo Márquez (Jocotepec, Jal.).- Tres días de actividades religiosas y culturales se están llevando a cabo en la cabecera municipal de Jocotepec con motivo de los festejos por el 300 aniversario de la aparición del Santo Cristo de la Expiración, conocido popularmente como el Señor del Huaje.
Para el acontecimiento, la parroquia y la dirección de Cultura han preparado un programa de actividades que iniciaron el jueves cinco de noviembre y concluirán el día de la fiesta del Cristo, el 7 de noviembre.
Durante tres días se rezará el rosario de aurora a las 6 de la mañana, y durante el día se celebrarán dos ceremonias eucarísticas.
Sin embargo el sábado siete, el «mero día» de la fiesta del Señor del Huaje, se sacará la imagen en una procesión a las cuatro de la tarde por las principales calles de la cabecera municipal. El recorrido culminará con una misa en la explanada de la parroquia de la población oficiada por tres sacerdotes alrededor de las seis de la tarde.
Ese mismo día a partir de las ocho de la noche, en la casa de la cultura de la cabecera municipal, se realizará la conferencia «Los Dos Cristos de Jocotepec»; una exhibición de varios cendales del Señor el Huaje; se exhibirán seis fotografías que muestran los cambios que se la han hecho a la escultura; se interpretará una pieza del compositor Juan José Ramírez Campos, en la cual se cuenta la historia del mítico Cristo, y se presentará la Orquesta Filarmónica Infantil de la Ribera de Chapala (OFIRC).
Autoridades municipales y religiosas también dieron a conocer que este año, el venerado Cristo, que mide casi tres metros de altura, estrenará un cendal de lana tejido en telar de mano por el señor Rubén Mendoza Díaz y donado por la señora Socorro Chávez.
«No hay nada que represente más al municipio que sus tejidos en telar, una tradición que se está perdiendo. Por eso decimos que este año el Señor del Huaje se vistió de Jocotepec», manifestó la historiadora Diana Machuca.
El historiador Antonio Velazco, encargado de la curaduría de los sendales a exhibir, dijo que el cendal que se le hizo con motivo de su 300 aniversario, es una prenda única y representa Jocotepec. «Me llena de emoción que vaya a tener (el Cristo) una pieza de esta calidad», expresó el entusiasmado Joven.
Por su parte, el titular de Cultura, Carlos Alberto Cuevas, resaltó que ésta es la primera vez que la imagen sale de su capilla durante estas fechas, ya que suele recorrer las calles de la cabecea municipal, pero solamente en el mes de mayo.
El sacerdote Antonio Hernández, quien tiene dos meses en la Parroquia de Jocotepec invitó a vivir con fe esta tradición muy de Jocotepec.
Para saber:
En esta ocasión tan especial en la que se cumplen 300 años de la imagen tan venerada del Señor del Huaje, se decidió confeccionar su cendal con el arte típico de Jocotepec, que es tejido en telar con lana natural y estambres de Acrilan en colores , este fue tejido por el señor Rubén Mendoza Díaz , originario de esta población y donado por la señora Socorro Chávez.
Foto: Domingo Márquez.
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