Exterior e interior del templo del Señor del Monte ubicado en la cabecera municipal de Jocotepec.
Miguel Cerna ( Jocotepec, Jal.).- Después de la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el pasado siete de diciembre empezaron los trabajos de restauración del templo del Señor del Monte en su primera etapa, y se extenderán por alrededor de un año.
Según Luis Miguel Argüelles Alcalá, arquitecto encargado, la restauración inició por las bóvedas para que los trabajos no irrumpieran con las celebraciones decembrinas y las fiestas patronales en enero.
Según el estudio técnico, las fallas arquitectónicas han sido ocasionadas por la poca profundidad de la cimentación del templo, su cercanía con el pozo de agua y la falla geológica, además de que la torre fue anexada al cuerpo de la estructura, lo que provoca que no se muevan uniformemente y se generen fisuras. Los cimientos adecuados para este tipo de construcciones, deben ser de cuatro metros y medio.
Entre los trabajos a realizar están la liberación de material sobrepuesto como loseta de barro e impermeabilizantes en la zona de la antigua sacristía, revisión e inyección de fisuras, el rescate de pendientes y niveles originales en bóvedas, así como la colocación de loseta de ladrillo de azotea, la impermeabilización en bóvedas y la renovación de enjarres deteriorados en pretiles.
El cura Jesús Quiroz Romo destacó que la obra fue financiada por el Gobierno Federal, a través del programa Fondo de Apoyo a Comunidades para Restauración de Monumentos y Bienes Artísticos (FOREMOBA), el Gobierno Municipal y las aportaciones voluntarias de los fieles. El presupuesto inicial de la obra era de 986 mil pesos, pero se recolectó un millón 25 mil 448 pesos, de acuerdo a datos de Quiroz Romo.
Las obras de restauración del templo del Señor del Monte iniciaron con la presencia del presidente municipal, Héctor Manuel Haro Pérez, de la presidenta del sistema DIF Municipal, Leticia Chacón Olmedo, del señor cura Jesús Quiroz Romo, así como de ciudadanos y jefes y directores del Gobierno Municipal.
Fotos: Domingo Márquez.
La exposición de fotografía se realiza con motivo del primer aniversario luctuoso de Don Cuco Salazar, el fotógrafo del pueblo. (En la Foto).
José Antonio Flores Plascencia (Jocotepec, Jalisco 17/12/15).- El director de Arte, Cultura y Tradición de Jocotepec,Carlos Cuevas Ibarra, dio a conocer que se inaugurará “un evento de suma trascendencia. Es la exposición fotográfica titulada: Fotografías del Alma. Es la historia de Jocotepec bajo la lente de Don Cuco Salazar, que el próximo 19 enero se conmemora su primer aniversario luctuoso”.
La exposición “Fotografías del Alma” se inaugurará el 9 de enero en la sala de exposiciones de la Casa de la Cultura.
Cuevas Ibarra mencionó que “Don Cuco fue el fotógrafo del pueblo. Tiene un acervo fotográfico de más de 50 años. Todos los contemporáneos fuimos fotografiados por él; tiene documentadas peregrinaciones, festivales del día de la madre, finales de fútbol, certámenes de belleza entre muchos otros eventos”.
De igual manera, el 15 de enero se presentará el libro “Foto historia de Jocotepec, Jalisco”, cuarta edición por Aida Aguilar.
Foto: cortesía.
Por el Cronista: Gabriel Chávez Rameño
Este 2015 es un año muy importante dentro de la historia y la fe Guadalupana. Desde el inicio del fervor Guadalupano en la ribera, la fe fue un pilar fundamental en la creencia y evangelización de los pueblos indígenas del cacicazgo de Cutzalán. Los frailes utilizaban la figura de la Madre de Dios para conmover a los indígenas y poder llegar a ellos. En un inicio, utilizaban la imagen de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, imagen que se encontraba en los hospitales de indios y era ahí en donde las personas concurrían a rezar y hacer oración.
Años más tarde, después de la conquista española de 1521, la tiranía de algunos españoles y su ambición llevaron a una sobreexplotación de los pueblos indígenas, mismos que habían perdido sus tierras, su origen, su fe y dignidad. El milagro de la aparición de la Virgen de Guadalupe o Tonanzin, “Nuestra Madre”, al indio Juan Diego, fue la muestra de la esperanza que tenían los pueblos indígenas de rescatar algo que fuera de ellos. Recordemos que fueron varios los días de apariciones y pedimentos cuando se consuma la misión de Juan Diego.
Precisamente, un sábado nueve de diciembre, cuando el indio Juan Diego camina rumbo a Tlatelolco en el llano del Tepec, cerca de donde se veneraba a la madre de la tierra y la vida Coatlicue Tonanzin, y se escucha el canto de pájaros y en ese momento, la Virgen de Guadalupe se aparece a Juan Diego. Coincidentemente con el octavo sábado de adviento día de la Inmaculada Concepción. Por lo que de ahí se le llamo Tonanzin Guadalupe “madrecita o nuestra madre Guadalupe”.
Y fueron los días sucesivos hasta el 12 de diciembre de 1531, cuando en la Tilma de aquel humilde indio queda plasmada la imagen de la Virgen de Guadalupe. Ahora, coincidiendo con la finalización del ciclo de la vida de la cultura azteca y maya, finalización de su calendario de 52 años e iniciando la renovación de los ciclos con el año 13-caña, que simbolizaba “algo nuevo inicia de la sabiduría celestial”. Coincidiendo también con la alineación celestial y con un eclipse solar, los sabios indios tenían pronosticado un cambio en la fe y la espiritualidad del pueblo mesoamericano. Las profecías maya y azteca así lo marcaban, todo se cumplía dentro del equinoccio de invierno.
Y para este equinoccio se esperan cambios. Nuevamente, las profecías suenan, y sin embargo, la fe en la Virgen de Guadalupe sigue firme. Ahora, 582 años después, y al final del ciclo en el calendario maya, se espera un nuevo cambio y nuevo giro en la vida de la sociedad.
Milagros, miles de milagros son los que la Morenita del Tepeyac ha cumplido a todos aquellos que han hecho de su fe su estilo de vida. Y en nuestra zona a muchas familias ha ayudado, a otros los ha puesto a salvo de peligros, como el caso del señor Justo Díaz, que por allá entre los 40s y 50s, estando en el cerro de leñador, al estar acomodando sus leños para hacer los racimos y así poderlos cargar, nunca se fijo que una víbora de cascabel se introdujo entre la leña. Al echársela al lomo y empezar a bajar, la víbora se molestó y le tiró tremenda mordida justo en el cuello. Esto hizo que al instante se dejara caer y quisiera correr. Al no poder más y pensar que era su inminente muerte, sólo se quedó tirado a un lado del camino. Se puso a rezar y pedirle con todo su corazón a la Virgen de Guadalupe, en su trance de ensueño y delirio, dijo haberla visto y que le había dicho que no se preocupara, que todo iba a estar bien. Al despertar al día siguiente, estaba en su casa. Lo habían encontrado tirado, y lo llevaron cargando, recuperado de la mordida de la víbora de cascabel. Después de esto, la familia ha visitado a la Morenita del Tepeyac cada año en agradecimiento de ese milagro y ahora los nietos hacen su peregrinar siguiendo la tradición con alegría.
Por: Jesús Victoriano López Vega
La Crónica de Fray Antonio Tello menciona en el Libro II, volumen III, Una serie de fenómenos ocurridos en nuestra zona de la Ribera del lago:
“…le enviaron por guardián de la provincia de Tzapotitlán,(San Cristobal) y al cabo de diez días después de haber llegado, tembló la tierra tanto, que derribó gran parte de aquel convento y maltra[tó] y derribó también las iglesias de algunos pueblos de vissita, que eran diez y siete, y el dicho padre trabajo mucho en aderezar el convento y reedificar las iglesis caídas, ocupándose en estos dos años y cinco meses. En este año (1588) también por el mes de jullio, en los contornos del pueblo de Axixic, llovió pececicos blancos muy pequeños” (lluvia de peces blancos en Axixic). (sic)
A mi ver donde dice “llovió pececicos blancos muy pequeños” es cuando la nube en forma de “culebra” como se dijo anteriormente, absorbe de la laguna todo tipo de cosas que hay en el lago y las arroja en forma de tromba, depositando peces, ostiones, inclusive figuras prehispánicas de barro como las típicas “ollitas”.
Cap. CXCV “En que se tratta lo sucedido los años de 1566 y 1567 en la provincia de xalisco”.
“El año de 1566 fue por guardián de Tlaxomulco el pa[dre] fray Diego Péres, varón appostólico e hijo[s] del licenciado Diego Péres de la Torre, gobernador del Nuevo Reino de la Galicia y juez de Residencia de Nuño de Guzman. Por pasqua de Espiritu Sancto tembló la tierra y creció la laguna de Chapalac tanto, a 15 de julio del año de mil y quinientos sesenta y siete que se cayeron todas las cassas del pueblo, y a 30 de diziembre del mismo año, hubo un terremoto y temblor de tierra que derribó muchas iglesias de la Provincia de Xalisco y parte de la capilla mayor de la iglesia del pueblo de Chapalac, y de San Juan Cusalán, vissita de Axixic, reventaron junto a la laguna dos ojos de agua caliente, los quales hervían con tanta fuerza, que levantaban el agua muy alto y hacía mucho ruido, y los indios convertidos y aú[n] no muy firmes en la fee, estaban assombrados todos. No se sabe si consultaron al demonio o si él se les appareció, y les dijo que si querían ver sosegada el agua, echasen en ella niños, y echándolos luego, perecieron; y como los niños en lengua mexicana se llaman pipil-toton-tin, les quedó a los ojos de agua caliente y al sitio donde están, por nombre Pipiltitlan”. (sic)
Cap. CXCIX. “Hubo este año de 1573 un cometa que duró 6 meses y cayó un rayo en la capilla mayor de Axixic y la quemó”. CAP. CCXII Pag. 136. “Siendo guardián de Axixic el padre fray Diego Muñoz”.
Cap. CCIII (en que se tratta de otras cossas sucedidas el año de mill y quinientos y setenta y seis).
“Hubo en este año de 1577 un gran cometa que comenzó por el mes de abril, y a tres de agosto hubo un grande eclipsse de sol, de que resultó una gran peste, de que murieron muchos indios, por cuya caussa y por otras enfermedades que tuvieron los indios de Axixic,…”
Pues bien, estos relatos dan evidencia sobre fenómenos que la laguna ha tenido desde antaño y es evidente que este vital líquido conserva y regula el buen clima que aún tenemos en nuestra ribera. Anteriormente mencioné que el hombre de antaño a través de su historia ha interpretado a la naturaleza con mitos y leyendas u otras formas de expresión gráfica. Siempre buscando el agua para su existencia, como es el caso de la laguna de Chapala y de Texcoco. Agua como símbolo de vida como lo muestran las culturas prehispánicas. Siendo el caso de la famosa Ruta de Aztlan (lugar de gazas) de las tribus nahuatlacas, cuyo peregrinar terminó en los principales lagos y que dentro de su cosmovisión entre otras deidades, personificaron al elemento agua con la deidad de tlaloc. Esto da una clara evidencia al culto que se le tenía al elemento agua.
Plaza de Santa Cruz de la Soledad, diciembre 2015.
Una historia de Daniel Arturo Ortega Cárdenas
Jalisco fue tierra de Cristeros. Muchos pueblecitos vieron cuando llegaron y al grito de -¡Viva Cristo Rey!- se metían a las casas y se llevaban todo lo que podían.
-No dejaban ni una tortilla, pa´ tragar- decían los viejos.
En la laguna de Chapala, un asentamiento cristero se ubicó en el Comal, cerro de la comunidad de Mezcala, en el que se ocultaban varios cristeros de la cacería de los federales.
Era sabido que los cristeros bajaban del cerro por las noches, cuando todos dormían, para atracar los pueblitos cercanos como pasaba de vez en cuando en Tlachichilco y San Nicolás de Ibarra, donde no tenían ni un fusil para defenderse.
Santa Cruz, en cambio, representaba un baluarte en el que el Generalísimo Eduardo Rivera había escogido a 12 voluntarios del pueblo y hasta les había dado una carabina 30-30 a cada uno para defenderse de la cristiada.
Cuando mi abuelo era niño, una noche, un tipo todo cansado y apresurado llegó a pedir ayuda a Santa Cruz.
Era la Chifera, un fulano conocido por los niños como borracho y por los grandes como mujeriego, pero eso sí, nunca trabajaba.
-¡Ayuda, auxilio! ¡Los cristeros andan saqueando en San Nicolás!
Julio Enciso, quien era jefe de la cordada por orden del Generalísimo Rivera, dio la orden para que salieran de inmediato a todo galope para San Nicolás, acompañado de Simón, abuelo de mi abuelo y su hermano, el Tío Barba, además de Don Eulogio, Tiburcio Ramírez y otros que se alistaron enseguida.
A galope veloz, y a luz de luna llegaron por la brecha hasta San Nicolás, pero los cristeros ya no estaban.
Entonces los siguieron hasta una sierrita de pinos, por el camino miraron botellas de aguardiente vacías aun lado del camino.
-Ya van pedos- dijo la Chífera.
Ahí encontraron al vigía amarrado de un mezquite alto, pero se dieron cuenta de que estaba dormido y borracho por el olor a aguardiente.
Fue cuando los de la cordada emitieron el primer disparo, que dio de lleno al vigía que estaba dormido.
Luego, luego iniciaron los balazos, cuando le estalló una bala en el pecho del caballo que cayó sobre Julio Enciso, quien en el suelo y sin poder zafarse del caballo estaba a punto de ser muerto por un cristero que le apuntaba en la cabeza, pero el abuelo Simón y la ráfaga de su carabina fueron más rápidos y alcanzaron al cristero.
-Tiéndete Barbarito- le gritaba el abuelo Simón, ante los zumbidos de las balas.
Barbarito quien estaba en un charco de mierda no tuvo más remedio que poner pecho tierra mientras se descargaban las armas de los cristeros.
La Chífera ni se veía, se escondía entre los muertos para esculcarles y quitarles lo que traían mientras los balazos aún se oían.
-¡No seas cabrón! ¡Dispara, dispara!- Se escuchaban los gritos.
Los que pudieron corrieron, los cristeros se dispersaron entre los matorrales, se los tragaba la obscuridad de la noche para salvarse la vida.
Don Eulogio, quien ya no tenía balas para ese momento, no le quedaba otra más de rematar a los cristeros caídos, cerciorándose de que quedaran bien muertos, hundiendo el filo de su cuchillo en el gaznate o el corazón del enemigo.
En eso, Simón vió que la Chífera, aprovechándose de los muertos, les quitaba el aguardiente y lo que traían.
A uno de los que estaban tendidos, aún medio muerto, la Chífera le quitó una víbora, que se escuchaba repleta de centavos. Seguro era uno de los cabecillas de los Cristeros.
No dio tiempo ni de preguntar nada, cuando la Chifera agarró aquel fajo repleto de centavos y corrió por el cerro, como alma que lleva el diablo, igual que los cristeros.
La cordada regresó a Santa Cruz con un caballo menos, pero nadie resultó herido.
De la Chífera ya ni se supo nada. Ya no lo vieron emborrachándose en la pila seca, ni detrás de las muchachas.
En San Nicolás ya nadie supo nada de la Chífera después de aquella noche.
Foto: cortesía de la red.
Por: Jesús Victoriano López Vega
Uno de los relatos más antiguos en relación a estos fenómenos que he encontrado, data de la tercera década del siglo XVI. Se trata del Códice Telleriano-Remensis en relación a un libro escrito con caracteres y figuras mexicanas. El códice fue pintado sobre papel europeo de mediados del siglo XVI, según Charles Briquet. (sic) Este relato lo encontré en la Historiografía de la Conquista de Occidente, escrito por Jorge Gurria Lacroix, y que refleja cierto sincretismo en la forma de interpretar los hechos históricos en relación con los efectos destructores de fenómenos naturales en la región de la laguna.
El Códice dice: “Las láminas XXIX y XXXIII consignan hechos sobre la conquista de Occidente. La XXIX se refiere a la partida de Beltrán Nuño de Guzmán, de México, rumbo a Occidente en el año de 1529. Donde aparece este conquistador montado en un caballo pinto y con una cruz procesional en la mano derecha. A continuación está representada una culebra que sale de unas nubes y que es indicadora de una tromba”. Y continua el Códice así: “Parece ser que se quiere indicar con esto, todos los males y desafueros cometidos por Nuño de Guzmán en la conquista de la Nueva Galicia”.
Se repite este mismo suceso en otro Códice llamado: Códice Vaticano 3738, o Códice Ríos, que se encuentra en la Biblioteca del Vaticano impreso completamente por Lord Kingborough en 1831. Contiene en la primera parte una copia de un códice prehispánico desconocido, y en la segunda parte se incluyen unos Anales que llegan hasta 1563. Dice: “Las láminas CXXXIII, CXXXVII reproducen hechos de la conquista de la Nueva Galicia. En la primera está Nuño de Guzmán montado en un caballo y sostiene una cruz y una bandera. Aparece también el glifo de la tromba o torbellino representado por una gran culebra que sale de las nubes”.
El sincretismo en la descripción de los estragos del nefasto “conquistador” Beltrán Nuño de Guzmán dejaba muerte y desolación en los pueblos Chimalhuacanos a su paso por estas tierras, semejante a la furia de los fenómenos naturales que el lago ha tenido desde antaño, ambos relacionados a la destrucción. También se puede deducir sobre esta información, que la laguna ha tenido resequedades periódicamente a través de los tiempos.
Pero hay que tomar en cuenta que después de casi 500 años se suman dos factores más para nuestra gran laguna: El calentamiento global y la contaminación, afectando más su ciclo natural. Ahora somos nosotros los “depredadores de la laguna”.
Antonio Flores (Jocotepec, Jal.).- “Celebramos este 20 de noviembre 486 años sintiendo orgullo de ser jocotepenses”. Así lo declaró Diana Amezcua Machuca, responsable del Archivo Histórico de Jocotepec y se deleita haciendo una breve reseña de la fundación de esta localidad ribereña.
Es importante recalcar esta fecha no sólo por la conmemoración de la Revolución Mexicana, “para nosotros (los de Jocotepec) es importante este día también por ser fecha de fundación de nuestro pueblo”.
Visiblemente emocionada, cuenta que a la llegada de los españoles, en estas tierras se encontraban asentados pueblos de indios cocas, de los cuales el más poblado era Cutzatlan (que posteriormente cambiarían su nombre a San Juan Cosalá) de donde saldrían doce familias que fundarían Jocotepec, aunque primero se asentarían en donde actualmente es Chantepec (Casas sobre el cerro).
Además de estos pueblos, existían otros como San Cristóbal Tzapotitlan (tierra de zapotes) y Axixic, todos éstos a la orilla del lago de Chapala. Por tal motivo, el lago siempre significó un medio de trasporte y una fuente de alimento para los pobladores de la región. Los asentamientos establecidos fueron conquistados pacíficamente por los franciscanos, que iniciaron con la evangelización ya que a la llegada de los españoles “en todas partes, hallaba una población industriosa y pacífica, dedicada a la agricultura y la industria; se veían por doquier campos bien cultivados”.
Jocotepec, Jalisco, fue fundado el 20 de noviembre de 1529, otorgada por Hernán Cortes al capitán Don Alonso de Ávalos, según el título de propiedad de este pueblo, ante el Escribano Real, cuya copia conservan sus vecinos “XILOTEPEC”. Conservó el nombre náhuatl (Cerro de guayabas, libro de bautizo de 1612), pero se le agregó “San Francisco” a este nombre, el cual conservaría por lo menos dos siglos después de la fundación.
Amezcua Machuca continuó relatando que en poco tiempo, las tierras del municipio fueron muy prósperas siendo uno de los principales lugares de abastecimientos de productos a la ciudad de Guadalajara.
La historiadora finalizó diciendo que “Jocotepec, desde su fundación, fue un pueblo rico, y en la actualidad lo sigue siendo. Tenemos la dicha de tener pueblo, montaña y lago siendo un hermoso lugar con tradiciones arraigadas”.
Por: Jesús Victoriano López Vega
En 1984 el nivel del Lago estaba muy bajo, apareciendo infinidad de ollitas de barro y de diferentes formas de utensilios, animales, rostros etc. Lo que me despertó interés en saber su origen, que por lógica tenía que ser en relación al Lago.
En 1986 la laguna se estaba recuperando de una de tantas sequías. A finales de julio de ese mismo año, me tocó ver desde la loma del cerro de las “antenas” una nube alargada y renegrida que estaba extendida sobre el horizonte del lago, se le veía una especie de torbellinos que absorbían agua en forma de embudos. Al día siguiente azotó, “picó” esa nube en forma de culebra en varios puntos del cerro, uno de ellos fue cerca al tercer salto del arroyo del “Tepálo” provocando un gran deslave en la vereda.
Posteriormente en 1999 por el mes de mayo antes de la temporada de lluvias, hubo un fuerte viento en forma de ciclón que provocó un gran zumbido que venía del poniente arrastrando polvo renegrido de las salitreras de los lagos secos por el rumbo de Sayula y Tzacualco de Torres.
Recuerdo que para ese entonces yo traía de brazos a mi hija y antes de que sucediera todo esto mi esposa tuvo un presentimiento; agarró de la mano a mi hijo porque vimos que el oleaje de la laguna empezó a ponerse “chinito”, (según los pescadores este oleaje lo conocen como “miraje” muy frecuente durante luna llena, cuando la marea está alta y cuentan que es cuando la laguna está enfurecida y algo está propenso a pasar, como una fuerte tempestad o ciclón).
En cuestión de minutos corrimos a casa de mi mamá porque el cielo se oscureció con polvo ceniciento, que era difícil de ver a distancia de cinco metros. Vi como chocaban a gran velocidad esas nubes grises en el cerro del “Pando de abujas” que venían del poniente. La gente que estaba ese domingo en la laguna, corría desesperada semejante a un hormiguero cuando está alborotado… letreros, anuncios y ramas de árboles resquebrajados y otros chocaban en las paredes de las casas que apenas se distinguían por el tizne, yo le cubría la cara a mi hija causa del polvo negro. Recuerdo que pregunté a los ancianos de ese entonces si habían visto algo semejante de lo sucedido anteriormente, dijeron que no habían visto pasar algo así antes. Hay que recordar que la laguna en ese tiempo estaba muy baja en su nivel y que posiblemente este suceso sería por su resequedad.
Y para el año 2008 a principios de agosto, casi la mitad del pueblo de San Juan Cosalá fue devastado por otra tromba que cayó en sus cerros, esto ocurrió por la mañana, provocando un gran deslave en el fraccionamiento Raquet Club, muchas de las casas quedaron tapadas de lodo y otras destruidas por grandes piedras. Desde Ajijic se veía un ambiente oscuro y nublado, a la hora y media se escuchaban las noticias de lo sucedido por la radio. Afortunadamente la gente más afectada pudo huir del suceso. Y no hubo reportes de muertes.
1.- Lo que más gustó a quienes fueron a presenciar el desfile del 16 de noviembre fue el carisma de los niños de prescolar disfrazados de revolucionarios.
2.- El simulacro de incendio que los Bomberos de Chapala realizaron al apagar el fuego de un cilindro con gas LP sorprendió a los presentes.
3.- Lo más vistoso fueron los múltiples colores que se vieron en las actividades deportivas como revolucionarias de los alumnos de las escuelas participantes.
4.- Las pirámides humanas como cada año estuvieron presentes.
5.- Los que más aguantaron fue toda la gente que esperó tres horas y media a que terminara el desfile y más quienes participaron en el recorrido por toda la Avenida Francisco I. Madero y Paseo Ramón Corona.
Foto y texto: D. Arturo Ortega.
Por: Jesús Victoriano López Vega
Se ha escrito poco o mucho sobre mitos, leyendas o simples relatos en relación a la Laguna de Chapala, algunos han quedado en el olvido, otros por transmisión oral de nuestros padres y abuelos siguen quedando y muy en especial entre los escasos ancianos pescadores y campesinos que aún viven en los pueblos ribereños.
Tales leyendas y mitos como es en el caso de los pescadores, hablan sobre los ciclos de los vientos y la luna que de cierta manera influyen en la pesca para bien o para mal. Los campesinos hablan sobre el temporal de lluvias, que también lo relacionan a los cuatro vientos de los puntos cardinales en relación a la Laguna.
Dicen que muy arriba en el cielo más arriba de las nubes se produce un fenómeno llamado “canícula” durante la temporada de lluvias y que es el choque de los cuatro vientos, impidiendo así la formación de nubes y ahuyentando la lluvia, provocando la escases de agua para la agricultura y que incluso en el caso de los pescadores afecta la gestación para la reproducción de peces. Dicho descontrol natural de resequedad ocasiona el nacimiento de plagas, zancudos, polillas y proliferación de alergias etc. etc.
Este tipo de fenómenos naturales el hombre de antaño, ha creado formas de interpretar la naturaleza, el caso del lago de Chapala no es la excepción. A través de la historia se han visto efectos naturales como es el caso de las típicas “culebras de agua” (que a mi punto de vista es la formación de una gran nube, provocando evaporación o absorción de agua, almacenándola en grandes cantidades a causa de la resequedad de ciertas áreas, produciéndose un efecto acompañado con fuertes vientos y descargas eléctricas, depositando el agua en reducidos pero fuertes chorros que caen en áreas secas conocidos como trombas). Hay opiniones incluso que las trombas azotan principalmente donde se encuentra mineral.
Cuando era niño a principios de la década de los 70 escuché a mis abuelos maternos hablar sobre la tragedia de Mezcala, el rumor se oía en la plaza, en la calle, en el molino de masa. Para ese entonces la iglesia era el medio de comunicación mas común, en misa de ocho de la mañana, decía el padre después de su sermón evangélico, que mucha gente había fallecido y que oraran por sus almas, ya que casi todo el pueblo había sido devastado por una tromba. Pues era la noticia más escuchada entre los lugareños.
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