Sí al Lago de Chapala.
El Presidente Municipal de Guadalajara y presidente del IMEPLAN, Enrique Alfaro, tiene la obligación de reclamar el agua del Río Verde para Guadalajara, Zapopan, Tonalá y Tlaquepaque y lo ha hecho con dos puntos, de acuerdo del Congreso y declaraciones fuertes como la del viernes en contra del gobierno federal y el del estado.
El gobierno federal lo representa Roberto Ramírez de la Parra, director general de la CONAGUA, y el local lo representa el Ing. Enrique Dau Flores en su calidad de presidente del Consejo de Administración de la Comisión Estatal del Agua (CEA), en donde Dau Flores tiene como director al Ing. Felipe Tito Lugo. Alfaro ha dejado muy clara su postura, al afirmar que va a defender a las comunidades para que no se inunden y que va en contra de la presa El Zapotillo, y como esta postura tiene sustento social por la defensa del agua para Los Altos de Jalisco y el AMG, resulta digna de nuestro apoyo. Pero, mientras Alfaro deje correr más el tiempo sin recurrir a la SCJN para que el Poder Judicial lo apoye en este reclamo del agua, los Poderes Ejecutivos federal y estatal seguirán sin verlo ni escucharlo, porque tanto los jefes de la CONAGUA como de la CEA están más comprometidos con las empresas españolas como Abengoa, S.A. de C.V. y con las nacionales de las familias Hank González y Slim que con Los Altos de Jalisco y los habitantes del AMG.
Veamos cómo para salvar las concesiones de estas empresas, ya contrataron a la UNOPS de la ONU, a México Sustentable, A.C. y al Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) del PRI para que el ejecutivo del estado tenga un documento de apoyo para decir en abril del año entrante, que la ONU avala que sí se justifica inundar las tres comunidades, construir la cortina de 105 metros de altura y almacenar 905 millones de metros cúbicos de agua para que la empresa Abengoa, S.A. de C.V. se salve de la quiebra tomando el agua regalada del Río Verde, y se la venda a León —ya tiene firmado el contrato con León a $4.00 el metro cúbico—, además del dinero del IPEJAL y es por esto, señor Presidente, que con respeto le reiteramos que usted tiene la obligación ineludible de solicitar mediante un punto de acuerdo al Congreso, que interponga ante la SCJN una Controversia Constitucional en contra del acuerdo de Ramírez Acuña-Dau Flores de septiembre de 2005, acuerdo que le da el agua a León y dejó a Guadalajara sin agua y que, hasta el día de hoy, somos las ONG’S las que tenemos frenado el proyecto con nuestros esfuerzos legales y recursos.
Si le solicitamos con todo respeto que ya actúe pidiendo el apoyo referido ante la SCJN, es porque aquí parodiamos aquello de “el que a los 20 no es valiente, a los 30 no es casado y a los 40 no es rico, es gallo que colgó el pico”. En este caso del agua del Río Verde, queda: “Munícipe que a los 6 no es valiente, a los 12 no es definido y a los 18 no es exitoso: Munícipe que se ahogó en las aguas del Río Verde”.
La hemiatrofia facial progresiva o también conocida como el Síndrome de Parry-Roomberg es una patología rara, de origen desconocido e irreversible.
Esta enfermedad deforma la mitad de la cara, afectando desde la piel, músculos, tejido adiposo y huesos. Aunque en algunos casos puede presentarse de manera bilateral (afectando ambos lados).
La asimetría compromete con obvios rasgos la estética de la cara en la persona, dando un aspecto cadavérico.
Comienza lentamente y de manera imperceptible por años, agrediendo en su mayoría a las mujeres desde antes de los 20 años de edad y con una incidencia de 1 entre 700,000 casos aproximadamente.
Al inicio, sólo se manifiesta con una despigmentación de la piel, o bien todo lo contario; con una coloración de la piel más oscura. Aunado a esto, gradualmente se pierde el cabello de las cejas y pestañas; comprometiendo, además factores neurológicos y visuales; atrofia de la lengua y del labio, disparidad en el tamaño de la mandíbula, retraso en la erupción dental o reabsorción de las raíces de los dientes, del lado involucrado.
Desafortunadamente, el Síndrome de Parry-Roomberg no se presenta como una única enfermedad; usualmente viene acompañado de epilepsia, neuralgia del trigémino, neurosis, psicosis, escleroderma, parestesia facial…
El diagnostico se basa en las características físicas, pero de cualquier forma el médico o su odontólogo debe ordenar la toma de imágenes radiológicas tales como la Resonancia Magnética y Tomografía Axial computarizada para poder determinar la severidad de las lesiones óseas.
La administración de antibióticos, corticoides, ciclosporinas, antipalúdicos, ciclofosfamida, calcipotriol, metrotexato, serán ofrecidos de primera instancia…
Quirúrgicamente, con el objetivo de mejorar la estética; injertos de piel y tejido graso, colgajos, microcirugía vascular, implantes de silicón, autoinjertos musculares,…serán una opción.
Es común que el paciente acuda al médico o al dentista de primera instancia y principalmente por motivos estéticos; el médico debe tener en cuenta de que la Hemiatrofia Facial Progresiva tiene implicaciones dentales y el dentista debe tener conocimiento de las raras afecciones a nivel maxilofacial para de ser necesario derivarlo con los especialistas adecuados.
Ética y profesionalmente, cada proveedor de salud, tiene la obligación de reconocer y aceptar cuando sus habilidades se encuentran limitadas y debe proveerle al paciente de la conducción adecuada para su padecimiento, evitándole pérdida de tiempo y gastos innecesarios a su paciente.
A usted como paciente, le toca seguir y confiar en su médico.
Hasta hoy en día, el Síndrome de Parry-Roomberg sigue siendo motivo de investigación, es probable quizá, que en un futuro cercano este padecimiento y tantos otros sean curables.
Es común caracterizar a Jocotepec como “un pueblo lleno de tradición” (una afirmación muy utilizada por personajes locales al momento de exponer las cualidades del pueblo), y es verdad que conserva hasta el momento muchas de sus más representativas tradiciones; sin embargo, la mayor parte se mantiene gracias al trabajo de un pequeño grupo de personas y aquellas otras que poseen una participación abundante corren el riesgo de estar perdiendo su esencia, sus elementos o influencias principales.
Las tradiciones nacen a partir de un hecho significativo y posee carga histórica, se fomentan y perseveran mediante el conocimiento y labor colectiva, pasan a formar parte de la educación cultural que se transmitirá a las nuevas generaciones, siendo esto el elemento clave para su preservación, pues en el instante en que deje de compartirse el conocimiento acerca del origen y auténtico proceso de elaboración comenzarán a deformarse y, finalmente, a perderse.
Fiestas tradicionales de carácter religioso, por ejemplo, se han alterado de manera que sus principales elementos, como la ceremonia religiosa o las distintas procesiones por las calles del pueblo, van perdiendo fuerza dado que en ellas participan solamente una pequeña parte de la población en comparación a la que disfruta del festejo pagano que las acompaña.
Fomentar las tradiciones se logra de manera más efectiva cuando se educa acerca de ellas y no sólo se muestra el resultado final, como en el caso de la elaboración de artesanías y de productos locales. Estos trabajos se mantienen en gran medida debido a que familias completas o grupos sociales se han dedicado a ello desde generaciones pasadas, siendo transmisores del conocimiento, por simple amor a la profesión o por resultar una buena o única fuente de ingresos.
Son pocas aquellas las tradiciones que se mantienen fielmente, además de contar con una constante participación, esto se debe, en la mayoría de los casos, a que poseen una propiedad que resulta atractiva para la población. La mayor parte de este tipo de tradiciones son las que proporcionan un espacio y ambiente de diversión, baile y música popular, y aún dentro de ellas existe una selección, pues lo tradicionales bailes que se realizan en enero tienen más asistentes que los de septiembre.
Resaltar y elevar la tradición del pueblo debe ser más que un elemento del discurso, debe ser tarea de sus habitantes el encargarse de que las tradiciones perduren y el elemento histórico que contienen sea parte del conocimiento que se compartirá en años venideros. Dar paso a nuevas tradiciones es un acto normal de una sociedad que se adapta y moldea a lo que conocemos como modernidad, sin embargo, el conocer la historia y ser capaces de preservar las antiguas es parte de generar una identidad para el pueblo.
Pero como si los anteriores despojos no bastaran, una nueva extensa dotación de ejidos al pueblo de San Nicolás de Ibarra me priva de la mayor parte del terreno que domina el riego de la centrifuga, y la prensa publica la resolución oficial de quitarme más tierra para Chapala e Ixtlahuacán de los Membrillos.
En suma: una finca que yo adquirir con gravamen de $50.000.00, satisfecho y a fuerza de trabajo, y en el cual deposité mis esfuerzos desde la edad de catorce años; una finca hecha productiva en virtud de costosas obras de irrigación construidas con sacrificios de que sería inútil hablar, queda súbitamente reducida a un cerro, el de “San Francisco”, pues se da a los pueblos, o mejor dicho, a los grupillos de agitadores ambiciosos que usurpan tal denominación, lo mejor de los terrenos planos, tomándolos en puntos distantes de una misma finca y dejando intactas haciendas más grandes y próximas cuyos terrenos repartibles son de inferior calidad, a unas lomas situadas detrás del casco de la hacienda, y a una pequeñísima fracción de plano, de la cual, según propicios conocidos, seré despojado en cuanto haya quien la pida, para lo que se hace ya la propaganda agraria necesaria.
Estas tierras de que ha sido despojado y que yo legítimamente adquirí, están unidas a mí, además, por mi esfuerzo directo y perseverante de muchos años, son y siguen siendo más, y es imposible dejar de protestar cuando se las ve pasar, en virtud de procedimientos incalificables, a manos extrañas que ningún título tiene para apoderarse de lo que es derecho mío, trabajo mío y bien exclusivo mío.
Esa propiedad que se me arrebata y con cuya formación imaginaba yo realizar la más legitima de las aspiraciones y el más sagrado de los deberes de un hombre honrado, cual es asegurar, mediante afanes y sacrificios de toda la vida, la decorosa subsistencia de sus hijos, me arruinan completamente al llegar a la vejez y teniendo siete hijos, todos en la época de la educación y tres de ellos sordomudos, imposibilitados, por tanto, para trabajar. Hay que reconocer que no debo permanecer en silencio ante semejante despojo.
Esa hacienda organizada productiva que constituía una unidad eficiente de la economía nacional y que ahora, despedazada y arruinada, pasa a un régimen de pretendida propiedad y a unas de pretendidos propietarios que, aparte de su falta de derecho, carece también de disposición, de aptitud y de elementos para cultivar debidamente, es una pequeña fuente de producción que se agota en perjuicio del país. Varios pueblos de los dotados con tierras de mi finca, tenían ya tierras propias, completamente abandonadas. Las mías seguían infaliblemente el mismo camino.
Sin embargo, de todo lo referido, la Construcción y las leyes Mexicanas declaran proteger el régimen de propiedad privada, una de las piedras angulares de la estructura social, y proveniente que dos requisitos son indispensables para justificar —excepcionalmente— la expropiación: causa de utilidad pública e indemnización.
Respecto de los hechos referidos, mis probabilidades de indemnización no hacen sino agravar el despojo con la irrisión, y por lo que se ve a la causa de utilidad pública que se invoca para los repartos de tierras, no viene a ser otra cosa, prácticamente, que la ruina de la agricultura, única fuente propia de riqueza nacional, es decir, equivale a calamidad pública.
En consecuencia, la obra sistemática de que yo he sido una de las víctimas que puede sintetizarse en esta fórmula: una gran injusticia al servicio de un funesto error.
Por lo expuesto, a usted atenta y respetuosamente pido que se sirva dictar las disposiciones conducentes para evitar la consumación de los hechos inicuos de que me quejo.
Protesto lo necesario.
Guadalajara, Jal. Abril 25 de 1920.
Los ingresos al pintoresco pueblo de Ajijic en la carretera Jocotepec-Chapala han sido reparados. ¡Vive la ribera! Maneja con precaución.
Foto y texto: Motocicleta, Turismo y Cultura.
El actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, pasará a la historia de nuestra nación como el mandatario más banal e ignorante de nuestra historia; por haber sido el más torpe, por no decirle de otra manera en señal de respeto a mis lectores. Por más que esculco en nuestro pasado, no puedo encontrar a otro gobernante que alcance el récord de quien hoy oficialmente conduce las riendas de este país.
Ya desde los primeros días de su campaña nos dio una probadita de sus preocupantes incapacidades, cuando en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara hizo lo que sería el primero de una larga lista de ridículos que, al día de hoy, se siguen acumulando mientras trataba de recordar tres libros, tras una ingenua pregunta muy a modo por parte de un enviado del periódico español El País.
Independientemente del drama nacional que implica tener como presidente a alguien que no puede leer y retener al menos tres libros, los que sean, lo más preocupante fue el darnos cuenta también de la incapacidad de Peña Nieto para resolver un asunto aparentemente menor y momentáneo: si el candidato no es capaz de recordar un trío de títulos, uno por lo menos espera una respuesta sagaz, una salida jocosa o un cambio repentino de tema, respuestas clásicas de alguien que como él, busca la silla presidencial; no el sudor frío, la mueca torcida en una sonrisa falsa, el silencio prolongado y luego el tartamudeo, el fiasco de respuesta.
El escandaloso tema de las opulentas propiedades de Angélica Rivera, primera dama de México, así como de los ofensivos lujos que ella, su familia y agregados de cariño ostentan con cargo al erario que muy gentilmente sostenemos todos nosotros con nuestros impuestos, es otra muestra de ingenuidad. Creen que nosotros, la “prole”, diría Paulina Peña, no nos damos cuenta de su cinismo.
Los cuarenta y tres fantasmas de Ayotzinapa persiguen a Peña Nieto debido a que no tuvo capacidad para enfrentar la situación. Obviamente asumimos que Peña Nieto no ordenó el asesinato de los estudiantes de la sierra de Guerrero, pero el pésimo tratamiento que él y sus principales colaboradores le dieron terminó por reventarle a él mismo en sus narices. Tras este terrible acontecimiento y su mal manejo político, la única “verdad histórica” que nos queda de moraleja es que Peña Nieto no puede con el paquete.
La cereza del pastel (siempre he creído que no hay nada más horroroso y detestable que una cereza de pastel) en las aventuras de nuestro presidente fue la repentina hospitalidad a quien no ha dejado de insultar a los mexicanos: Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de los EEUU. Nada más y nada menos que a quien no nos baja de delincuentes y violadores nomás por ser morenitos.
Resulta que a Peña Nieto o a alguno de sus brillantes colaboradores se le ocurrió la idea de invitar a los dos principales candidatos de nuestro vecino país del norte a visitar la residencia oficial de Los Pinos. ¿Para qué? Ésa es una incógnita. Peña Nieto dice que para protegernos de algunas actitudes amenazantes. ¿De quién? De un candidato que solito iba ya en picada hasta que a nuestro presidente se le “ocurrió” que había que invitarlo para volverlo a posicionar en las noticias; que había que darle un tratamiento de dignatario aquí, tan sólo unas horas antes de que ratificara que además de los lujos de Angélica y familia, también tendremos que pagar el dichoso muro.
Bravo, señor Peña Nieto. Sin que nadie se lo pidiera, sin que a usted nadie le hubiera llamado, tuvo la ocurrencia de entrometerse dentro de un proceso electoral de otro país, curiosamente nuestro vecino, el hasta hoy más poderoso del mundo. Su valiente acto de defensa, como el de aquel defensa que mete autogol, sólo sirvió para dos cosas: apuntalar y darle una bocanada de oxígeno a quien se supone debíamos combatir y para llevarnos a los mexicanos a un nuevo nivel de asombro ante lo que es capaz o no de hacer.
Nos esperan dos años más de sorpresas, pues Peña Nieto no da señales de lucidez. Se empeña en decir que las ofensas directas de Trump a todos los mexicanos son solo “malentendidos”; que la Casa Blanca y el depa de Miami de su esposa es algo bueno que parece malo; que el ejército nada tuvo que ver con la desaparición de los 43; que cada vez hay menos pobres en México; y que nosotros, alarmados eso sí, no vemos las cosas “buenas”.
Sí al Lago de Chapala.
El Presidente Municipal de Guadalajara y presidente del IMEPLAN, Enrique Alfaro, tiene la obligación de reclamar el agua del Río Verde para Guadalajara, Zapopan, Tonalá y Tlaquepaque y lo ha hecho con dos puntos, de acuerdo del Congreso y declaraciones fuertes como la del viernes en contra del gobierno federal y el del estado.
El gobierno federal lo representa Roberto Ramírez de la Parra, director general de la CONAGUA, y el local lo representa el Ing. Enrique Dau Flores en su calidad de presidente del Consejo de Administración de la Comisión Estatal del Agua (CEA), en donde Dau Flores tiene como director al Ing. Felipe Tito Lugo. Alfaro ha dejado muy clara su postura, al afirmar que va a defender a las comunidades para que no se inunden y que va en contra de la presa El Zapotillo, y como esta postura tiene sustento social por la defensa del agua para Los Altos de Jalisco y el AMG, resulta digna de nuestro apoyo. Pero, mientras Alfaro deje correr más el tiempo sin recurrir a la SCJN para que el Poder Judicial lo apoye en este reclamo del agua, los Poderes Ejecutivos federal y estatal seguirán sin verlo ni escucharlo, porque tanto los jefes de la CONAGUA como de la CEA están más comprometidos con las empresas españolas como Abengoa, S.A. de C.V. y con las nacionales de las familias Hank González y Slim que con Los Altos de Jalisco y los habitantes del AMG.
Veamos cómo para salvar las concesiones de estas empresas, ya contrataron a la UNOPS de la ONU, a México Sustentable, A.C. y al Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) del PRI para que el ejecutivo del estado tenga un documento de apoyo para decir en abril del año entrante, que la ONU avala que sí se justifica inundar las tres comunidades, construir la cortina de 105 metros de altura y almacenar 905 millones de metros cúbicos de agua para que la empresa Abengoa, S.A. de C.V. se salve de la quiebra tomando el agua regalada del Río Verde, y se la venda a León —ya tiene firmado el contrato con León a $4.00 el metro cúbico—, además del dinero del IPEJAL y es por esto, señor Presidente, que con respeto le reiteramos que usted tiene la obligación ineludible de solicitar mediante un punto de acuerdo al Congreso, que interponga ante la SCJN una Controversia Constitucional en contra del acuerdo de Ramírez Acuña-Dau Flores de septiembre de 2005, acuerdo que le da el agua a León y dejó a Guadalajara sin agua y que, hasta el día de hoy, somos las ONG’S las que tenemos frenado el proyecto con nuestros esfuerzos legales y recursos.
Si le solicitamos con todo respeto que ya actúe pidiendo el apoyo referido ante la SCJN, es porque aquí parodiamos aquello de “el que a los 20 no es valiente, a los 30 no es casado y a los 40 no es rico, es gallo que colgó el pico”. En este caso del agua del Río Verde, queda: “Munícipe que a los 6 no es valiente, a los 12 no es definido y a los 18 no es exitoso: Munícipe que se ahogó en las aguas del Río Verde”.
El Centro Cultural Ajijic se construyó con el objetivo de incentivar el arte, la cultura y la tradición de Ajijic, esto con el entusiasmo de artistas, artesanos, profesionistas y pueblo en general. Todos interesados en exponer con orgullo el talento de los artistas locales, extranjeros y visitantes. Y con esto, tener una retroalimentación de la diversidad de los exponentes, no sólo de plástica, sino de todas las expresiones artísticas. Un objetivo específico fue el de realizar intercambios con otros municipios estados o países.
Hoy hago un recuento de la actuación de este Centro Cultural, que con el tiempo se convirtió en presa de los políticos, donde la dirigencia de este centro lo otorgan a alguien por un compromiso, y sin requerir de alguna preparación para estar al cargo. Esto nos ha llevado a no avanzar en estos últimos años, ya que si nos damos una vuelta al Centro Cultural. Nos encontramos con un lugar lleno de decoración en el exterior como interior. Las salas de exposiciones con las paredes parchadas de los hoyos donde colocan clavos al por mayor. Hoy una sala ahora es bodega. Al ingreso letreros recargados del restaurant. Ahí los puedes encontrar por varios días. Los cuadros colgados sin algún cuidado, las exposiciones sin cuidar el contenido y la estética de sus marcos, los exponentes algunas veces sin una trayectoria, y sin llevar a cabo alguna curaduría y mucho menos museografía.
Las necesidades de siempre y más importantes parecen que no importan, siempre están ahí. La acústica, mobiliario para el auditorio, y el presupuesto para pago de maestros en diversas disciplinas, el mantenimiento y estética del edificio… Al parecer el CCA no es prioridad del director de Cultura del Municipio, y autoridades municipales.
Este mes pasado cumplió once años el Centro Cultural, y los objetivos para lo que nos esforzamos no se ven llegar. Necesitamos en este espacio a alguien que ame la cultura y, lo más importante, es su deber de dar seguimiento e impulsar el talento de niños y jóvenes de nuestro pueblo, con cursos, talleres, exhibiciones de calidad y no sólo estemos ahí, para promovernos para algún otro cargo. Actuemos con conciencia, responsabilidad y visión, para que haya nuevos valores que amen e impulsen nuestro pueblo, ya que la generación que promovió este centro se está extinguiendo.
Es un trastorno neurológico, en el cual cerebro no puede regular los patrones del sueño (REM), produciendo una somnolencia excesiva, ocasionando que el paciente duerma súbitamente por varios minutos y hasta en casos severos, unas horas.
El inevitable sueño puede presentarse en cualquier momento, incapacitando al paciente por completo e interfiriendo con su vida en todos los sentidos. Ya sea se esté trabajando, estudiando, comiendo, bañándose, manejando, hablando… simplemente se pierde el sentido.
Se desconoce la causa de origen y actualmente aún no puede confirmarse si factores hereditarios juegan un papel determinante.
La somnolencia excesiva durante el día, falta de energía, fatiga, falta de concentración, pérdida de la memoria a corto plazo, debilidad y/o pérdida del control muscular y alucinaciones, son algunos de los síntomas comunes que sirven de guía para un diagnostico apropiado, junto con un electroencefalograma para registrar la actividad eléctrica del cerebro.
La narcolepsia puede afectar a hombres y mujeres por igual, desarrollándose a partir de la adolescencia, aunque en casos puede detectarse temprano en la niñez.
No hay cura, pero medicamentos como el modafinil, fluoxetina, sertralina, protiptilina o el oxibato sódico (Xyrem) ayudan a aliviar los síntomas.
También se les recomienda a los pacientes hacer cambios en su estilo de vida, como por ejemplo: tomar varias siestas durante el día, evitar el alcohol, la cafeína y fumar, hacer ejercicio regularmente o evitar comidas pesadas…
La narcolepsia es un trastorno aún no del todo conocido, y por ende su comprensión desde el punto de vida medico carece del tratamiento ideal.
Este padecimiento afecta de manera severa al paciente, porque en cualquier momento su vida puede estar en peligro. No lo pueden controlar y algunos sin saber que lo padecen pueden ser tachados de gente floja, loca, o pueden ser diagnosticados con una enfermedad completamente diferente, rechazo social, manejo erróneo medico…
Neurólogos, psiquiatras e investigadores médicos siguen estudiando el tema.
No pierda la esperanza. Puede ser que en un futuro cercano la opción de un medicamento para tratar la narcolepsia se vuelva una opción disponible en el mercado.
Volví al malecón de Jocotepec después de varios meses —quizá un año— de no haberlo visitado. Regresé con algunos amigos que vinieron desde lejos a conocer el pueblo. Allí se maravillaron con el cuadro de un imponente lago cuyas aguas se agitaban a causa del viento que soplaba con fuerza esa mañana. Se relajaron con el sonido de las olas golpeando contra el muelle y admiraron a las aves que en pleno vuelo descendían lo suficiente como para tocar el agua con sus patas.
A pesar de lo admirable del entorno y lo placentero que pudiera resultar el perderse en aquello que captaban los sentidos, para mi resultó imposible. Mi vista no podía apartarse de todos los elementos que forzadamente son ahora parte del paisaje. Miré el grafiti que “decora” la madera del muelle y la basura que era arrastrada por el agua hasta el interior del lago; conté las latas de cerveza que vi a lo largo del andador, los focos ausentes en las lámparas y, al caminar, pasé junto a varias botellas de tequila que parecían exhibirse en el estacionamiento. Me sentí avergonzada.
El malecón pertenece a los espacios públicos que son característicos del pueblo, como el mercado, las plazas, el atrio de los templos, los portales y parques (“el de arriba” y “el de abajo”). La mayoría de ellos han sido renovados no hace mucho tiempo como resultado del trabajo de alguna administración, con fondos locales o estatales, pero muy pocos (y esto se reduce prácticamente a aquéllos que se ubican en el centro del pueblo) son atendidos continuamente otorgándoles el mantenimiento necesario para evitar su deterioro tanto como sea posible.
Si se pretende buscar algún culpable, estoy segura de que se señalaría, en primer lugar, el caso omiso que las autoridades correspondientes hacen al resto de estos lugares que son igualmente frecuentados por un gran número de personas. Es cierto que evaden la responsabilidad de tener que cuidarlos de manera que se mantenga su atractivo y su funcionamiento, pero aludir a estas fallas sería lo más cómodo y practico, pues últimamente es muy fácil culpar al gobierno de la mayoría de los problemas, por lo que pretendo llamar la atención de otro culpable que tiene tanta participación como las autoridades.
Los espacios públicos cumplen su función principal cuando son aprovechados libremente por toda una sociedad. El gobierno se encarga de regular el uso adecuado de estas áreas y mantener el control de horario de algunas de ellas. Sabemos que su trabajo también es el de destinar los fondos y mano de obra necesaria para su restauración y manutención, pero esa tarea se tornaría aún más sencilla si quienes los frecuentan y disponen de ellos respetaran las estructuras e infraestructura, además de que fueran capaces de mantener la limpieza y el orden del lugar.
Es parte de nuestro derecho exigir que se mantengan en buen estado todos los espacios a los que acudimos y que nos proporcionan un servicio, pero también es nuestro deber cuidar de ellos. De nada sirve tener un malecón muy bien decorado, por ejemplo, si a la semana siguiente se han robado o quebrado la mayoría de estos adornos. Saber respetar lugares que nos son comunes es parte de saber vivir en sociedad. ¿Cuánto más nos podremos enorgullecer de tener a nuestra disposición espacios bellos que atraen turismo a nuestro pueblo si no los sabemos conservar, y, al contrario, nos aprovechamos con malicia de aquello que nos proporcionan?
Se trata de un trabajo en conjunto el poder mantener el buen funcionamiento de las áreas públicas: al gobierno le corresponde proporcionar seguridad, fondo económico y mano de obra para el mantenimiento continuo, además del control para que dichos espacios sean usados según su función, y a la sociedad le resta respetar, cuidar y aprovechar los múltiples beneficios que estos nos proporcionan.
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