Ejidatarios.
Redacción.- Ayudar a la gente humilde, dar salida a todos los pendientes y juicios son parte del proyecto de José Manuel Gutiérrez López, como nuevo comisario del Ejido de Chapala, para sacarlo del abandono en el que se encuentra desde hace 15 años.
“Mis planes son ayudar a la gente humilde, porque hay viudas, solteras y gente mayor que no tienen ninguna forma de ayuda, dar salida a todos los pendientes y juicios, pues ya tiene como unos 15 años que esto está abandonado”, expresó quien también fue comisario ejidal en el periodo 2003-2006.
Quien también es conocido como “el Amigazo”, consideró que el Comisariado Ejidal es una herramienta para ayudar a todos sus miembros, para apoyar el campo, gestionar proyectos productivos y dar apoyos directos que hasta el momento no los hay según explicó en una nota publicada en una revista local.
En este sentido, quien por segunda ocasión asume el cargo frente al Comisariado de Chapala, también propone repartir de manera equitativa entre todos los ejidatarios, los ingresos que se reciban por pago de cuotas y traslados.
José Manuel Gutiérrez López ganó la presidencia de la nueva mesa directiva del Comisariado Ejidal de Chapala para el periodo 2021-2024, el 30 de mayo, durante la segunda convocatoria de una asamblea del Ejido, que se realizó en la Antigua Presidencia de Chapala.
José Manuel ganó la comisaría representando a la planilla verde, con una diferencia de nueve votos sobre su más cercano adversario de la planilla amarilla, J. Félix López Pérez, al registrar 69 votos a su favor.
Al nuevo Comisariado Ejidal quedó integrado con Alberto Cruz Beltrán Arrayga, como Secretario y Luz del Carmen Gallegos Pedroza, como Tesorera; mientras que Félix Carmelo Ochoa Perales, María Amelia Beltrán Arrayga y Martha Celina Zárate Dolores, asumieron sus cargos como suplentes del Presidente, Secretario y Tesorera, de manera respectiva.
Como presidente del Consejo de Vigilancia quedó Francisco Torres Aceves; secretario primero, Rosendo Sotelo Huerta, y como secretario segundo, Miguel Real López y como sus suplentes José Tomás Aceves y Eva García Gutiérrez.
Gutiérrez López pidió a la mesa directiva saliente que lleve a cabo una entrega-recepción de manera formal y total, así como la entrega del inventario, “pues ya estuvo de tantas cosas que están acostumbrados a hacer”.
José Manuel también es miembro de la Confederación Nacional Campesina (CNC) –organización interna del Partido Revolucionario Institucional desde hace 18 años y presidente del Comité Regional Agrario en el Distrito 17.
Foto: Cortesía.
La historia de la vainilla, originaria de México y cultivada por los totonacos, no puede más que resultar irónica y triste. En el siglo XIX el cultivo vivió su “época de oro”. Sin embargo, durante el siguiente fue desplazado por otros países y pasó de ser el único exportador mundial a ocupar el último lugar en el comercio internacional. La orquídea empleada en las industrias de alimentos, de bebidas y de perfumería, fue impactada por la introducción de producto artificial, cuyo costo es hasta 15 veces menor respecto a la vainilla natural.
Con 25 años en el estudio y el diseño de técnicas de cultivo que pueden elevar la productividad de la vainilla en 600%, el investigador del Campo Experimental Ixtacuaco del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), Juan Hernández Hernández, platica la historia y alternativas para esta planta ancestral mexicana, afectada por altos costos de producción, clima (sequías prolongadas, temperaturas altas), volatilidad de precios y robos.
La vainilla se cultivaba, principalmente, en la región del Totonacapan –Veracruz y Puebla -, es una de las especies tradicionales de este país y se conoce desde la época prehispánica. México fue un gran exportador e incluso tuvo el monopolio de la producción. Después de la Conquista se llevaron la planta hacia Europa y se dispersó por diferentes regiones del mundo, como Madagascar –hoy el principal productor en el mundo–, seguida de Indonesia, Papua Nueva Guinea, India y Uganda, relata el experto.
La superficie del cultivo en territorio mexicano se estima en mil hectáreas y 4 mil productores, de los cuales 70 a 80% están en Veracruz. En la última década, la producción de México no impacta en el ámbito internacional y aporta menos de 20 toneladas de vainilla beneficiada para exportación, ni 1% del total mundial. La máxima producción nacional en toda la historia se reporta en el año de 1958, con alrededor de 2 mil toneladas de vainilla verde, con las cuales se obtuvieron 300 toneladas de vainilla beneficiada. De ahí ha tenido fluctuaciones, menciona Juan Hernández, uno de los dos expertos en vainilla que quedan en el INIFAP.
“El cultivo ha decaído bastante, porque la gente se va en busca de otros empleos fuera del estado y del país, los bajos precios en ciertos años han desalentado a los productores y los robos también los han desanimado”.
Los precios son volátiles, abunda, han llegado hasta 700 dólares por cada kilo de vainilla beneficiada; ahora es de 300 a 400 dólares. “En los últimos años, el precio internacional ha disminuido porque ha sido desplazada por la vainilla artificial o sintética, que las industrias compran de 10 a 15 veces más barata que la natural”.
Con todo, acota, la demanda de países como Francia, Japón, Alemania y Estados Unidos, que puede pagar el producto natural, sigue porque la utilizan para intensificar el sabor de helados, pasteles, chocolate y alimentos. Según estimaciones de los comercializadores, existe un déficit de 100 toneladas de vainilla beneficiada de México para abastecer a ciertas industrias y comercializadores de los países señalados, que prefieren la vainilla mexicana por su calidad y aroma diferente al de otros orígenes.
La vainilla es uno de los productos mejor cotizados y es el saborizante más popular. México exporta 95% de su producción y solo 5% es para mercado nacional, donde se destina para la elaboración de extractos y artesanías.
Los precios son un “albur”, hay incertidumbre, pero aun así una tonelada de vainilla en verde alcanza 500 mil pesos comparada con los 4 mil pesos de una tonelada de naranja en Veracruz, que incluso si se obtienen 20 toneladas por hectárea, serían apenas 80 mil pesos.
Una oportunidad es hacer extracto de vainilla, cuyo precio es más estable y lo demandan panaderías, perfumerías o empresas de helados y chocolates. Este se consumiría a nivel local e internacional. Un litro de extracto cuesta alrededor de mil pesos, según la calidad y concentración. La ventaja es que con un kilo de vainilla beneficiada se pueden obtener entre 7 y 10 litros de extracto. “Es muy alta la ganancia, pero lleva todo este proceso. Se requiere capacitación, el INIFAP puede darla principalmente en la tecnología de producción”, asevera el experto.
Buen manejo, la alternativa
La vainilla pasó de ser un cultivo primordial en su “época dorada”, a uno
complementario o alternativo a cítricos o granos en la zona del Totonacapan, además de Oaxaca, San Luis Potosí e Hidalgo.
Entre las razones de esta situación está que los otros países tienen costos muy bajos, con los cuales México no puede competir. Por ejemplo, a un agricultor de Madagascar le pagan 25 pesos y aquí en nuestro país hasta 200 pesos, detalla Juan Hernández.
Ante ello, el INIFAP ha diseñado un sistema para producir de manera intensiva, que mejora la producción y rentabilidad del cultivo. Comparado con el método tradicional, con el que se cosecha 200 kilos de vainilla por hectárea, el nuestro logra una tonelada y media en la misma superficie. Esto permite al agricultor generar 600% más productividad en su cultivo, “pero hay que aplicar todos los componentes tecnológicos, usar una planta de buena calidad, tutor ideal, nutrir a la planta, el buen manejo del cultivo, riego, control de plagas y enfermedades, tener capacitaciones”.
Juan Hernández puntualiza que para implementar este sistema la inversión que se requiere para una hectárea en el primer año son 100 mil pesos; los siguientes dos años disminuye, y al cuarto son otros 100 mil, debido a que la polinización es manual –realizada especialmente por mujeres– en cada flor para que haya fruto. La polinización natural –detalla– de abejas es solo 1%. Los costos de producción varían en función de los costos de la mano de obra e insumos de cada región productora de vainilla.
La cosecha “buena” se alcanza al cuarto año y de ahí se puede explotar bien durante 4 años más. Si se mantuviera el precio de 500 mil pesos por tonelada de vainilla verde (sin procesar), la ganancia neta puede ser de 200 mil pesos por hectárea al año. Aunque una limitante es que el productor tiene entre un cuarto de hectárea a una hectárea como máximo, por lo que es necesario organizarse con otros agricultores para poder vender mejor su producto.
Escalar eslabones en la cadena
Una dificultad en la comercialización de la vainilla es que hoy 90% de los productores vende en verde y sólo 10% lo beneficia, aunque al final recurre al acopiador, quien ya conoce el camino para exportación.
El productor sabe sembrar y producir, pero no tiene la cultura de hacer el beneficiado, porque son otros tres o cuatro meses, con el riesgo de echar a perder el producto. Además, tiene que tener contactos en el extranjero y documentación para exportar y el productor no esta acostumbrado a eso, “no usa internet ni computadora ni quiere complicarse”.
Juan Hernández considera que, “se necesita cerrar el círculo, producir, hacer el beneficiado y organizarse como productores para reunir cierto volumen; buscar canales de comercialización en el extranjero para que ganen más al vender directamente a consumidores finales y no caer en manos de un broker internacional”.
Cierto, ha caído la producción de la vainilla mexicana, pero sigue el cultivo porque es importante desde el punto de vista genético; pero también cultural, porque fueron los totonacos los primeros en cultivarla; social porque ocupa mucha mano de obra, 300 a 600 jornales anuales por hectárea, la mayor proporción se utiliza durante la polinización manual de las flores; y económica porque es un producto de exportación, que se cotiza muy bien en el mercado internacional. Este cultivo, además de tener un alto valor comercial fortalece a la reforestación, la conservación de la vegetación nativa y el suelo, ya que requiere de árboles llamados “tutores”, que le dan sostén, materia orgánica y sombra, subraya el investigador del INIFAP.
Panorama de más pobreza en el país por austeridad del gobierno federal, en particular del sector rural.
Jorge Martínez (CDMX). – La austeridad del gobierno de Andrés Manuel López Obrador en programas de producción alimentaria, vislumbra un panorama de mayor pobreza en el país, de manera particular en el sector de la población rural. La presente y futuras generaciones, tendrán que luchar mucho para sobrevivir en condiciones muy limitadas y con una dependencia en alimentos no vista en los últimos cien años, aseguró Rafael García del Horno, Secretario de Finanzas de la Fundación Mejoremos el Campo.
Con un presupuesto de egresos cada vez más restringido para el sector agropecuario, forestal y pesquero; con la desaparición de dependencias clave para impulsar la producción de los granos básicos; con un esquema de comercialización que no acaba de definir su participación en cuanto a que se vigile y se corrija que no haya ‘coyotes’ y agiotistas en el agro, los productores del sector social y privado no vislumbran que en el breve plazo de los próximos cuatro años, México pueda presumir de autosuficiencia y soberanía alimentaria.
Recordó que en los últimos dos años, después de que el gobierno de López Obrador, con su “4T”, prometiera “el oro y el moro” a los campesinos y agricultores por la vía de la transformación y de la desaparición de la corrupción, la actividad productiva en el campo “ha caminado para abajo” y, como va, seguirá cayendo paulatinamente hasta lograr que el pueblo “que votó por un cambio”, padezca falta de trabajo, desnutrición y hambre, no sólo en el sector primario, donde están los más pobres, sino en las periferias de las ciudades grandes, medianas y pequeñas.
Los científicos, investigadores agropecuarios, gremios de profesionales que concurren en las distintas etapas de actividades productivas del campo, instituciones financieras, comercializadoras de insumos agrícolas, como maquinaria, semillas, fertilizantes, inversionistas y planeadores del desarrollo, se han quedado callados seguramente sorprendidos de “hasta dónde hemos llegado” en alto grado de pobreza, sin trabajo y un gobierno que no responde a las expectativas de una real emergencia económica, social y política, con pocas posibilidades de salir del bache, agravado por efectos de la “maldita pandemia”.
García del Horno dijo que, en el campo y en las ciudades mucha gente tiene la impresión de que “hay un enemigo que llegó del extranjero y que está usando al gobierno, en particular a quienes encabezan al sistema dominante, para crear un caos en la política, en la salud, la economía y en la convivencia social, frente a la imposibilidad de salir rápido de algo que parece “una pesadilla terrible que puede causar la muerte”.
En los tres estados de la península de Yucatán, en Chiapas, Tabasco, Oaxaca y parte de Veracruz, los daños por la “visita” de los huracanes y tormentas tropicales, fueron cuantiosos, sobre todo en agricultura y ganadería –sí, porque en turismo las pérdidas podrán resarcirse en breve—sin contar con liquidez para indemnizaciones y rescate de bienes y animales sobrevivientes de las fuertes corrientes de los ríos.
De forma desesperada, el gobierno federal y las dos cámaras, tuvieron que apurar el proceso de cancelación de 109 fideicomisos, para transferir más de 36 mil millones de pesos a gastos normales de “movilización del gobierno”, aun a costa de disminuir el ritmo de logística contra la pandemia. Aun así, hubo rebrote en muchos estados, incluida la ciudad de México.
El también ex dirigente cenecista en el estado de Guanajuato, reprochó las medidas de austeridad del gobierno, han dejado sin subsidios para que los productores puedan contratar pólizas de seguros agropecuarios, con la amenaza de intensificarse en 2021. Esto, de acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros.
Este organismo reportó que las aseguradoras “reportaron una baja de más del 50 por ciento en los subsidios”. Esto impactó en la contratación de pólizas para el sector. El reporte del Programa de Aseguramiento Agropecuario de la Secretaría de Hacienda.
A la par de esto, de un presupuesto de 605 mil 874 millones de pesos programados para este año, al mes de junio sólo se había ejercido el 12 por ciento de esos recursos.
“La superficie asegurada, respecto del mismo periodo de 2019, disminuyó 88.5 por ciento; los fondos de aseguramiento, 87.3 por ciento, y las aseguradoras privadas, 93.3 por ciento. Esto, debido a que la Tesorería de la Federación suspendió las ministraciones de abril, mayor y junio”, indica ese organismo.
El ejemplo más reciente es Quintana Roo, donde más de 68 mil hectáreas de maíz no contaron con el Seguro Agropecuario Catastrófico, y ante el paso de la tormenta tropical Cristóbal y el huracán Delta no tendrán ningún pago por las pérdidas, señaló finalmente esa institución de seguros.
La opinión es ajena a Semanario Laguna y no refleja el sentir o pensar de este medio de comunicación.
México debe impulsar la producción de alimentos en al menos 75 por ciento y disminuir el consumo de importaciones para alcanzar una soberanía alimentaria.
Abigail A. Correa Cisneros (Ciudad de México).- El cuidado e impulso del sector agrícola es de vital importancia para cualquier país. México sigue renovándose con programas que generarían mayores resultados de no ser porque este año la pandemia de covid-19 afectó la economía nacional. Sin embargo, el país sigue cuidando su seguridad alimentaria con reconocimiento a nivel mundial.
Hay que ser reiterativos en la importancia de estrategias que fortalezcan la estructura y la cadena productiva. Por ejemplo, la diversificación de exportaciones, que además de tener importantes acuerdos con América del Norte, es importante mantener los que se tengan con otros destinos, como China, Japón, Corea del Sur y la Península Arábiga.
De igual forma, impulsar el uso de biofertilizantes en lugar del glifosato, del que se sabe que es un potencial cancerígeno, según la Organización Mundial de la Salud. Además, es tóxico en organismos no humanos presentes en los ecosistemas rurales, como insectos, aves y especies marinas, además de las plantas cuyo propósito es eliminar. México dejará de usar este químico antes de 2024. El presidente Andrés Manuel López Obrador manifestó que es complicado frenar su uso de manera tajante. “Hay países en donde han buscado opciones y no han podido, pero nosotros estamos obligados a invertir y buscar alternativas y al mismo tiempo no permitir el uso del maíz transgénico”, dijo.
Este herbicida es el más usado en el mundo y está asociado a cultivos de semillas genéticamente modificadas para los agronegocios. Su principal productor es Monsanto, la empresa que controla el 90 por ciento del mercado internacional de semillas y que hace dos años fue adquirida por Bayer.
El tema de las modificaciones genéticas también debe ser considerado en las normas del agro mexicano. A pesar de que México es origen de muchos productos agropecuarios, no ha logrado que el mercado internacional ni el interno los tome en cuenta. En el caso del maíz, Estados Unidos le ha hecho modificaciones genéticas y las han patentado, el problema es que los productores mexicanos que las produzcan tienen que pagar por ellas.
Israel Castillo Cano, coordinador general del Congreso Agrario Permanente de Veracruz, dijo la semana pasada que Estados Unidos se llevó el maíz amarillo, ya que los mexicanos
no lo supimos defender; le hicieron modificaciones genéticas, lo patentaron y lo regresan con un costo para poder producirlo.
Hoy, los principales productores de este grano son Estados Unidos y China. México produce maíz blanco; sin embargo, el precio al que se oferta no le conviene a los productores y estos terminan comprando el que se importa del Norte.
Recientemente se celebró el Día Nacional del Maíz. Son los campesinos quienes lo han defendido desde hace 30 años, rescatando las semillas originarias que se dan en diversas partes de nuestro país.
Con la crisis que enfrentamos debido a la pandemia de Covid-19, las políticas para el campo deben mejorarse. Las acciones del gobierno federal están enfocadas en el apoyo de quienes realmente producen lo que consumimos. La eliminación de programas que venían dando parte del presupuesto a organizaciones se dieron debido a que el dinero nunca llegaba a manos de quienes realmente lo necesitaban, ahora se pretende cambiar esto.
Pero es cierto que falta mucho por alcanzar para hablar de una soberanía alimentaria. México depende todavía de un 80 por ciento de importaciones para garantizar el abasto de maíz, carne de cerdo, de pollo, trigo, leche en polvo o fórmulas, cereales, semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos, a pesar de tener estados con alto potencial agropecuario.
Incentivar la agroecología, como lo venía haciendo la Semarnat, es un avance para alcanzar la soberanía que tanto se desea. Está comprobado mundialmente que la calidad de los alimentos y que estos sean sanos va ligado a la protección del medio ambiente.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), la agroecología es el conjunto de prácticas y un movimiento social que estudia cómo los diferentes componentes del agroecosistema interactúan y además busca sistemas agrícolas sostenibles que optimicen y estabilicen la producción.
El incremento de la población mundial, que se estima será de 9 mil 500 millones de habitantes para 2050, la demanda de alimentos incrementará en 60 por ciento. Por esto es urgente que los países cambien sus técnicas de producción a unas más eficientes.
Aunque esta técnica no significa el aumento en la producción, sí es más productiva, más eficiente y sustentable para de esta manera abastecer de alimentos a la población. México debe producir al menos el 75 por ciento de lo que consume, de acuerdo con la FAO, para lograr la soberanía alimentaria.
DESDE EL CENTRO
Al presidente de Estados Unidos Donald Trump le es indiferente la salud de los estadunidenses. Lo ha demostrado innumerables ocasiones. Recientemente al presentarse sin las medidas necesarias para evitar la propagación del covid-19, que padece actualmente, y saltarse la cuarentena de 14 días… En el Sur del país se enfrentan a los estragos que pueda producir el huracán Delta, uno de los poderosos que ha llegado a México en los últimos 15 años. Se estima que permanezca cuando menos unas 12 horas en tierra y luego salga del territorio, entre las 13:00 y 14:00 horas de este miércoles… Los inmigrantes siguen su travesía en busca de una mejor vida; sin embargo, en tiempos de pandemia les es más difícil. Esta semana, el Instituto Nacional de Migración (INM) informó de la repatriación de 155 migrantes procedentes de Centroamérica… En el segundo trimestre de 2020, el producto interno bruto (PIB) del sector agrícola en México se situó en torno a los 392.000 millones de pesos mexicanos, lo que supuso una ligera caída de alrededor del 0,1% en comparación con lo reportado durante el segundo trimestre de 2019.
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Empresas como Monsanto son un peligro para la humanidad, uno de sus plaguicidas más utilizados se relaciona con cáncer y otras enfermedades crónicas.
Abigail Angélica Correa Cisneros. – (Ciudad de México) La soberanía alimentaria del país depende de acciones contra grandes empresas que se aferran como Monsanto (recién fusionada a la alemana Bayer), a seguir afectando al campo y a los trabajadores agrícolas del mundo. A pesar de diversas demandas, esta empresa pretende seguir envenenando a la población mundial.
Nuestro gobierno comienza a frenar las acciones que atentan contra la salud de los mexicanos. Por fin se comienza a bloquear a uno de los plaguicidas más peligrosos para los humanos y la naturaleza, el glifosato. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) prohibirá totalmente su uso para 2024.
Muchos estudios han demostrado cómo se degradó la salud de la gente que estuvo expuesta a este agrotóxico. No sólo en nuestro país, en diversas partes del mundo incluso se ganaron demandas contra Monsanto-Bayer; pues se demostró que provoca cáncer, malformaciones, encefalopatía, autismo y párkinson.
Estudios comprobaron que la tortilla, alimento primordial de las familias mexicanas, que se preparaba con harina de maíz blanco y amarillo de la marca Maseca, contenía maíz transgénico, así como altos niveles de glifosato. La empresa defendió su producto, obviamente, bajo las regulaciones existentes y aseguró que su harina de maíz cumplía con todas las normas.
Falta mucho por avanzar en contra de este agroquímico, clasificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como potencial cancerígeno. Pero vale la pena decir que desde 2019 la Semarnat tomó medidas precautorias para que este y otros 40 plaguicidas dejen de usarse en nuestro país. Organismos como el Consejo Nacional Agropecuario respondieron en contra y pretenden que se dé marcha atrás a la eventual transformación del sistema agroalimentario, basado en un modelo agroecológico, respetuoso de la naturaleza y de la salud humana.
El campo mexicano ha sido afectado desde hace décadas con el uso de este agrotóxico y transgénicos de maíz, soya y algodón, que también serán prohibidos eventualmente.
La pandemia de covid-19 nos recordó, entre otras cosas, la importancia de una buena alimentación. Repetiré que nuestro país tiene el número más alto en casos de obesidad,
seguido de diabetes, padecimientos que se relacionan con el alto consumo de comida chatarra y bebidas azucaradas, que son las responsables de más de 24 mil muertes cada año en México, de acuerdo con el Instituto Nacional De Salud Pública.
Hace diez años 7 de cada 10 adultos tenían diabetes y 3 de cada 10 niños sobrepeso u obesidad. El costo de estas enfermedades era de más de 85 mil millones de pesos al año en tratamiento y más de 400 millones de horas laborales perdidas por diabetes asociadas al sobrepeso y obesidad.
En octubre entra en vigor el etiquetado de alimentos, para que la gente se informe de manera sencilla qué es lo que consume. La industria dedicada a estos alimentos buscará estrategias para que sus pérdidas no sean grandes, como lo hicieron las empresas refresqueras luego del incremento de 1 peso por litro en 2014, que intensificaron promociones de venta y estrategias publicitarias para conservar sus números a pesar de la medida recaudatoria.
La población mexicana sigue desinformada, el gran reto es romper con la cadena de alimentos con los que la publicidad nos bombardea. Para dar el paso al consumo de comida sana, derivada de una producción con sistemas agroecológicos, es decir, una agricultura, ganadería y pesca ecológicamente adecuados, para empezar el gobierno tiene que incentivar esta revolución agrícola con la que se pueda dar batalla a las enfermedades derivadas de la mala alimentación.
Víctor M. Toledo, titular de la Semarnat refiere que para esto ya se trabaja en una estrategia nacional con apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que deberá implementarse en los próximos meses. “Los alimentos, además, deben circular por medio de mercados justos, orgánicos, solidarios y de corta distancia, multiplicando los tianguis y las ferias de semillas y productos diversos. Finalmente, se deben de crear miles de cooperativas que conecten la producción agroecológica con los amplios sectores de consumidores de las ciudades: edificios, barrios, escuelas, sindicatos, universidades, fábricas, hospitales, etcétera. Sólo así el gobierno de la 4T logrará purificar la sangre de los mexicanos hoy todavía contaminada por refrescos, plaguicidas, hormonas, antibióticos y otros tóxicos, luego de tres décadas de gobiernos neoliberales”, escribió recientemente.
El año pasado, esta dependencia autorizó la importación de 86 mil 449 toneladas de glifosato. El Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), informó que sólo se importaron 21 mil 147 toneladas del herbicida. Gradualmente se ha impedido la entrada de este veneno, pero las empresas interesadas en su uso siguen presionando al gobierno mexicano para que se retracte.
Estas compañías han lastimado a la humanidad en una gran medida. Monsanto-Bayer son responsables de que miles de humanos padezcan de encefalopatía, autismo, parkinsonismo, linfoma No Hodgkin, teratogénesis, estrés oxidativo, mutagenicidad,
genotoxicidad, trastornos en el sistema endocrino, toxicidad en el sistema reproductivo, sistema inmunológico (de suma importancia en tiempos de la pandemia del COVID-19), sistema nervioso y sistema renal, entre otras enfermedades. Además, el uso del glifosato tiene que ver con toxicidad en peces, anfibios, tortugas, crustáceos, moluscos, fitoplancton, zooplancton, organismos polinizadores y otros insectos benéficos, y en aves y reptiles.
La multinacional alemana Bayer compró Monsanto en 2018 por 66.000 millones de dólares. Se transformó así en la mayor empresa de semillas transgénicas y agrotóxicos del mundo. Esta semana se hizo público el acuerdo extrajudicial de Bayer-Monsanto con casi 100 mil denunciantes de Estados Unidos. La multinacional almena ofertó casi 11.000 millones de dólares para frenar demandas por las consecuencias en la salud del agrotóxico.
El glifosato una vez que llega a la tierra pasa al aire al agua, se expande como una plaga. Estudios recientes realizados por la Universidad de Guadalajara (UDG) y Ciesas Occidente, encontraron el agrotóxico en orina de niños y niñas de comunidades cercanas a cultivos de Jalisco, “gigante agroalimentario”. Todos mostraron síntomas como dolores de cabeza, vómitos y náuseas.
Para corroborar los resultados acudió una supuesta asociación civil, Proccyt, que en realidad resultó una fachada de las empresas que envenenaron a los niños, (sus miembros son Syngenta, Bayer-Monsanto, Corteva, FMC, Basf y otras). Dieron talleres y determinaron que solamente bebiendo el glifosato antes de tomar la muestra a los niños, podrían aparecer residuos en la orina. Aunque las autoridades fueron parte del engaño durante mucho tiempo, la gente ya no cree estás mentiras y se frenará el uso de estos agrotóxicos en los siguientes años.
Además de Estados Unidos, Argentina también sufre las consecuencias del uso de este herbicida que hoy alcanza 28 millones de hectáreas en aquel país. Nada que no sea soja, maíz y algodón transgénicos puede crecer en esos campos. También se utiliza en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato, desarrollado y comercializado inicialmente por Monsanto desde la década del 70.
En nuestro país, comunidades mayas luchan desde 2012 contra varias empresas multinacionales que obtuvieron licencia para plantar soya transgénica en sus territorios, afectando principalmente a los apicultores, debido a la deforestación y al uso de pesticidas y plaguicidas a cargo de los grandes productores de soya.
DESDE EL CENTRO
El 1 de julio entra en vigor el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC o USMCA por sus siglas en inglés), tras varios meses de negociaciones con el fin de mejorar
el TLCAN, acuerdo que duró 26 años. Se añadieron 10 capítulos y mejoraron 24, entre los principales cambios se habla de derechos laborales y salarios. Los nuevos capítulos tienen que ver con comercio digital, medio ambiente, competitividad, anticorrupción, buenas prácticas regulatorias, y pequeñas y medianas empresas… Emilio Lozoya Austin, ex director de Petróleos Mexicanos (Pemex), aceptó ser entregado de manera voluntaria a las autoridades mexicanas y dio su consentimiento de ser trasladado a territorio nacional. Colaborará en el esclarecimiento de los hechos que se investigan por actos corrupción en la petrolera… abicorrea79@hotmail.com
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Ernesto Perea (Ciudad de México) . – Investigadores del INIFAP documentaron el registro de 42 variedades de arroz y frijol, que como institución han desarrollado, con lo que refutaron los dichos del diputado federal Eraclio Rodríguez, quien para justificar la iniciativa de Ley Federal de Variedades Vegetales, -que él promueve- ha señalado que en México se tiene de 15 a 30 años de no generar estas tecnologías.
De acuerdo con el Catálogo Nacional de Variedades Vegetales 2019, del Servicio Nacional de Inspección y Certificación de Semillas (SNICS), el INIFAP cuenta con 35 variedades de frijol registradas ante este organismo, de las cuales 18 tienen Títulos de Obtentor, cuya vigencia va desde los años 2010 o 2019 hasta 2027 o 2033.
El documento indica que de 2011 al 2016, el INIFAP (Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias) también ha registrado siete variedades de arroz, de las cuales seis tienen Título de Obtentor, con vigencias que van desde 2011 o 2016 hasta el 2031 o 2033.
Entre las variedades de frijol están Albicampo, Sangre Maya, Mayomex, Bayo Azteca, Negro Comapa, Pinto Bravo, Pinto Libertad, Flor De Mayo Dolores, Azufrasin, Primavera 28, Rarámuri, Negro Tacaná, Frailescano y Altiplanomex. En las variedades de arroz están Morelos A- 2016 , Choca A05Aztecas, Iniflar, Pacifico Fl15 y Golfo Fl16. Todas cuentan con su número de inscripción y cumplen los requisitos del SNICS, además que están adaptadas a diferentes condiciones de clima, suelo y temperatura para diversas regiones del país.
Cabe recordar que el legislador por el partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) defendió la iniciativa de Ley Federal de Variedades Vegetales y señaló, el 22 de junio pasado en Aristegui Noticias, que: “en el caso del arroz tenemos 30 años que no se genera ninguna semilla, según estudios que ha hecho, incluso, el Estado mexicano tenemos un disminución del 46% en la capacidad productiva de las semilla de arroz; en el caso del frijol tenemos más de 15 años que no se genera ninguna nueva variedad, lo cual nos hace totalmente inviables y nos posiciona ante el mercado internacional en una total desventaja, porque tenemos tecnologías mucho más atrasadas”.
El secretario general del SIIINIFAP, Ramón Garza García, refutó lo dicho por el diputado, ya que los datos del SNICS ahí están, son públicos y refieren lo contrario.
Hizo hincapié en que a pesar del desmantelamiento institucional que se vino haciendo por los gobiernos neoliberales, las bajas presupuestales, el escaso apoyo a la investigación y las limitaciones tecnológicas, “es un gran mérito que los investigadores del INIFAP sigan desarrollando semillas para los agricultores mexicanos, las cuales no se han multiplicado y desarrollado aún más debido a los factores mencionados”.
Los investigadores nacionales –subrayó– requerimos el apoyo de los diputados y senadores para promover mayor presupuesto para la investigación agropecuaria y forestal, con miras a hacer un país autosuficiente en alimentos y otras tecnologías e insumos para el campo.
Diversos sectores, productores, investigadores, legisladores y hasta funcionarios públicos han criticado severamente a Eraclio Rodríguez porque argumentan que la iniciativa del diputado responde a los intereses de las grandes corporaciones, a lo establecido en la firma del T-MEC y, además, “criminaliza” a los campesinos, que tienen prácticas ancestrales con el intercambio de semillas, lo cual el legislador rechaza.
Estados Unidos sigue siendo el principal proveedor de maíz, arroz, frijol, trigo, leche, etc.
Pascacio Taboada Cortina / Jorge Martínez Cedillo. – Después de que en los últimos la agricultura mexicana dio visos de tener el potencial para convertirse en un país altamente competitivo, capaz de mantener un nivel de exportaciones por más de 35 mil millones de dólares al año, sobre todo en el periodo 2015-2018, en la actualidad presenta rezagos que alejan al país de recuperar autosuficiencia y soberanía alimentaria.
Rafael García del Horno, ex dirigente de la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos de Guanajuato, recordó, que desde los tiempos del gobierno del general Álvaro Obregón, se inició un proceso de desarrollo del campo mexicano con inversiones crecientes en infraestructura y aumento de productividad, hasta llegar el actual gobierno, con un presupuesto federal de los más bajos y una insuficiencia que mantiene a los campesinos en calidad de damnificados.
Desde el inicio del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, se ha sostenido el índice de importación de alimentos por el orden del 40 por ciento del consumo nacional de maíz, arroz, frijol y trigo, leche, carne de cerdo y de bovino.
Estados Unidos sigue siendo el principal proveedor de esos alimentos y se mantiene como el más importante socio comercial de México con un intercambio del 80 por ciento entre ambas economías.
García del Horno, dijo, que van a cumplirse dos años de negociaciones sobre la renovación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ahora con el TEMEC, entre México, Canadá y E.U, sin que finalmente haya entrado en vigor, aunque no se ha roto el flujo comercial entre las tres naciones.
Con relación al tema de la importancia del sector agropecuario y pesquero, como elementos fundamentales en la alimentación del pueblo mexicano, ni por asomo lo considera el gobierno entre sus prioridades.
Hace unos días el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Villalobos, anunció en Palacio Nacional que el sector primario espera cosechas por 290 millones de toneladas de alimentos de todo tipo, sin precisar niveles de producción por cultivo, posiblemente temeroso de dar la nota de que México importa de más de 40 millones de toneladas entre maíz, frijol, trigo, arroz, soya, carne, leche, y etc.
En este gran volumen de producción de alimentos se incluyó a la caña de azúcar, con una cosecha anual hasta por 70 millones de toneladas, de las cuales sólo el 10 – 12% corresponde a azúcar refinado.
También añadió el funcionario a más de 40 millones de toneladas forrajes, verdes y secos; alrededor de 20 millones de toneladas de frutas diversas, y otra cantidad similar de hortalizas y legumbres, sin considerar a los productos industriales como café, cacao, y otros.
Sí, todas son cosechas, pero no dejan de ser cifras infladas para “dar volumen” a producción de alimentos.
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El pasado 20 de marzo se registró un incendio que afectó dos hectáreas en el Cerro Viejo.
Miguel Cerna.- Anuncian la suspensión de las quemas controladas calendarizadas en Jocotepec, esto hasta nuevo aviso y con el fin de evitar enfermedades respiratorias asociadas con el coronavirus.
La medida fue anunciada por el Presidente Municipal, José Miguel Gómez López, -el pasado 17 de marzo- como parte de las acciones impulsadas para la contención de contagio del Covid-19.
En general, cualquier tipo de quemas están prohibidas en el municipio, según recalcó el Sergio Herrera Robledo, director de Protección Civil y Bomberos, incluyendo las que se hacen en el interior de las casas con hojarasca y basura.
Aunque las quemas agrícolas o controladas constituyen una medida de prevención de incendios durante la temporada de estiaje -que se extiende hasta junio-, no se permitirán hasta nuevo aviso; afectando así a los agricultores de los ejidos y localidades.
Los puntos más propensos a registrar fuego durante este estiaje son el Cerro Viejo, el Cerro de García y el Cerro de las Vigas; debido a que en las partes bajas tienen actividad agrícola, las quemas se pueden salir de control y convertirse en incendios forestales.
Situación que ocurrió el pasado 20 de marzo, cuando se presentó un incendio en medio de una cañada del Cerro Viejo, por lo que se requirió el apoyo del helicóptero “El Palomo”, de la Brigada Forestal de Tlajomulco para combatir las dos hectáreas afectadas por el fuego.
La política actual fortalece a los pequeños productores agrícolas, quienes reciben apoyos directos del gobierno y dejan fuera a los intermediarios.
Abigail A. Correa Cisneros. – Los investigadores Altynaí Arias Hernández y Jorge Luis Salazar Sánchez, plantean en su análisis Visión social del desarrollo sustentable, “una nueva cultura rural que se va construyendo de lo local a lo global” para acabar con la pobreza y el hambre, problemas que desde hace décadas aquejan a las comunidades campesinas. Un tema importante es también avanzar en la equidad de género, al igual que los avances tecnológicos y científicos que podrían sacar adelante al sector.
En su análisis mencionan que hoy la situación del campo es compleja porque ya no sólo se trata de crisis económica y financiera, sino también ecológica, ética, educativa, cultural y fundamentalmente social. La sustentabilidad se podría alcanzar con la acción colectiva, la participación social y la política pública, “las comunidades sustentables están siendo construidas por individuos que han recuperado la conciencia de comunidad, rigen su vida por una ética rural socioambiental y son capaces de trabajar solidariamente con el resto de la sociedad para el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales agropecuarios, forestales, pesqueros, acuícolas, mineros, energéticos, acuíferos, etcétera”.
Los investigadores afirman que las estrategias de desarrollo tradicionales ven el desarrollo como una serie de transferencias técnicas con el fin de incrementar la producción, generar la riqueza y mejorar las condiciones sociales, pero esto segrega un tanto a los pequeños productores pues los programas tradicionales generalmente están dirigidos a los productores progresistas a mediana y gran escala, provocando la concentración de recursos, la marginalización de los pequeños agricultores y al aumento de campesinos sin tierra.
El año pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador habló de llevar bienestar a las comunidades que trabajan la tierra y alcanzar la autosuficiencia alimentaria aprovechando nuestros recursos naturales. Su política del campo se enfoca a dos millones de campesinos, productores, ejidatarios y pequeños propietarios de todo el país. Por su parte, el secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Víctor Manuel Villalobos Arámbula, refiere que la nueva política agropecuaria, se sustenta en tres pilares. El primero es incrementar la producción de la tierra. Segundo, desarrollar una agricultura sustentable para preservar los recursos naturales cuidando el agua y el uso del suelo. Finalmente, construir una agricultura incluyente, reconociendo que las agricultoras y los agricultores son importantes y tienen necesidades diferentes.
En julio pasado, Víctor Suárez Carrera dijo que los avances del programa Producción para el Bienestar, alcanzan a un millón 434 mil productores mexicanos en situación de rezago, mismos que han recibido apoyos por siete mil 713 millones de pesos, lo que representa una cobertura del 85 por ciento, siendo la meta final atender a un millón 693 mil personas. Este apoyo se entrega de manera directa, previo al inicio del ciclo agrícola.
“Producción para el Bienestar está incluyendo a 250 mil productores de maíz y frijol de comunidades indígenas de alta y muy alta marginación, con un presupuesto de 800 millones de pesos.” También 250 mil cafeticultores y 170 mil productores de caña se integraron al programa con una inversión adicional de 2 mil 491 millones de pesos, el año pasado se reportó 70 por ciento de avance.
En el mismo sentido, el programa Precios de Garantía beneficia a casi dos millones de productores de granos básicos, ya que ofrece adquirir las cosechas a través de las bodegas de Sader, de las cuales se espera concluir la instalación de entre 700 y mil en el país, de acuerdo con el director general del organismo Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), Ignacio Ovalle Fernández. En este caso se cumple también con la política de eliminación de intermediarios, es decir, entrega pago directo e inmediato por las cosechas.
El programa Crédito Ganadero a la Palabra, está presente en 14 entidades seleccionadas por su situación de pobreza. El coordinador general de Ganadería de Sader, David Monreal Ávila, detalló que están muy cerca de la meta de siete mil 380 beneficiarios.
Quienes ganan con estas iniciativas de la actual administración son los agricultores de bajos recursos. Para este año, casi el 70 por ciento del presupuesto proyectado para la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) se concentra en siete programas, como el de precios de garantía y fertilizantes.
Al respecto, el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) señaló que es posible que la rentabilidad de los productores medianos y grandes que antes recibían apoyos, se reduzca, pero tampoco se puede determinar que dejen de producir. Incluso, Tomás Zurita, investigador del Centro, señaló que Si los nuevos programas se implementan efectivamente, es posible que la producción nacional de productos básicos incremente.
Cifras que da la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) destacan que en México hay 5.3 millones de unidades económicas rurales (UER), 3.3 millones de ellas en situación de pobreza alimentaria, lo que representa 62.60 por ciento de las unidades en los estratos 1, 2 y 3.
En cuanto a las fuentes de ingresos, se reporta que en los estratos 1 y 2 el porcentaje proveniente de los apoyos gubernamentales es relevante, de 28 por ciento para el E1 y de 16.4 por ciento para el E2. Los datos de la FAO señalan la preeminencia de la actividad agrícola en el sector campesino, pues de las UER que sí venden parte de su producción, 60.6 por ciento proviene de la agricultura, seguida de 28.9 por ciento de la ganadería. Las diferencias entre unidades económicas rurales también se manifiestan en la superficie promedio de cada estrato. Si bien el promedio nacional es de 24.7 hectáreas por unidad, su rango parte de 3.5 hectáreas en el estrato denominado “familiar de subsistencia sin vinculación al mercado”. Estos datos son tomados del informe del Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria.
El modelo que se venía manejando propició que 95 de cada mil mexicanos viva en la pobreza extrema; el 80 por ciento de los habitantes del campo son pobres, y con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), aumentaron las importaciones de maíz de 400 mil a 10 millones de toneladas. El modelo de desarrollo rural ha concentrado los apoyos en los estratos de productores muy especializados que trabajan en las regiones donde la agricultura industrial ha avanzado significativamente en el mercado exterior, con la expectativa de generar empleo, bienestar y desarrollo por ser unidades altamente especializadas. El reporte de Arias Hernández y Salazar Sánchez destaca que si esos recursos se ocuparan para financiar a las pequeñas unidades de producción que generan alimentos, se fortalecería la economía familiar, ya que se estima que 40 por ciento de los alimentos producidos en México son fruto del trabajo y del esfuerzo de cinco millones de productores familiares.
Por otra parte, el cambio climático debe tener su apartado en las políticas que emprenda el gobierno. La población rural se enfrenta en el corto plazo a estragos por la degradación ambiental: la salinización de los suelos, la contaminación del agua y la deforestación (procesos muchas veces asociados a las actividades agrícolas). Uno de los más preocupantes es la erosión del suelo, que afecta en última instancia la base misma de la producción agropecuaria: la tierra. Estos son los problemas que seguramente pondrán en jaque en el futuro cercano las capacidades productivas del país.
DESDE EL CENTRO
El avión presidencial sigue costando una fortuna a los mexicanos, el Presidente López Obrador informó que mantenerlo un año en Victorville, California, Estados Unidos, ha costado casi 30 millones de pesos, por lo que regresará a México para ser subastado, luego de que no lograra ser vendido. Su precio estimado actualmente es de 130 millones de dólares, es decir, 2 mil 489 millones de pesos…Es inminente el juicio político al primer mandatario estadunidense, Donald Trump. La líder demócrata de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi dijo que este miércoles se llevará a cabo una votación en sesión plenaria para formalizar el envío al Senado de los cargos presentados contra el presidente.
Miguel Cerna.- Para enaltecer a Jocotepec como el primer municipio productor de berries, el Presidente Municipal, José Miguel Gómez López, anunció que trabajará para que la localidad cuente con la denominación de origen.
Beneficios para el turismo, la promoción económica y la producción, fueron algunos objetivos que visualizó Gómez López de lograr el reconocimiento del producto que se inició a cultivar hace poco más de 25 años en los suelos de la población.
“Vamos a ver en qué forma lo vamos a aplicar, pero lo que estoy buscando es que el nombre de Jocotepec se levante en alto, que cuando conozcan el producto de berries, de dónde es, sepan que el origen es de Jocotepec en México”, dijo en entrevista.
Fue durante la inauguración de la primera Feria Agroalimentaria de Berries, realizada el pasado 23 y 24 en el malecón de Jocotepec, que el presidente calificó el cultivo de dichas frutas como “una bendición”, pues consideró que abonó a la dinámica social y a la economía del municipio.
En datos duros, compartió que las berries superan siete a uno al tequila en exportación, así como que en los últimos 10 años, el crecimiento en la producción de Jocotepec supera el 500 por ciento, por lo que aporta el 28 por ciento de las berries que produce el país.
Por su parte, el director de Desarrollo de Negocios de Berrymex, en representación de la Asociación Nacional de Exportadores de Berries (Aneberries), Juan Pablo Molina Baranzini, explicó que el futuro de la industria está en los productos de valor agregado como los licores, las jaleas, productos de belleza, etc.
Finalmente, Laura Zulaica Ayala, gerente general del Consejo Regulador de Denominaciones de Origen, informó que la finalidad de la feria fue la creación de pequeñas y medianas empresas que aprovechen las berries que no son de exportación.
“A veces tenemos cierta merma del producto que no se puede exportar, que está dañado. Esa fruta está buena, simplemente no tiene la calidad de exportación, entonces pasa que para el productor que es exportador eso es una pérdida, pero tenemos gente que está haciendo subproductos”, comentó.
La primera Feria Agroalimentaria de Berries contó con la participación de 40 expositores, así como talleres y concursos; sin embargo, recibió una baja afluencia de visitantes, tanto locales como del interior del estado.
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